¡QUE
VIENE RICHI!
(THE
NERD)
Título:
¡Que viene Richi! (The
Nerd)
Autor:
Larry Shue
Adaptación:
Gabriel García Soto
Música:
Emilio Aragón
Escenografía:
Fernando González
Iluminación:
David Arribas
Vestuario:
T.vis.T
Producción Ejecutiva:
Emilio Aragón
y Begoña Puig
Casting:
Luis San Narciso
Director de Producción:
Fernando Guiard
Fotógrafo:
Manuel Alcázar
Prensa:
Silvia Espallargas
Ayudante de Producción:
Izaskun Arriano
Ayudante de Dirección:
Alba Vidal
Jefe Técnico:
Javier Sales
Regidora:
Nieves Garcimartín
Técnico de Sonido:
Eduardo
Sastre
Intérpretes:
Ángel
Martín (Guillermo),
Virginia Rodríguez (Tania),
Jorge Calvo (Alex),
Francisco
Maestres (Valcárcel),
Marta Fernández Muro (Celia),
Rafa Ramos (Zeus),
Según de
la Rosa (Richi)
Dirección:
Carmen Losa
Estreno
en Madrid:
Teatro Alcázar,
12 – II - 2008 |
FOTO BASE: MANUEL ALCÁZAR |
SEGUN
DE
LA ROSA
FOTO BASE: MANUEL ALCÁZAR |
¡Que viene Richi! es la traducción que se ha buscado en España para
el enigmático título inglés The Nerd.
No existe en el diccionario y el vocabulario del Microsoft Word se resiste a transcribirlo tal cual. Escríbalo y le
saldrá esto: The BERD,
e incluso con mayúsculas. Si la mayoría de los diccionarios no lo recogen, en
el vocabulario anglosajón norteamericano de la calle sí existe. Simplificando
la filosofía de las personas a las que llamamos nerds, podría decirse que se trata de individuos de un coeficiente
más alto del medio y alejado del orden establecido y sin que sea un
revolucionario, crea revolución – más grande o más pequeña – por allá
donde transita. Visualmente tenemos un ejemplar de este tipo
como es el hilarante personaje de Mr. Bean, interpretado
por el actor inglés Rowan Atkinson, y
que ha dado lugar a toda una serie. De hecho el tal Mr. Bean no es sino el
desarrollo del personaje de Richi –
en el original Rick Steadman - que Rowan
Atkinson interpretó cuando The Nerd
se estrenó en Londres. |
Al no tener en castellano una traducción fácil se ha
preferido ese ¡Qué viene Richi!,
expresión que usamos cuando lo que se nos avecina es una hecatombe o una
amenaza. Carmen Losa, la directora
de este montaje, prefiere interpretarlo como “visita inesperada” e insertarla en esa serie de textos en el que un
visitante desconocido y fuera de las normas trastoca el andar cotidiano del
resto.
La comedia, pues de comedia se trata con una buena dosis
de divertimento y carcajada, es de 1981 y circula por los cánones de entonces
en cuanto a estructura dramática. Dos actos y un solo decorado: un interior, el
del apartamento estudio de Guillermo (William en el original),
con un toque de modernidad en paredes, ventanales y desniveles, bien ideado por
Fernando González y Xabier Iriondo. Dentro del acto se
recurre a transiciones temporales, mediante bajadas de luz. Por lo tanto, bajo
este aspecto, no hay que buscar novedades dramatúrgicas.
SEGÚN
DE
LA ROSA/ÁNGEL
MARTÍN
FOTO BASE: MANUEL ALCÁZAR |
No
obstante el año de 1981 pesa poco. Quiere decir que no ha envejecido.
También es cierto que ha habido una actualización, en cosas menores – lo lógico
– y que se puede calificar de acertada, ya que no se nota la mano del adaptador
Gabriel García Soto.
Desvelar el argumento de una comedia no suele tener
sentido y menos en una comedia de este calibre que lo importante es ir a verla
y disfrutar con la carcajada No seré yo quien destripe el inesperado final.
Sería injusto advertir que solamente se trata de una comedia de carcajada. Con
motivo de la anécdota,
Larry
Shu, su autor, traza, sin grandes
pretensiones, un análisis crítico de diversas personalidades y por lo tanto de un cierto entorno social. La aparición de Richi y el desencadenante
del pasado de Guillermo – Richi le salvó la vida en las
trincheras, situación usada en varias comedias y en concreto me recordó el
musical Navidades Blancas (1954), en
la que el personaje de Danny Kaye cuando quiere conseguir
algo del interpretado por Bring Crosby recurre a recordarle su
hazaña – pone en solfa a todos los personajes y les hace cuestionar su
existencia hasta el momento. Todos, al final, cambien el rumbo de susvidas, a
excepción del matrimonio Valcárcel e
hijo. Una de las virtudes es que el
interés va in crescendo y llega un momento en que parece que el argumento no
puede avanzar más y, sin embargo, sigue avanzando. Tal vez lo más débil sea el
inesperado final, que no se puede desvelar aquí. No imagino qué otro podría
ser, pero desluce la brillantez e ingeniosidad de todo el desarrollo. Supongo
que mantiene la rémora de la época en que todo tiene que ser lógico.
JORGE CALVO/VIRGINIA RODRÍGUEZ
FOTO:
MANUEL ALCÁZAR |
La
comedia se inicia con un discreto arranque y se empieza a temer lo peor, pero a
medida que el tiempo avanza el interés y la hilaridad se adueñan del
espectador. Está claro que con la llegada de Richi y sus primeras
intervenciones el público se entrega incondicionalmente. Hay una buena
adaptación por parte del personaje Richi que interpreta Segun de
la
Rosa. Si partimos de que ese personaje evolucionó hacia Mr. Bean, y muchos lo conocemos por
activa y por pasiva, el peligro era inminente: hacer odiosas comparaciones. Por
eso no sé si es un
punto a favor el que la información publicitaria
aluda a Mr. Bean. Pero la
tentación de la comparación no se da, ya que,
inteligentemente, ni dirección ni interpretación se acercan al Mr.
Bean del inglés Rowan Atkinson.
Segun
de
la Rosa
nos da una interpretación muy personal, fluida, cómicamente natural y llena la
sala de carcajadas. Es el triunfador de la comedia y nos revela un actor
cómico, que supera en mucho sus intervenciones, un tanto sobreactuadas, en la
serie televisiva Aída.
Todo
el reparto está a la altura del género que se les pide. Ángel Martín, en el personaje de Guillermo, se mantiene un
tanto comedido. Diría demasiado. Personalmente, habituado a verle en su buen
hacer interpretativo del programa televisivo Sé lo que hiciste en el que ha creado un simpático y atractivo
personaje, me ha producido un cierto desconcierto. Es claro que se trata de dos
personajes diversos, y sería absurdo repetirlo, pero así como en televisión nos
sentimos a gusto con esa creación, en el caso de la encarnación de Guillermo
notamos ese no llegar a su entraña. Imagino que en las sucesivas representaciones podrá ir perfilando más su
personaje que, por el momento, se manifiesta con cierta palidez.
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Se habla de colaboración
especial para Marta Fernández Muro
y Francisco Maestres. Este apelativo
se suele adjudicar a actores de reconocida trayectoria profesional que
intervienen en papeles menores. Tales colaboraciones especiales pretenden dar
lustre a cualquier espectáculo que las incluye.
SEGUN
DE
LA ROSA/F. MAESTRES
MARTA
F. MURO/ RAFAEL RAMOS
FOTO
BASE: MANUEL ALCÁZAR |
Marta
aporta su peculiar vis cómica que los dioses le han concedido – un don que ya
mostró en sus inicios - y que podría
definirse como ingenuidad humorística: la de esos seres, que, por su
naturalidad, no pretenden ser graciosos y sin embargo hacen gracia.
Francisco
Maestres, además de ser una colaboración
especial por su trayectoria lo es también porque no es frecuente verlo en estos
enredos de teatro comercial y comedia
divertimento, como es este disparatado y
atractivo juguete cómico. Su inmensa humanidad corporal y su potente
voz le han ido marcando los personajes a lo largo de su
carrera. Aquí demuestra que también puede con este género.
Podría seguir nombre por nombre con sus aciertos
interpretativos, pero por decirlo de una vez, la virtud de estos actores está
en que no pretenden hacer reír, no colocan frases para que el público se ría y
tampoco van por la vida de graciosos. Las peripecias en las que se ven metidos
y cómo las sortean, son las que producen en nosotros la satisfacción de la
risa.
La producción es de Globomedia,
responsable de muchas afamadas series televisivas y otros programas. Ha
recurrido a actores con los que trabaja o ha trabajado y que son conocidos por
el denominado gran público, el de la tele – el responsable de casting es Luis
San Narciso, profesional de casting en las series televisivas como Aída y otras -, filosofía aceptable a
nivel de distribución, siempre que los actores sean competentes como en este
caso. Es un buen gancho porque el público gusta de ver en directo a quienes los
ven dentro de la antigua pequeña pantalla y que hoy va dejando de serlo
con los tan cacareados “plasma”.
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