DON GIL DE LAS CALZAS VERDES
de
TIRSO de MOLINA
RETRATISTA CINEMATOGRÁFICO
PUERTA DEL SOL DE MADRID |
Con Don Gil de las Calzas Verdes de Tirso de Molina
(Fray Gabriel Téllez) (Madrid, 1571/ Almazán (Soria), 1648 y
posible hijo ilegítimo del Conde de Osuna), se inicia la
temporada teatral 2006/2007 de la Compañía Nacional de Teatro
Clásico, en le Teatro Pavón. Este montaje tiene el mismo reparto
de obras de temporadas anteriores: La Entretenida y
Amar después de la muerte. El segundo reparto está de gira
en México con El Castigo sin venganza y La Tragedia de
D. Duardos.
Con Don Gil se va cumpliendo el proyecto iniciado hace
dos años.
- Cuando comenzamos
–
advierte Eduardo Vasco, director del Teatro Clásico -
dijimos que íbamos a llevar dos líneas: la primera era
descubrir textos clásicos del gran repertorio español. La
segunda era consolidar títulos que tienen que estar sobre la
escena. Este es el caso de Don Gil.
Desde 1994 – el montaje de Adolfo Marsillach - no
subía al escenario un Don Gil en el Teatro Clásico.
En ese entretanto el Teatro Corsario mostró una
versión muy imaginativa en el Teatro Galileo de
Madrid, dirigida por Fernando Urdiales.
FOTO: ROS RIBAS |
- Doce años sin
ver a Don Gil
– advierte
Eduardo. Una de las razones
puede ser el extenso reparto que necesita y por
lo tanto nada fácil para una compañía privada.
Tales ausencias es algo que debemos empezar a
cuidar. Remediar este mal es una de las razones
por la que hemos elegido Don Gil. Otra
razón es porque necesitábamos, como Compañía,
una comedia. Hemos hecho mucho drama y tragedia
a excepción de La Entretenida y Los
Sainetes de
Don Ramón de la Cruz con los que hemos
cerrado la temporada anterior.
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DON GIL
UNA COMEDIA EN LA QUE TIRSO
ESTÁ MEJOR QUE NUNCA
Don Gil es una de las comedias más conocidas del
siglo de Oro. Editada en 1635 en la Cuarta parte de las
comedias del maestro Tirso de Molina en la ciudad de
Madrid, se estrena en el mesón de la fruta de Toledo
en 1615.
- Pertenece a un
período
– precisa
Eduardo – en el que
Tirso de Molina -teólogo, poeta,
historiador y novelista - ya ha definido las
bases de su técnica como dramaturgo, a partir
del modelo del Arte de hacer comedias de
Lope de Vega.
Aprovecha, al máximo, sus cualidades de poeta y
observador, luciendo con auténtico virtuosismo
su capacidad de manejar los recursos, los
efectos y las complejidades del enredo.
Destilando su humor poliédrico nos encontramos
con una auténtica pieza de manual que goza al
mismo tiempo del gusto popular y de la estima de
los estudiosos.
Tirso está mejor que nunca.
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TIRSO DE MOLINA |
Texto muy elogiado por profesionales y la crítica es también
una comedia urbana en la que aparece un Madrid babélico.
Uno de los temas es el travestismo de la protagonista
Doña Juana. Se viste de hombre par ir tras su amante
que la abandonado, pero tal decisión se puede traducir,
según Eduardo:
- En un inconformismo
ante un tipo mujer impuesto por aquella sociedad.
Contemplamos a esa mujer desesperada a las puertas de
una ciudad ajena, Madrid. Las nuevas fronteras que tiene
que atravesar no son para ella un obstáculo, ya. Está
dispuesta a luchar por la única salvación posible parta
su honor. Aprende una lección muy de su tiempo
–
el barroco -, en el que la falsedad es la
medida de todas las cosas. Constata que apariencia y
realidad son asuntos muy distintos, y que la mentira hay
que vencerla con sus propias armas. Descubre que la
auténtica verdad sólo resplandece cuando el engaño,
exhausto, retira todo su artificio. Una enseñanza de
nuestro Barroco. Es aparentemente pesimista, pero con
ello se muestra un camino para que el ser humano supere
lo peor de su naturaleza.
DEL DRAMA DE HONOR HACIA LA
COMEDIA
La obra comienza como un drama de honor y avanza hacia
una comedia y después hacia la farsa.
MONTSE DÍEZ
FOTO BASSE: ROS RIBAS |
- Es un
enredo
- continúa
Eduardo -, que ha sido
calificado como de los más complejos de
nuestro teatro. Tras cuatrocientos años
todavía nos deleita y asombra. Es una
comedia elegante, proporcionada y llena de
poesía. Se percibe todo el repertorio de los
recursos de
Lope, pero desarrollado de
manera virtuosa. En realidad no hay nada
nuevo, pues todas sus herramientas
dramatúrgicas provienen de fuentes griegas,
romanas, renacentistas o bien del de los
cómicos italianos que desarrollan su arte de
la comedia por toda Europa.
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En la obra se pueden ver los lugares comunes de muchas
de esas comedias anteriores: disfraces, falsas
identidades, cartas que vienen y van, equívocos,
casualidades, criados, damas, caballeros, codicia, amor…
pero, aunque Tirso se aprovecha de todos estos
covencionalismos, según Eduardo, da un paso más:
- Es un notable
urdidor de historias. Habla a un vulgo que manda –
resabiado en lides teatrales – pero es original y
sorprende hasta en los géneros más trillados. Es un
gran poeta. Compone con naturalidad pasmosa,
logrando bellos y musicales versos que funcionan
como vehículo perfecto para la narración. Los versos
subrayan, elevan o subliman el momento, según las
necesidades, las convenciones o las pulsiones del
autor. Gusta del verso popular y concibe la comedia
como retrato de la vida.
A pesar de que haya mucho Lope en la
trastienda, en opinión de Eduardo, ambos…
- …son como la
noche y el día, en cuanto al reflejo de sus
vidas. Lope
gustaba de lo vicioso.
Tirso,
aunque se conoce poco de él, era un teólogo,
poeta y un artista en un contexto religioso por
ser fraile. En sus últimos años escribe sólo
piezas de carácter religioso.
Tirso
vivía fascinado por la vida y era menos
hedonista que
Lope.
Lope
vivía fascinado por vivir esa vida. Sin embargo
Tirso
es el retratista. Su mirada es más estilizada
que la de
Lope.
TIRSO,
LA OBSESIÓN POR LA MUJER LIBRE
En toda su obra Tirso tiene una especial
mirada sobre la mujer, a la que parece proteger.
En su obra sobre el mito de Don Juan,
El burlador de Sevilla y el convidado de
piedra, Tirso condena a Don
Juan. Parece ser que al principio lo
salvaba, pero tras una confesión de una mujer,
maltratada por un marido semejante a su
don Juan, decidió mandarlo al fuego
eterno. En Don Gil sigue
protegiendo a la mujer.
- Para
Tirso
la mujer es un ser fascinante que rompe
cualquier límite. Es una mujer libre o que
tendría que ser libre. Esta es la conclusión
a la que llega, después de ver que sucedía a
su alrededor.
En frecuente que tanto en los
autores contemporáneos como los
antiguos, sus obras reflejen retazos
de sus vidas personales, en mayor o
menor grado. Un acento aquí o allá.
No parece que ésta sea la condición
de Tirso.
-
Más bien
– corrobora Eduardo –
la vida en sus textos fluye al
compás de la lírica popular, que
incluye en sus obras. El
resultado es una obra llena de
vida y muy armónica. Es un
inmenso placer trabajar en ella.
Este montaje es una versión muy
ajustada en el que potenciamos
la teatralidad. Desde hoy
podemos decir que la comedia es
como un retrato de la vida. Es
lo mismo que una pintura,
reflejo de la vida que se
pretende. Una visión muy propia
del barroco. Partimos de óleos:
retratos, calles, vestidos.
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MONTSE DÍEZ
FOTO: ROS RIBAS |
LORENZO CAPRILE,
DEJA DE VESTIR A NOVIAS
PARA VESTIR A DON GIL Y SU TROUPE
El haber pensando en Lorenzo Caprile
para vestir la obra de Tirso fue algo
natural.
-
Hablamos un día
– aclara
Eduardo -, en el que
me confesó que le apetecía diseñar para
teatro. Vi sus trabajos y pensé que
Don Gil era la obra idónea para él.
Yo quería algo muy exuberante y variado.
Lo ha conseguido.
El nombre de Lorenzo Caprile va
unido al vestido de novia. De sus manos
han salido los diseños nupciales para
Rosa Clará, Pronovias, el de
la infanta Doña Cristina –
también el de de sus damas y pajes -,
los trajes de presentación de la
Princesa de Asturias y los de las
damas y pajes para la boda de los
Príncipes de Asturias. También
trajes goyescos para toreros y los
figurines para la película La dama
boba de Lope de Vega. Su
aguja ha tenido, pues, un toque teatral
desde siempre.
FOTO: ROS RIBAS |
-
Es como un sueño hecho
realidad
– confiesa Lorenzo.
Siempre quise actuar en un
vestuario teatral. Este
montaje me permite jugar en
el personaje femenino con un
vestuario hombre/mujer. Me
he permitido ciertas
licencias. Lo he adelantado
en el tiempo, llevándolo
hasta la época de finales de
Felipe IV, cuando la moda
francesa se introduce en
España. Esto favorece al
pelo rizado de
Montse Díez (Doña
Juana/Don Gil)
– del
que parece estar fascinado
Lorenzo.
|
El lujo es la base creativa de la moda
que Caprile ha diseñado.
-
Era una moda que la ostentaban los
primeros afrancesados en España. Era
el mundo de las pelucas como el pelo
rizado de
Montse. Una de las
inspiraciones ha sido el tapiz de
Felipe IV en la Isla de los
faisanes en el Bidasoa. Vemos una
gran diferencia entre la corte
española, muy sobria, y el lujo y
barroquismo de la corte francesa.
El lujo llamativo de Juana/Gil
se adecua bien a su personaje.
-
No
hay que olvidar que la
protagonista
– recuerda Eduardo -,
es una mujer desesperada que
viene de Valladolid a Madrid
para recuperar a su novio que la
ha abandonado por otra. Es
lógico que se vista a la
ultísima moda, que es la
francesa. Quise reflejar esto.
El resto de los personajes van
más a la española.
Construir un vestuario para
teatro se aparta bastante del
vestuario en el que hasta el
momento ha creado.
-
Es muy distinto por el uso
que se le va a dar. Hay que
tener en cuenta los cambios
de
Montse. Son muchos, 5
ó 6. Tiene que ser eficaz y
que dure.
Montse avala tal
necesidad
-
Tengo solamente 5
segundos de reloj para
endosarme un corsé. Si
no lo consigo no salgo a
escena.
En el mundo de las
novias, basta que le
traje cumpla con el
momento de la ceremonia
y un poco más. Lo más
opuesto al mundo del
teatro.
-
Hay que
saber elegir
los
materiales
– advierte
Lorenzo
-,
los adornos…
y sobre todo
que duren,
ya que hay
que usarlo
durante
mucho
tiempo. Se
añade el
agravante de
que los
actores
saltan,
bailan y
sudan. Son
trajes que
sufren
mucho. Por
lo tanto,
tienen que
ser
resistentes
y en esta
obra muy
llamativos
desde el
punto de
vista
visual. Al
ser una
comedia he
abundado en
el color
para huir de
lo tenebroso
del siglo de
oro. Es más,
he cargado
la mano en
el colorido.
Don Gil
va de verde
gradado en
los tonos.
Es un
personaje
muy
divertido y
por eso me
he pasado
con el
color. A
Montse
la he
vestido muy
bien.
|
FOTO: ROS RIBAS |
Una de las necesidades
del vestuario teatral es
la comodidad.
-
Otro de los aspectos
es que los actores
se sientan cómodos
con su vestuario
cuando actúan. En el
caso de que esto nos
sea así, hay que ir
resolviendo cada
problema particular.
El proceso de
creación ha sido
progresivo y coral.
-
A la reunión yo
vine con una
serie de ideas
que
Eduardo
me las tumbó. A
lo largo de los
días ves cómo
unas ideas
funcionan y
otras no.
Eduardo
me dijo que los
personajes
femeninos
deberían ser muy
sensuales. Si
nos atuviéramos
a la época, en
el que se usaba
el verdugado y
la lechuguina,
nos
dificultarían
esa sensualidad.
Es a finales de
Felipe IV
y
Carlos II
cuando se pierde
el guardainfante
y se diseñan los
grandes escotes.
Ha sido un
intercambio
fluido de ideas
ente unos y
otros.
Antes de
estrenar en
Madrid,
Lorenzo Caprile
ya ha podido
contemplar el
efecto visual de
su vestuario,
cuando se
estrenó en
Almagro.
-
Ha sido una
experiencia
muy fuerte.
Ha resultado
muy bonito.
Y como dice
el gran
Pedro Moreno
– veterano
en las lides
del figurín
teatral –
“no hay
mejor
pasarela que
la del
teatro”.
He tenido
una gran
satisfacción
personal y
profesional.
El cartel
publicitario
muestra unas
piernas con
unas medias
verdes.
Lorenzo
Caprile
no quiere
quedar de
ignorante y
precisa:
-
Quiero
advertir
que las
calzas,
en
realidad,
no son
las que
aparecen
en el
cartel
publicitario.
Las
verdaderas
calzas
eran una
especie
de
bombachos.
Las
medias
son las
medias
calzas.
LA
MÚSICA
DE
ALICIA
LÁZARO
Para
Alicia
Lázaro
–
investigadora
de la
música
española
del
Renacimiento
y el
Barroco
- es la
tercera
vez que
colabora
con el
Centro
Nacional
de
Teatro
Clásico
(CNTC).
Sus
anteriores
colaboraciones
fueron:
Viaje
del
Parnaso,
Tragicomedia
de Don
Duardos
y
Sainetes.
En
Don Gil,
como en
otras
ocasiones,
ha hecho
cantar y
bailar a
todos
los
personajes.
FOTO: ROS RIBAS |
- Y lo hacen muy bien. Ha sido un esfuerzo estupendo. Don Gil es una comedia urbana, madrileña y de gente bien. He intentado que la música refleje todo ese ambiente. Hay un uso protagonista del arpa porque estaba de moda y al mismo tiempo es muy elegante y graciosa. Resulta hermosísima. Le confiere un estilo sudamericano. El Madrid de aquella época era algo fascinante, porque sin dejar de ser un pueblo, ya era capital. Se menciona que van a la huerta que es el prado de San Jerónimo. Por eso la música se encuentra a medias entre lo popular y lo cortesano. Entre lo madrileño y lo español en general. Estoy muy contenta del resultado.
|
Se
utilizan
diversas
composiciones
a partir
de los
romanceros
y danzas
de la
época,
incluido
un
minueto.
LA
ESCENOGRAFÍA:
UNA
GALERÍA
DE
CUADROS
Carolina
Fernández
firma la
escenografía.
Es
diseñadora
de
interiores
y ha
realizado
estudios
en la
Real
Escuela
Superior
de Arte
Dramático
(RESAD).
Tras una
serie de
diseños
para
diversas
obras
teatrales,
desde
2004 ha
comenzado
a
colaborar
con el
CNTC,
participando
como
ayudante
de
escenografía
de
José
Tomé
en La
Entretenida
de
Miguel
de
Cervantes.
Siguió
como
ayudante
en El
castigo
sin
venganza
(Lope
de Vega),
Amar
después
de la
muerte
(Calderón
de la
Barca),
Tragicomedia
de Don
Duardos
(Gil
Vicente)
y
Sainetes
(Ramón
de la
Cruz).
-
Es
su
primera
escenografía
grande
–
aclara
Eduardo
Vasco.
Hemos
partido
de
las
pinturas
de
la
época
- Eduardo - añade Carolina -, pinta un mundo con personajes. Por eso hemos extraído los materiales a partir del mobiliario y los marcos de la época. Materiales como son la madera, el negro y el oro. Usamos cuadros de distintos tamaños. Se trata de cuadros de los que salen los actores. La embocadura es en realidad tres molduras de cuadros. Podría decirse que la escenografía está concebida como una galería de cuadros.
|
FOTO: ROS RIBAS |
Los
cuadros
reflejan
el
Madrid
de
los
toros,
la
fiesta
de
San
Juan,
el
plano
de
la
Villa
de
Madrid,
la
Vista
de
la
Carrera
de
San
Jerónimo,
el
Paseo
del
Prado,
un
retrato
de
Tirso
de
Molina
en
la
casa
de
D.
Pedro…
Todo
ello
pintado
en
la
época.
- Es como asistir a una galería de pinturas del siglo de oro – confirma Eduardo Vasco. Llegamos a tener tanta documentación que hubo que elegir. Y todo salió de la maravillosa cabeza de Carolina y de mi pobre testuz. Lo más fascinante es contemplar el Madrid del momento: calles arriesgadas, entorno del palacio, gentes nuevas. Nos fascinó ese tipo de visión.
DON GIL, MÁS ALLÁ DE LA FARSA.
FOTO: ROS RIBAS |
Don Gil empieza como un drama de honor: el amante que ha abandonado a su dama. Se impone vengar tal afrenta y sobre todo evitar sus consecuencias, dictadas por la sociedad de la época: las que se quedaban “sin maridar”, al convento con ellas. No era Doña Juana adicta a tales reclusiones. |
- Lo que sucede es que comienzan a acaecer cosas divertidas – advierte Eduardo. Por eso es fácil que algunas versiones, desde el inicio, lo enfoquen por el lado histriónico. Otros montajes piensan que es una farsa y lo llevan por esa clave. No es este nuestro planteamiento. Es una comedia en la que aparecen unos seres fascinantes, capaces de cualquier cosa a los que Tirso humaniza y respeta. Si la mujer travestida de hombre era un recurso habitual, en Tirso llega a su desarrollo pleno. No es algo anecdótico y meramente teatral, sino que es una declaración de intenciones. Una expresión humana. Una necesidad.
LA MUJER:
UNA INTELIGENCIA SUPERIOR AL HOMBRE
Joaquín Notario es Carabanchel, un criado madrileño alquilado por don Gil al llegar a Madrid. Para Joaquín, el personaje de Doña Juana/Gil es un ser fascinante debido al trazado que hace Tirso de él.
- Me fascina la consideración de Tirso por la mujer. La presenta como una inteligencia superior sobre el hombre. A doña Juana le hace decir: ”su inteligencia vencerá al mundo de los hombres”. Ella se mete en el mundo masculino y así consigue vencerlo. Tirso es un gran retratista de los personajes femeninos y el desdoblamiento le ofrece dibujar diversas personalidades.
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FOTO: ROS RIBAS |
Montse Díez es esa mítica mujer Doña Juana, ideada por Tirso. Para ella…
- Es uno de los personajes que quería interpretar. Me ha tocado y lo disfruto. También hay otro descubrimiento. Yo vengo de una experiencia muy personal y de un modo particular de decir el verso. Nos ha costado aunar un modo de decir unitario. Lo hemos conseguido. Ahora ya suena musicalmente y se respira un verso unificado. Suena muy bien
Tirso escribió otras comedias en las que recurre al disfraz masculino. La huerta de Juan Fernández es la más cercana a Don Gil. En la misma lía está La villana de Vallecas. En todas ella muestra una gran habilidad para urdir complicaciones y resolverlas de inmediato. Sabe crear intranquilidades y volver al sosiego. Según Alonso Zamora Vicente (Edición de Don Gil de las Calzas Verdes, Madrid: Clásicos Castalia, 1990):
Si (…) además de oirle (a Tirso), le vemos, es decir,
proclamamos su condición cinematográfica, estaremos
convencidos de su palpitante actualidad. |
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