.:: Crítica Teatro ::.

PLAY STRINDBERG
Combate a doce asaltos

El mayor atractivo, ver reunidos,
a tres grandes de nuestro teatro.

Título: Play Strindberg
Autor: Friefrick Dürrenmat (a partir de Danza macabra o la danza de los muertos de August Strindberg)
Traducción: Miguel Saéz
Escenografía y vestuario: Jean-Pierre Vergier
Iluminación y sonido: Georges Lavaudant, con la colaboración de Eduardo García y Javier H. Almela
Ayudante de Dirección: Fefa Noia
Asistente de dirección: Leonor Imbert
Grabación de piano y maestro de canto: Miguel Huertas
Coreografía: Marco Berriel
Diseño de proyecciones: Álvaro Luna
Realización de escenografía: Odeón Decorados, Teatro de la Abadía
Realización de vestuario: Cornejo
Maquillaje y peluquería: Nines Rivera Mauri
Partituras: Juan Pablo M. Zielinski 
Utilería: Mateos/TapizadosPolanco/Tragacanto/Teatro de la Abadía
Diseño Gráfico: Estudio Manuel Estrada
Fotografía: Ros Ribas
Producción: Teatro de La Abadía
En coproducción con el Centre d’Arts Escèniques de Reus, Palacio de Festivales de Cantabria, Teatro Calderón de Valladolid y Teatro Cuyás de Las Palmas
Con la colaboración del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en España y el Teatre Nacional de Catalunya
Intérpretes: Nuria  Espert (Alice), José Luis Gómez (Edgar), Lluís Homar (Kurt)
Dirección: Georges Lavaudat
El Teatro de La Abadía quiere agradecer especialmente la colaboración de Daniel Loayza
Estreno en Madrid: Teatro de la Abadía, 15 – XI - 2006







FOTOS: ROS RIBAS

Buena parte del teatro de August Strindberg refleja sus obsesiones, algunas nacidas de su propia experiencia o de la de seres cercanos a él. En La danza de los muertos (Danza macabra), escrita en 1900, se ocupa del matrimonio, considerado como un infierno. La historia de Alice y Edgar, una actriz frustrada y un capitán de artillería enfermo, cuya mayor gloria es haber escrito un inútil tratado sobre balística, arranca cuando van a cumplirse los veinticinco años de su boda. No puede decirse que hayan sido felices. Todo lo contrario. La convivencia entre ambos se resume en un odio que ha ido creciendo desde el primer día, que escenificado mediante un continuo intercambio de frases mordaces y crueles que, no por repetidas, reducen su capacidad destructora. Inspiradores de estos personajes son el propio autor y algunos miembros de su entorno familiar, en concreto su propia hermana y su esposo. En aquella época, Strindberg estaba casado con la joven actriz Harriet Bosse, de la que acabaría divorciándose, como lo haría de sus anteriores parejas, Siri von WrangelFrida Uhl, y su hermana acababa de celebrar las bodas de plata.
 


LLUÍS HOMAR/NIRA ESPERT
FOTO: ROS RIBAS
Casi setenta años después, Friedrich Dürrenmatt sustituiría su proyecto de puesta en escena de La danza de la muerte por la reescritura del texto original, dando lugar, no a una versión, sino a una obra nueva. Su título, Play Strindberg, es el justo reconocimiento a la fuente en la que bebió el dramaturgo suizo. En el tránsito quedó intacto el argumento. No así el reparto, del que desaparecieron los personajes secundarios, quedando reducido a los tres principales, esto es, Alice, Edgar y el primo Kurt, que, en otra época coqueteó con ella y cuyo regreso, tras quince años de ausencia, le convierte en testigo de excepción de la feroz lucha que mantiene el matrimonio, harto de soportarse, pero que no contempla romper su relación. Pero la intervención más importante de Dürrenmatt se produjo en el texto, que no sólo fue abreviado, sino modificada su textura hasta conseguir que apenas quedaran rastros del lenguaje naturalista que imperaba en él. A cambio, quedó impregnado por el creado por los representantes del absurdo, con Beckett e Ionesco a la cabeza, de los que el suizo era deudor. El nuevo lenguaje, no exento de humor, rejuveneció la obra de Strindberg y la acercó a la sensibilidad del público de mediados del siglo XX. Pero, además, facilitó otro cambio notable: la transformación de los dos actos en que se divide la obra del dramaturgo sueco en  once asaltos y un epílogo, lo que remite al mundo del boxeo. La obra se plantea, pues, como un singular combate en el que los protagonistas se despedazan, actuando el pariente que les visita como improvisado árbitro. Que cada asalto se anuncie con un rótulo y que éste vaya acompañado de un título, producen un distanciamiento que remite a Brecht, de quién Dürrenmatt también fue aventajado discípulo. El resultado de estas y otras actuaciones de menor calado fue el pretendido por el autor, esto es, la concepción de una comedia que girara en torno a la tragedia del matrimonio o, como se dice en el programa de mano, convertir un drama burgués en una comedia sobre el drama burgués. 
 

JOSE L. GÓMEZ/NURIA
ESPERT
FOTO: ROS RIBAS
Play Strindberg merece formar parte de la programación del Teatro de La Abadía. Su inclusión ha sido un acierto. Como lo ha sido confiar la dirección a Georges Lavaudant, responsable desde hace una década del Odéon de Paris, aunque su trabajo parece más contenido que el realizado en otras puestas en escena suyas vistas en España, tal vez con el propósito de no restar protagonismo a los actores. Porque no nos engañemos. El mayor atractivo del espectáculo era la posibilidad de ver reunidos, por vez primera en un escenario, a tres grandes de nuestro teatro. Lo son Nuria Espert y José Luis Gómez, ambos en el cenit de sus carreras, y lo es Lluís Homar, cuya trayectoria promete que lo alcanzará pronto. No han defraudado. Dan lo que se espera de ellos. La actriz habla con las manos y con el gesto con la elocuencia a la que nos tiene acostumbrados. José Luis Gómez, con su perfecta técnica, dibuja un personaje despreciable que pasa del sarcasmo hiriente a la condición de ruina humana. Lluís Homar, en fin, no siendo protagonista, aunque su papel tiene enjundia, está a la altura de ellos. El escenario circular diseñado por Jean-Pierre Vergier es, aun tiempo, el decadente salón en el que se desarrolla la acción y el estrado desde el que los tres actores dictan una clase magistral.


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo




Teatro de la Abadía
Director: José Luis Alonso
C/ Fernández de los Ríos, 42
28015 – Madrid
Tel.: 91 448 11 81
Fax.: 91 448 61 32
Metro: Quevedo, San Bernardo,
Argüelles, Moncloa, Canal,
IslasFilipinas
Bus: 2/16/37/61/202
Localidades: Taquilla (Tel.: 91 448 16 27)
Horario: Martes –Sábados: 17,00 – 21. 00 horas
Domingos: 17,00 – 20,00 horas.
Telentradas y CaixaCatalunya (Tel.: 902 10 12 12)
Pag. Web: www.teatroabadia.com
Prensa: prensa@teatroabadia.com