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RESEÑA, 1993
NUM. 236, pp. 20- 21 |
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ÚLTIMAS ZARZUELAS
EN EL MADRID CULTURAL 92
Con motivo del Madrid Cultural 1992, se programó en el Teatro Madrid - actualmente cerrado - una serie de zarzuelas, algunas de ellas desconocidas. Entre este repertorio se retomó el montaje de El Dúo de la Africana de José Luis Alonso. Montaje mítico que marcó un estilo. José Luis ya había muerto y Juanjo Granda, su ayudante de dirección lo repuso. Este montaje también pasaría, años más tarde al Teatro Real de Madrid.
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Tres montajes cierran el Madrid Cultural 1992 de la Zarzuela: La Patria chica (los Quintero y Chapí), El dúo de la Africana (Echegaray y Fernández Caballero) y Las Foncarraleras (Ramón de la Cruz y Ventura Galván).
El dúo de la Africana, dirigida por Juanjo Granada, retoma el montaje de José Luis Alonso, que con Chorizos y Polacos ha sido el homenaje de Madrid a José Luis Alonso. Mantiene la frescura y simpatía de entonces, así como la gran creación de José María Pou en el Querubini. El tratamiento que Pou da a un personaje, vuelve a poner sobre el tapete la eterna canción de actor y personaje. Pou demuestra que un personaje no pasa desapercibido si actor y director saben diseñar la máscara apropiada.
Josefina Meneses vuelve a dar vida gracia a su personaje. Es una cantante a la que ayuda sobremanera su solera como actriz. Antonio Carlos Moreno (Giuseppini, el protagonista), solista en compañías de zarzuela y en la Antología de Tamayo, inicia, can este montaje, una nueva andadura en el mundo le la lirica. Tenor joven, su voz aparece comom grata promesa.
La patria Chica, bajo la dirección de Juanjo Granada, era la nueva oferta. Este sainete lírico, aunque en repertorio, no es obra golosa para las compañías habituales. Ruperto Chapí crea una partitura muy por encima del texto. Con un brillante preludio - lo mejor - en le que la trompeta apunta una de los temas centrales de la obra, para recogerlo inmediatamente la orquesta a "tutti" sigue hilvanando los diversas temas con brillantez. Es una composición sinf6nica de gran belleza orquestal resumen de los aires españoles a gran escala, que puede, casi, ser considerada como una «suite española». Por sí sola ya merece la pena. El resto de los números urgan, con brillantez, en el floklore español, a excepci6n de la romanza inicial, metida con calzador en el estilo de la obra y que suena pálida y dramáticamente inútil. Es de alabar el ingenioso virtuosismo de Chapí al componer con dos estilos Músicales diferentes la misma coplilla para Zaragoza y Sevilla.
Destaca Ana Rodrigo (Pastora) tanto en su faceta de actriz como de cantante. Actores como Miguel Palenzuela (Mtr. Blay) y Carmen Rossi (Señá Manuela) llenan de verismo unos personajes abocetados. Guadalupe Sánchez se conforma con su pequeña intervención baturra. Los dos tenores mantienen la tónica de la discreción.
Las Foncarraleras, nacida el 25 de septiembre de 1772, tiene 200 años. Ramón de la Cruz (libretista) y Ventura Galván (músico) obtuvieron un gran éxito, según las crónicas. Recuperar este texto lírico, sigue la línea que la Opera Cómica de Madrid se ha replanteado hace unos años: indagar en los orígenes de nuestro teatro lírico. Es, por tanto, un trabajo de investigación al que, pienso, hay que apoyar y por lo tanto se debe celebrar.
El éxito de su época no tiene su correlato en la nuestra. En 1992, la visión de este texto vuelve a confirmar lo que le sucede a Chapí con La patria Chica: la música de Ventura Galván sobrepasa el valor del texto de don Ramón. Y esto a lo largo de toda la partitura. Desde el punta de vista Músical, vale la pena la recuperación, aunque uno lamenta que tales acordes se pongan al servicio de un texto ramplón, ya que conlleva el olvido y muerte de sus pentagramas. Los gorjeos barrocos, la notable línea melódica, la gran dignidad vocal llena de virtuosismos, como estilaba la ópera de entonces - lo cual indica un gran conocimiento del estilo operístico por parte de Galván - no encajan en un texto sainetero o con pregones de este calibre: «A mis huevos señores, que son baratos. Grandes como cabezas, ¡a doce cuartos!» Menos mal que la vocalización no siempre es clara, debido al estilo barroco Músical. La partitura pide letras más dignas. Teniendo en cuenta que, en su época, se está pasando de la zarzuela mitológica a la costumbrista, da la sensaci6n de que Ventura Galván no ha advertido la frontera Músical que los separaba.
La versión que Francisco Matilla - director de escena - nos ofrece es en buena parte responsable de tal fracaso. Se ha inclinado por un costumbrismo casi realista, a pesar de la estilización de la escenografía, imitando el antiguo tabladillo del teatro, casi de feria. No le va, al menos hoy, tal verismo en vestuario e interpretación.
La música, como ya he dicho, es de una gran belleza y revela un estilo lírico Músical español insólito, si pensamos en la zarzuela del siglo XIX. Oyendo muchas de sus melodías se comprenden las primeras composiciones de Barbieri y la música costumbrista española. Un bello fandango - el intermedio -, al estilo barroco, crea una página Músical que no necesita ser ilustrada con bailes. Las dos intervenciones del Coro - el Coro de la Comunidad de Madrid logra una precisa interpretación -, con temas populares, revelan en Galván una gran capacidad para aunar el más puro estilo clasicista con el colorista de la tonadilla más antigua.
Las intervenciones de los solistas - Ana María Leoz, María José Sánchez, Federico Galar y Emilio Sánchez - se mantienen discretas, dentro de una vocalización de no fácil ejecución.
Si en un juicio precipitado, el texto no se merece esa partitura, en un mediato reposo acude la sospecha de que todo pudo haber ido mejor con otra clave estilística. Propondría otra revisión y que música tan bella no se descartase de nuestro repertorio lírico.
También es posible que mi petición sólo sea un buen deseo y que tenga que remitirse a mi primer juicio: lo que subyugó a los espectadores de 1772, nada tiene que decir a los de 1992.
Titulo: La Patria Chica.
Autor: Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.
Música: Ruperto Chapí.
Escenografía: Carmina Burana.
Vestuario: Elisa Ruiz.
Producción: Teatro de la Zarzuela.
Intérpretes: Ana Rodrigo (Pastora), Guadalupe Sánchez (Maria Pilar), Mario Rodrigo (José Luis), Manuel Bermúdez (Mariano), Carmen Rossi (Señá Manuela), Miguel Palenzuela (Mtr. Blay), Manuel Pereiro (Españita), Enrique del Portal (Ansúrez), Ana Malaver (Conchita).
Director de escena: Juanjo Granada.
Coro: del teatro de la Zarzuela.
Director del Coro: Ignacio Rodriguez. Orquesta: De la Comunidad de Madrid.
Director Musical: Miguel Roa.
Estreno en Madrid: Teatro de Madrid,6-XII-92.
Título: El dúo de la Africana.
Autor: Miguel de Echegaray.
Música: M. Fernández Caballero.
Escenografía: José Luis Alonso.
Vestuario: Elisa Ruiz, sobre idea de J. L. Alonso.
Producción: Teatro de la Zarzuela (1987).
Intérpretes: José María Pou (Querubini), Josefina Meneses (La Antonelli), Antonio Carlos Moreno (Giuseppini), Carmen Rossi (Dona Serafina), Trinidad Iglesias (Amina), Francisco Maestre (EI Bajo).
Director de escena: Juanjo Granda sobre el montaje original de José Luis Alonso en 1987.
Coro: del Teatro de la Zarzuela.
Director del Coro: Ignacio Rodriguez.
Orquesta: De la Comunidad de Madrid. Director Músical: Miguel Roa.
Estreno en Madrid: Teatro de Madrid, 6-XII-92.
Titulo: Las foncarraleras.
Autor: Ramón de la Cruz.
Música: Ventura Galván.
Escenografía y vestuario: Opera Cómica de Madrid.
Iluminación: José L. Rodríguez Moreno.
Producción: Opera Cómica de Madrid en colaboraci6n con Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Intérpretes: Ana María Leoz (Sinforasa), Maríia J. Sáanchez (Fermina), Federico Gallar (Simplicio), Emilio Sánchez (Ceferino), Ángeles de las Heras (la tía Peneca), Enrique Villanueva (don Liborio), Mariano Venancio Torres (don Hilarión), Ana María Allende (Paya de Fuencarral).
Director de escena: Francisco Matilla.
Orquesta y Coro: De la Comunidad de Madrid.
Director Musical: Luis Remartínez.
Estreno en Madrid: Teatro de Madrid, 23-XII-92.
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