.:: Entrevista ::.

MIGUEL MIHURA Y SUS VISITAS
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ernesto caballero
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IGNACIO DEL MORAL


FOTO BASE: ROS RIBAS

Miguel Mihura es autor dramático que, para valorarlo, hay que leerlo entre líneas. La mayoría de sus comedias, del agrado del público de entonces, están barnizadas de cierta intranscendencia y son algunos de sus personajes y situaciones los que nos apuntan a un teatro más allá de la comedia al uso. Mihura, en el 2005, cumplía cien años. Se intentaron homenajes a nivel oficial. El Teatro Español había programado lecturas dramatizadas de todas sus obras, pero una prohibición, por parte de la familia del autor truncó la oferta. Y todo parecía acabado con Mihura.

La nueva temporada del Centro Nacional Dramático se ha vuelto a fijar en Mihura y levanta el telón con un largo título, que no es de la cosecha Mihura: Las visitas deberían estar prohibidas por el código penalIgnacio del Moral, en el texto, y Ernesto Caballero, en la dirección, son los artífices de este nuevo Miguel Mihura.

  • Bienvenida sea la Compañía dirigida por Ernesto Caballero – aplaude Gerardo Vera, director del Centro Dramático Nacional. Ernesdto es conocido y muy querido por todos. En esta casa ya ha dirigido El señor Ibrahim y las flores del Corán y con mucho éxito. Juan Margallo, su intérprete sigue con la obra en gira. Ernesto rompe el primer planteamiento de esta casa de no repetir, pero se ha establecido con él un fuerte vínculo. De hecho, ya nos habíamos planteado le tenerlo como director asociado al Centro Dramático, porque está muy cercano a la filosofía de nuestros espectáculos. En este montaje se conjuga modernidad y contemporaneidad.  

FOTO: ROS RIBAS

Por parte del Centro Dramático se quería hacer un Mihura.

  • Releiamos sus textos – continúa Gerardo -, y sólo nos gustaba Tres sombreros de copa, pero ya se había hecho por José Luis Alonso y Gustavo Pérez Puig. José María Pou, que forma parte del comité de lectura del Centro, propuso hacer algo a partir de las visitas. Mihura siempre arranca con unas visitas de alguien. El título Las visitas deberían estar prohibidas por el Código penal se le ha ocurrido a Ignacio del Moral

El título partió de Ignacio del Moral, pero Ernesto Caballero fue quien le habló del proyecto.


IGNACIO DEL MORAL
  • Se trataba de las visitas en que Mihura es crítico con la convencionalidad del lenguaje - especifica Ignacio -, las cuales pierden al ponerlas en el marco convencional. Al leernos toda su obra dramática, vimos que Mihura es gran humorista y un poeta y no tanto un dramaturgo. Investigamos en el material no dramático que había publicado en revistas y comprobamos que muchas de esas escenas están en su teatro. Percibimos que no íbamos del todo desencaminados. Nos interesó su faceta de humorista cruel y buceamos por ahí. La base del texto son una serie de escenas de algunas de sus obras de teatro sumadas a sus textos no dramáticos. Lo que hemos hecho es un Mihura apócrifo. Sorprenderá. De todos modos, hemos intervenido lo menos posible y hemos dejado que él hablase 

Ignacio del Moral es consciente de que este  Mihura según Ignacio y Ernesto será…

  • Para los amantes de Mihura tal vez se sientan chocados. Los que no lo conocen o lo desprecian descubrirán su humor vivo y surreal, así como el modo magistral de manejar el idioma. Es un malabarista de las palabras y los conceptos y también un gran creador de chistes y paradojas, que le superan como constructor de obras dramáticas. Por lo tanto será descubrimiento para unos y choque para otros.

FOTO: ROS RIBAS

El trabajo ha sido arduo y casi como ese tren con freno y marcha atrás.

  • Hemos quitado, hemos puesto. Descubríamos nuevos textos. Ha sido un trabajo de tesis-antítesis y síntesis. Después, al llegar los ensayos, nuevo rebote. Ha habido que hacer de dramaturgo. A unos tres días del estreno hemos vuelto a recuperar una escena que habíamos quitado.

DE LA ANTOLOGIA MIHURA

A UN TEXTO CON ENTIDAD PROPIA

Al principio se pensó en una especie de Antología de Mihura y de ahí se pasó al hilo conductor de las visitas. Había un peligro construir un popurrí.

  • Huimos de ello y nació una visión del conjunto de su obra y una filosofía que configuró una propuesta dramática autónoma. Nos surgieron varias preguntas:
    • ¿De dónde salen estos personajes, esos monigotes?
    • ¿A quién vienen a ver esos visitantes perplejos
      que no saben quién es el anfitrión?
    • ¿Existe ese anfitrión?
    • Existen ellos?
    • Son hijos de Mihura, pero ¿quién es Mihura?

Responder a la pregunta de quién es Mihura, es, según Ignacio del Moral, un inalcanzable:

  • Los personajes ilustres en cuanto abandonan el mundo de los vivos, empiezan a convertirse en ficción. Por mucho que se estudien, que se publique sobre ellos, cada estudio arroja una imagen distinta. Al final los personajes históricos acaban siendo personajes literarios, recreados y reinterpretados según la óptica de quien se acerca a ellos. La biografía, al fin y al cabo, es un género literario, aunque sus pretensiones sean de objetividad.

FOTO: ROS RIBAS

Puestas las cosas así, la única pretensión de Ignacio ha sido:

  • Entrever al Mihura que está tras sus personajes y sus textos. Puede corresponder o no a la realidad, pero me conmueve como personaje y me sirve de armazón sentimental para la selección de las escenas y los textos.

MIGUEL MIHURA
AQUEL QUE SE DECEPCIONÓ DEL MUNDO
NADA MÁS NACER

El Mihura que ha salido del escrito de Ignacio va más allá del Mihura que se acomoda al aplauso de un público que no estaba para muchas zarandajas trasgresoras y altos vuelos dramáticos.


MIGUEL MIHURA
  • Me ha salido un Mihura que es un escritor pleno y dolorosamente consciente del mundo que le ha tocado vivir y que no le gusta. Un mundo que no esperaba cuando se asomó a la vida. Es plena y dolorosamente consciente de que la fe y la inocencia son valores difíciles o imposibles de mantener intactos y al caer en la cuenta de ello opta por la ficción y el fingimiento de esa inocencia. Se finge inocente, confiando en crear un espejismo que sirva de consuelo a otros. Se finge ingenuo y aguanta los embates de la realidad. Soporta con una sonrisa, cada vez más cansada, los requerimientos de la responsabilidad. Es un Mihura que ha optado por una actitud, celebrada por unos y reprobada por otros, pero que ejerce su opción con esfuerzo y cada vez con más dificultad. Es un Mihura convertido en personaje dramático.  

Es un personaje “ausente”. Está en escena a través de sus creaciones: las paradojas, los absurdos, las lógicas alteradas.

  • Nuestro Mihura es tan consciente del horror que se avecina que tiene miedo de nacer. Tiene algo de Esperando a Godot (Becket), Seis personajes en busca de autor (Pirandello) y de El Ángel exteminador (Buñuel)

LOS HILOS DE LAS MARIONETAS DE MIHURA
LOS MUEVE ERNESTO CABALLERO

Quien ha movido a los actores e imaginar cómo vestir el escenario, es Ernesto Caballero. Ernesto, en el mundo del teatro, lo mismo da para un roto que para un descosido. Ahora es autor dramático, ahora es director, ahora es actor o todo a la vez. Sabe sacar de donde parece que no hay. Y ahí tienen su dirección de  los Sainetes de don Ramón de la Cruz, la temporada pasada en el Teatro Clásico. Textos que parecían relegados a funciones colegiales y se ha visto que, bajo su batuta, dan para mucho más.
  • Tener la posibilidad de trabajar en el María Guerrero es un privilegio, y volver a colaborar con Ignacio, compañero de aventuras profesionales, y con esta Compañía que ha entendido que este trabajo es muy especial, es una satisfacción.           

Cualquier Compañía no valía para este enredo.


ERNESTO CABALLERO
  • No había un libreto definido. Lo normal es que exista un texto. Este montaje se parece a una construcción moderna de esas que empiezan por el tejado. Es más, aún hoy, a pocos días del estreno, el texto definitivo está sin determinar. Podríamos definir a este trabajo como una “dramaturgia en acción”

EL TEXTO UN QUITA Y PON
A TENOR DE LOS ENSAYOS

Este curioso proceso dramatúrgico vale la pena analizarlo y en este caso Ernesto, que también es profesor de la Escuela de Arte Dramático (RESAD), deja asomar su pedagogía y tres son los pasos a dar:

  • la selección de los materiales, según una estructura dramática y situacional en la que los personajes estaban en esa sala de visitas
  • ponerlo en la práctica y verificarlo sobre la escena. Y eso sólo se puede hacer con actores generosos que aceptan el riesgo pues hay que probar, usar el quita y pon y cambiar constantemente. Se trata de construir sobre la marcha.
  • 3º Revisión por parte de Moral y volver a crear mayores zonas de concreción hasta que ha salido una obra intertextual. Una obra de Mihura apócrifa, como ha dicho Del Moral, pero que tiene la palabra del autor. Como en su mayor parte los textos no pertenecen a su obra dramática, se ha generado una obra insólita.

Ernesto está de acuerdo con lo que indica Julián Moreiro  en su libro Miguel Mihura, humor y melancolía:

  • La gran aportación teatral de Mihura estriba, fundamentalmente, en trasladar al formato del teatro burgués más convencional planteamientos humorísticos de la prensa gráfica de su tiempo como fueron las revistas Gutiérrez o La Codorniz. Nuestro espectáculo intenta dar ese humor delirante, tan emparentado con el surrealismo y las vanguardias de la época. Así surgen  una galería de fantasmas familiares constituidos por figuras clichés de toda la literatura folletinesca de principios de siglo, sometidos a un descarnado proceso de parodia. Junto a ello también el retrato grotesco y descarnado de los propios consumidores de estos subgéneros. Es decir la burguesía coetánea del autor, retratada, según palabras de Ricardo Doménech como “esperpento amable”

FOTO: ROS RIBAS

Se suele hablar de la modernidad de Mihura y, en consecuencia, de su actualidad, pero para Ernesto este concepto…

  • Es complejo el hablar de modernidad. Fustiga a los burgueses de su época y lo que lee ese público: el folletín, los pastiches literarios, el melodrama…, pero eso ya no existe. El humor de ahora va más por la línea de las serie norteamericanas. Otra cosa es que funcione lo antiguo pero que nada tiene que ver con lo de hoy. Fustiga a los personajes, pero se remite a personajes que son como mis tías abuelas con criada y todo ese mundo muy de la época. Hoy quedan reminiscencias, que son referentes que nos ayudan a reconocernos, pero nada más. 

De siempre se ha intentado especificar la interpretación de los personajes de Mihura, terminando por ser casi unos clichés en el momento de interpretarlos.


FOTO: ROS RIBAS
  • No tanto clichés – matiza Ernesto sino que lo que sucedía es que como Mihura dirigía, escribía acotaciones y formas de decir. Se ha dicho que su teatro es difícil de interpretar. Se trata de comedias y en la época se planteaba con las claves de comedia de la época como era el saber colocar la frase, ir al pie del texto etc… Nuestras criaturas son seres que buscan la identidad. No son seres de clichés. Tienen algo de pirendalianos en aquello de Seis personajes en busca de autor. Es un enfoque muy novedoso.

ESOS SUFRIDOS ACTORES

Ernesto ya ha ponderado la paciencia de unos actores que han tenido que navegar en un río literario con muchos meandros e improvisadas corrientes de agua, cuando no una estruendos catarata. Algunos de ellos ya conocían el talante de Ernesto como Susana Hernández y Rosa Savoini, compañeras de fatigas en el teatro, y otros lo probaron en los Sainetes, como ha sido Juan Carlos Talavera

Nathalie Seseña, célebre para el gran público gracias a las series televisivas es la Falsa Monja, evocación de aquel Melocotón en Almíbar.  

  • La propuesta era tan clara – afirma Seseña y tenía amigos que habían trabajado con Ernesto en los Sainetes y había oído decir que es un director que transformaba todo, que me animé a intervenir. El hecho de que el libreto fuera tan abierto y el que no supiéramos de antemano qué personajes íbamos a interpretar, me gustó. Estaba también la creatividad de los personajes a lo largo de todos los ensayos. Lo vas construyendo dramtúrgicamente paso a paso y con una movilidad del texto. Desde el momento que arrancamos ha habido cambios continuos. No había personajes creados y esto nos ha permitido probar cosas. Ojalá siempre el dramaturgo estuviera vivo para poder hacer eso.

SESEÑA
FOTO: ROS RIBAS

Juan Carlos Talavera es aquel señor de Murcia, al que encandiló Ninette.


J. C. TALAVERA
FOTO: ROS RIBAS
  • Lo que ha dicho Seseña de poder tener esa libertad de hacer y deshacer es algo que me gusta. El mundo de Mihura ya no existe. Sin embargo su técnica de aproximación a la realidad es actual, a través de sus greguerías que le son familiares a nuestra generación. Nosotros somos el primer grupo de actores que nos enfrentamos a Mihura. Sería comos sentarnos en el Café Gijón y esperarlo. Somos gente que no pertenecemos a ese mundo y esto es lo más divertido.

Para Rosa SavoiniNuestra Señora de los Calditos – este proceso de ensayos…

  • Ha sido un viaje maravilloso y estupendo. Estaba todo por descubrir. Personajes y objetos. Esto hace que un actor esté unido al otro actor. Al no tener personaje está desnudo como actor. Esa esencia me parecía muy interesante.


ROSA SAVOINI
FOTO: ROS RIBAS

UNA SALA DE VISITAS

La escenografía  es de José Luis Raymond. Ha estudiado Audiovisuales en la Facultad de Bellas Artes del País Vasco (España), y escultura y espacio escénico en la Academia de Bellas Artes de Varsovia (Polonia). Su actividad artística transcurre a través de la pintura, espacios escenográficos, dirección de escena y performance. Desde 1976 ha expuesto su pintura individual y colectivamente. Actualmente es profesor titular de espacio escénico en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid). 

Su vínculo con Ernesto Caballero le viene por la versión remozada de Auto (2006) Sainetes (2006) y El señor Ibrahim y las flores del Corán (2004). También ha creado el espacio escénico para  El rey Negro (1997) de Ignacio del Moral.  Conoce por tanto el modo de trabajar de Ernesto  e Ignacio.


FOTO: ROS RIBAS
  • Esa especie de viaje del texto y de los actores que se ha mencionado – especifica Raymond -, se plantea con una estética que sigue la idea central: el saber cómo va la obra pero no lo que aparecerá. Mihura quería romper con el teatro burgués y hemos ideado una sala de visitas de los años 50 ó 60, pero con materiales contemporáneos. Podría ser de los 2000. Es de tipo funcional y el espacio es grande con el fin de que los personajes aparezcan chiquititos.

CON MIHURA LLEGA EL HUMOR
AL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL

Los Centros Dramáticos Nacionales no son proclives a programar humor. En esta ocasión llega con Mihura

  • El humor es necesario aquí, en el Centro Dramático Nacional, y en la vida. Es bueno que el Centro se abra al humor. Es necesario tanto en la comedia como en la tragedia.
Una primera fachada de Ernesto da un perfil de autor serio, por sus textos que tiran por la vía de cierto compromiso y denuncia…
  • Pero eso no quiere decir – precisa Ernesto que en todas mis obras no hay una mirada irónica e indulgente y con humor jugando también con la paradoja. Del Moral participa también de ello. Por eso me siento muy a gusto en este Mihura.

Según Ignacio del Moral:

  • Del humor se entra y se sale. La misma realidad se puede expresar desde el humor o desde lo dramático. De un coche de muertos se cae el ataúd y nos hace gracia, pero no es así si el ataúd es de mi madre. Por el humor se mide la resistencia y la tolerancia de una sociedad. El humor es un experimento de complicidad. La sociedad se hace cómplice y decide qué es lo humorístico. Por ejemplo en épocas de crispación, el humor va contra el adversario.

FOTO: ROS RIBAS

Para Ignacio Del Moral el humor artístico no goza de buena salud en nuestra época.


FOTO: ROS RIBAS
  • Proliferan los cómicos de bar que, con insulsos y clónicos monólogos, ocupan  los escenarios, las astracanadas, la sal gruesa, la comicidad del trompazo. Pero el humor, agresivo y obvio, ese sutil pacto de sobreentendidos y claves comunes de cuya alteración surge la risa, es un bien escaso. Por eso trabajar con los textos de Mihura y los de otros autores, produce un efecto terapéutico de reconocimiento y reconciliación con nuestro arte. Son textos que proponen un pacto de humor entre inteligencias, donde la risa procede de la captación de las paradojas, no del efecto grotesco y subrayado. Para algunos supondrá la recuperación del viejo humor, ese que resonaba en La Codorniz, pero también en los antiguos tebeos de Burguesa. Para otros, supondrá el descubrimiento de una forma de reír distinta, una risa que no va contra nadie.

Ignacio del Moral hace hincapié en la necesidad el humor y concluye:

  •  El humor es de los productos más refinados de la humanidad. El dolor y la tragedia son los primeros.  Una sociedad inteligente es la que se ríe de sí misma.


José Ramón Díaz Sande
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