KATIUSKA
CLARIDAD ARGUMENTAL ELABORADA
ESTÉTICA
Título: Katiuska
Libreto:
Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso
Música: Pablo Sorozábal
Versión:
Emilio Sagi
Escenografía: Daniel Bianco
Vestuario: Pepa Ojanguren
Iluminación: Eduardo Bravo
Coreografía: Nuria Castejón
Escenografía: Odeón Decorados S.L.
Vestuario: Teatro Arriaga
Ayudante
de dirección: Javier Ulacia
Pianista
repetidor: Anna Fernández Torres
Intérpretes: Maite
Alberola (Katiuska), Ángel Ódena
(Pedro Starkof), Jon Plazaola (Príncipe
Sergio), Enrique Baquerizo
(Coronel Brunovich), Milagros Martín
(Olga), Trinidad Iglesias
(Tatiana), Mikeldi Atxalandabaso
(Boni), Lander Iglesias (Amadeo
Pich)
Orquesta Filarmonía
Producción: del
Teatro Arriaga de Bilbao, Teatro Calderón Valladolid, Teatro
Campoamor de Oviedo y el
Teatro Español de Madrid.
Dirección
musical: Pascual Osa
Dirección
de escena: Emilio Sagi
Duración: 1h. 15min. aprox.
Estreno en Madrid:
Teatro Español,
Sala Principal, 7 – V - 2009 |
ÁNGEL ODENA, MAITE ALBEROLA
ENRIQUE BAQUERIZO/
JON PLAZAOLA/AMITE
ALBEROLA |
Llega,
la Teatro Español,
solamente cuatro días – pocos – el montaje de Emilio Sagi sobre Katiuska de Pablo Sorozábal. Katiuska ha sido una de las obras más
representadas de Sorozábal y se ha
mantenido en el repertorio, hasta el punto de que, con frecuencia, las
compañías de Zarzuela la incluían en su programación. Es obra, además,
que en contra de lo que podría parecer, por el argumento, consiguió ser
representada al final de los años cincuenta del s. XX, y la censura pareció
no ponerle muchos reparos.
MAITE ALBEROLA/ ÁNGEL ODENA |
El poder ponerle reparos al
argumento se fundamenta en que nos encontramos en plena revolución rusa. Los
nobles y burgueses huyen de Rusia y se imponen los soviets. Se habla de la
justicia del pueblo y de la nueva era. Para complicarlo más el Comisario
soviético Pedro, identificado con el nuevo régimen, es una persona
noble y capaz de enamorarse de Katisuka: una princesa rusa. Y el
final, un tanto utópico e ingenuo, pone en entredicho la realeza y su clase
social. Por amor, Katiuska se queda en Rusia a ser una trabajadora más, mientras
su clase social, incluido el Príncipe, van a huir gracias al salvaconducto
que el Comisario Pedro ha firmado. Pero, aún hay más, para eliminar
las pruebas
de traición el Comisario Superior de
Kievrompe el salvoconducto y pide a los soldados que acompañen
a los fugitivos hasta la frontera. Como puede verse el amor lo puede todo.
Todos estos rasgos humanitarios de los soviets, no coincidían con la propaganda
que se lanzaba en los países no comunistas. |
La obra está escrita en los años 30, donde pululan en
España los flirteos con lo soviético, concretado en el comunismo y otras
ideas izquierdistas. Un texto así no desentonaba del todo, y , con motivo el
estreno en Madrid en el Teatro Rialto, el crítico del ABC describe a estos
“bolcheviques” como personas de los que “no hay nada que temer. Son los más tolerantes, comprensivos y
bonachones que pueden imaginarse”.
Lo chocante es que este texto
siguiera sin dificultades después de nuestra guerra civil. He leído que en los
años 40 y 50 estuvo prohibida, pero no sé hasta qué punto es cierto, ya
que yo creo haberla visto en los años 50 y José Tamayo en 1965 con su Compañía
Amadeo Vives, que después giró en los llamados Festivales de España. |
KATIUSKA (JOSÉ TAMAYO, 1965)
(FESTIVALES DE
ESPAÑA EN
VALLECAS, MADRID) |
KATIUSKA (MADRID, 2009), ESCENA FINAL |
Siempre he visto el texto como
algo extraño. Era como un querer y no poder a nivel ideológico. En el
fondo, todos quedan bien y no termina por saberse si hay alguna crítica a
alguno de los dos sistemas: capitalista o comunista. La renuncia de Katiuska a huir, parece querer indicar su conversión al mundo del trabajo y por lo tanto
la opción por una nueva era: la del trabajo y la
igualdad. Por otro lado, los nobles aparecen revestidos
e conceptos como es el
amor y el honor.
Y entre el pueblo ruso hay una clara distinción entre los “soviets” y el
pueblo llano agobiado por los tributos. Los “soviets”, a excepción del
comisario Pedro, aparecen como muy malos y primitivos. No obstante el
propio Pedro los disculpa ante el intento de violación a Katiuska,
por parte de los soldados: |
- Pedro: ¡Qué saben ellos! Nadie les
enseñó a punto fijo cuál es su deber. Sirven una idea lo mejor que
pueden
- Katiuska: ¡Incendiando casas y palacios!
- Pedro: No lo extrañéis; descienden de
muchas generaciones que, murieron de frío en
la Siberia.
KATIUSKA (MADRID, 1932), ESCENA FINAL |
Este argumento es, en realidad,
una especie de refrito del texto original que se estrenó. El primer texto no es
fácil encontrarlo. Editado no está. El original se estructuraba en dos actos:
el primero en la posada de Ucrania y el segundo en un cabaret de París, donde
nos encontrábamos con los nobles rusos exiliados que malvivían actuando con
canciones en el mencionado cabaret.
Ello explica que el segundo acto abunde en unas melodías más cercanas a la opereta. No tuvo éxito, y ya
durante las representaciones, se iba creando el nuevo libreto y adaptando las
letras a las melodías de la primera versión. En el nuevo libreto todo
transcurría en la posada, y cuando estuvo a punto se estrenó y alcanzó el
éxito. Esta versión es la que ha quedado en repertorio, sobre todo a raíz de su
estreno en Madrid en el Teatro Rialto el
11 de mayo de 1932 y con nuevo reparto - a excepción de Marcos Redondo - Conchita Panadés, Enriqueta Serrano, Ramón
Peña, Luis Bori.
No es fácil elucubrar lo que pretendía aquel primigenio libreto,
pero conociendo esa estructura primera parece que era un tanto más mordaz y
mostraba la descomposición y el sin sentido de la nobleza y de la burguesía. Esto
puede intuirse de las palabras del crítico del Diario de Barcelona:
A PARÍS ME VOY (2009) |
El
segundo acto, en cambio, es francamente inferior y no satisfizo del todo:
Acción y asunto pierden sensiblemente interés. Convendría darle más vida y
atenuar o, mejor, suprimir ciertas
escenas vejatorias en absoluto necesarias…
Tales “escenas
vejatorias”, siendo el Diario de
Barcelona de corte conservador, parecen referirse a una aristocracia y
burguesía rusa obligada a ganarse la
vida folklóricamente en aquel cabaret de París. Claro que esta afirmación es fortuita,
una vez que no conozco el libreto. Sería interesarse hacerse con él y, por
curiosidad o investigación, montar ese original.
|
La noticia de la existencia de ese primer libreto, me aclaró una
incógnita que tenía desde niño. En los principios de los años 50 –
todavía no existía el microsurco - me regalaron la colección discográfica de Katiuska en discos de pasta – también se
les llamaba de pizarra - de
la Casa Columbia
(78 rev. /minuto) y en ella algunas canciones no coincidían con las
representaciones que pude ver después y con las primeras grabaciones en
microsurco. Incluso algunas melodías tenían la letra cambiada. Con el tiempo
supe que Katiuska – no íntegra - se
grabó antes de estrenarse y al entrar en el vestíbulo del teatro ya se oían las
canciones. Sus intérpretes eran Marcos
Redondo, Felisa Herrero (Katiuska) – en el estreno Katiuska fue Gloria Alcaraz -, Amparo Albiach, Ángel de
León, José Acuaviva. Tal
grabación pertenecía a la primera versión y
la Columbia en 1948 la había vuelto a editar. Eran
los discos que yo poseía. (1). Cuando se estrenó la segunda versión, la
discográfica cambió las nuevas letras y suprimió el Canto a
la Patria. Ello explicaba el que la versión discográfica, en discos
de pasta, de Katiuska en años posteriores, incluía las dos
grabaciones. Cuando llegó el microsurco se redujo a la segunda versión. En
estos últimos tiempos de nostalgia, el CD ha recuperado digitalmente aquellas
antiguas grabaciones de los discos de 78 rev. por minuto, de
la Casa Regal, Odeón, y Gramofón.
Emilio
Sagi nos presenta una Katiuska con la segunda y definitiva versión musical, pero bastante aligerada de fardos,
en lo que respecta al texto. Ha hecho algo más que un “lifting” o aplicar
“boto”. Ha suprimido situaciones cómicas - hoy dudosas -, ingenuidades e
incluso eliminado personajes como es el Conde
Iván, fundamental en la trama para desvelarnos quien es la tal Katiuska. Lo que sucede es que Sagi ha transformado a la princesa rusa
en una especie de estrella de Holliwood – parece haberse inspirado en Gloria Sawson, según ha declarado el
propio Sagi - y trasladado la época
a los años 1930. Podría ser cualquier revolución y no necesariamente la
del 1917. Puestas las cosas así, poco interés tiene que conozcamos la intriga
que nos desvela el Conde Iván. |
MAITE ALBEROLA |
El texto escrito en prosa para las escenas cómicas y más
narrativas, y en verso para expresar los sentimientos más líricos o la historia
del Conde
Iván, queda reducido a la prosa. Ello le da agilidad, aunque, a nivel
argumental, algunos personajes quedan un poco cojos como es el representante
catalán, cuya única intervención se reduce a justificar el equivoco de las
medias Corona. También el personaje de Katiuska que parece más una etérea visión que una realidad y contrasta con el resto de
los personajes. Emilio Sagi ha
justificado su tratamiento, pero no deja de ser una pieza chirriante. En general, se tiene la sensación de que todo
transcurre demasiado rápido y, a veces, mediante bruscas transiciones a nivel de
contenido. Sí es un acierto haber limado el texto, ya que se nos hace más
digerible y más unitario a nivel argumental.
Ese equívoco ideológico que yo apuntaba anteriormente, Emilio Sagi parece tenerlo en cuenta. Deshace
el tal equívoco y toma opción de un modo muy sencillo y natural. Para ello le
vale utilizar el llamado Canto a
la Tierra como pieza
clave. Este fragmento que copa el final en la versión definitiva escénica y
discográfica se engarza en el reto entre el Príncipe Sergio y el comisario
Pedro. En la edición del texto editado por Gráficas Sánchez (Madrid, 1936) Pedro Canta:
Cantáis a Rusia, nobles señores, / Y no supisteis salvarla en
su día
Rusia es de los nuestros,/ de los trabajadores
(A Katiuska) ¡Y tú
por ser rusa también eres mía!
(La abraza con arrebato)
Es la que mantienen las versiones actuales, tanto escénicas como
discográficas.
No obstante, en la versión primera de Barcelona Pedro (Marcos Redondo) cantaba (Regal 1930):
Cantáis a Rusia nobles señores,/ pero es que Rusia ya no es solo vuestra
Es de campesinos y de trabajadores, / Es de los que sufren es
nuestra,
¡es nuestra!
Y proseguía con toda una apología del campo y del trabajo del
campesino:
Su tierra riega nuestro sudor/sembrando en ella el grano y la miel
A sus entrañas les dimos sabor/ también nuestra es,
Cavando el surco ponemos afán,/ nuestras caricias nos paga después,
Comprado, con flores con trigo que es pan,/por eso también nuestra
es,
¡Nuestra es!
Es posible que el Coro repitiera el estribillo: Cantáis
a Rusia…, lo que sucede es que aquellas antiguas grabaciones venían
limitadas por el espacio del disco y por lo regular se limitaban a las partes
más importantes. De todos modos, en la versión que quedó como definitiva es Pedro el que canta y solo el estribillo.
Según testimonio de Emilio
Sagi, él oyó contar a su abuelo Emilio
Sagi Barba la trifulca que se montó el día del estreno, aunque las crónicas
periodísticas no hacen mucho alusión a ello. Parece ser que en el estreno de 1931
en la escena final – en el cabaret - los proletarios levantaban el puño
en alto y cantaban Madre Rusia (Cantáis
a Rusia…) frente a los nobles. Ello provocó altercados en el teatro. Esta
dimensión del puño en alto se perdió tras la guerra civil y del reproche
de una clase – los nobles y burgueses – que no supieron salvar a la patria
quedaba el pequeño fragmento musical del comisario Pedro. |
CANTÁIS A RUSIA NOBLES SEÑORES… |
Emilio
Sagi aprovecha este fragmento en su versión primera y deshace el
equívoco ideológico. Este Canto a
la Tierra, en vez de
ponerlo en boca de Pedro, lo traslada al Coro de los soviets que puño
en alto cantan enfrentados al grupo de nobles humillados entre las ruinas. Es
de un gran efecto escénico y parece dejar claro el futuro de la sociedad rusa,
que en este caso se hace más universal al situar la acción en los años
30.
No sé si los autores, tanto en la versión original: Posada y
Cabaret, pensaron que estos escenarios fueran simbólicos, pero de hecho, según
el desarrollo de la acción, terminaban por serlo. La posada venía a ser como
una especie de paraíso ya que albergaba a todos, y sus dueños mostraban
grandes dosis de amabilidad y simpatía. El cabaret era la consecuencia nefasta
de una sociedad clasista que no supo estar a su altura.
Emilo
Sagi parece potenciar esta idea de universalización de la historia de Katiuska y, desde el 2009, dar una
visión de aquella España anterior a la guerra. Combinados todos estos
ingredientes y apoyado por la espléndida y simbólica escenografía de Daniel Bianco,
la Katiuska de Emilio Sagi nos muestra un mundo en
decadencia: Un gran marco dorado incluye en su interior, en clave minimalista,
lo que será la posada en Ukrania. Delante los destrozos que causa una guerra:
un cúmulo de sillas y demás muebles nobiliarios, así como los cascotes sobre
rampa inclinada. Cuando se abre el fondo de la posada, los cicloramas resultan
un aire puro y de esperanza. No puede ser más expresivo: el hundimiento de toda
una época y el resurgir de otra.
Es de alabar la solución que Sagi encuentra para el foxtrot A París me voy.
Originariamente en el 1931 era Canta
Saxofón y encajaba muy bien en el Cabaret parisino. En la nueva versión
desapareció por algún tiempo, hasta que Sorozábal le encontró su puesto en la misma posada, con la ilusión de Olga con A París me voy. Normalmente se
representa en la posada. Emilio y Daniel Bianco han encontrado una feliz
solución.
TODO ES CAMINO |
El arranque Todo es Camino con el estático coro
sentado ante las mesas en una composición oblicua es de una gran expresividad
pictórica y musical. En general esta es la gran virtud a lo largo de toda la
obra: una composición que sabe conjugar lo simbólico con una cierta línea
verista. Ello queda subrayado en el personaje de Katiuska. El misterio que envuelve al personaje
original lo traslada estrella glamourosa del Hollywood de los años 30
con una interpretación más
allá de los mortales.
Mientras el resto de los personajes adquieren un tono más naturalista y
creíble, ella parece estar más allá del tiempo, como una ilusión. Al mismo
tiempo el resto de los intérpretes resultan muy creíbles en sus partes
habladas. |
De siempre el mundo de la
zarzuela ha contado con los tipos cómicos. Tales personajes han sido tratados
de muy diversas maneras, a veces exageradamente caricaturescos. Aquí este
aspecto ha sido, con buen gusto, aminorado. Entre ellos es un acierto el
tratamiento que se le ha dado al coronel Bruno Brunovich. Por lo general se
le presenta como un salido vejete, lo cual no hace muy creíble el coqueteo de Olga con él. En esta versión, sin perder
la comicidad, se le ha encomendado al barítono Enrique Baquerizo, cuya espléndida voz está lejos de
la
comicidad tonal zarzuelera y su elegante porte hace posible que Olga y todas las Tatianas del mundo puedan caer en sus redes. Es un acierto. Sorprende
la comicidad de Baquerizo, al cual
estamos acostumbrados a verle en otro tipo de papeles más austeros. |
ENRIQUE BAQUERIZO |
En el aspecto musical todo el reparto mantiene una excelente calidad,
así como la orquesta. Maite Alberola es una Katiuska de cristalina
voz con una perfecta dicción y un gran poder de evocación. Milagros Martín, habitual en el mundo de la zarzuela, compone una
simpática Olga y sabe acomodar
su voz de soprano a la comicidad del personaje. Ángel Ódena es barítono de voz potente y clara.
Choca su aspecto interpretativo al cantar moviendo las manos a la antigua
usanza de los cantantes, lo cual se hace más notorio en una interpretación de
conjunto menos enfática. Agradable tenor lírico es Jon Plazaola en su Príncipe Sergio.
(1)
A pesar de las dudas de los libretistas se llegó a terminar Katiuska y, en ella, Sorozábal había evitado que la música
fuera mero lucimiento u ornato olvidando la parte dramática. Intentó que la
partitura quedase plenamente integrada en la acción. En 1930 ya estaba
preparada para poderse estrenar, pero se quería a Marcos Redondo (1893/1936) – mítico barítono de la época – el cual
todavía, en el mismo Teatro Victoria, cantaba El Cantar del arriero de Díaz
Giles. Había que esperar.
El 27 de enero de 1931 se levantaba el telón para Katiuska y comenzaba todo un
anecdotario. Lo que impactaba, al llegar al vestíbulo del teatro es el oír las
melodías de la obra. ¿Qué había sucedido?
En ese impas según testimonio del propio Sorozábal en sus memorias, Juan
Inurrieta, dueño de
la Columbia, cuando
el compositor le ofreció una interpretación a piano de la partitura, pensó que
sería bueno grabarlo en sus discos marca Regal.
La grabación se llevó a cabo con Marcos
Redondo, Felisa Herrero, Amparo Albiach, Ángel de León en 7 discos de pasta, aunque de momento no salieron
al mercado.
Casa
Regal (diciembre 1930) |
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LK 4022: Canto a la patria (Marcos Redondo y Coro)/Calor de nido (Marcos Redondo, romanza)
LK 4023: La mujer rusa (Marcos redondo, romanza)/Canto a la
tierra (Marcos Redondo, romanza)
LK 4024: Las barcas del Volga (dúo 1ª parte. Marcos Redondo/Felisa Herrero)
Las
barcas del Volga (dúo 2ª parte. Marcos Redondo/Felisa Herrero)
DK 8278: Canta saxofón (instrumental)/Rusa divina (instrumental)
DK 8280: Danza ukraniana (instrumental)/ Canta Saxofon (Amparo
Albiach)
PK 1532: Vívía sola (Felisa Herrero, romanza)/Es delicada
Flor (instrumental)
DK 8279: Rusa divina (Amparo Albiach, Ángel de León y José Acuaviva, terceto)/Cosacos de Kazán
(Amparo Albiach,
Ángel de León y José Acuaviva, terceto)
Dirección: Pablo Sorozábal
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En 1942
la Columbia con sello
propio reedita los 7 discos de la casa
Regal, que se seguirán vendiendo hasta 1955, fecha en que se populariza el
microsurco.
Entre 1931 y 1932 la casa
Odeón lanzó una nueva grabación con Marcos
Redondo también. Ya en agosto de 1932 aparecía un álbum de Odeón:
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184.205: La mujer rusa (Marcos Redondo, romanza)/ Calor de nido (Marcos
Redondo, romanza)
184.227: Vívía sola (Acto
I), (Ángeles Ottein,romanza/ Balalaika (Acto II) (Ángeles Ottein)
203.299: Cosacos de Kazan (Enriqueta Serrano)/Salida del Príncipe (Acto I) (Augusto Gonzalo,
Ángel León, José
Acuaviva)
183.472: Rusa Divina (Enriqueta Serrano, Luis Bori)/A París me
voy (Enriqueta Serrano/Luis
Bori)
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HISPAVOX (LP) (1958)
Dirección: Pablo Sorozábal.
Pilar Lorengar, Enriqueta Serrano, Selica Pérez Carpio, Ana María Fernández, Alfredo Kraus, Renato Cesari, Manuel Gas, Francisco Maroto, José Marín.
Coro Cantores de Madrid.
Orquesta de Conciertos de Madrid.
EMI HISPAVOX 7 67330 2 |
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*ZAFIRO. S.A. (LP)
Dirección: Pablo Sorozábal
Isabel Penagos, Carmen Aragón, Alicia de la Victoria, Manuel Ausensi, Julio Julián, Luis Frutos, Eduardo Fuentes, Juan del Castillo.
Coro Cantores de Madrid. Orquesta Sinfónica.
BMG ALHAMBRA WD 71585 2 |
|
*ALHAMBRA (LP)
Dirección: Pablo Sorozábal
Ana Higueras Aragón, Antonio Blancas, Alicia de la Victoria, Julián Molina, Ramón Regidor, Luis Frutos, Adelardo Curros.
Coros Cantores de Madrid. Orquesta Sinfónica.
BMG ZAFIRO 74321 33461 2
Esta grabación, reeditada en CD, es una grabación completa con el texto hablado e interpretado por actores de la época con Ana María Vidal, Fernando Guillén, Vicente Haro, Antonio Martello, Paquito Cano y Julia Trujillo |
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*BLUE MOON (CD)
Dirección: Pablo Sorozábal, Concordia Gelabert, Antonio Capdevila y Miguel Puri.
Marcos Redondo, Felisa Herrero, Angeles Ottein, Laura Nieto, Enriqueta Serrano, Amparo Albiach, Marcos Redondo, Luis Bori, Angel de León y José Acuaviva.
Grabación histórica, pues reune algunos números, de la primera versión de
la obra, que o bien fueron suprimidos después del estreno o modificados. |
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