EL ARTE DE LA ENTREVISTA DESMELENARSE ANTE UNA CÁMARA
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LUISA MARTÍN / ALICIA HERMIDA / RAMÓN ESQUINAS / ELENA RIVERO FOTO: macroGpunto |
Le entrevista no deja de ser un género literario más. con un pie en la esfera de lo teatral, por aquello de estar construido con un diálogo entre entrevistador y entrevistado, y porque posee cierto parentesco con la ficción. Dicho así, puede parecer una barbaridad, pero con respecto a lo de la "ficción" - elemento fundamental en el teatro, aunque parta de hechos reales - ésta nace en el momento de transmitir con fidelidad la realidad de la persona entrevistada, una vez que se basa en lo que nos cuenta y lo que percibe el entrevistador. Se conjugan dos variables: cómo se ve a sí mismo o cómo desean que lo vean los demás, y cómo asimila la marea de declaraciones el entrevistador que posteriormente se encontrará con la dificultad de transcribirlo con un lenguaje adecuado, ya que, al reproducirlo, no nos movemos en el terreno de la taquigrafía. Hablo de la entrevista que no pretende ser un acto publicitario o propagandístico, ya que tales entrevistas son pura ficción y la "coincidencia con la realidad es pura coincidencia". Esta reflexión nos conduce al feliz concepto pirandelliano, acerca de la verdad, vertido en su texto teatral:"Así es, si así os parece".
La temática se complica porque, por definición, la entrevista tiene como fin el que una audiencia ajena la pueda leer o visionar sobre una pantalla. Este aspecto le aporta una nueva dificultad: el saber que va a ser leído o visionado, puede hacerle cambiar su comportamiento físico y psicológico, ya que le aporta un cierto carácter exhibicionista. Es práctica común cómo, cuando a uno se le llama para ser entrevistado en Televisión, hay una tendencia , exigencia más bien, de acicalarse e incluso en los estudios televisivos maquillan a las personas. Comienza la falsedad del personaje. Pocos son los que se resisten a tal tentación. Todo esto quiere decir que cuando una pluma o una cámara se planta ante una persona, ésta cambia y su diario comportamiento se esfuma.
Juan Mayorga, uno de nuestros autores prolíficos y, casi siempre, acertado, construye su historia dramática a partir de una entrevista de una "amateur": una Adolescente de Instituto tiene que realizar una entrevista con una cámara a un "alguien". Se trata de un trabajo escolar. Es hija de padres separados que viven en casa de la abuela. La Madre, con exitosa profesión, se siente suficientemente realizada. La Abuela está pendiente de sus achaques propios de la edad, sin que ello le reste vigor. Un Joven fisioterapeuta, con la experiencia laboral un tanto en ciernes, le ayuda a engrasar su cuerpo, y evitar que se anquilose. La urgencia de la Madre por tener que salir fuera una hora, obliga a la ADolescente, su hija, que no deje sola a la Abuela, y posponga su salida para realizar la entrevista a ese "alguien". El conflicto de horario entre madre e hija se intenta resolver con la iniciativa de la madre: "¿Por qué no entrevistas a la Abuela?". A partir de ahí la cámara implacablemente desvelará la oculta vida de cada uno de los personajes.
La reflexión de Juan es bucear en el pasado de los personajes, como otros autores han tratado al reunir a una serie de personajes en una casa, en un barco o en un lugar aislado del mundo exterior. Las confesiones inconfesables hasta el momento, sirven de exorcismo liberador o provocador. En este aspecto, me ha parecido ver en el texto de Juan Mayorga, la herencia de autores como Tenesse Williams, que a partir de una situación cotidiana, los personajes van creciendo con su historia pasada que a primera vista es impensable para un espectador externo.
La originalidad de este texto, con respecto a otros del mismo estilo, es recurrir a la ingeniosa idea de que sea la cámara quien interrogue, pues, con ello, Juan parece querernos dar a entender que los Medios televisivos fuerzan a construir nuevas vidas más allá de lo cotidiano. En este contexto se encuentran tertulias, programas de corazón y similares que nos brinda la Televisión, en la que los colaboradores y personajes invitados se prestan o se ven forzados a confesar sus amores, sus pretendidas virtudes o sus debilidades. La pregunta sería ¿qué tiene una cámara de televisión o la prensa escrita, para que la persona humana obre con otro comportamiento, con lo cual ya no sabemos cuál es su realidad. Ello nos lleva a dar un paso más:¿Sabemos quiénes somos?
La virtud del texto es que mantiene el interés continuo y nos lleva de sorpresa en sorpresa, mediante un buen ritmo. No faltan los momentos de humor, lo cual dulcifica cierto aspecto dramático que nos sorprende al final.
Una atractiva escenografía realista de Elisa Sanz- el jardín de la casa -, con un toque de estilización poética resulta eficaz. Además de ubicar el espacio de la acción, en principio podría ocurrir en cualquier otra estancia de la casa, sirve para la grabación de la entrevista, pero sobre todo se trata de un exterior cercado por un mudo al fondo, que preside toda la escenografía. Sobre él reposa una enredadera entreverada de verde y amarillo reseco. En "off" el sonido de una cancela, al salir y entrar, apertura y cierre. La concepción de tal espacio escénico es altamente connotativo, al evocar el enclaustramiento de los personajes, evitando que miradas de extraños puedan acceder a su interior.
La interpretación de los cuatro resulta eficaz y convincente en todo momento. Hay un buen equilibrio direccional por parte del director Juan José Alfonso, que, también, mueve con sentido la escena.
Luis Martín (Paula, la Madre) deambula por un terreno lleno de naturalidad con multitud de matices. Una vez más nos brinda su buen hacer. Alicia Hermida (Rosa, la Abuela) - recién venida de una simpática y magistral interpretación de la tía anciana en Maribel y la extraña familia, de Miguel Mihura - compone bien una anciana llena de humor, fuera y dramatismo en su final. Ramón Esquinas (Mauricio, el Fisioterapeuta), actor que se ha prodigado más en el terreno audiovisual, sorprende por su grave y bien templada voz, así como por su capacidad humorística. Crea un divertido personaje que colabora al desencadenamiento de las voces ocultas de cada personaje. Elena Rivera (Cecilia, la Adolescente), es la primera vez que sube a un escenario. Su pasado como actriz se ha cimentado en la serie televisiva Cuéntame cómo pasó, en la que interpretaba a una de las niñas. Comunica frescura, lozanía con cierta dosis de ingenuidad rebelde, propias de sus personaje. Ha entrado con buen pie, y se le augura un halagüeño futuro.
Una vez más Juan Mayorga muestra su capacidad para ofrecernos una historia humana en un entorno familiar coral. Un acercamiento a las interioridades familiares sin traumatismos parece ser una constante en su obra, así como las referencias a la escuela. Últimamente se ha vuelto a reponer El Chico de la última Fila, en la que se desvelaban los misterios ocultos de las relaciones humanas, a raíz del entorno colegial. La virtud de Juan es su aproximación a los personajes con amor, evitando la clasificación de buenos y malos.
El Arte de la entrevista es un buen texto, que mantiene la intriga y el interés continuo, y ha encontrado una acertada puesta en escena en la dirección, el espacio escénico, el vestuario y la interpretación.
A pesar de ser teatro, posee la cualidad de poder convertirse en un guión cinematográfico, por su agilidad del espacio-temporal y por sus diálogos. Y además está la cámara.
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ALCIA HERMIDA / LUISA MARTÍN FOTO: marcoGpunto |
Título: El Arte de la entrevista Autor: Juan Mayorga Escenografía y Vestuario: Elisa Sanz Iluminación: Carlos Alzueta Música: Marc Álvarez Ayudante de dirección: Laura Ortega Viedoclip: Paz Producciones Fotos: macroGpunto Producción: Iraya Producciones Intérpretes (por orden alfabético): Ramón Esquinas (Mauricio), Alicia Hermida (Rosa), Luisa Martín (Paula), Elena Rivera (Cecilia) Dirección: Juan José Alfonso Duración: 1 hora 40 minutos Estreno en Madrid: Teatro María Guerrero, 21 - II -2014
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