La danza de la muerte
a lo largo de la historia
Oh, tú, creatura pensante
que deseas la vida eterna
he aquí una enseñanza digna de atención
para terminar bien tu vida de mortal:
Se intitula La Danza Macabra
y cada uno aprende a danzarla.
Es natural para hombres y mujeres,
pues la muerte no desprecia ni al grande ni
al pequeño. |
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En
este espejo cada uno leerá
que llegará el día para danzar.
Sabio es el que aquí se reconoce.
La muerte conduce a los vivos:
verás a los poderosos partir los primeros
que no hay persona a la que la Muerte no venza.
Mas apiada saber que todo está hecho
de
la misma materia. |
Relacionadas
con muchos ámbitos literarios, las danzas de la muerte participan de distintos
géneros artísticos como la pintura, la escultura, el teatro, la danza y la
música, y se las vincula con ciertas actividades parateatrales como la mímica,
la procesión, etc. Caracterizadas por la representación del esqueleto humano
como símbolo de la muerte, simbolizan la finitud de la vida, el último y
necesario arrepentimiento y la postrera ilusión, y van cargadas de un mensaje
moral, una ironía estremecedora y una denuncia social del mundo en que
nacieron.
Fomentadas
por las plagas y guerras de los siglos XIV y XV, y basadas en la creencia
popular de que la muerte, en forma de esqueleto, surge de las tumbas y tienta a
los que tienen vida con el fin de que se unan a ella, el tema se sustenta en la
idea de la inevitabilidad de la muerte. El morir, pues, se convirtió en un
hecho cotidiano.
Los artistas ya no necesitaban recurrir
a alegorías o símbolos como sucedía
en los misterios o moralidades, el
mejor referente era la realidad. El hombre
tomó conciencia sobre la muerte, pero
también sobre la vida. |
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Por otro lado se buscaba
este tipo de arte como antídoto contra una de las secuelas de
la peste negra: la crisis de valores. La sensación generalizada de la fugacidad
de la
vida (tempus fugit) y la constante presencia de la muerte (memento
mori) lanzaron
a muchos hombres a una
existencia desenfrenada donde
el gozo de la vida se fundamentaba en el disfrute absoluto de los bienes
materiales. En una época
de injusticia y desigualdad social, las danzas de la muerte eran, pues, una
crítica a los hombres y aspectos del mundo político y social y una representación
plástica y literaria del carácter democrático de la muerte, que iguala
a todos los hombres: todos los oficios son prestados y nadie tiene mayor poder
que el que Dios otorga.
LA DANZA MACABRA
EN LOS FRESCOS DE IGLESIAS Y CEMENTERIOS
El ejemplo
más conocido de la danza macabra, danse macabre o también Totentanz,
es el representado en frescos de iglesias, capillas y cementerios de Francia,
Alemania y Suiza, pero quizá el más famoso sea el realizado en el año
1424, destruido en la actualidad, que se encontró en la iglesia de los Santos
Inocentes de París.
En
1485 el parisino Guy Marchant publicó grabados y unos versos de una
danza macabra que circularon por toda Europa y que contribuyeron a consagrar el
tema como género; igualmente, forma parte del argumento de la obra de Chaucer Cuentos de Pardoner y de la obra de Lydgate La caída del
príncipe (c. 1430).
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Guy Marchant (1485) |
Hans Holbein (1523…) |
En Italia también destaca
el Trionfo della morte, una representación espectacular de la muerte
como el todo conquistador, además de los rastros que se pueden encontrar en Dante y Petrarca. En Florencia este “trionfo della morte” ha formado
parte de la celebración del carnaval.
La
danza de la muerte fue también pintada en muchos frescos de iglesias (como los de la catedral
de Saint Paul de Londres hasta 1549) e inspiró un famoso grupo de 51
dibujos realizados entre 1523 y 1535 del pintor alemán Hans Holbein el
Joven.
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La
danza macabra también alude a los comentarios versificados de las representaciones
escultóricas y pictóricas sobre el tema. En España se conserva una Danza general (siglo XV) de autor anónimo, y parece ser que de origen francés.
A través de una forma dialogada, la muerte invita a personajes de distinta
condición a participar en su danza. Más adelante, el tema influyó en la literatura,
sobre todo en el teatro, como en la trilogía del portugués Gil Vicente
Las
barcas,
en los autos de Calderón de la Barca y en los Sueños de Quevedo.
Y
es que para muchos críticos las danzas de la muerte eran sermones
mimados, representados
y danzados. Se cree que el espacio teatral era la iglesia o cementerio
y que las escenas dramáticas, de carácter marcadamente alegórico, eran
breves, puesto que así lo indicaba la costumbre teatral de las obras litúrgicas
que se llevaban a cabo en los templos.
LA PRESENTACIÓN DE LA MUERTE
EVOLUCIONA CON EL CAMINAR
DEL TIEMPO
(DEL MEDIOEVO AL SEPTIMO
SELLO DE I. Bergman (1956)
En
los siglos posteriores la danza de la muerte continuó inspirando a
algunos literatos,
dramaturgos y poetas como Edgar Allan Poe, el mismo August
Strindberg, Charles Baudelaire, Johann Wolfgang von
Goethe o el
estadounidense
de origen inglés Wystan Hugh Auden.
LA DANZA DE LA MUERTE
INVADE LA MÚSICA
La
música también ha tratado este tema, como lo ejemplifican la obra
Totentanz del compositor húngaro Franz
Liszt, el poema sinfónico titulado
Danse
macabre (1874) del compositor francés Camille Saint-Saëns.
En
el siglo XX destacan la Danza de los muertos (1938) de Honegger,
oratorio para orquesta, tres solos, coros y recitativo, Le grand macabre de Ligeti, Die
Tragische (Sinfonía n. 6) de Mahler, Totentanz der Prinzipien, de Schönberg, etc.
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Camille Saint-Saëns |
LA MUERTE JUEGA AL AJEDREZ
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EL SÉPTIMO SELLO (1956) (Igman
Bergman) |
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