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ALEJANDRO REY RECOMPENSADO
BISEAR EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA
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CANCIÓN HÚNGARA (ALMA DE DIOS)
ALEJANDRO ROY
FOTO: FERNANDO MARCOS
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Hubo una época en el mundo de la lírica, sea la ópera o la zarzuela y no digamos en la revista, en que era frecuente el "bis". Por "bis" se entiende el repetir una cosa, y en el mundo del teatro, repetirlo por petición del público. Era algo establecido teatralmente, hasta el punto de que los autores componían segundas letras para el esperado "bis". Entre las zarzuelas vale recordar, entre otras, el Bolero de Doña Francisquita y el ¡Ay Ba!, ¡Ay Ba! ¡Ay! Babilonia... de La Corte del Faraón, que los libretistas escribieron.
Había otro concepto del teatro lírico, que no se da en el teatro de prosa. Las interpretaciones felices no solamente se aplaudían - esto sigue existiendo - rompiendo la línea narrativa, sino que se pedía la repetición (bis) del aria o la romanza. Posteriormente vino un concepto del teatro lírico en lo que importaba la narración y era un sacrilegio interrumpir esa línea con los "bises". No se consiguió que la narración no se interrumpiese con los ensayos. En el teatro de prosa, en algunos países se han aplaudido algunos mutis o bien se aplaude cuando aparece por vez primera un actor famoso, pero de "bises" nada.
Bises de estos últimos años han sido: Leo Nucci en el Teatro Real cantando Rigoletto; Celso Albelo tuvo que bisar La Dona e mobile en Bilbao… y es que incluso los fuera de serie como Juan Diego Flórez, por no citar a nuestra Generación de Oro, sólo lo han hecho en contadas ocasiones.
La sorpresa ha sido el domingo 10 de febrero de 2013, la insistencia del público consiguió que Alejandro Roy volviera cantar - bis - la Canción Húngara (CLIKEAR) de Alma de Dios. No es extraño, pues su interpretación es de las más logradas en la historia de esta romanza. Tras el "bis", el público estalló en un apabullante delirio.
Según las crónicas, desde hacía 30 años, no se recordaba un "bis". El último fue el coro de repatriados de Gigantes y Cabezudos.
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| FOTO: FERNANDO MARCOS |
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