AMARES
(Los amantes
de Teruel)
NUEVO LENGUAJE FIEL A LAS
RAÍCES
Título: Amares (Amantes de
Teruel)
Dirección de escena y coreografía: Miguel Angel Berna
Música original: Joaquín
Pardinilla/ Alberto Artigas
Escenografía: Jorge Gay
Iluminación: Olga García
Técnico de sonido: José Manuel Glaria
Técnico de monitores: Enrique Ruiz
Director Técnico: Sergio Claveras “Pluto”
Gerente:
Manuela
Adamo
Contratación: Gachi
Pisani
Foto y Diseño gráfico:
Jesús Vallinas
Compañía:
Compañía Residente de Zaragoza
(Cía. Miguel Ángel
Berna)
Maestra de baile: Rosa Moreno
Músicos: Alberto
Artigas (Bandurria y Laúd) Josué Barres (Percusión), Antonio Bernal, Lourdes
Escusol, Miguel Ángel Fraile (Gaita aragonesa y flauta), Guillermo Gimeno,
Jaime Lapeña, J. Luis Seguir “Filetes” (Percusión), Juan Luis Royo
(Clarinete), Joaquín Pardinilla (Guitarra acústica), Toño Bernal (Bajo)
Bailarines: Miguel Angel Berna, Oiga López, Paloma Ariza, Charo
Torres, Marta Casabón, Maribel Sánchez, Fran Morgado, Yasmina Pineda, Javier
Haro, Tamara Illán, Ángel
Sánchez
Artistas invitados: María José
Hernández,
Mayte Bajo, Candy
Román, Primitivo Daza
Duración: 1 hora y
30 minutos
Estreno en Madrid: Teatro de Madrid,
13 – IX - 2007 |
MAITE BAJO/ MIGEL A. BERNA
FOTOS: JESÚS VALLINAS |
Amares,
va de historia de amor. Italia tiene a Romeo
y Julieta como amantes adolescentes. España tiene a Calixto y Melibea,
y a Isabel y Diego, más conocidos, estos últimos, como Los amantes de Teruel. Lo de más conocidos es un decir, porque la
mayoría del personal de Isabel y Diego no sabe mucho más
que son amantes y de Teruel.
MIGEL A.
BERNA
FOTO: JESÚS VALLINAS |
Aparentemente
la historia es similar a la de Romeo y
Julieta. Dos familias que interfieren en el amor de sus hijos. Pero hay
bastantes diferencias. Mientras la imposibilidad del amor de Romeo y Julieta surge por un
enfrentamiento sociopolítico de ambas familias, en nuestros amantes turolenses
los Segura (Isabel)
y los Marcillas (Diego), se oponen por la disparidad
de fortunas. Hay algo más: Romeo y Julieta
consiguen consumar su amor y para eso está el fraile
que bendice la unión, pero lo más insólito es que Isabel y Diego mueren de amor sin
conocimiento carnal, por usar una terminología ancestral en vez de lo de “hacer
el amor”. La negación de un casto beso por parte de Isabel, ya que está
casada, le fulmina de muerte a Diego y lo mismo sucede después a Isabel al abrazarlo en su tumba. De este modo antes de que llegue el romanticismo, ya
en 1211 – fecha de la historia según las crónicas – se lleva el amor a su
cumbre más romántica. Hoy, en done el trasiego carnal es importante, puede
parecer quimérico y producto de una imaginación literaria idealista. No
obstante, el descubrimiento de las momias en 1555, apunta que la firma de lo
que se creía leyenda es la historia.
Miguel Ángel Berna – maño de pura cepa por nacimiento y baile – se ha comprometido, por vez
primea en su carrera, con una coreografía larga y narrativa. Bailarín jotero
desde su niñez, al ir cumpliendo efemérides y sin dejar el entusiasmo
por la jota, pensó que podría evolucionar sin traicionar su raíz. A lo largo de
todos estos años nos mostraba coreografías cortas, a veces,
teñidas de didactismo, en las que partía de dos joteros – el y ella – de
lo más tradicional en pasos y vestuario, para ir paulatinamente deshaciendo el saltarín
baile y aprovechar de él lo fundamental: la punta y tacón, el lanzamiento al
aire de la pierna y la castañuela en el dedo anular. El vibrante
movimiento de la jota lo ralentizaba para momentos más líricos. Experiencia
tras experiencia le ha llevado a Amares,
cuyo germen, según confesión propia, está en su coreografía anterior: Múdejar.
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MIGEL A. BERNA
FOTO: JESÚS VALLINAS |
Aquel Múdejar, en
realidad era un hilván de diversas coreografías anteriores. Aquí el reto es más
difícil: contar una historia y ampliar el espectro de lo que le puede
proporcionar la jota aragonesa. En líneas generales lo consigue y crea un
lenguaje nuevo. Lógicamente las línea madres no le dan mucho de sí, por ello no
tiene empacho en recurrir a otros estilos como son el clásico, el flamenco, el
rock, la danza contemporánea pero todas ellas tamizadas a través de lo que le
exige la jota. La mayor virtud está en que no son estilos yuxtapuestos según el
estado de ánimo de la situación, sino que tales estilos están delineados por las
líneas del estilo jotero. Hay una fusión de estilos. Por ejemplo es inteligente
la creación del personaje del padre de Isabel – Pedro Segura -,
interpretado por el elegante y sobrio Candy
Roman. Para sus plantes divide el cuerpo del bailarín en dos estilos: las
manos apuntan al desplante flamenco y los pies a un estilizado y sobrio punta y
tacón de la jota.
FOTO:
JESÚS VALLINAS |
Primitivo Danza es el engreído novio. Los novios impuestos en todas estas historias siempre tienen
algo de arrogancia y se hacen antipáticos para el público, por terciar en el
amor de la pareja. Se ha recurrido al flamenco y al zapateado que Primitivo ejecuta con brillantez.
A nivel coral es interesante y resultan efectivas las danzas de
conjunto en el enfrentamiento
bélico en el que tiene
que alistarse Diego para
lograr la fortuna que necesita para llevar al altar a Isabel.
Se apoyan en coreografías extraídas de bailes folklóricos, como son la lucha de
palos y en diversos estilos alternados con solución de continuidad. Son de gran
impacto, tanto a nivel de danza como de expresión dramática de la batalla.
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Después
está la pareja principal formada Maite
Bajo y el propio Miguel Ángel.
Son dúos de gran intensidad y elegancia. Maite
Bajo es bailarina de gran precisión y versada en la danza española
que ejecuta con brillantez. Aquí la danza toma los ribetes del estilo de Miguel Ángel. Unidos muestran una gran
calidad en el baile y en su sincronización psicológica.
Cabe resaltar la escenografía de Jorge Gray que acude a las proyecciones de video sobre la gran
pantalla de fondo. Reflejan no tanto los lugares escénicos sino la ambientación
de épocas en colores o dibujos esquemáticos, al estilo de los frescos
medievales y el arte moderno de collage. Tienen una virtud: no distraen ni
intentan epatar sino que son fieles servidores a la historia y a
la danza. Lo mismo se puede decir de la cuidada iluminación. |
MAITE BAJO/
MIGEL A. BERNA
FOTO: JESÚS VALLINAS |
La música, un tanto ecléctica, consigue la transición suave y
fluida de estilos.
Lo más interesante es el haber creado un nuevo lenguaje a partir
de las raíces folklóricas de la tierra aragonesa, lo cual viene a demostrar que
la tradición bailada permite seguir adelante en la historia.
Hay una pretensión de actualizar la historia y traerla a nuestra
época. Se consigue gracias a la fusión de músicas, estilos y del propio vestuario
extendido entre el medioevo y nuestro mundo actual.
Dicho esto, creo que necesita cierta revisión en cuanto al tempo.
Se hace un tanto larga, sobre todo en las coreografías de conjunto que bien
construidas en sí mismas, secuencialmente dañan el flujo narrativo.
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