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CARMEN
de
ANTONIO GADES
RESUCITA FELIZMENTE
EN EL
2006
GRACIAS A LA RECIÉN CREADA
COMPAÑÍA ANTONIO GADES |
Título: Carmen
Ballet inspirado en la obra de Prosper Merimée
Argumento, coreografía e iluminación: Antonio Gades y
Carlos Saura
Escenografía: Antonio Saura
Director técnico y luces: Dominique You
Repetidor y regidor: Antonio García Onieva
Sonido: Juan Miguel Cobos
Técnico de luces: Roger Goffinet
Vestuario y utilería: Antonio Quintana
Producción: Tamirú Producciones Artísticas, S.L.
Administrador: Fernando Machuca
Música: Gades, Solera, Freire, Georges Bizet (Carmen) M.
Penella (El gato montés), José Ortega Heredia / Federico
Garcia Lorca (Verde que te quiero verde) Música grabada:
Orchestra della Suisse Romande dirigida por Thomas
Schippers, con Regina Rosnik, Mario del Monaco, Tom
Krause
Solistas: Stella Arauzo (Carmen), Adrián Galia (Don
José), Antonio Hidalgo (Torero), Joaquín Mulero (Marido)
Bailarinas: Marina Claudio, Cristina Carnero, Maite
Chico, Lola Guzmán, Marita Martínez-Rey, Ana Oca,
Carolina Pozuelo, Cristina Villaplana
Bailarines: Miguel Lara, Elías Morales, Antonio Ortega,
Jairo Rodríguez, Antonio Mulero y Cristian Martín
Cantaores: Gómez de Jerez, Enrique Pantoja, Manuel
Chacón Juañares
Guitarristas: Antonio Solera, Jesús Heredia
Directora artística: Stella Arauzo
País: España
Duración aproximada: 1 hora y 20 minutos (sin
intermedio)
Estreno en Madrid: Matadero, 8–VII–2006. |
FOTOS: PACO MANZANO |
La trilogía cinematográfica de Gades - Saura: Bodas de Sangre,
Carmen y Fuego (El Amor Brujo), era un modo de perpetuar para la
posteridad la poética coreográfica de Antonio Gades. No obstante
tal posteridad no se ha centrado solamente en el soporte
cinematográfico, video o DVD, sino que creada la Fundación
Antonio Gades de la que ha surgido la nueva Compañía Antonio
Gades, la perpetuidad de su obra parece estar garantizada.
CARMEN (VERSIÓN CINE)
ANTONIO GADES |
Bodas de Sangre (1974) – inspirado en la obra de
García Lorca –
nació para el teatro como ballet y le dió el espaldarazo a la
Compañía de Antonio Gades. En 1981 se convierte en película,
gracias a un trabajo conjunto entre el director de cine Carlos
Saura y el bailarín/bailaor. En sus coreografías teatrales
Antonio Gades recuperaba la sobriedad de un flamenco que, a
veces, había degenerado en un cierto barroquismo facilón para
conseguir el anglosajonado “olé”. Tal sobriedad se trasladó al
mundo de la pantalla, al encerrar las Bodas en un estudio de
baile. Esto eliminaba la parafernalia escénica y se centraba en
la interioridad de los personajes. Le llevaba a un gusto por el
minimalismo. Tal poética se prolongará en los otros dos intentos
cinematográficos. Y entre ellos está Carmen. |
Así como Bodas fue primero teatro y mucho más tarde película. En
el caso de Carmen son, prácticamente, contemporáneas la versión
cinematográfica, que llevó el nombre de Carmen Story, y la
teatral. Creadas ambas en 1983, París fue el lugar de estreno de
la versión teatral, en marzo de ese mismo año, en el Gran
Teatro. Gades siguió representándola durante toda una década sin
cambiar nada: ni coreografía, ni vestuario. Dio la vuelta al
mundo, bailada por él. Su primera pareja fue Cristina Hoyos y
después Stella Arauzo.
Resucitada la Compañía Antonio Gades – tras su muerte - gracias
a la Fundación Antonio Gades, también ha resucitado Carmen. Los
primeros que la vieron volver a la vida, fueron los de Verona. A
pesar de los años pasados y de que ya no bailaba Antonio, el
éxito fue rotundo, según cuentan las crónicas.
En la programación de los Veranos de la Villa, Carmen ha venido
al Teatro del Matadero de Madrid, por un espacio de dos días.
Stella Arauzo es ahora la Carmen otra vez. Y
Adrián Galia
susituye a Antonio Gades, en el papel de D. José.
Viendo esta coreografía en el 2006 - personalmente no la vi en
su momento, ni tampoco la versión cinematográfica – hay que
reconocer que sigue muy fresca y la sobria inspiración de
entonces, todavía es válida. Es posible que llegue a formar
parte de esos títulos – como ha sucedido en el ballet clásico –
que terminan por encontrar su inmortalidad y el mejor regalo que
se pueda hacer es dejarlas tal cual nacieron. Pero eso conlleva,
como sucede con el clásico, que no vale cualquier
bailarín/bailaor, ni cualquier cuerpo de baile. No hay tintas
medias. La Compañía que hoy nos ocupa, cumple este requisito.
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STELLA ARAUZO/ADRIAN GALIA
FOTO: PACO MANZANO |
La versión que concibe Gades, tiene su antecedente en la versión
cinematográfica de Bodas, en lo que respecta a la concepción del
espacio escénico: un estudio de baile y en los bailaores/as que
pasan del ensayo a la realidad dramática de los personajes.
También aquí está el estudio de baile – los espejos al fondo –
y, poco a poco, entra el cuerpo de baile y solistas. Bajo la
pose y mirada del maestro, este cuerpo de baile – ellos y ellas
– crean una coreografía más allá del precalentamiento o simple
ensayo. Es fuerte, vibrante, rítmica y de gran efecto plástico.
Funciona como una especie de coro griego – a nivel de baile –
que plantea, ya, con sus dramáticos desplantes y sus vistosas
alegrías la posterior historia.
ADRIÁN GALIA/STELLA ARAUZO
FOTO: PACO MANZANO |
Sin ruptura del baile entramos en lo que puede ser la historia
de Carmen y sus amores. Los espejos giran hacia un fondo neutro,
las sillas de enea se recolocan y lo que era un cuerpo de baile
homogéneo comienza a cobrar entidad y diversidad al encarnar los
diversos personajes.
Las Cármenes balletísticas, por lo general, han recurrido con
frecuencia a la partitura de Bizet y el baile parafrasea la
historia de la ópera más que la del original de Prosper Mérimée.
A Gades le interesa menos la historia narrativa y más el
conflicto emocional de los protagonistas y en concreto el de
Carmen. No se siente atado a la música de Bizet, la cual utiliza
esporádicamente – siempre de gran efecto sonoro – junto a otras
de raigambre flamenco, populares lorquianas o la del universal
Penella: El gato Montés. Esta orientación dramática – de
sentimientos, más que narrativa – y esta diversidad musical, le
proporciona una gran libertad a la hora de construir los bailes.
Al ser lo emocional el centro, no tiene necesidad de la
pantomima balletística. Ello le permite que sea el puro baile
quien transmita todo su poder comunicativo, lo cual, conociendo
la trayectoria de Gades no es casual, ya que, desde sus inicios
en aquellos Tarantos cinematográficos, su baile en Las Ramblas
de Barcelona estaba lleno de fuerza interpretativa. Esta es una
de sus grandes virtudes: un baile lleno de contenido que huye de
todo decorativismo superfluo.
Metidos en la historia emocional, surge un doble plano. Estamos
en un estudio de baile. Esa Carmen comienza como un simple
ensayo en vistas a una Carmen posterior sobre el escenario, pero
– en el citado ensayo – los personajes de Don José y
Carmen se
identifican, emocionalmente, con el maestro y la Bailaora. El
deseo y la pasión de los personajes de ficción contaminan a los
dos bailaores. Y si vamos más allá, y conociendo lo enamoradizo
que era Gades, casi podríamos decir - con mucha discreción y
respeto - que esta Carmen tiene algo de autobiográfico.
Gades
bailó un Don José, pero se identificó con Carmen.
Llama la atención la elegancia y precisión corporal de Adrián
Galia en el don José que interpretó muchos años
Antonio Gades.
En principio, él lo podía tener más difícil por las odiosas
comparaciones. No es el caso. Adrián es un bailarín/aor con
fuerte personalidad que convence con su sobrio baile. Stella
Arauzo, la Carmen junto a Gades, transmite fuerza, pasión y
frescura a un baile que tiene muy asimilado.
Hay que resaltar el vestuario de Antonio Quintana, al saber
conjugar un bello colorido y diseñar unos trajes que cumplen una
doble función: la de aparecer como un traje sencillo de ensayo y
al mismo tiempo evocar los personajes.
El cante de Gómez de Jerez, Enrique Pantoja y Manuel Chacón
Juañares siguen también dicha línea evocadora.
La Carmen de Gades, hoy por hoy, conserva una gran vitalidad,
porque en ella se recupera la autenticidad de un flamenco,
limpio de facilonas improvisaciones jaraneras y con un trazado
en las líneas corales, de pasos a dos y solos de una gran
sobriedad y definición. Hay otro secreto: el no dejarse llevar
por virtuosismos estériles exhibicionistas, procurando que el
zapateado, los desplantes, el enhebrado de brazos siempre sirvan
a la emoción. Gades ha ido a la esencia del cante y del baile y
a la esencia del sentimiento humano. Quienes ha retomado el
testigo – solistas y cuerpo de baile – no le defraudan.
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José Ramón
Díaz Sande
Copyright©diazsande |
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MATADERO DE
LEGAZPI
Paseo de la Chopera, 10
MADRID
Tf. 010
Metro: Legazpi – Línea 6
(Linea 3 cerrada, Servicio Alternativo
Bus E3 entre Legazpi y Argüelles)
Bus diurnos:
6,8,18,22,45,47,59,62,76,78,79,85,86,88,123,148,247)
Bus nocturnos: N12,N13,N14,N15
Bus interurbanos: 414,415A,415B,421,422,426,427,447,448 |
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