HAMLET Y LA TEMPESTAD
DE
WILLIAM SHAKESPEARE
de la mano de
LLUIS PASQUAL
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EDUARD FERNÁNDEZ
FOTOS BASE: ROS RIBAS |
LUIS PASQUAL |
FRANCESC ORELLA |
Si uno recorre el reparto de este Hamlet y La
Tempestad, constata que los actores proceden de distintos
puntos de España. Este es el resultado de una idea que nació al
idear una coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao, el
Teatro Español de Madrid, el Lliure y el
Festival Grec de Barcelona. El promotor fue el Teatro
Arriaga y su asesor artístico Lluis Pasqual (Reus,
1951).
La idea consistía en montar dos obras de Shakespeare:
Hamlet y La Tempestad. Se representarían
alternadamente y en ciertos días irían las dos funciones
juntas. Otra característica era el reparto. Los mismos
actores interpretarían las dos obras, pero alternando
papeles. Así por ejemplo si Eduard Fernández es
Hamlet, en La Tempestad es un
secundario: un marinero. Frances Orella
es Próspero en La Tempestad y
Luciano, uno de los Cómicos, en Hamlet.
Un sistema similar al que utiliza La Royal Company
Shakespeare. Este ambicioso proyecto venía definido, en
palabras de Mario Gas como…
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LA TEMPESTAD
FRANCES ORELLA/REBECA VALLS
FOTO: ROS RIBAS |
La duda de poderlo llevar a cabo anidó en Pasqual pero
tras el estreno el 25 de febrero de 2006 en el Teatro Arriaga,
ésta se ha disipado.
- Está funcionando de
maravilla
– afirma Mario Gas.
DOS MODOS DE ASUMIR
LA VENGANZA
El que se hayan escogido estas dos obras de Shakespeare
viene motivado por el tema que los une: la venganza.
HAMLET
EDUARD FERNÁNDEZ/MARISA PAREDES
FOTO: ROS RIBAS |
- Este es el
hilo conductor
– confirma Lluis
Pasqual -, pero se resuelve de
modo distinto. En Hamlet es el individuo
- ¿lúcido y/o enfermo? – que llega a la
auto-inmolación para intentar acabar con un
estado de cosas inamovibles y que son la causa
de una indestructible justicia. La Tempestad
nos cuenta la historia de un hombre, que,
teniendo en sus manos el poder de la violencia
armada, utiliza, en el último momento, la
generosidad y el perdón en lugar de la venganza.
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Para Lluis Pasqual, Shakespeare
- Es el que nos recuerda
de qué materia estamos hechos los seres humanos. Cada
generación intenta leer los grandes textos a la luz de
sus vivencias. Hamlet y La Tempestad se
presentan en la actualidad como dos grandes metáforas
complementarias sobre el alcance de la violencia armada,
de la palabra “terrorismo”.
De las más conocidas, famosas, traducidas y
representadas es Hamlet. Todo actor
siempre ha ansiado encarnar a ese personaje que
está en la frontera de la lucidez y de la
locura. Escrita entre 1598 y 1602, se publicó en
1603 en una edición pirata, plagada de errores.
La duda es el tema central que persigue
al protagonista. Su dilema es sufrir
resignadamente los golpes de la Fortuna o
levantarse en armas. El camino que escoge es la
venganza y el final es una locura de muertes a
través de diversos medios: suicidios, veneno,
estocadas y una espiral de violencia, como en la
guerra más cruenta. |
HAMLET
JESUS CASTEJO/EDUARD FERNANDEZ
FOTO: ROS RIBAS |
La Tempestad (finales de 1610/1611) posee una
estructura aparente de cuentos de hadas en los que
humanos y figuras de fantasía (hadas, monstruos,
genios…) entrelazan sus vidas. Próspero,
duque de Milán – otra especie de Hamlet –
despojado de la corona por su hermano y recluido en una
isla con su hija, masculla su venganza. Gracias a
conjuros y brujerías consigue que sus enemigos estén
bajo su bota. Ha llegado el momento de la venganza. Ésta
es detenida gracias al amor de dos jóvenes. La piedad y
el perdón es el camino a seguir. Siendo La Tempestad
la última de las obras del autor inglés, podría muy bien
ser su testamento espiritual, resumido en las últimas
palabras de Próspero:
HAY MÁS MÉRITO EN LAS VIRTUD QUE EN LA VENGANZA
LA TEMPESTAD
ANNA LIZARAN
FOTO: ROS RIBAS |
- Las dos
obras
- aclara Pasqual
- son caras de la misma
moneda. Recogen la reacción ante tantas
situaciones injustas que nos caen sobre la
cabeza. Las dos obras son dos
extraordinarias metáforas en las que se
puede hacer de todo, y yo lo único que
quería es que se entendiera
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El teatro de Shakespeare es un teatro de la
palabra y por lo tanto teatro de actor. En su época
importaba el “verbo” y el vestuario. La escenografía y
la acción bélica eran sugeridas mediante la palabra o
apuntadas levemente. A lo largo de los siglos las
puestas en escena han sido de lo más variado: desde el
recitativo, a veces plúmbeo, hasta la ausencia de
palabra y la traducción de ella con elementos visuales y
– en estas obras de violencia – con una acción de fuerte
agresividad y sangre.
LAS PALABRAS DE OTRO TIEMPO
HECHAS PRESENTE
Lluis Pasqual ha rebajado el texto con el fin de
entenderlo, no olvidando la belleza del propio texto.
- Con estas
versiones quiero
– confirma Lluis
– explicar nuestro presente con
palabras de otro tiempo que nos ennoblezcan. Una
materia tan delicada como es la venganza necesita un
contexto especial para poder desarrollarla. En el
lenguaje del teatro, tal contexto se traduce en una
especie de gran laboratorio que nos permita
reflexionar. Esto supone espacio, tiempo y
condiciones para encontrar nuestras propuestas
formales. Comporta una búsqueda de lenguaje sobre
todo en relación con el espectador para explicar una
realidad difícil de analizar puesto que vivimos
inmersos en ella.
A excepción de Marisa Paredes – el
cine la secuestró y fueron pasando hasta 14
años sin que acudiese a un escenario de
teatro - es la única que no hace doblete.
Encarna a Gertrudis la madre de
Hamlet. Su vuelta le ha llenado
de vida y está encantada. Sobre todo con un
espectáculo que, según ella, está concebido:
- Desde
el más puro sentimiento. Al poseer
Shakespeare un bellísimo
lenguaje, el peligro está en escucharse
a uno mismo y quedarse en la parte
exterior.
Pasqual ha sabido acercar los
actores al público y mostrar las
entrañas de los personajes.
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HAMLET
MARISA PAREDES |
El resto de los actores actúan en las dos
producciones y según Lluis Pasqual esto se percibe:
HAMLET
MARISA PAREDES/HELIO PEDREGAL
FOTO: ROS RIBAS |
- Durante los
ensayos no era necesario preguntar qué papel
interpretaba cada uno. Bastaba mirar a la cara de
los actores. Cuando tocaba Hamlet,
Eduard
venía muy serio y reconcentrado. Al día siguiente
que tocaba La Tempestad, en la que tiene unas
pocas frases, venía relajado y se permitía el lujo
de hacer bromas todo el rato.
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Eduard – actor catalán de amplia carrera teatral,
protagonista de muchos espectáculos y merecedor de
diversos premios – corrobora esta percepción de
Pasqual y añade:
- No sería capaz de hacer de Hamlet seis días a la
semana.
Este criterio de alternar los personajes en las dos
obras, además del consabido descanso como apunta
Eduard, termina por crear un sentido más de equipo
en opinión de Pasqual. Tal práctica, en España,
abundó mucho en los tiempos de los grupos
independientes. Subyacía una filosofía del todo más
que del individuo o de la estrella o primera actriz.
Salvo la ya mencionada Marisa Paredes el resto del
reparto sí intervienen en las dos obras. Entre ellos
nombres con muchas horas de teatro a la espalda:
Francesc Orella, Helio Pedregal, Anna Lizarán, Jesús
Castejón, Rebeca Valls, Iván Hermes, Aitor Mazo…
VESTUARIO Y ESCENOGRAFÍA:
LA SENCILLEZ
La idea de actualización de Pasqual se filtra
también en la escenografía y el vestuario:
- La única ropa distinta a la que podrían llevar los
espectadores son unas telas que he traído de la
India. Quería dar la sensación de riqueza, como
conviene a unos personajes que viven en la corte de
un rey, pero no tanto reproducir un vestuario
histórico.
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FOTO: ROS RIBAS |
La escenografía de Paco Azorín recurre a la
sencillez. Una cortina y unas escaleras que desde el
escenario conectan con el patio de butacas, siguen
el criterio del acercamiento de las obras al
público.
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