MARIBEL Y LA EXTRAÑA FAMILIA
EL MUSICAL QUE NO LLEGÓ A VER
MIGUEL MIHURA
Título: Maribel y la extraña
familia
Autor: Miguel Mihura
Adaptación musical: Juan José Arteche/Ángel Fernández
Montesinos
Letras de canciones: Fernando Albares
Música: José Ramón de Aguirre
Coreografía: Juan Carlos Santamaría
Escenografía: Juan pedro de Gaspar
Vestuario: Pedro Moreno
Iluminación: José Ramón de Aguirre/Felipe Ramos
Sonido: DaLaMix
Diseño de Video: César San Bruno/Simulación 3D:
3d Scenica S.L./Edición de Video
Posters: Iván Soldo
Producción: Maribel-El musical y Mundo Ficción
Intérpretes y solistas:
Andoni Ferreño (Marcelino), Amparo Sainar (Maribel),
Ester Bellver (Rufi), Chus Herranz (Pili), Raquel Grijalba
(Niní), Milagros Ponti (Matilde), Sélica Torcal (Paula),
Andrés Navarro (Don José), Beatriz Uría (Rocío).
Coro:
Francisco Abarca, Carlos Brau, Vicente Bustamante, Alfonso
Cayetano, Tony Cruz, Evangelina Esteves, Alberto Holgueras, Juan
Carlos Jiménez, Marchu Lorente, Iván Martínez, Edgar Moreno,
Carolina Norris, Mónica Novoa, Sara pastor, Julio Rodríguez, Eva
Saez, Beatriz Uría, Paula Vázquez, Claire Marie Wilson.
Coros:
Yolanda Heras, Natalia de las Heras, Sol Pilas, Tony Cruz,
José María Guzmán, Emilio Cuervo, Santiago Aguirre.
Coordinador de coros:
Tony Cruz.
Músicos:
Maule Cácers (1ª trompeta), José Antonio Barco Corchete (2ª
trompeta), Juan Carlos Jiménez (1º saxo), Modesto Hernández (2º
saxo), Juan Calleja (guitarras acústicas).
Orquestaciones y Dirección musical: Alberto Quintero
Dirección artística: José Ramón de Aguirre
Dirección: Ángel Fernández Montesinos
Estreno enMadrid: Teatro Nuevo Apolo, 6 – X - 2005
Es el título de la obra de teatro con la que Miguel Mihura
recibe su tercer Premio Nacional de Teatro en 1959 (antes lo
había conseguido por Tres sombreros de copa y Mi
adorado Juan). Esta obra, que también fue llevada al cine
por José Maria Forqué en 1960, ahora se abre camino en un
nuevo género: el musical.
En esta nueva faceta el texto original es fielmente respetado.
Su trama nos transporta al Madrid de los años 50, donde
Marcelino, un viudo provinciano, aburrido y melancólico,
busca mujer alegre y divertida que le rescate de su insípida
existencia. Para tan arduo cometido cuenta con la complicidad de
dos ancianas muy “modernas” y pizpiretas (su madre y su tía). Él
descubrirá la alegría de vivir en una chica, también
provinciana, que buscó éxito como artista en la capital del
reino, pero la vida la empujó a un pequeño burdel convirtiéndola
en una mujer de “virtud distraída”:
Maribel.
Ella,
en su periplo amoroso con el desvaído viudo, es acompañada por
tres pintorescas compañeras de fatigas – Rufi
(Ester Bellver), Pili (Chus Herranz) y Niní
(Raquel Grijalva) -, que velarán obsesivamente por su integridad
física... ante el temor de que Marcelino quiera
acabar con la vida de Maribel. Tras viajar al
pueblo y descubrir las extrañas circunstancias en que murió
la anterior esposa de Marcelino, la historia se complica y las
sospechas homicidas de las amigas se confirman.
Este musical nos refleja una época y una sociedad española
lejanas en cuanto contenido pero cercanas en tiempo, donde la
aspiración de cualquier mujer era pasar por el altar.
Maribel, en principio por su profesión, se ve obligada a
renunciar a estas aspiraciones. Sin embargo, el destino en un
alarde de generosidad y por aquello de que las cosas son como se
quieran ver - el Así es si así os parece de Pirandello
- , le brinda la oportunidad de rehacer su vida. No obtante
Maribel, puta, pero noble y honesta, no quiere
aprovecharse de la situación, y titubea continuamente entre
decirle la verdad o no.
Amparo
Saizar encarna a Maribel, y ella es la
verdadera protagonista del musical y es también el personaje más
conseguido. Tanto su interpretación como su voz muestran una
artista bastante entera y completa. Ella lleva a cabo la
metamorfosis de Maribel, de descarada prostituta a tímida
chica enamorada. Quizá en esta segunda faceta Maribel
peque de una excesiva dulzura, que contrasta por inexpresiva,
con la alegre casquivana de otros momentos.
Andoni Ferreño, Marcelino, se convierte en
el sombrío y tímido viudo, al que aporta un toque de distinción.
Sin embargo, insiste en demostrar en reiteradas ocasiones sus
dificultades con el canto. No obstante su personaje está
bastante conseguido y es creíble, a pesar de sus limitaciones
musicales.
Las amigas de Maribel, Rufi (Ester
Bellver), Pili (Chus Herranz) y Niní
(Raquel Grijalva) forman, en principio, un simpático trío, que
auguran unas cuantas carcajadas en el público, pero que
desafortunadamente, tal vez por la excesiva caricaturización,
acaban siendo un tanto estridentes. Sus personajes se estancan,
no se desarrollan... ni la pretendida vis cómica de Raquel
Grijalba (a lo Gracita Morales) llega a cuajar.
De
agradecer son las interpretaciones de Milagros Ponti y
Selica Torcal, madre y tía de Marcelino. Ellas
aportan un toque de buen humor y desenfado, nos regalan algún
baile coral y los momentos más entrañables de la obra. Ambas
hacen alarde de sabiduría, jovialidad y una condescendencia de
la que hacen cómplice al público.
Este musical, tal vez, se convierte, a veces, en esclavo del
texto original, lo que le roba agilidad y soltura. En la primera
parte, sobre todo, los diálogos son excesivos y los números
musicales escasos. Llama la atención, al principio, el contraste
entre la celeridad del escenario musical – inspirados y de
agilidad tramoyística - y la lenta recreación del interior de un
piso rancio y amarillo, que aprisiona a la obra y al espectador
en un costumbrismo sepia y que ralentizan su transformación
tramoyística haciendo peligrar el ritmo de la obra. El concepto
escenográfico y el lugar espacial parece como si estuviéramos en
otra obra. Esta concepción deja poco lugar para las coreografías
de dos o a tres que se ven obligadas a desarrollarse en forma
paralela a la batería.
En la segunda parte el musical adquiere más agilidad y ritmo.
Especialmente conseguidas son las escenas del tren, la estación
de Zamora y el lago.
En general el musical adolece de planos horizontales que restan
espectacularidad y movimiento. Se echa en falta, más números en
los que intervenga el grupo de bailarines, que es uno de los
principales atractivos de este género.
El arranque de la obra es espectacular con una cita al musical
Sweet Charity – el musical americano que se construyó a
partir de Las noches de Cabiria de Federico Fellini
– en el número Taxi Girls de Shirley Mac Lane y
chicas. Otra cita a los musicales de USA es el de las tres
pilinguis, Ser decente no es negocio, en casa de Marcelino,
que posee ciertos discretos apuntes coreográficos del America
de West Side Story.
La calidad de las composiciones musicales es más que aceptable.
Cabe destacar las dos baladas de Maribel, en las
que Amparo muestra su espléndida voz.
A
nivel técnico – pueda que sea el día que asistí (no en el
estreno) - binomio voz-orquesta no llega del todo a fusionarse,
y la música orquestal llega a ahogar, a veces, el canto. Da la
sensación de que la orquesta está un poco ajena al resto de la
obra y falta compenetración entre ambas, aunque, también es
posible, que se deba a un problema de acústica.
El vestuario, condicionado evidentemente por el guión, creo que
podría haber conseguido una línea estética más estilizada y
elegante que aportara un toque “glamuroso” al conjunto de la
obra. A ello hubiera contribuido la ausencia del número de la
tienda de novias por kitsh?, por no aportar nada y por el uso de
una innecesaria escenografía grandielocuente. Por el contrario
dar vida al cuadro de los antepasado, es un acierto aunque la
transición de entrada y salida pierde cierto ritmo.
En definitiva este musical es una oportunidad para conmemorar el
controvertido – 24 Mihuras 24 en el Teatro Español no
consiguieron ser admitidos en la plaza y fueron devueltos -
centenario del nacimiento de Mihura; para recordar otra
España, y recrearse en una más que acertada Maribel
y en una no tan extraña familia.
No estaría de más repensar las escenografías de las casas y
procurar agilizar el ritmo.
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