AN AFTERWORD,
Tony
Kushner
11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 (NUEVA YORK) |
Mientras
las Torres Gemelas se desmoronaban
yo estaba de pie en una playa lluviosa de la península de Dingle en Irlanda,
observando a mi sobrina de cuatro años y a su nueva amiga, una
niña británica, salpicarse en un charco fruto de la marea. Me percaté de
que una muchedumbre se arremolinaba entorno a la radio de un coche cercano; me
uní a ellos justo cuando la segunda torre se derrumbaba. Minutos después, la playa
se quedó desierta. Todo el mundo se marchó a casa a esperar a que llegara lo que parecía ser el fin del mundo.
TORRES GEMELAS |
Al día
siguiente, mientras mi hermana y yo tratábamos de regresar a Nueva York (nos
llevó cinco días), recibí varios e-mails de periódicos pidiéndome que redactara
un artículo sobre el atentado. Supongo que a todo el mundo que alguna vez
hubiera publicado alguna cosa le estaban pidiendo que escribiese sobre el tema.
Me negué. Nunca me ha cohibido expresar una opinión, pero opinar me parecía
precipitado, impropio e imprudente. Uno de los periódicos estaba elaborando una
recopilación de
respuestas a modo
de breve ensayo a la pregunta: |
"¿Qué
significa el 11-S?"
Esto, el 12-S. Recordé la sabiduría de las leyes judías de la shivá, el período
de siete días de silencio, retiro y oración obligatorio con el que se inicia el
duelo. No escribí nada.
Un
mes después, mientras el reparto de En casa/En Kabul iniciaba sus
ensayos en el Taller teatral de Nueva York y las redacciones de toda la
ciudad recibían cartas infectadas con esporas de ántrax, me pidieron que
redactara una declaración para la prensa, ya que se dio por sentado que,
dada la trama de la obra, suscitaría controversia.
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Esto fue lo que
escribí:
TONY KUSHNER |
En casa/En Kabul es una obra que versa sobre
Afganistán y la relación histórica y actual de Occidente con aquel país.
También es una obra sobre los viajes, el conocimiento y el aprendizaje mediante
la búsqueda de lo desconocido; sobre el intento de escapar a la infelicidad de
la propia vida mediante el encuentro con el Otro; sobre el narcisismo y la
autorreferencia que entraña todo encuentro de esa naturaleza; y sobre la
catástrofe humana, un problema político de dimensión internacional. También
traata sobre el dolor. Odio tener que describir el argumento de una obra, pero supongo que estos son algunos temas
que se abordan.
Mientras trabajaba en ella, no podía imaginarme que para cuando la
produjéramos Estados Unidos estaría en
guerra con Afqanistán. La obra no es polémica; la escribí antes del 11 de septiembre,
antes de que se iniciasen los bombardeos, y no he modificado nada para dotarla
de mayor o menor relevancia a la vista de los acontecimientos actuales. Cuando
escribí la obra sentía que un aumento de la arrogancia, de las agresiones, del
caos y del derramamiento de sangre era lo menos indicado para solucionar la
situación desesperada en la que el pueblo afgano está inmerso. Espero haber
logrado plasmar este sentimiento en la obra. A mi parecer, en las últimas
semanas los estadounidenses han demostrado un deseo por conocer más a fondo
Afganistán. Mi máxima aspiración con cualquier obra es que se convierta en
fuente de pensamiento, contemplación y debate: todos ellos componen es
importantes de lo que creo que esperamos descubrir en cualquier espectáculo.
Nos hemos visto arrastrados
repentinamente al horror: por el 11 - S,
en primer lugar, y por el hecho incomprensible e ineludible de que un enemigo
desconocido nos está atacando con armas bioquímicas, así como por las acciones,
tanto aquí como en el exterior, que ha emprendido nuestro Gobierno. Aún se
avecina más horror. Nos hemos visto profundamente alienados de nuestra
“rutina”, de cierto grado de familiaridad y seguridad sin el cual la vida se
hace más compleja. Creo que uno de los retos más difíciles a los que nos enfrentamos es seguir pensando
de forma crítica, analítica, compasiva, en profundidad aún ese a nuestro
enfado, nuestro duelo, nuestro miedo. Tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos, nuestra sociedad e, incluso, sobre nuestros enemigos. Siempre he tenido
la convicción de que el teatro puede transformarse en un elemento colectivo e individual |
VICKY PEÑA
EN CASDA/EN KABUL
FOTO: ROS RIBAS |
EN CASA/EN KABUL
FOTO:
ROS RIBAS |
Han
transcurrido ocho meses. Cuando comenzamos los ensayos, los talibanes aún controlaban la mayor parte
de Afganistán; antes del primer preestreno, habían desaparecido. Parece que los
bombardeos estadounidenses en aquel país han puesto punto y final a la teocracia talibana, al menos de
momento. Y pese a que las Fuerzas Aéreas evitaron mayoritariamente atacar las
ciudades afganas, aún no existen cifras fiables de número de heridos y
fallecidos, víctimas de la guerra en curso. Si
la Guerra del Golfo nos sirve como referencia,
tales las cifras jamás verán la luz. Los intentos de la administración Bush por recortar las libertades de los ciudadanos
estadounidenses previstas en
la Constitución, las
campañas de
desinformación y demás se han topado con una verdadera oposición lo que nos induce a pensar que los guardianes de
nuestra democracia hacen gala de una resistencia y una vitalidad duradera,
incluso ante una situación de alarma generalizada. El debate público sobre la
legitimidad de infligir torturas a los prisioneros ha sido clandestino al igual
que la amenaza del ántrax y las subsiguientes investigaciones.
La Zona
Cero está al mismo nivel que un aparcamiento. Todo el
mundo se pregunta qué intenciones tiene Estado fl Unidos en Afganistán. El
destino de su pueblo está, otra vez, en manos de Estados Unidos y existen malas
señales que nos hacen presagiar que estamos empezando a perder el
interés. Los países responsables de las fuerzas internacionales encargadas de
imponer el orden en un país recientemente desestabilizado y aún armado hasta
los dientes están mostrando signos de querer emprender la retirada. Y es poco
probable que la presencia estadounidense prolongada en la región reporte algún
beneficio. Bush se presentó a Presidente
pese al récord de "creación de la nación" que logró el gobierno Clinton. Aunque resulta difícil saber
qué cabe esperar de la actual postura que ha adoptado como si se tratase del Simón Bolívar de Asia central, uno se
inclina a pensar que hay un oleoducto de por medio. Resulta más bien fácil
juzgar su presencia a lo Poncio Pilato en el territorio ocupado y su intento, catastróficamente tardío, de convertirse
en mesías de la paz.
RENGLONES
INQUIETANTEMENTE
PROFÉTICOS
GLORIA MUÑOZ
(EN CASA/EN KABUL)
FOTO: ROS RIBAS |
Escribí la
obra antes del 11-S. No soy adivino.
Si uno se decanta por escribir sobre acontecimientos
actuales, las probabilidades de que los acontecimientos sobre los que ha
escrito resulten ser ... , en fin, actuales son muy elevadas. Si los renglones
de En casa/En Kabul nos resultan "inquietantemente proféticos"
(frase que se repite con tanta frecuencia que Mark mi novio, me ha sugerido que la adopte como mi apodo de drag
queen: “Eara
Lee , Prescient”
(1)), deberíamos
tener en cuenta que la información necesaria para poder vaticinar,
mucho antes del 11-S, al menos las
implicaciones
generales de un incidente grave en un futuro era tan abundante y de tan
fácil
acceso
que hasta un dramaturgo podría aprovechado
de ella; y deberíamos reflexionar sobre la política, últimamente muy popular
entre la derecha estadounidense, de que se pueden acordonar países y regiones
enteros y desterrarlos de forma sumaria de las consideraciones de la comunidad
internacional, quedando sujetos a sanciones mientras que las potencias
mundiales les niegan auxilio; una política que ha contribuido a que nuestro
gobierno haga oídos sordos a la realidad geopolítica, a no decir nada que
entrañe responsabilidad ética y moral.
MEHDI OUAZZNI/ELENA ANAYA
EN CASA/EN KABUL
FOTO: ROS
RIBAS |
Además de
las peticiones que recibí de escribir acerca del 11-S, me pidieron que retirase algo. Un redactor de una revista
para la que colaboré con una breve obra escrita antes del 11-S me envió un
e-mail preguntándome si estaba dispuesto a eliminar una frase de la misma en la
que calificaba a Georqe W. Bush de
"plutócrata
irresponsable manchado de sangre"
(con más ejecuciones a sus espaldas que ningún otro gobernador - o mejor aún,
¿que ningún funcionario
electo?- en la historia americana) y a
Ariel
Sharon de "criminal
de guerra no
encausado"
(recuérdense las masacres libanesas de Sabra y Shatila). No me
parecía que existiera un argumento de peso para efectuar tales modificaciones.
Puede que el 11-S haya cambiado el
mundo para siempre y que en el proceso haya rescatado a una administración Bush casi legítima que ya había
comenzado a tambalearse, del mismo modo que ha revivido la carrera, merecidamente
hundida, de Rudy Giulani - algunas
de las peores personas del mundo se beneficiaron del 11-S-, pero por muchas que haya impulsado y que continúe impulsando,
nada cambia lo ocurrido. No se puede obviar el pasado y sólo podrá olvidarse si
consentimos perdonar y lo que ha ocurrido no debería ser perdonado., La gente
cambia, creo profundamente en que existe la posibilidad de que la gente cambie,
¿pero Bush?, ¿Sharon? Han transcurrido ocho meses y
no hay más que ver eL caos dejado de la mano de Dios en el que han sumido a
Oriente Medio el plutócrata irresponsable manchado de sangre y el criminal de guerra
no encausado. Los catalizadores y el impulsor del cambio son tanto la buena fe
como unas intenciones decentes, además de una necesidad imperiosa. Necesidad,
no avidez; intenciones decentes, no enriquecimiento petrolífero; buena fe, no
limpieza étnica y ocupación militar encubierta de una mala interpretación
fundamentalista de las Escrituras Tal y como Margo Channing nos recuerda: "Todos tenemos corazón. Excepto algunos."
Una fuerza de paz internacional
debería tomar las riendas
de
la situación
HAMID KRIM (EN CASA/EN KABUL)
FOTO: ROS RIBAS |
Si se me
permite un apunte: soy consciente de que la afirmación anterior le sentará mal
a quienes crean que
la
Autoridad Palestina, e incluso el propio pueblo palestino,
son igual de responsables de la pesadilla que vive Oriente Medio en la
actualidad y que supone una amenaza para todo el mundo. No me preocuparé de los
fanáticos y los locos que piensan que los palestinos son los únicos culpables.
Pero para los que estén perplejos de verdad, entre ellos algunos de mis amigos:
soy judío y estadounidense, y como tal,
me siento directamente responsable de los actos de los judíos v de los
estadounidenses. Deploro los atentados suicida y a los enemigos del proceso de
paz en territorio palestino y en el mundo árabe
y musulmán. Asimismo, deploro las tácticas brutales
e ilegales del ejército israelí en los territorios ocupados; deploro la ocupación,
las evacuaciones forzosas, los asentamientos, los campos de refugiados, la
vergonzosa historia de sufrimiento atroz del pueblo palestino de inicio a fin;
los judíos de todo el mundo, con nuestra historia de sufrimiento, deberíamos
negarnos a tratar a nuestros hermanos humanos del mismo modo. Deploro a los
enemigos de la paz en Israel, pero también en Estados Unidos, y a ellos, puesto
que son mucho más poderosos y puesto que ya poseen lo que anhelan los
palestinos, un Estado, les atribuyo una responsabilidad mayor en la firma de la
paz. No debe destruirse Israel. Deberá crearse el Estado Palestino. Deben
reanudarse las negociaciones de paz. Sharon debe dimitir. Quizá Arafat también
debiera dimitir, si no por otros motivos, al menos por las tácticas opresivas
que empleó contra su propio pueblo antes de que estallase la intimada, pero al
igual que Sharon, deberá ser
depuesto por la voluntad soberana de su pueblo. Una fuerza de paz internacional
debería tomar las riendas de la situación, condición que Israel deberá aceptar.
El vicio, la corrupción y la mezquindad de espíritu
han ganado la batalla
HAMID
DANECHVAR
EN
CASA/EN KABUL
FOTO:
ROS RIBAS |
¿Con
qué época de la historia de la humanidad se puede comparar la situación actual?
Resulta prácticamente imposible albergar una esperanza plausible. El vicio, la
corrupción y la mezquindad de espíritu han ganado la batalla. A menudo
reflexiono sobre 1939, fecha bautizada por el escritor ruso Víctor Serge como "Medianoche
en el siglo", cuando hombres y mujeres honrados, testigos de las
atrocidades de
la Primera
Guerra Mundial, contemplaban impotentes, sumidos
en la desesperación, el avance inexorable del fascismo y de la guerra; cómo
el Leninismo se convertía en Estalinismo; un momento como éste cuando, según la
cita inmortal de Brecht "donde sólo había
injusticia y nadie se alzaba contra ella". |
Los
grandes crímenes de la humanidad se repiten. Una única injusticia engendra
generaciones de injusticia. El sufrimiento se perpetúa a lo largo de los
años, se convierte en un acervo sombrío, la única herencia de los
desheredados, la clave de la historia, el único significado cierto de la vida.
El dolor prolifera, el mal perdura, el único Dios es el Dios de
la Venganza.
La esperanza muere,
la imaginación se marchita y con ella, el corazón humano. Ya no soñamos,
al menos no como personas; por el contrario, estamos poseídos por el demonio.
Ante la masacre de pueblos inocentes, objetamos argumentos de poco peso en
lugar de actuar; la muerte de niños se convierte en un elemento habitual
de nuestra diversión cotidiana. La tecnología ofrece a opresores y oprimidos
por igual medios eficientes y rentables de genocidio; y el avance atroz del
desarrollo y el mercado internacional
armamentísticos transforma incluso los actos que expresan disensión, desafío y
liberación en atentados suicidas, en expresiones brutales del caos nihilista
indiscriminado.
KABUL,
LA TUMBA DEL
CAÍN BÍBLICO
El
monólogo que sigue a continuación pertenecía al tercer acto de En casa/En
Kabul, obra cuyo primer borrador era muy extenso. Sigue siendo una obra
extensa, pero antes lo era mucho más. Para que la obra ganara en cohesión
resumí este monólogo sobre Caín, el primogénito de Adán enterrado según la leyenda en Kabul.
- Caín estaba estigmatizado y, por ello, le
expulsaban de allí donde intentara descansar, desterrándolo. Kabul fue el
único lugar en no hacerlo. Cuando llegó era un hombre muy anciano, que
pasaba con creces los mil años. Cualquiera podía ver que era agua
pasada, que estaba arruinado y ya no hacía daño a nadie. Su corazón
estaba agotado por el arrepentimiento; tras muchos siglos de
remordimientos, seguro que lo estaba. Lo más probable es que cuando
llegara a aquí ya no sintiera nada: era un animal en busca de un blando lecho
de hojas, un lugar al resguardo de la brisa nocturna. Ésta siempre ha sido
una ciudad hospitalaria, que da la bienvenida a los extraños, una
excelente anfitriona para el viajero exhausto.
- Pero aún así
cometieron un craso error. Dejándole detenerse aquí, enterrándolo aquí. Un
craso error.
- Deberían
haberle desterrado.
EN CASA/EN
KABUL
FOTO: ROS RIBAS |
El hecho de
que Kabul fuera el lugar de descanso
de Caín me conmovió. En la obra dejo
caer que quizá le asesinaron allí. A lo largo de los siglos, ha muerto
tantísima gente en Kabul, en Afganistán, pero es posible que el número de
asesinados en los últimos cuarenta años supere el de los caídos en todos
los siglos anteriores. El estigma de Caín no era señal del mal que había cometido asesinando a su hermano, sino de
protección:
Dios- advirtió a la raza humana de
que el asesino debía permanecer ileso. El que matare a Caín, siete
veces sería castigado. ¿Acaso Caín murió
de forma violenta en Kabul?
¿La ciudad está maldita en algún modo? ¿Dónde está la génesis de
mal, hasta cuándo hay que remontarse para hallarla? ¿No es el abandono
de la búsqueda fútil y funesta de las causas perdidas el punto donde puede
comenzar a discernirse entre justicia y venganza?
De
hecho, que Caín muriera y fuera
enterrado en Kabul es sólo parte de
la leyenda. En Casa se recalca, citando la guía de Nancy Hatch Dupree, la posibilidad de que el propio Caín fundara la ciudad. El pasaje de
las Sagradas Escrituras en el que se relata que los hijos de Caín, Jabal, Jubal y Tubalcaín, fueron los primeros músicos
y forjadores de la humanidad se hace eco de la leyenda. La creatividad humana,
ése potencial de reanudar la vida, acompaña a esta figura destructora,
cazadora, solitaria, desesperada y maldita de la esterilidad absoluta. Caín, además de fraticida, es el
fundador de una ciudad; el padre de las artes, además del primer usurpador del
poder de Dios sobre la vida y la muerte; el primer usurpador del papel del
ángel de la muerte.
EL arrepentimiento fue creado
antes que el mundo
La
tragedia es la aniquilación de donde mana una nueva vida,
la Nada de la que nace el Algo.
Puede que la devastación sea el preludio necesario a una nueva especie de
belleza. Necesaria, pero siempre sangrienta. En el prólogo de esta obra en
verso, Caín, Byron nos
recita: "Antes
de la creación del hombre, el mundo fue destruido varias veces." Para mí tiene bastante sentido: la historia de
la revolución y la teoría evolutiva moderna dan crédito a la asombrosa
afirmación de Byron, ¡pero qué
miedo! ¿Acaso son el cataclismo y la catástrofe las contracciones
natales del futuro, son las fosas comunes una especie de cuna, el futuro
siempre llega acompañado de un torrente de sangre?
En B'Nai Jeshurun, mi shul, durante
los Días Terribles, los rabinos elaboran un cuadernillo que contiene hermosos
pasajes que suscitan el inmenso corpus de preguntas y respuestas que presenta
el Judaísmo. Y este año, el 5762,
días después tras la caída de las torres, mientras la nube en forma de hongo
aún se dibuja en el cielo de Manhattan y el humo acre de los fuegos todavía activos sigue presente en cada soplo de
viento, leo la siguiente frase del Talmud
(BT Nedarim 39B) que sugiere otro tipo de prefacio a la creación, quizá
alentando la esperanza de un preludio distinto a la
destrucción,
un futuro con otro génesis: |
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“El arrepentimiento fue creado antes que el mundo”
(1) NT
: "Eara Lee Prescient" es
un juego de palabras onomatopéyico con "eerly prescient", cuya
traducción literal es "inquietantemente
profético". Al tratarse de un nombre propio, el traductor considera
oportuno mantenerlo como tal. |
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