LA TENTACIÓN DE SAN ANTONIO

UN BELLO Y EVOCADOR ESPECTÁCULO
CON UN GRAN PODER DE SEDUCCIÓN MUSICAL










FOTOS: STEPHANIE BERGER

Título: La tentación de San Antonio.
Inspirado en el Texto de: Gustave Flaubert.
Música y libreto: Bernice Johnson Reagon.
Vestuario: Geoffrey Holder.
Codirección: Ann Christin Rommen.
Colaboración diseño escenografía: Stephanie Engeln.
Diseño de iluminación: A. J. Weissbard.
Diseño de sonido: Peter Cerone.
Profesor de voz: Charles Williams.
Maestra de danza: Christalyn Wright.
Maestro del coro: Jason Walter.
Coproducido por: Ruhrtriennale y Change Performing Arts.
Productores: Elisabetta de Mambro, Franco Laera con CRT Artificio, Ortigia Festival Siracusa, Festival Castell de peralada, Festival Internacional de Santander, Sadler’s Wells London, Aventis Foundation y Opera Nacional de París.
Producción delegada en España: Elsinor.
Dirección Musical: Bernice J. Reagon.
Arreglos musicales y dirección musical en gira: Toshi Reagon.
Músicos: Toshi Reagon (Dirección, guitarra y voz), Judith Casselberry (Guitarra y voz), Adam Widoff (Guitarra eléctrica), Fred Cash (Bajo), Robert Burke (batería), Annette A. Aguilar (Percusión).
Intérpretes: Carl Hancock Rux (San Antonio), Helga Davis (Hilarión), Stephanie Battle (Diosa Fuego), Bukanla (Sacerdotisa diosa serpiente), Aleta Hayes (Satán, Orador debate sobre la Naturaleza de Cristo), Darrin Frisby (Tertuliano), Marcelle Lashley (Reina de Saba, dios agua), AngelaKismet Lyles (Diosa tierra, corte de la reina de Saba), Gloria McNeal (Orador debate sobre la Naturaleza del Universo), Conrad Neblett (Orador debate sobre la Naturaleza del Universo, sacerdote Dios Serpiente), Josette newsam (Orador debate sobre La naturaleza del Universo), James Staten (Orador debate sobre La naturaleza del Universo), Jason Walter (Brahmán), Charles Williams (Ebonia), Leonard Wooldridge (Adonis), Christalyn Wright (Diosa Serpiente).
Compañía: Watermill Center de Southampton.
Dirección, diseño de escenografía y concepto de iluminación: Robert Wilson.
Duración: 1 hora 40 minutos.
Estreno mundial: 20 de junio de 2003 en Gebläsehalle, Duisburg.

Estreno en Madrid: Teatro Español, 25 – V – 2005.


Cuando se menciona Las tentaciones de San Antonio, es frecuente que a la mente vengan la proliferación de cuadros en los que muchos pintores trataron el tema. Otra de las imágenes son una serie de señoras semidesnudas, como si la única tentación para el ser humano fuera la mujer. Algunos pintores como Patinir y Paul Cezanne abundaron en el tema de la mujer, pero otros como el Bosco, Brueghel y Dalí han ido más allá, contextualizando la tentación del eremita en un tema de fe: conflicto eterno del hombre que se debate entre lo terrenal y lo divino.

 


HELGA DAVIS (HILARIÓN)
CARL HANCOCK RUX (SAN ANTONO)
Está tensión humano-divino es lo que le ha llevado al novelista Gustave Flaubert – célebre a nivel divulgativo por su liberal y catártica Madame Bovary - a escribir La tentación de San Antonio. La obra terminó por ser un “in fieri”, un continuo hacerse, ya que conoció a lo largo de su vida tres versiones en diversas etapas: la primera (1849) es la más extensa y llena de espontaneidad, pero nunca se publicó; en 1856 la reelabora y publica fragmentos que vienen a constituir, en cuanto la extensión, la mitad de la primera versión, y una tercera (1872), publicada en 1874, que es más corta, más purificada estilísticamente, la cual se aparta llamativamente de las otras dos. Esta es la que quedará como obra definitiva en las sucesivas ediciones, aunque no consta que Flaubert reniegue de las dos anteriores.


Pero la idea de escribir sobre el tema surge en Flaubert a partir de su latente problemática interior de enfrentamiento con su padre (una especie de Dios, con el que entra en litigio), cuya chispa salta al contemplar el cuadro de Brueghel sobre Las tentaciones de San Antonio. Lo que intuye en aquella pintura es la crisis de fe que sufre el santo, y en ella ve reflejado su conflicto. No es una fe de principios, sino un enfrentamiento – otra vez el árbol de la ciencia del bien y del mal - entre lo que dicta una tradición de ley que se dice divina y lo que se escribe y se piensa a través de las diversas culturas, religiones y filosofar del propio hombre. Todo ello comporta un Saber erudito que parece contraponerse al tradicional Saber divino. No obstante, en el fondo, uno y otro terminan por ser divinos.

Del texto de Flaubert parte Robert Wilson como inspiración para construir un espectáculo en el que la plástica visual es protagonista. Su libretista y compositora será Bernice Jonson Reagon, que orientará el peregrinar interior y exterior de San Antonio con un tratamiento operístico en el que la música se apoya fundamentalmente en sones afroamericanos (soul, gosdpell, hi-hop, himnos …). La variedad de estilos y el itinerar argumental de Antonio, hace que no sea estrictamente un Godspell.

El espectáculo queda estructurado en siete estaciones. Tras la reflexión del ermitaño Antonio sobre su vida y su ansia de servir a Dios lo más humildemente posible, se plantea si ese servicio de años es auténtico. Palpa la soledad y ello da pie al diablo para tentarlo: mesa golosa, ambición del oro, el deseado amor físico de mujeres (la reina de Saba) y hombres (Adonis). La tentación es vencida. Pero le espera la duda, provocada por el viaje que le obliga a emprender su alumno Hilarión: contradicción de las Escrituras, proliferación de sectas y religiones con otras visiones sobre Dios, cuestionamiento de la naturaleza de Cristo, importancia de la ciencia como la religión moderna, insignificancia del hombre en el universo y búsqueda de un lugar donde se unan materia y espíritu (Dalí lo plasmará con ese elevado elefante de arácnidas patas) y por fin la vuelta al inicio: un bello lugar. La duda ha desaparecido. Dios está en todas partes y también en su montaña y con él. El Universo anida en el interior de Antonio y cada minúsculo ser que le rodea es germen de vida.

Se trata pues de un texto que combina la narración con la descripción de un mundo interior. Bob Wilson sabe transmitir narración y sentimiento a nivel plástico mediante cambios exquisitos de iluminación sobre el único decorado – sugeridor de un templo o lugar sagrado - y elementos esquematizados para describir el ambiente. La gruta la resuelve con unos listones y una evocadora palmera plana. La naturaleza primera que rodea a Antonio es una ritual procesión de los actores portando, alternadamente, esqueléticos y articulados pájaros marionetas y arbustos. Para la llegada de la reina de Saba (viene de lo lejos nos dice la Biblia) idea una inteligente combinación de poliedros que a modo de rompecabezas conforman la montaña a través de la cual avanzara la reina mediante una graciosa combinación de marionetas y cuerpo real, etc… En resumen, hay una perfecta composición visual de una gran expresividad, belleza y delicadeza que consigue ir más allá de la mera imagen para trasladarnos a mundos imaginarios.

A ello se une una precisa composición coreográfica de movimientos de los protagonistas y el tratamiento del coro, que tiene mucho de ritual litúrgico en el mejor sentido de la palabra, al operar con unos desplazamientos no realistas sino ritualistas pero llenos de sentido. El coro recupera en parte la función del coro griego y, en algunos momentos su disposición coquetea con lo brechtiano. Su continuo ir y venir en toda la historia hacen de él un protagonista fundamental. Hay momentos en que la estructura recuerda a la habida en su tiempo con Cristo Superstar o bien el musical Hair, en cuanto el trazado de su andamiaje de puesta en escena, sin que esto suponga una copia o mera repetición.

Dentro del mundo visual de la plástica impacta favorablemente el vestuario y los peinados “afros”, en ellas, de gran variedad y exquisitez. Se ha evitado un realismo folklórico y se ha preferido una estilización que, en buena medida, recuerdan estilizadas pinturas o bellas esculturas de ébano modeladas en sus líneas fundamentales. Caracterización y movimiento consiguen un empaque de gran connotación estética.

Pero lo que da el sello más impactante es la música en vivo del sexteto - en el que la guitarra domina -, y las magistrales voces individuales y conjuntadas en un estilo, que los más profanos damos en llamar “negro espiritual”. Se trata de una combinación de diversos ritmos de buena parte de lo que es patrimonio de la música negra. Bernice – autora de las canciones y melodías y experta en música afroamericana – y su hija Toshi – creadora de la instrumentalización y orquestación - componen una partitura que transcurre entre lo evocador y lo electrizante. Las partes más cercanas al “godspell” contagian al público que, a pesar de su buena voluntad, resultó un tanto arrítmico y timorato con las palmas. Tal arritmia no creo que sea idiosincrasia del español, sino de la edad. Si en la sala hubieran abundado los jóvenes, más habituados al batir de palmas y brincar, el trasvase musical escenario-platea hubiera sido mucho más rico.

Este Antonio-Wilson-Bernice, es un bello y evocador espectáculo con un gran poder de seducción musical. En cuanto al contenido hay un mensaje que pretende trascender la problemática personal de Antonio. Se intenta ir de un particularismo cultural, religioso y vivencial, a un concepto más amplio y más plural. Poco importa el espacio y la tradición que te rodee. En cada una de las manifestaciones del Universo está Dios o si se prefiere – para los que Dios no significa nada – está el progresar del propio hombre. Lo que aprende Antonio (el hombre en general), es el desatarse de una simplista y única visión, que es lo que, por desgracia, entrega una tradición si ésta no se sabe asimilar y potenciar hacia el futuro.

La filosofía que desprende el libreto, puede seguirse no solamente por el programa de mano sino también por los sobretítulos. Sin embargo lo que cautiva es la música, creadora de nuevos horizontes. Por ello es posible que algunos espectadores se queden con un “godspell” más, al que se le ha vestido de una iluminación y una plástica inaudita.

 

Más información

           LA TENTACION DE SAN ANTONIO - Información General

           LA TENTACION DE SAN ANTONIO - Entrevista
 


José Ramón Díaz Sande
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