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´Zarzuelas en el Madrid cultural 1992. Reseña PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Viernes, 27 de Abril de 2012 09:14

RESEÑA, 1993
NUM. 236, pp. 20- 21
 

ÚLTIMAS ZARZUELAS

EN EL MADRID CULTURAL 92

 

Con motivo del Madrid Cultural 1992, se programó en el Teatro Madrid - actualmente cerrado - una serie de zarzuelas, algunas de ellas desconocidas. Entre este repertorio se retomó el montaje de El Dúo de la Africana de José Luis Alonso. Montaje mítico que marcó un estilo. José Luis ya había muerto y Juanjo Granda, su ayudante de dirección lo repuso. Este montaje también pasaría, años más tarde al Teatro Real de Madrid.  

 


Tre
s montajes cierran el Madrid Cul­tural 1992 de la Zarzuela: La Patria chi­ca (los Quintero y Chapí), El dúo  de la Africana (Echegaray y Fernández Caballero) y Las Foncarraleras (Ramón de la Cruz y Ventura Galván).

 

El dúo de la Africana, dirigida por Juanjo Granada, retoma el montaje de JoLuis Alonso, que con Chorizos y Polacos ha sido el homenaje de Madrid a José Luis Alonso. Mantiene la frescura y simpatía de entonces, así como la gran creación de José María Pou en el Que­rubini. El tratamiento que Pou da a un personaje, vuelve a poner sobre el tape­te la eterna canción de actor y persona­je. Pou demuestra que un personaje no pasa desapercibido si actor y director saben diseñar la máscara apropiada.

 

Josefina Meneses vuelve a dar vida gracia a su personaje. Es una cantan­te a la que ayuda sobremanera su sol­era como actriz. Antonio Carlos Moreno (Giuseppini, el protagonista), solista en compañías de zarzuela y en la Antología de Tamayo, inicia, can este mon­taje, una nueva andadura en el mundo le la lirica. Tenor joven, su voz aparece comom grata promesa.

 

La patria Chica, bajo la dirección de Juanjo Granada, era la nueva oferta. Este sainete lírico, aunque en repertorio, no es obra golosa para las compañías habituales. Ruperto Chapí crea una partitura muy por encima del texto.  Con un brillante preludio - lo mejor - en le que la trompeta apunta una de los temas centrales de la obra, para recogerlo inmediatamente la orquesta a "tutti" sigue hilvanando los diversas temas con brillantez. Es una composición sinf6nica de gran belleza orquestal resumen de los aires españoles a gran escala, que puede, casi, ser cons­iderada como una «suite española». Por sí sola ya merece la pena. El resto de los números urgan, con brillantez, en el floklore español, a excepci6n de la romanza inicial, metida con calzador en el estilo de la obra y que suena pálida y dramáticamente inútil. Es de alabar el ingenioso virtuosismo de Chapí al componer con dos estilos Músicales diferentes la misma coplilla para Zaragoza y Sevilla.

 

Destaca Ana Rodrigo (Pastora) tanto en su faceta de actriz como de cantan­te. Actores como Miguel Palenzuela (Mtr. Blay) y Carmen Rossi (Señá Manuela) llenan de verismo unos per­sonajes abocetados. Guadalupe Sán­chez se conforma con su pequeña intervención baturra. Los dos tenores mantienen la nica de la discreción.

 

Las Foncarraleras, nacida el 25 de septiembre de 1772, tiene 200 años. Ran de la Cruz (libretista) y Ventura Galván (músico) obtuvieron un gran éxito, según las crónicas. Recuperar este texto rico, sigue la línea que la Opera Cómica de Madrid se ha replan­teado hace unos años: indagar en los orígenes de nuestro teatro lírico. Es, por tanto, un trabajo de investigación al que, pienso, hay que apoyar y por lo tanto se debe celebrar.

 

El éxito de su época no tiene su correlato en la nuestra. En 1992, la visión de este texto vuelve a confirmar lo que le sucede a Chapí con La patria Chica: la música de Ventura Galván sobrepasa el valor del texto de don Ramón. Y esto a lo largo de toda la par­titura. Desde el punta de vista Músical, vale la pena la recuperación, aunque uno lamenta que tales acordes se pon­gan al servicio de un texto ramplón, ya que conlleva el olvido y muerte de sus pentagramas. Los gorjeos barrocos, la notable nea medica, la gran digni­dad vocal llena de virtuosismos, como estilaba la ópera de entonces - lo cual indica un gran conocimiento del estilo operístico por parte de Galván - no encajan en un texto sainetero o con pregones de este calibre: «A mis hue­vos señores, que son baratos. Grandes como cabezas, ¡a doce cuartos!» Menos mal que la vocalización no siem­pre es clara, debido al estilo barroco Músical. La partitura pide letras más dignas. Teniendo en cuenta que, en su época, se está pasando de la zarzuela mitológica a la costumbrista, da la sen­saci6n de que Ventura Galván no ha advertido la frontera Músical que los separaba.

 

La versión que Francisco Matilla - di­rector de escena - nos ofrece es en buena parte responsable de tal fraca­so. Se ha inclinado por un costumbris­mo casi realista, a pesar de la estiliza­ción de la escenografía, imitando el antiguo tabladillo del teatro, casi de feria. No le va, al menos hoy, tal verismo en vestuario e interpretación.

 

La música, como ya he dicho, es de una gran belleza y revela un estilo lírico Músical español insólito, si pensamos en la zarzuela del siglo XIX. Oyendo muchas de sus melodías se compren­den las primeras composiciones de Barbieri y la música costumbrista espa­ñola. Un bello fandango - el interme­dio -, al estilo barroco, crea una página Músical que no necesita ser ilustrada con bailes. Las dos intervenciones del Coro - el Coro de la Comunidad de Madrid logra una precisa interpreta­ción -, con temas populares, revelan en Galván una gran capacidad para aunar el más puro estilo clasicista con el colo­rista de la tonadilla más antigua.

 

Las intervenciones de los solistas - Ana María Leoz, María José Sánchez, Federico Galar y Emilio Sánchez - se mantienen discretas, dentro de una vocalización de no fácil ejecución.

 

Si en un juicio precipitado, el texto no se merece esa partitura, en un mediato reposo acude la sospecha de que todo pudo haber ido mejor con otra clave estilística. Propondría otra revisión y que música tan bella no se descartase de nuestro repertorio lírico.

 

También es posible que mi petición sólo sea un buen deseo y que tenga que remitirse a mi primer juicio: lo que subyugó a los espectadores de 1772, nada tiene que decir a los de 1992.

 

Titulo: La Patria Chica.

Autor: Serafín y Joa­quín Álvarez Quintero.

Música: Ruperto Cha­pí.

Escenografía: Carmina Burana.

Vestuario: Elisa Ruiz.

Producción: Teatro de la Zarzuela.

Intérpretes: Ana Rodrigo (Pastora), Guadalu­pe Sánchez (Maria Pilar), Mario Rodrigo (Jo­sé Luis), Manuel Bermúdez (Mariano), Car­men Rossi (Señá Manuela), Miguel Palenzuela (Mtr. Blay), Manuel Pereiro (Españita), Enri­que del Portal (Ansúrez), Ana Malaver (Con­chita).

Director de escena: Juanjo Granada.

Coro: del teatro de la Zarzuela.

Director del Coro: Ignacio Rodriguez. Orquesta: De la Comunidad de Madrid.

Director Musical: Miguel Roa.

Estreno en Madrid: Teatro de Madrid,6-XII-92.

 

Título: El dúo de la Africana.

Autor: Miguel de Echegaray.

Música: M. Fernández Caba­llero.

Escenografía: José Luis Alonso.

Vestua­rio: Elisa Ruiz, sobre idea de J. L. Alonso.

Pro­ducción: Teatro de la Zarzuela (1987).

Inté­rpretes: José María Pou (Querubini), Josefina Meneses (La Antonelli), Antonio Carlos Moreno (Giuseppini), Carmen Rossi (Dona Serafina), Trinidad Iglesias (Amina), Francis­co Maestre (EI Bajo).

Director de escena: Juanjo Granda sobre el montaje original de José Luis Alonso en 1987.

Coro: del Teatro de la Zarzuela.

Director del Coro: Ignacio Rodri­guez.

Orquesta: De la Comunidad de Madrid. Director Músical: Miguel Roa.

Estreno en Madrid: Teatro de Madrid, 6-XII-92.

 

Titulo: Las foncarraleras.

Autor: Ramón de la Cruz.

Música: Ventura Galván.

Escenografía y vestuario: Opera Cómica de Madrid.

Ilu­minación: José L. Rodríguez Moreno.

Produc­ción: Opera Cómica de Madrid en colabora­ci6n con Sociedad General de Autores de España (SGAE).

Intérpretes: Ana María Leoz (Sinforasa), Maríia J. Sáanchez (Fermina), Federico Gallar (Simplicio), Emilio Sánchez (Ceferino), Ángeles de las Heras (la tía Pene­ca), Enrique Villanueva (don Liborio), Maria­no Venancio Torres (don Hilarión), Ana María Allende (Paya de Fuencarral).

Director de escena: Francisco Matilla.

Orquesta y Coro: De la Comunidad de Madrid.

Director Musical: Luis Remartínez.

Estreno en Madrid: Tea­tro de Madrid, 23-XII-92.

 


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Viernes, 27 de Abril de 2012 09:36
 
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