LA CENICIENTA
MÁS ALLÁ DEL FUGAZ ENAMORAMIENTO
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FOTO: LAMOV |
Cuando pronunciamos el título de La Cenicienta, una generación criada bajo los pinceles de la factoría Dysney, pensamos en la película de dibujos animados que Walt produjo, siguiendo una concepción y estética que comenzó con Blancanieves y los siete enanitos. Esta iconografía Dysney se ha mantenido durante tiempo.
El cuento de La Cenicienta de Charles Perrault ha tenido otras versiones interpretadas por actores de carne y hueso. Entre ellas La Zapatilla de cristal (The Glass Slipper) (CLIKEAR), con una joven Leslie Caron (Lili) y Michel Wilding. El teatro para niños ha acudido a este cuento con asiduidad y también el ballet. También el inglés Lindsay Kemp ha abordado el tema, filtrado a través de su peculiar estética. El ballet clásico lo ha incluido en su repertorio con música de Sergey Prokofiev. En Madrid lo hemos podido ver interpretado por el Ballet Clásico de Moscú en el 2007 (CLIKEAR) - Teatro Compac Gran Vía - con música de Prokofiev, y en este septiembre de 2011 - Teatros del Canal - por el Ballet Nacional de Cuba (CLIKEAR), pero con música de Johann Strauss.
Víctor Jiménez - coreógrafo y fundador de la Compañía de ballet LaMov - ha vuelto al cuento, visto desde la perspectiva de la danza neoclásica con ribetes de danza contemporánea en algunos movimientos. Utiliza la música de Prokofiev - escogiendo los fragmentos que más le interesan -, para una versión adaptada al mundo de hoy, en lo que respecta a la responsabilidad de elección, y asequible a los niños, sin que se reduzca un espectáculo infantil.
Seis son los bailarines que se encargan de los personajes centrales a los que se ha reducido esta versión. Un toque de contemporaneidad ecléctica en lo que se refiere al vestuario la traen al presente, aunque la época es indefinida. Escenográficamente murales proyectados de pinturas de Pepe Cerdá, ambientan los espacios. El "atrezzo" - carroza de Cenicienta, caballo que lleva al príncipe por tierras lejanas en busca del pie adecuado a la zapatilla - se inspira en el tíovivo luminoso de la ferias donde los caballitos de sube y baja y las carrozas giran continuamente. Recursos originales y eficaces que nos sugieren ese concepto de la vida como un carrusel que gira y gira.
A nivel de contenido sigue las secuencias principales del cuento, llegando al final de acomodar el zapato al pie de cenicienta. Aquí está lo más novedoso. Vista la secuencia del enamoramiento de Cenicienta por el Príncipe con pinceladas de desahogo erótico y huyendo de la noñez del blanco amor - un bello paso a dos, lleno de vida -, creemos que el final será una explosión de entrega, pero no es así. Obvio no desvelar el final. Sí se puede decir que esta Cencienta de Jiménez, se acerca más a la realidad de nuestro tiempo. Una visión interesante y más madura del cuento tradicional, a pesar de que Jiménez piensa en el público infantil que imagino se hará mil preguntas ante este novedoso final.
Desde el punto de vista danzístico predomina el estilo neoclásico en el que todos los bailarines muestran una buena capacidad profesional. Otras veces lo encauza, para movimientos deformantes, por la danza contemporánea como es en la caracterización de las hermanastras. Ambos estilos se integran bien. Resulta más dudoso el personaje de la Madrastra. Se ha encomendado a un chico. En principio podría ser un hallazgo, pero en la práctica no acaba de convencer. Imagino que la concepción se basa en crear cierto esperpento, motivado por el corpachón del bailarín y su pintarrajeado físico menos grácil. No se consigue ,porque lo que vemos es una madrastra con "pluma" que lleva nuestra imaginación al facilón travestido. A mi entender, habría que repensar tal concepción, pues restalla con el resto de los personajes bien concebidos balletísticamente y psicológicamente. Digno de alabar, en cambio, la original concepción del Hada Madrina tanto en el baile como en el vestuario.
Y ya que estamos en esto de la caracterización de los personajes, tengo mis reparos por el vestuario para el baile de Cenicienta. Es un vestido negro que con los "gemelos" denuncia una textura similar al terciopelo y por lo tanto de gala. A simple vista tal calidad no se detecta. Parece que el momento requeriría más vistosidad.
Pepe Cerdá ha cedido sus pinturas para ser proyectadas, durante el desarrollo de la acción. No siempre son realistas. En principio podrían funcionar, pero, al menos, en el Teatro Fernán Gomez, quedan desvaídas y casi no se aprecian. Es un problema meramente técnico. De todas formas también se pierden porque el espectador queda absorbido por la danza, y esto es un signo de buena salud coreográfica y de desarrollo de la acción.
Pensando en los niños - los había bastante pequeños - se ha concebido la interacción con ellos, que dejo en la incógnita para mayor sorpresa. Funciona bien.
La danza clásica no siempre llega con facilidad al mundo infantil, aunque el ballet clásico pueda fascinarles por el vestuario y los movimientos en puntas. Este no es el caso. Es de notar cómo los niños seguían bien la narración y dejaban escapar comentarios como "se queda solita" o se ponían en contra de las hermanastras. Una anotación curiosa al terminar la función y salir al "hall" del teatro era ver cómo unos niños, muy pequeñajos, levantaban la pierna o giraban con los brazos extendidos, émulos de los bailairnes.
Título: La Cenicienta
Música: Sergéi Prokofiev
Coreografía: Víctor Jiménez
Arte y escenografía: Pepe Cerdá
Vestuario: Víctor Jiménez
Diseño de luces: Sergio Alejandro Pedroza
Realización audio y vídeo: Fernando Gil Mas
Maestra de baile: Patsy Kuppé-Matt
Asesoría didáctica: Mª Jesús Cruz
Asistente: Antonio Ayesta
Producción: Pilar Pardo
Bailarines : Luciana Croatto (Cenicienta), Mattia Furlán(Príncipe), Elena Gil Mas (Hermanastra), Elena Thomas (Hermanastra), Lydia Carusso (Hada madrina),
Jonatan de Luis Mazagatos (Madrastra)
Dirección: Víctor Jiménez
Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez (Sala Guirau), 21 - XII - 2012
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FOTO: LAMOV |
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