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KARMEN DE GORAN BREGOVIC
CON FINAL FELIZ
HACE DISFRUTAR A TODO EL QUE
SE ACERQUE DISPUESTO A VER OTRA FORMA DEL MITO,
A LOS AMANTES DE LA MÚSICA Y RITMOS CÍNGAROS |
Título:
Karmen de Goran bregovic con final feliz
Autor: Goran Bregovic
Co-escritora: Mirjana Bobic Mojsilovic
Vestuario: Neso Lipanovic
Pinturas de las postales: Branko Cvijic
Intérpretes:
Vaska Jankovska (Kleopatra, Karmen), Ekrem Demirovic ( Bakia,
Fuad, Trompeta), Bokan Stankovic (Boki, Trompeta), Dragan
Ristevski (Emilio, Drangance, Trompeta), DEKI, TUBA Dejan
Manigodic (Deki, Tuba), Stojan Dimos (Store, Saxo, Clarinete),
Aca Rajkovic (Aca, Trombón), Milos Mihajlovic (Milos, Trombón),
Ivan Jovanovic (Iván, Trombón), Alen Ademovic (Ceausesku, Alen,
Percusión), Ludmila Radkova-Traikova (Micaela,
Trabajadora,
Prostituta), Daniela Radkova-Aleksandrova (Trabajadora,
Prostitua), Goran Bregovic (Brega, Cajero, Percusión)
Ayudante de dirección y coach de actores: Mika Aleksic
País: Serbia y Montenegro
Idiomas: serbio, italiano y cíngaro (con sobretítulos
en español)
Duración aproximada: 1 hora y 40 minutos (sin
intermedio)
Dirección: Goran Bregovic
Estreno en Madrid: Teatro Español, 13 – X – 2005
(Estreno en la Comunidad de Madrid)
Goran Bregovic, reconocido y premiado compositor
balcánico, nos presenta una nueva y creativa forma de ver quizá
una de las óperas más famosas de todos los tiempos: Carmen.
En esta ocasión: Karmen con final feliz, pero con vida
igualmente amarga.
Esta singular Karmen, se parece poco a la de Merimeé,
o a la de tantas otras versiones cinematográficas, donde
Carmen, a pesar de su trágica y ácida vida, se la rodeaba de
un ambiente romántico, de rojo y albero, de fiesta y sensualidad
que hacían no tan mísero el destino ni la vida de Carmen. Pero
esta nueva forma de ver el mito de Carmen, está concebida en la
actualidad en los Balcanes, no en Sevilla ni en el s. XIX.
En esta obra, Carmen, se presenta desprotegida de toda la
envoltura bella y romántica... aparece cruda, sin más, como
podría aparecer cualquier prostituta de la calle. No hay
decorados, sólo una silla y un cubrecama; no hay grandes luces,
sólo una luna roja, que baja para recordar el destino trágico y
dos ángeles con bigote, que le traerán el ansiado final feliz.
Karmen,
vestida de amarillo con lunares, aparece bajo un fondo negro y
sobrio. Su única compañía es una banda de música que toca en
bodas y funerales. Los músicos con el uniforme partido
músico-basurero, se van incorporando al escenario hablando
distintas lenguas y tocando fiscornos, trompetas, bombardinos,
bajos, saxos... todos instrumentos viejos y desgastados de
interpretar mucha música para mucha gente en bodas y funerales.
Hasta que entre todos, forman poco a poco una portentosa banda
de metales, que rodea a Karmen y sacude al espectador.
A la par, ella va contando su azarosa y compleja historia. Para
entenderla el público cuenta con un original folleto con las
escenas más representativas de la vida de esta famosa cíngara.
Ella se va del pueblo a buscar mejor vida, dejando atrás a su
novio Bakia. Se marcha en bicicleta, tras recorrer
distintos lugares da con su vida en un club, donde conoce a un
militar del que se enamora. Pero su antiguo novio llega a la
ciudad e intenta recuperarla. Bakia, y el militar
se disputaran el amor de Karmen a golpe de música,
es decir, se inicia un interesante diálogo de trompetas. A este
dúo se suma la novia del militar que con una pequeña acordeón
defenderá a su amado de las manos de Karmen. Así,
al final Karmen vuelve con Bakia y
efectivamente tal como presagiaba el titulo, la obra tiene un
final feliz. Muestra de ello, son los dos ángeles con bigote que
le bajan un pintoresco vestido de novia...
La
idea de este espectáculo, bastante arriesgada de por sí, cuenta
con la dificultad añadida del idioma, ya que la obra se
representa en serbio, italiano, cíngaro y español. Claro que
también se cuenta con la inestimable ayuda de los sobretitulos.
Toda la obra gira en torno a Karmen. Ella,
Vaska Jankovska, tiene una voz cantarina y melódica, que
hace que sus monólogos en italiano sean especialmente graciosos,
lo que le permite conectar con el público desde el principio.
También hace de Kleopatra una chica que recibe
llamadas de un teléfono erótico, con una venda en el brazo que
indica su pertenencia a un proxeneta, al final también se
quitará la venda en sentido de liberación y felicidad.
La música es típica rumana, aunque algunas veces hace
referencias a los fragmentos más famosos de la ópera de Bizet.
Esta orquesta pronto contagia el ritmo pegadizo al público, el
cual en otro espacio estoy seguro hubiera danzado animadamente.
Todo la obra en sí es una explosión musical, los instrumentos
hablan, son la voz de los personajes y del estado de ánimo de
Karmen. Ellos van expresando lo que sienten y viven
en cada momento, de ahí que se pase de baladas a piezas rítmicas
típicas rumanas. Esta música es adornada, además de por
Karmen, por dos chicas, que hacen de trabajadoras y
luego de prostitutas (Ludmila Radkova-Traikova y Daniela
Radkova-Aleksandrova), sus dos voces rumanas, a veces, recuerdan
el eco de las voces búlgaras.
Esta nueva Karmen, peculiar y extravagante, hace
disfrutar a todo el que se acerque dispuesto a ver otra forma
del mito, a los amantes de la música y ritmos cíngaros, de la
eclosión instrumental, de la sobriedad escénica y del derroche
de sonido.
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