El Lago de los cisnes. Corella Ballet. Crítica Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Lunes, 20 de Septiembre de 2010 11:36
 

EL LAGO DE LOS CISNES

POSBILIDADES DE UN BALLET CLÁSICO SERIO,

“HABERLAS HAILAS”

Su próximo estreno ha sido El lago de los Cisnes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con todos los honores, incluyendo la Orquesta de la Comunidad de Madrid en directo bajo la batuta de Alekxei Bakaln, 

EL LAGO DE LOS CISNES

POSBILIDADES DE UN BALLET CLÁSICO SERIO,

“HABERLAS HAILAS”

 

En el mundillo de la danza, desde que Nacho Duato se encargó de la Compañía Nacional de Danza y optó por la Danza Contemporánea – que dicho sea de paso nos proporcionó un prestigio internacional -, se dejó de lado, oficialmente, el Ballet Clásico. Sin embargo, voces siguieron clamando por la creación de una compañía de Ballet Clásico a nivel oficial. Víctor Ullate lo intentó con su Compañía y resucitó una Giselle y un Don Quijote. El último le aprisionó la garganta con deudas. Volvió a sus creaciones de neoclásico y miradas hacia la danza contemporánea.

 

A la carga volvió María Jimenez con otra Giselle – que conocía muy bien – y un Don Quijote de estructura dramática nueva. Fundó una incipiente compañía, a parir de una Escuela que creó, pero los ahogos económicos la dispersaron.

 

Paralelamente Ángel Corella, venido a España con el áurea de Primer Bailarín cotizado por las Compañías de Ballets extranjeras, explicó su propuesta a empresarios y mecenas: Se podía crear una Compañía de Ballet Clásico en España. Bailarines existían, sólo que huían al extranjero donde triunfaban como primeras figuras. Frenar la fuga de bailarines y satisfacer a un público que deseaba el Ballet Clásico fueron sus premisas. Un buen día, auspiciada por la Junta de Castilla León, nació la Compañía Corella Ballet Castilla y León. Presentó piezas de repertorio clásico y dio un insólito salto al presentar La Bayadera en el Teatro Real de Madrid: Un montaje cuidado y bien vestido.

  

 FERNANDO BUFALÁ, MARIA JOSÉ SALES

Su próximo estreno ha sido El lago de los Cisnes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con todos los honores, incluyendo la Orquesta de la Comunidad de Madrid en directo bajo la batuta de Alekxei Bakaln, lo cual es mucho de agradecer, aunque es un lujo que no siempre la economía de las giras lo permite.

 

El propio Ángel Corella firma la coreografía que se apoya sustancialmente sobre la de Petipa e Ivanov. Su trabajo fundamental ha consistido en agilizar la historia, resumiendo algunas danzas en lo que en el Ballet Clásico puede llamarse un “bis” encubierto. Es decir, la repetición de los motivos musicales y por “ende” la danza. Ha intentado seguir la historia desde el punto de vista dramático, evitando las consabidas concesiones de las que el Ballet Clásico gustaba para poder exhibir las peculiaridades de un bailarín/a o bien del cuerpo de baile. Lo que ha suprimido o resumido, sobre todo en el primero y tercer acto, no afecta la historia ni al desarrollo de todo el Ballet. En cambio sí queda apagado el Cuarto y último Acto. Todo se precipita, e incluso la lucha entre el príncipe Sigfrido y el malvado brujo Rothbart es un ver y no ver: una desvaída danza y una ausencia de dramatismo. En general, a lo largo de todo el desarrollo, a Rothbart se le deja un poco de lado, encargándole más bien la pantomima que la danza, algo que otras versiones han exhibido con mayor protagonista y éxito. El final del suicidio participa también de un cierto descuido y de confusas líneas que el cuerpo de baile femenino en primer plano oculta.

 

Y ya que estamos en esto de la continuidad dramática de la acción, Ángel sigue manteniendo los consabidos saludos de la pareja protagonista, tras su paso a dos o solos. Sé que es un ritual desde muy antiguo. Cuando vi el primer ballet que era El lago de los Cisnes en la Scala de Milán, yo estaba imbuido por las nuevas formas teatrales que ahondaban en contarnos una historia – realista o abstracta – y no romper la estructura dramática con formas convencionales de saludar al público o bien de “no colocar las frases” como muchos actores de la antigua escuela lo hacían. He vuelto a ver muchos Lagos y otros ballets clásicos y no se han enmendado. Aquí tampoco. No es que esto sea grave, pero en esta euforia de remodelación y de desempolvar el “clásico”, no vendría mal eliminar dichas convenciones sociales. Si echamos una mirada al Ballet actual, éste no se anda con tales interrupciones y es de agradecer. Pero, bueno, esto es una nimiedad.

 

El Lago de Corella posee ligereza en la narración y vistosidad, sobre todo, en el Primero y Tercer Acto. Hay una excelente combinación de colorido en escenografía y vestuario. Pantomima y danzas fluyen con soltura, flexibilidad, elegancia y precisión. Todos parecen estar como pez en el agua. Es brillante. Llega el Segundo acto – el tradicional de los conjuntos blancos de Ivanov – y parece que nos topamos con otros intérpretes. Toda la frescura y flexibilidad de antes, desaparece. Es cierto que son dos situaciones dramáticas distintas y, dentro del Ballet Clásico, dos manifestaciones balletísticas diversas en matices, pero no va por ahí mi impresión. El cuerpo de baile parece más envarado y como más preocupado por no perder coma. Hay también desigualdad entre unas y otras bailarinas, lo cual no quiere decir que sea un desastre. Está lejos de serlo, pero falta ese punto de brillantez coral de los grandes ballets, lo cual sólo sería grave si con el tiempo no se remediara: ¿mejor selección? ¿necesidad de mayor precisión en los maestros repetidores?...

 

Asistí a la representación del 9 de septiembre, cuya pareja protagonista era Mª José Sales (Odette/Odile) y Fernando Bufalá (Sigfrido). A lo largo de las sucesivas representaciones las parejas protagonistas han ido variando. Según declaraciones de Ángel Corella, su filosofía es crear una Compañía que no se base en “los bailarines estrella”. No defraudan.

 

Mª José Sales es bailarina que rezuma gracilidad y elasticidad. Su interpretación es más agradecida en Odile y está llena de fuerza. Esto no es nuevo en El Lago de los Cisnes. Parece como si Odette fuese un personaje, por el lirismo, más difícil de interpretar y se tiene miedo a pasarse. Parece confundirse lirismo con hieratismo o distanciamiento. Abundan las Odettes hieráticas y faltas de vida o de pasión amorosa, aunque sea lírica. Algo de esto padece la Odette de María José. Dicho esto, su precisión y control de los movimientos es muy bueno.

 

Fernando Bufalá nos transmite un Sigfrido de limpia línea corporal en el movimiento y de salto potente. Junto a María José forman una buena pareja que consiguen un armonioso conjunto de líneas.

 

Benno – el amigo de Sigfrido – fue interpretado por Toby Mallitt, que, según las categorías  establecidas, pertenece al cuerpo de baile. Este personaje, en otras veladas, ha sido interpretado por solistas. No desmerece y sorprende la amplitud de su salto.

 

En programa de mano no indica quiénes son los napolitanos. Imaginamos que los de otras veladas: Kirill Raden y Yevgen Uzlenkov. Sean ellos o elegidos entre el cuerpo de baile como Toby Mallit, su salto es satisfctoruio y vivo.

 

Aunque ya he mencionado la escenografía y vestuario de Benjamín Tyrrel, únicamente unas pequeñas precisiones. Tanto una como otro se estrenan para este ballet. La escenografía, dentro del estilo de telones y con algunos practicables, resulta atractiva. El Tercer acto – el interior del palacio - se atreve con atrayentes perspectivas. La ambientación del lago – de móvil reflejo – crea la atmósfera adecuada, salvo el practicable del fondo por donde se suicidan los protagonistas. Se pierde.

 

A esta escenografía tradicional, se le ha añadido audiovisuales: una ondeante bandera monárquica y un intrincado de árboles, camino hacia el lago. Ambas susceptibles de la transparencia que permite iniciar la acción real. Tales recursos audiovisuales proporcionan vistosidad a la parte plástica. La bandera sirve de ilustración en las oberturas y el bosque lunar de transición entre el palacio y el lago, ya que la representación se divide en dos partes: Primero y Segundo acto por un lado, y Tercero y Cuarto por otro. Con ello hay un intento de unión de la acción. No obstante, tras el final del primer acto, la orquesta enmudece casi un minuto – dar tiempo a la obligada mutación del decorado sobre telón de boca oscuro - ¿por qué silenciarla? Ello, aunque sea un minuto, nos da la sensación de “espera” y por lo tanto la tal unión pretendida se pierde.

 

El vestuario, sobre todo el realista – primero y tercer acto -, es bello y vistoso. Crea una paleta de sugerente colorido. En el vestuario de los conjuntos blancos se ha realizado cierta modificación, la  cual ya ha aparecido en otras versiones. Se ha renunciado al tu-tú rígido en el cuerpo de baile y se ha sustituido por otro más flexible, tendente a faldita arropada por el antiguo can-can de los años cincuenta. Favorece poco, a nivel de líneas de conjunto.

 

El lago de los Cisnes como, anteriormente, La Bayadera, muestra las posibilidades de un Ballet Clásico en España. Le falta, como es lógico, un rodaje – no tanto del espectáculo concreto – como de la propia Compañía, pero ahora que se ventila la posibilidad de una Compañía de Clásico a nivel Nacional no es despreciable este proyecto.

Pianista: Victoria Glushchenko 
Directora General: Carolina Baviano  
                        
Gerente-Manager: Matthew Bledsoe

Patrocinio: Clara Bañeros y Carmen Espinilla

Administración: Ruth Sanz

Director Técnico: Luís Perdiguero

Maquillaje y Peluquería: Mara Corella

Asistencia Vestuario: Alicia Radvanska

Masajista: Francisco Manzanera

Coproducción: Teatro Calderón de Valladolid, Teatro Campoamor de Oviedo, Teatro Auditori de San Cugat y la colaboración de Caja Segovia

Producción: Croella Ballet Castilla y León

Compañía: Corella Ballet

Intérpretes:

 Fernando Bufalá (Sigfrido, 9)  M" José Sales (Odette y Odile, 9) Toby Mallit (Benno, 9) Sergey Diyachkov ( Rothbard, 9)
CUERPO DE BAILE:

Chicas: Alexandra Basmagy (Chicas Paso a tres. Acto I, 7 y 10), Ana Cabral, Leire Cabrera, Ana Calderón (Chicas Paso a tres. Acto I, 6 y 11) Yoko Callegari,  Alba Cazorla (Chicas Paso a tres. Acto I, 6 y 11) Tracy Jones (Chicas Paso a tres. Acto I, 7 y 10), Carla López (Chicas Paso a tres. Acto I, 9), Marta Ludevid, Georgia Molina, María Sordo

Chicos: Ion Agirretxe, Jonathan Díaz, (Rothbard, 7, 9 y10), Rússell Ducker, Francisco Estévez, Daniel Fajardo, Luca Giaccio, Toby Mallitt (Benno, 9)

APRENDICES:

Álvaro Madrigal, Sergi Tems, Lucía You, Ana Jaén, Arantxa Cesco, Claudia Cobos, Lucía Iglesias,  Alba Benítez, Sara Peña, Madeline Hollander, Joel Colmenero, Antonio Morales, Carlos Taravillo, Aaron Sanz, Iván Delgado, Mónica Pelfrey, Daniel Martín, Aitor Arrieta, Alessia Zom

Orquesta de la Comunidad de Madrid

Director musical: Alekxei Baklan

Director Artístico: Ángel Corella

Duración: 2 horas 30’

Estreno en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 5 – IX -2010
 

 
    CISNES JÓVENES
 
  EL LAGO
 
  PRIMER ACTO
MARIA JOSÉ SALES


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Viernes, 05 de Noviembre de 2010 14:31