TEJAS VERDES
UN RICO Y EVOCADOR TEXTO
Título: Tejas Verdes
Autor: Fermín
Cabal
Espacio escénico y producción: Pape Pérez
Compositor y piano: Luis Agius
Director técnico: Germán Rueda
Producción: Landen
Intérpretes: Alicia Bravo (Compañera de celda, y abogada
española), Lali Castellanos (Doctora militar y Delatora), Cecilia Sarli (Colorina, Enterradora y Alma en pena)
Duración: 1 hora y 20 minutos
Dirección: Pape Pérez
Reestreno en Madrid: Teatro Español (Sala Pequeña),
15 – X
- 2008 |
CECILIA SARLI
(Colorina) |
Tejas
Verdes fue más que un texto. El título de esta obra de Fermín Cabal alude al al campo de concentración Tejas Verdes,
ubicado en
la Provincia
de San Antonio (Chile). Desde que se escribió y se estrenó en Badajoz ha
peregrinado por diversas partes del mundo y me remito a la información
aparecida en esta misma página
www.madridteatro.net
LIDIA CASTELLANOS
(Doctora militar) |
En
Madrid ha pasado más desapercibido, hasta que el montaje de Pape Pérez aterrizó en el Círculo de Bellas Artes. Ahora lo ha retomado
la Sala Pequeña del Teatro Español. Según informan
la estructura de
la Sala
– a la italiana – ha obligado a remodelar la puesta en escena del Círculo de Bellas Artes que recurría a
una sala diáfana, en la que actrices y espectadores se entremezclaban. En esta
ocasión se ha empapelado con periódicos paredes, estrado y suelo y, me,
imagino, al trabajar frontalmente a los espectadores, se sugiere el espacio de
una sala judicial. |
El texto – y también me remito a la
información de
www.madridteatro.net Tejas Verdes, Te llevamos de vacaciones a tejas verdes -, es un collage de
testimonios que su autor Fermín Cabal
extrajo de la página web de
la Vicaría Apostólica Santiago de Chile. Tales testimonios
los ha reelaborado en forma de monólogos, con un sutil hilo conductor en la
persona de Colorina, personaje con un pie en la realidad y otra en la
fantasía de Fermín. Todos los
monólogos nos hablan de los horrores de aquel momento chileno pintado de miedo,
angustia y tortura. En el destilar de las palabras vamos conociendo situaciones
y otros personajes del entorno.
El
texto de Fermín supera la mera
crónica documental y se carga de un halo poético, en muchas ocasiones, como son
los monólogos de Colorina, de
la Enterradora y
la Delatora.
Tal poesía teñida de sangre y no de escapismo,
proyectan la situación chilena más allá de la anécdota histórica. Lo curioso es
que a pesar de las imágenes documentales proyectadas – si no estuvieran no se
echarían de menos – la imaginación del espectador va más allá y por la cabeza
pasan todos los momentos de injusticia y de abuso de poder a favor de unas
ideas que se piensan son las mejores y en las que el fin justifica los medios
empleados. Situaciones injustas que, no se sabe por qué, tiene que sufrir el
ser humano cada cierto tiempo como para confirmar
el antiguo proverbio sartriano del “lobo contra el lobo”. |
ALICIA BRAVO
(Compañera de celda) |
En otros monólogos como el de la doctora
militar y la abogada, nos encontramos con la otra
cara de la moneda. Sus excusas nos llevan a las justificaciones de quienes
mandan en ese momento, o de quienes rebajan las atrocidades por aquello del mal
menor, cuando no del bien mejor. También se desprende la idea de que, al fin y
al cabo, los opresores son víctimas de una situación.
Las situaciones que vivimos sobre el
escenario nos llevan también al pasado de nuestra guerra civil y su posterior
postguerra. Lo curioso es que las razones y las declaraciones de unos y otros
pueden servir también para la justificación de otros grupos que llamamos
terroristas.
Todo esto quiere decir que es un texto que
trasciende la pura anécdota y al salir de la sala no nos deja indiferentes. Y
hay algo más. Al estar muy trabajado sobre la palabra emitida sin apenas
movimiento escénico, nos percatamos de la fuerza de la propia palabra en sí misma,
cuando está bien escrita.
De los siete monólogos el más pálido y, yo
diría innecesario, es el de la abogada española. Alegra un poco la
velada con cierta ironía humorística, pero es un personaje que resulta cojo y
muy distante del resto. Si se suprime no pasaría nada.
Una
de las ventajas del texto es la gran posibilidad que da de diversas puestas en
escena. Según he leído, un primer montaje transcurrió por la línea de cabaret
en el que una sola actriz - MARÍA
LUISA BORRUEL – interpretaba todos los personajes,
mediante discretos cambios de vestuario. Es una posibilidad y muy apetitosa
para cualquier actriz.
En esta ocasión los 7 personajes se reparten entre tres actrices y
la espacialidad sugerida, por el texto – a veces - y las alturas de los
estrados, es la de una sala judicial, aunque no siempre, como es el caso de Colorina,
Alma
en pena (Colorina) y
la Enterradora.
Tampoco importa mucho el quererlo determinar. Y aquí es donde,
creo, el ensamblaje de todo el montaje padece, sin que tampoco sea muy grave.
Cuando se termina la locución de cada personaje, volvemos a las proyecciones de
la barbarie chilena empastada sobre las hojas de los periódicos, y la actriz
saliente deja paso a la entrante. No se ve la necesidad, salvo la disculpa de
tener que cambiar de vestuario, pero esta exigencia, a estas alturas del teatro
de hoy, podría obviarse otra forma.
ALICIA BRAVO (Abogada) |
Las
tres actrices muestran una capacidad interpretativa de buen nivel, aunque
desigual en unos y otros monólogos. Alicia
Bravo tiene que cargar con el texto menos atractivo como es el de la
abogada. Aunque visualmente compone bien su personaje, el texto le ayuda poco
y, no sé por qué, acude al molesto grito. De todos modos, la alusión a Felipe González, Baltasar Garzón y a una crítica al propio Fermín – da la sensación de se que pone un parche por si acaso se
le acusa de un enchorizado de textos, que no es el caso pues es un texto
brillante - hace reír al público. Para Alicia
este desafortunado personaje queda compensado con la eficaz y convincente interpretación
de la compañera de celda. |
Lidia Castellanos se desdobla en
la Doctora
militar y
la Delatora. Dos
buenos monólogos, pero más emotivo y enternecedor el segundo. Lidia no tiene aquí la disculpa de un
personaje, la doctora, peor que el de la delatora, aunque éste último conmueva
más. No obstante hay una gran diferencia interpretativa entre los dos.
Posiblemente sea una limitación mía, pero no me gusta cuando los personajes
(actores) gritan o expresan su sentimiento voceándolo. Le hacen perder toda la
fuerza y esto es lo que sucede con el personaje de la doctora. Imagino que la
razón del grito está en las líneas de la dirección. Contenerlo un poco y ser
más discreta y fría proporcionaría más fuerza al personaje, que termina cayendo
en una cierta caricatura. En cambio, las capacidades interpretativas de Lidia afloran con el personaje de la delatora. Contiene más el estallido vocal. |
LIDIA CASTELLANOS
(Delatora) |
CECILIA SARLI (Colorina) |
Colorina
es el personaje más enternecedor y
poético y el físico de Cecilia Sarli le
viene como anillo al dedo. Su deje argentino todavía lo enternece más para
nosotros los españoles que usamos un español más seco y duro.
Personaje, anécdota e interpretación forman un encuentro feliz, salvo – algo a
corregir – cierto tono monocorde en sus fraseos.
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CECILIA SARLI (Enterradora) |
Quisiera
destacar el personaje de la enterradora,
que interpreta con gracia y humor la propia Cecilia Sarli. Es un personaje muy curioso porque se encuentra a
medio camino entre los que colaboran – los pobres siempre se ven obligados a
colaborar – y los que padecen. Fermín
aprovecha para criticar irónica y humorísticamente a la sociedad de clases y el
cementerio es una buena disculpa. Personalmente y gratamente me ha seducido,
porque, muchos años ha, caí en la cuenta de
lo absurdo de tal
diferencia de clases y alarde de ello hasta en los cementerios. Estamos acostumbrados, los que
vivimos en las sociedades capitalistas, a que la vida sea de pobres y ricos,
pero ¿que también se reproduzca el mismo esquema en las praderas donde
el silencio y el olvido es dueño y señor? Es inteligente y con
una pizca de ironía la descripción que hace Fermín sobre la sociedad a través
de la que ya duerme el descanso eterno.
Tejas Verdes es
un texto con muchas posibilidades de puesta en escena y rico en reflexiones cuya
virtud es la de evocar más que la de dogmatizar. Un texto que produce cierta
inquietud, porque, cuando ya se han vivido bastantes años, se constata que
las situaciones se repiten: España, Europa, Chile, Argentina y tantos y
tantos países educados en el lobo sartriano.
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