HÄNSEL Y GRETEL ESPEJO DE LA SOCIEDAD ACTUAL
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ALICE COOT / SYLVIA SCHWARTZ FOTO: JAVIER DEL REAL |
Hänsel y Gretel de Engelbert Humperdinck, es ópera habitual en el repertorio anglosajón y centroeuropeo. En España es una "rara avis". Últimamente se estrenó una versión en el Teatro Fernán Gómez (CLIKEAR) e iba dedicado al público familiar. Ahora el Teatro Real retoma la producción de 2008 delFestival de Glyndebourne.
Hänsel y Gretel es un cuento de los hermanos Grimm, muy popular en Centro-Europa, menos en España, salvo en el último tercio del siglo XX, que han comenzado a publicarse una gran cantidad de cuentos europeos y americanos que mi generación - la de esa segunda mitad del s. XX - no conocía o los situaba en un horizonte muy lejano. Como nos lo cuenta esta versión operística, HänselyGretel son dos niños traviesos, cualidad patrimonio de la infancia, que, a la vez, son muy pobres. No hay una miga de pan para echársela a la boca, y la madre desesperada por las travesuras de los niños y el no haber realizado los trabajos les envía a coger fresas al bosque. Los niños se pierden, y, tras la noche, topan con una casa hecha de pan de jengibre (pan alemán, que en algunas versiones españolas traducen como mazapán, dulce más familiar en España). Comienzan a comérsela. Todo es una trampa. Su habitante es una Bruja-Ogra que come niños. Como es marca de fábrica de los cuentos, el malo, en este caso la Bruja, pierde. Este es líneas generales el cuento adaptado para la ópera, que se aparte en algunos elementos secundarios del original.
Musicar un cuento parece tener un público inmediato: los niños, y ésta, creo, fue la primera intención de Humperdinck, no obstante la versión operística, y ésta en concreto, interesa al igual a adultos.
Laurent Pelly, director de esta puesta en escena, ha trasladado la historia a una época más próxima a nosotros. Además del vestuario, convierte la casita de pan de jengibre en un suculento y tentador Supermercado y a la Bruja en una rolliza e impoluta Señorona. En esta traslación hay un guiño hacia la sociedad de consumo, pues en los artículos del Supermercado se encuentran, sobre las estanterías, todos los iconos alimenticios que fascinan a los infantes de hoy día y que crean niños obesos. En el cuento original no existen niños cautivos por la bruja. Aquí sí. Cuando la Señorona (la Bruja) cae al horno y muere, Hänsel y Gretel liberan a una serie de niños obesos, y hacen que cobren vida. Hay también una serie de cambios. La madrastra del original es su madre y las intenciones no son las mismas. No pretende liberarse de los niños, sino que su angustia y enviarlos a coger fresas procede del no poder alimentarlos.
La puesta en escena de Laurent Pelly parte de una absoluta miseria - acertada la casa/chabola de cartón - y un hambre que corroe el estómago. Como contraste está el tentador Supermercado. Unos tan poco y otros tanto. No hay que ser muy ducho para, en estos tiempos que corren, adivinar una nueva lectura. Laurent Pelly nos coloca ante un espejo que refleja lo que ha llegado a ser nuestra sociedad y, rizando el rizo, nos plantea una denuncia: el precio tan alto que hay que pagar por un mendrugo de pan. La miseria nos la da a través de una plástica árida y miserable. La casa de la familia es una enorme caja de cartón - visión original de las chabolas y evocación del cartón como "habitat" de los mendigos - y el bosque está formado por tronco de árboles sin ramas, ausentes de todo brote verde. Como contraste el opíparo y bien servido Supermercado. Se enfrentan así dos tipos de sociedad que conviven. La de la familia, de imperante necesidad, y la de la Señorona, símbolo de poder y de abuso, traducido en el engullir a los niños. Puesto en términos sociales - tal vez es ir un poco lejos a nivel interpretativo - es la opresión de una sociedad rica sobre otra miserable. Es más es una denuncia de esta sociedad consumista. Creo que no hacen falta muchos comentarios para pensar que nos encontramos ante un espejo de nuestra sociedad. De ahí que esta versión operística de Laurent Pelly deja de ser simplemente un cuento para niños - que lo puede ser - para subir un escalón más: una denuncia. Como toda obra inspirada se presta a varias lecturas.
Además de esta plástica existe el mundo interpretativo, también responsabilidad de Laurent Pelly. Ha llenado de movimiento a todos los personajes, preferentemente a Hänsel y Gretel, que Alice Coot y Sylvia Schwartz interpretan magistralmente. Ello proporciona agilidad y verosimilitud a toda la acción y a la propia historia, consiguiendo que ambas intérpretes se identifiquen con los personajes y haga que nosotros nos identifiquemos con ellos, hasta el punto de ver en su movimientos, expresiones y vestuario a dos niños. Gracias a todo eso la narración posee un ritmo visual, más allá de lo musical.
El resto de los intérpretes se mantienen a la misma altura interpretativa. El carismático tenor José Manuel Zapata interpreta a la Señorona (Bruja) ,cuya caracterización es de un gran efectismo y su trabajo interpretativo muy bueno, lleno de un humor caricaturesco. José Manuel tiene una capacidad histriónica-cómica que en esta ocasión puede desarrollarla al máximo. A ello se une su límpida voz, que controla bien a pesar del ajetreo motor al que se le somete.
Sorprende la feliz partitura de Engelbert Humperdinck, compositor cercano a Wagner, del que fue discípulo y admirador. En el inicio con una espléndida obertura, ya afloran los ecos wagnerianos. Dicha sonoridad se repetirá con discreción a lo largo de toda la composición musical, que alterna con melodías populares de una gran delicadeza como son los pequeños duetos bien interpretados por Alice Coot (Hänsel) y Sylvia Schwartz (Gretel).
Paul Daniel dirige con entusiasmo y buen pulso la orquesta - es la primera vez que la interpreta la Orquesta del Real - combinado la dramaticidad, comicidad y la parte más melódica. Responden bien todo el conjunto de cantantes, entre los que la mezzosoprano Alice Coot y la soprano Sylvia Schwartz, no solamente aciertan con su movida interpretación gestual, sino que poseen unas voces seguras y melodiosas, a pesar del agitado movimiento, que sobresalen con una exquisita calidad y buen gusto en los duetos. La voz de Sylvia resulta fresca y llena de naturalidad y la de Alice posee un tono más templado. Sorprende que ambas cantantes hayan sabido dejado de lado sus personalidades adultas, y dejar que sólo aparezcan los dos niños. El barítono danés Bo Slovhus compone su personaje con naturalidad y acertada expresión escénica, a la que une su melodiosa voz. De igual modo la mezzosoprano Diana Montague, en el breve papel de la madre, crea un personaje convincente y bien entonado en su desesperación. También de menor intervención resultan agradables las voces de Elena Copons (Duende del sueño) y Ruth Rosique (Duende del rocío).
La voces que exige esta ópera no están en la línea del "bel cantismo", sino que fluyen con mayor naturalidad y discreción. El esmerado trabajo de todos, casi solistas en lo que se refiere a la interpretación vocal, ofrece un buen conjunto musical, al que se añade, felizmente, la breve intervención del Coro de la JORCAM en los niños.
Volviendo a la puesta en escena hay que alabar el arropamiento visual en la secuencia del sueño de los dos niños, creada por la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), en la que a través de una serie de pantallas que suben y bajan, asistimos a toda la gama de productos alimenticios, que algunos llaman comida basura, delicias de los niños y jóvenes de hoy. No son los pastelitos lo que Hänsel y Gretel ansían, sino hamburguesas y demás familias. Esa ansiedad gastronómica se nos presenta al final con sus efectos secundarios: todos los niños raptados y alimentados por la Señorona (Bruja) están enormemente obesos. Esta secuencia de los sueños queda bien arropada por el interludio orquestal, que ritma bien con el subir y bajar de las pantallas. Esperemos que aquí no se produzca el efecto Pavlov - el reflejo condicional con los perros -, y que cuando oigamos la partitura de Humperdinck, no sintamos deseos de las hamburguesas y demás complementos gastronómicos.
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SYLVIA SCWARTZ / JOSÉ MANUEL ZAPATA / ALICE COOT FOTO: JAVIER DEL REAL |
Título: Hänsel und Gretel Märchenspiel en tres actos Libreto: Adelaide Wette, basado en un cuento de Kinder- und Hausmärchen (1812) de Jacob y Wilhelm Grimm Escenografía: Barbara de Limburg Iluminación: Joël Adam Producción: Festival de Glyndebourne Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid/Coro Intermezzo) Pequeños cantores de la JORCAM Directora del coro JORCAM: Ana González Colaboración especial de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) Intérpretes: Bo Skovhus (Peter), Diana Montague (Gertrud), Alice Coote (Hänsel),Sylvia Schwartz (Gretel), José Manuel Zapata (La bruja), Elena Copons (Duende del sueño), Ruth Rosique (Duende del rocío) Dirección musical: Paul Daniel, Diego García Rodríguez (Ene. 27) Dirección de escena y figurines: Laurent Pelly Duración: I Parte: 1 hora / Pausa: 25 minutos / II Parte: 40 minutos Estreno en Madrid: Teatro Real (Sala Principal), 20 - I - 2015
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