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DON
ENREDOS DOMÉSTICOS
EL
HOMBREES DÉBIL
Y
BUENAS
NOCHES SEÑOR DON SIMÓN
entretener
y
ridiculizar
LAS costumbres
mediante
una brillante música |
Título: El hombre es débil
Música: Francisco Asenjo Barbieri
Libreto: Mariano Pina
Intérpretes: Carmen González (Tecla), Ángel Walter (D. Luciano), Carmelo
Cordón (Pascual)
Título: Buenas noches Señor Don Simón
Música: Cristóbal Oudrid
Libreto: Luis Olana
Intérpretes: Carmen González (Isabel), Mar
Abascal (Juana), Marta Moreno (Inés), Ellier Muñoz (Teodoro), Ángel
Walter (Don Procopio), Carmelo Cordón (Don Simón), Christian Contreras (Gallego
1), Rodrigo Contreras (Gallego 2) |
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Título: Buenas noches Señor Don Simón
Música: Cristóbal Oudrid
Libreto: Luis Olana
Intérpretes: Carmen González (Isabel), Mar
Abascal (Juana), Marta Moreno (Inés), Ellier Muñoz (Teodoro), Ángel
Walter (Don Procopio), Carmelo Cordón (Don Simón), Christian Contreras (Gallego
1), Rodrigo Contreras (Gallego 2)
Diseño
de escenografía: Ópera
Cómica de Madrid
Realización
de escenografía: Altamira
Diseño
de vestuario: Mariana
Mara
Realización
de vestuario: Cornejo
Atrezzo: Mateos
Diseño
de iluminación: Pedro
P. Melendo
Jefe
técnico: Alfonso
Cogollo
Regiduría: Pedro Tojar
Peluquería
y maquillaje: Jesús
Sastrería: M. Teresa Becerro / Alejandro
Carrasco |
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Utileros: Juan Fernando y Andrés de
Nevreze
Jefe
de prensa: Izaskun García
Jefe
de producción: Alicia García Alegre
Producción: Ópera Cómica de Madrid
Conjunto instrumental: Ensamble de Madrid: Roberto
Mendoza (Violín), Esperanza Velasco (Violín), Santiago Kushevatzky (Viola),
Paul Friedhoff (Violonchelo), Fernando Poblete (Contrabajo), Ángel Huidobro
(Piano)
Dirección
Musical: Fernando Poblete
Dirección
de escena: Francisco Matilla
Duración: 1 hora 50 minutos (con intermedio)
22 horas
Estreno en Madrid: Jardines de Sabatini,
15 – VII - 2007 |
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Bajo este título se engloban dos obras musicales: El Hombre es débil de Francisco
Asenjo Barbieri, con libreto de Mariano
Pina, y Buenas noches señor
don Simón de Cristóbal Pudrid,
con libreto de Luis Olona. Títulos
que desde hace tiempo habían desparecido del repertorio zarzuelístico y que la Ópera Cómica de Madrid, fiel a su
misión, ha recuperado.
Al escuchar su música y atender a su contenido, tienen difícil
clasificación en el género musical español que desde principios del s.
XX quedó establecido como género chico y Zarzuela. Estas dos obras, por su
estructura dramática, pertenecen a un período anterior al Teatro por Horas,
donde se cuece el género chico – sainetes de corta duración -, aunque El hombre es débil de 1871 es posterior
al mencionado Teatro por Horas que surge en 1868. No sigue las pautas del
género chico, salvo su corta duración.
Por el argumento son
herederas del entremés del siglo de oro y Ramón
de
la Cruz parece
estar entre sus antepasados más directos. Por la música apuntan a la tonadilla
del siglo XVIII. Algo que tienen en común es su argumento. Este se acerca más al de
una comedia de teatro de prosa y casi se podría representar sin la música. Esto
no quiere decir que sea superflua, sino que prescinde de lo que un musical
suele tener: ambientes musicales, coros y, según la época, ciertos virtuosismos
un tanto vacuos, cuyo interés está en lo más difícil todavía, vocalmente. Tanto
en un obra como en otra no hay concesiones, sino que la parte musical se
integra totalmente en el argumento. Desde el punto de vista argumental, ambas
obras prefieren la sátira y la crítica
de tipo
farsesco – llegando a situaciones superrealistas -
frente a lo habitual del género chico que recurría en el melodrama popular y a lo castizo.
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RAMÓN DELA CRUZ |
EL
HOMBRE ES DÉBIL
Mariano Pina B. |
El
hombre es débil tiene libreto de Mariano Pina Bohigas (1820 – 1883). De él, como de su hijo Mariano Pina Domínguez, se comentaba que muchas de sus obras eran
plagios de comedias francesas. Él no era el único, ya que se consideraba algo
habitual en la época. Muchas de las zarzuelas de esa época proceden de textos
franceses. Algo en descargo de este tipo de plagio está en que superaban a los
originales. El hombre débil podría
estar en esta línea.
Es obra de tres personajes y con un tema unitario y escueto: en la
cocina Tecla trae de cabeza al dueño de la casa Don Luciano.
Por el contrario Pascual, un criado
un tanto corto de sesera, no se entera de las insinuaciones de la tal Tecla que aunque no ve mucho atractivo en el criado, está deseando casarse. Don Luciano se debate
entre su moral, un tanto puritana, y su
desbocada pasión. Para evitar tentaciones ve como solución
darle dote y casarla con el criado. Era un modo de tenerla en casa. Todo se le
volverá en contra y el tal criado resultará menos tonto de lo que es.
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Don Luciano viene a ser esa antigua
especie de Rodríguez que ausentada la esposa durante una temporada – en
este caso para visitar a un médico – su instinto sexual se despierta en la
cocina, lugar idóneo para un buen cocido. Se quiere y no se quiere. De alguna
manera me recordó, salvando las diferencias, a
La
Tentación vive
arriba (el título original es La
sarna (el picor) de los 7 años), la comedia famosa de Marilyn
Monroe. Aquí La tentación vive en la
cocina.
La obra se desarrolla en la época de su estreno y de alguna manera
venía a ser un espejo en el que mirarse.
Cuando Barbieri compone la música – 6 números en total – para tres cantantes:
soprano, tenor y barítono, ya ha compuesto sus Zarzuelas Grandes. El que vuelva
a la zarzuela corta, como en sus inicios, se explica por la moda que ha
comenzado del Teatro por Horas. De
sus números se hicieron famosos
la Habanera Te llevaré a Puerto rico, Por tu talle sandunguero y el Vito que encontró múltiples versiones.
Se trata de una música agradable, que al apoyarse en aires populares hispanos
resultan familiares.
Hay algo más: la conjunción
de texto y música. |
YA NO VOY A PUERTO RICO
(HABANERA) |
La versión orquestal que ofrece Ópera Cómica, podría denominarse Orquesta de Cámara. La orquesta se
encomienda al Ensemble de Madrid,
que es un conjunto de 6 músicos, en versión de cuerda. La disposición de los
músicos a un lado del escenario, cercanos a los cantantes le proporciona una
cierta intimidad musical, que unida a la
sonoridad de la cuerda, transforma la obra en un juguete musical, con reminiscencias
de caja de música.
Sobresale la labor interpretativa de los tres actores. Carmen González compone musical y
dramáticamente una graciosa y pizpireta Tecla, llena de frescura en
contraste con el agradable histrionismo de Ángel
Walter (Don Luciano). Carmelo
Cordón en su Pascual bobalicón es un convincente contrapunto.
Siempre es importante entender el texto en el teatro musical, pero
sobre todo cuando el canto se deja de florituras y sirve a un texto. Aquí se
consigue por parte de los tres cantantes. Especial relieve cobra el terceto Mi castidad veo en un tris, que consigue
sonoridades mozartianas. Deliciosa
la Habanera.
BUENAS
NOCHES SEÑOR DON SIMÓN
Buena
noches señor Don Simón (1852), parte del vaudeville francés Bonsoir, monsieur Pantalón (1851) de Albert Grisar. Otra vez la moda implantada de adaptar comedias francesas a lo cual Luis
Olona era proclive. En 1851 se había estrenado Jugar con Fuego – música de Barbieri y libreto de Ventura de
la Vega -, que imponía la
zarzuela grande y se aceptaba la estructura dramática de tres actos. Sin
embargo en 1852 Luis Olona vuelve a
la zarzuela corta y así conecta con la década anterior: pocos personajes, sin
coro y 5 o 6 números musicales.
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La trama se desarrolla
en Cádiz, pero podría ser en otro lugar ya que no se recurre musicalmente a
aires andalucistas ni los actores marcan el acento. La música se mueve en
diversos estilos: Bellini, Donizetti… y en general se percibe una
sonoridad italiana. Nada que ver con los casticismos madrileños o
andaluces del género chico que llegará más tarde. Pero esto no quiere decir que
no conecte con otro tipo de casticismo anterior, entendiendo el término como
música popular española. Oudrid, su compositor, crea
una agradable partitura italianizante en
la que diluye temas españoles. |
Y si Cádiz no está en la música, y tampoco lo está en el habla de
los personajes, al menos en la versión de Matilla,
los personajes se tiñen de cierta universalidad. Excepción son los dos
portadores gallegos del enorme y enigmático paquete que traen. Imitan el
acento, pero lo que más importa es el montaje alterno musical de Oudrid que se ha conocido con el nombre de gallegada. Mientras los personajes
gaditanos se expresan musicalmente en la línea indicada, los dos gallegos lo
hacen musicalmente en el aire de su tierra, creando cierta comicidad musical.
Los cinco números se oyen agradablemente y resulta especialmente atractivo el
cuarteto en el que se dan las noches a Don Simón. El tema repetitivo se va
retomando sucesivamente por cada uno de los cantantes de forma solemne,
produciendo, por contraste, la comicidad.
La partitura no contiene
números de solistas sino que, salvo la arieta de Teodoro (Ellier
Muñoz), son participativos de los diversos personajes. Ello crea un
cierto ambiente coral. La obra se inicia
con un solo: una barcarola de corte italiano entre cajas, cuya voz se aleja al
ser emitida desde una barca que pasa. Lo italianizante y la referencia a la
barca, nos evocan una Venecia. En este caso es una referencia para situarnos la
casa al lado del mar. Argumentalmente se necesitará dicha cercanía.
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Vuelve a apreciarse la labor interpretativa de todos, tanto en la
parte hablada como musical. Destaca especialmente, por su comicidad, Mar Abascal en el papel de Juana,
la criada.
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Y a estas alturas no he
apuntado el argumento, que va de niña enamorada de un desconocido y que
por otro lado es obligada, por sus tutores, a casar con quien no quiere. Los
equívocos, incluidas aparentes muertes accidentales que llegan al surrealismo
producen la comicidad de la pieza. De toque vaudevillesco no tiene más
intención que entretener y ridiculizar ciertas costumbres. |
Como es lógico al representarse al aire libre, necesitan de
microfonía. En este caso dado que son pocos intérpretes y cada uno de ellos tiene
micrófono, la audición resulta más ecualizada, lo cual no se cumplía en El Barberillo de lavapiés, una vez que
el coro no poseía micrófono individual.
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