LOS HERMANOS KARAMÁZOV LOS ABISMOS DEL MAL
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MARKOS MARÍN / FERRÁN VILAJOSANA / JUAN ECHANOVE / OSCAR DE LA FUENTE / FERNANDO GIL FOTO: SERGIO PARRA |
Otra novela abundante en páginas y densa en contenido salta de la letra impresa a espectáculo teatral. En esta ocasión, la elección ha recaído en Los hermanos Karamazov y el paso ha sido dado, al igual que en ocasiones anteriores, por un director de escena. Peter Brook puso el título de El gran inquisidor a la escenificación del capítulo quinto de la novela de Dostoievski; en Cien minutos, Tomaz Pandur se inspiró en ella para hablar de la ruptura de Yugoslavia tras la muerte de Tito; César Brie bautizó Karamazov y buceó en sus páginas para abordar cuestiones relacionadas con el cristianismo; y, Frank Castorf, siendo fiel al argumento y conservando el título original, la ha acercado a nuestro tiempo. Ahora ha llegado el turno de Gerardo Vera, quien ha centrado su interés en recrear el infierno en que un padre despótico, de la estirpe de Lear o Montenegro, convierte la vida familiar. Su vesania y la maldad de sus hijos, capaces de todos los excesos, incluido el asesinato, determinan que el marco de sus relaciones se parezca a un campo de batalla en el que la piedad no tiene sitio.
Para trasladar tan trágica historia de las páginas de la novela a las tablas, Vera ha recurrido a José Luis Collado, con experiencia en esas lides. Su doble tarea, la de poda del material narrativo, primero, y, luego, la de elaborar un texto dramático, no tiene tacha. Aquella ha sido enérgica, pues ha despojado la descomunal novela de todo adorno literario y de cuantos personajes y episodios son ajenos al entorno de los Karamázov o no influyen de forma relevante en sus conflictos. En pie apenas ha quedado una décima parte, que ha sido la materia prima empleada en la redacción de la obra. Mi opinión es que la mejor manera de enfrentarse a este espectáculo es olvidarse de sus antecedentes, no hacer recuento de omisiones ni cuestionar si el retrato de los personajes se ajusta al que, como lectores, tenemos registrado en nuestra mente. Lo aconsejable es contemplarlo como si de una pieza dramática original se tratara. No hacerlo así, impide el pleno disfrute de una propuesta dramática que tiene, por sus características, entidad propia.
En la puesta en escena, es importante la escenografía, diseñada por Gerardo Vera, quien ha convertido el escenario en un degradado y casi desnudo espacio otrora lujoso, el cual, a su vez, gracias a sus elementos móviles, aloja los demás lugares en que transcurre la acción. Pero lo esencial es lo que sucede entre esas paredes, lo que hacen los que están atrapados en ese hervidero de pasiones incontroladas. Y aquí toca hablar de ellos. La violencia de los personajes se acrecienta por la pasión que pone Gerardo Vera a la hora de insuflarles vida escénica y por su afán, plenamente satisfecho, de contagiársela a sus intérpretes. Siempre al borde de la desmesura, nunca caen en ella. Fernando Gil es un Dimitri que conjuga a la perfección ira y orgullo. Rayan a gran altura sus enfrentamientos con Fiodor, el padre despreciable que solo vive para él mismo y en el que la medida de su poder la da su capacidad para humillar a los demás. Juan Echanove asume su papel con extremado realismo. Del resto de los hijos se ocupan MarKos Marín, un Ivan, mal encarado, oscuro y atormentado que niega la existencia de Dios; Ferrán Vilajosana, el novicio Alekséi, su contrapunto, depositario de las cualidades que Dostoievski soñó para un hijo que tenía ese mismo nombre y que murió prematuramente; y Óscar de la Fuente, el huidizo hijo bastardo y epiléptico Smerdiakov. El resto de los personajes masculinos, once en total, recae en actores tan solventes como Antonio Medina, Abel Vitón y Eugenio Villota. Marta Poveda es la desgarrada Grúshenka, con un pasado presidido por el rechazo sentimental y la tiranía de su protector, devenida en mujer provocadora que levanta pasiones entre los hombres que la rodean. Lucía Quintana, como Katerina, la orgullosa y generosa prometida de Dimitri y deseada por Ivan. Antonia Paso, por su parte, acapara el resto de los escasos personajes femeninos del reparto.
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LUCÍA QUINTANA / MARTA POVEDA FOTO: SERGIO PARRA |
Título: Los Hermanos Karamázov Autor: Fiódor Dostoievski Versión: José Luis Collado Escenografía: Gerardo Vera Iluminación: Juan Gómez-Cornejo Vestuario: Alejandro Andújar Música y Espacio sonoro: Luis Miguel Cobo Videoescena: Álvaro Luna Movimiento: Eduardo Torroja Ayudante de dirección: José Luis Arellano Producción: Centro Dramático Nacional Intérpretes (por orden alfabético): Juan Echanove (Fiódor Karamázov), Óscar de la Fuente (Smerdiakov), Fernando Gil (Dimitri Karamázov), Markos Marín (Ivan Karamázov), Antonio Medina (Padre Zosima / Juez), Antonia Paso (Fenia / Jojlakova / Sofía Ivánovna), Marta Poveda (Grúshenka) , Lucía Quintana (Katerina), Chema Ruiz (Musialowicz / Fiscal), Ferran Vilajosana (Alekséi Karamázov), Eugenio Villota (Monje / Wróblewski / Fetiukóvich / Jefe de policía), Abel Vitón (Grigori / Trifon) Dirección: Gerardo Vera Duración: 3 h. y 20 min (aprox)(incluido descanso) Estreno en Madrid: Teatro Valle Inclán (Sala Principal) (CDN), 20 - XI- 2015)
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TEATRO VALLE INCLÁN (Polivalente) DIRECTOR: ERNESTO CABALLERO SALA PRINCIPAL: Aforo: 510 SALA FRANCISCO NIEVA Aforo: 150 PZ. DE LAVAPIÉS, S/N 28012 – MADRID TF. 91 310 15 00 METRO: LAVAPIÉS e-mail:
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