LOS SOBRINOS DEL CAPITÁN GRANT
UN DESENCADENANTE DEL FERVOR DEL PÚBLICO
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FOTO: JESÚS ALCÁNTARA |
He de confesar que estos Sobrinos de Ramos Carrión y Echegaray, siempre me produjeron una cierta alergia y los he rehuido en más de una ocasión. No tanto por la música, que posee, sobre todo en los coros y la parte orquestal, melodías antológicas, sino por el propio argumento que me parecía una auténtica banalidad, por no decir una chorrada. La puntilla me la dio el montaje de 1992 en el Teatro Madrid con motivo del Madrid Cultural. Aquello lo viví como una pesadilla que nunca terminaba con una lentitud insoportable. Por eso, cuando hace cinco temporadas el Teatro de la Zarzuela lo repuso, no tuve el menor interés. Otra velada como aquella no la soportaría.
El tiempo no me dio la razón y la versión de Paco Mir, integrante de Tricicle, ha subido al escenario todas las Navidades cinco temporadas. En esta quinta decidí asistir. Los sobrinos como pesadilla huyó y se comprende el éxito de las cinco temporadas.
El argumento parte del relato de Julio Verne, Los hijos del Capitán Grant, pero trasladado a la España de las Corralas madrileñas. En Julio Verne en las entrañas de un tiburón se encuentra un mensaje de un tal Capitán Grant, que está perdido en tierras lejanas, por causa de un naufragio. Aquí no es un tiburón sino un besugo el que contiene el mensaje, descubierto cuando iba a ser cocinado en casa de un "militar retirado", sin un duro en el bolsillo. El tal militar, de apellido Mochila, convoca a los vecinos para comunicar la noticia y ver de obtener acciones para el viaje. La negativa es total. "Milagrosamente", así es la fantasía narrativa, un "Sird" escocés se presenta con su sobrina Miss Ketty. En una ocasión el Capitán Grant lo salvó del mar y, agradecido, quiere ir en su busca. Pagará todo con una caja de diamantes. Se unen dos sobrinos de pega - Soledad y Escolástico - , con el fin de salir, sobre todo ella, del cansino baile que interpreta en el Teatro Infantil. Y él , antiguo seminarista ha comenzado a sentir la picazón por Soledad tras aquellos insípidos años de claustro, la sigue como un corderito. Se embarcan y comenzarán una serie de peripecias a lo largo de varios países. Nosotros los acompañamos desde nuestra butaca. El fatigoso viaje de aquel 1992, aquí no se da.
Ya en su época, a pesar del entusiasmo del público, un crítico vomitaba sapos y culebras ante tal engendro, pues que lo más recordaba eran telones que subían y bajaban.
Paco Mir ha tenido un acierto. Ha evitado los tiempos de espera para tanto cambio de telón. La partitura de Echegaray ya contemplaba este aspecto y contiene partes instrumentales, que servían para otorgar tiempo a la obligada mutación. Imagino que, en la época, se interpretaban a telón bajado, como marcaban los cánones de la época para el preludio y el intermedio. Imagino, ya no recuerdo, que también eso acontecía en aquel 1992. La música no bastaba para que la espera no se notara. Paco Mir ha aprovechado las partes instrumentales y las ha llenado de acción, a veces añadida, pero que desvían la ansiedad del espectador ante la espera. Sirva de ejemplo la transición de la Corrala - hermoso decorado realista de volumen con varios pisos y escalera practicables - al barco Escocia, cuyo número musical, la Barcarola Así escuchando de la mar..., se ha hecho popular. Me temía lo peor, pues deshacerse de aquel matalotaje corpóreo llevaba su tiempo. Paco recurre a lo que la Revista musical Española ha practicado y que hoy, más científicamente, se conoce como "interacción". Por eso ha colocado la pasarela y las escaleritas que conectan con el público y, así, timarse con él. En este caso concreto, el director musical del barco del Escocia - por lo visto hay un director musical para dirigir a los marineros, émulos de los coros del Ejército ruso - "interactúa" con el público pidiendo su participación en alguna canción. El público se divierte y colabora. Estando entretenidos, el telón - un mapamundi gigante - se alza y la gigantesca chimenea fumadora del Escocia ya surca los mares arrullado por la barcarola que interpretan unos aguerridos marineros que no entiende de diversidad de sexo, como era costumbre en la época. Tal recurso a la pasarela, patio de butacas y palcos del proscenio, se repetirá con eficacia para digerir las mutaciones sin recurrir al bicarbonato.
Otro de los aciertos es haber enfocado el espectáculo hacia lo que se ha bendecido como "público familiar". Cuando se estrenó en su época, pertenecía al género de los bufos madrileños. Esta fue una idea lírica que se basaba en el mundo de la parodia y velada crítica hacia los acontecimientos que rodeaban a aquella sociedad. Los argumentos no podía ser de lo más peregrinos, y, sin que la música perdiese la altura lírica de otras composiciones. Por lo tanto, no era un espectáculo para niños, y no se hablaba de "público familiar". Es más, las críticas, como en este caso, de la República bananera y los tópicos que se tenía sobre los pueblos salvajes caníbales, caían mejor en el público adulto que en el infantil. Hoy los "bufos" han dejado de tener gracia para los adultos.
Paco Mir lo ha llevado, como he dicho, al ámbito del "público familiar" y le ha dado un tratamiento de "cómic" que, género desde hace unos años ha entrado a formar parte del mundo adulto, como ha sido en cine James Boond, En busca del Arca perdida y sus secuelas. Tal orientación hace más digerible el banal argumento.
Desde el punto de vista musical la partitura fue compuesta para actores-cantantes, es decir no se les va a exigir una tesitura vocal comprometida. Por el contrario Echegaray se ha cebado con los interludios musicales, danzas y los coros. Millán Salcedo - antiguo componente de Martes y Trece - es más que suficiente, canoramente, para interpretar al sargento militar Mochila y no es la primera vez que interpreta la antigua tesitura de "tenor cómico". Además este ingenioso cómico ya ha demostrado, por activa y por pasiva, al imitar a cantantes, la posesión de buen oído musical. Su comicidad innata aporta viveza y simpatía al personaje, al esbozar discretas pinceladas de aquellos tics cómicos que tanto nos han hecho reír.
Se rescata a Fernando Conde - también antiguo componente de la primera época de Martes y Trece, cuando eran tres jóvenes, recién salidos de la Escuela de Arte Dramático -, que interpreta, con eficacia y gracia, al despistado científico Mirabel.
María Rey-Joly (Misss Ketty) y Mar Abascal (Soledad), cumplen con creces sus exigencias musicales e interpretativas. A destacar el "duetto" de ambas, cuya ingeniosa partitura de Echegaray, compaginando y alternando estilos musicales, siempre es de agradecer.
Protagonismo son los bailes y los coros. De entre las danzas, causa entusiasmo y arranca los aplausos el batallón de los gauchos con una danza inspirada en el folklore tradicional de aquellas regiones. Otro de los números antológicos es el paseo por el fondo del mar, tanto musicalmente, como visualmente, en el que la imaginación para mostrar la fauna marina es teatralmente ingeniosa.
La orquesta hace gala de una gran soltura y seguridad.
Llama la atención, tanto en los protagonistas como en el coro, su buen hacer interpretativo. Los sobrinos del Capitán Grant, un espectáculo muy teatral con ritmo y gracia que desencadena el fervoroso aplauso del público.
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FOTO: JESÚS ALCÁNTARA |
Título: Los Sobrinos del Capitán Grant
(Estrenada en el Teatro Príncipe Alfonso de Madrid, el 25 de Agosto de 1877)
Autor: Miguel Ramos Carrión
Versión teatral en tres actos y en dos partes: Paco Mir
Música: Manuel Fernández Caballero
Edición a cargo de Xavier de Paz
(Ediciones Iberautor, Promociones Culturales SRL /
Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2002)
Escenografía: Jon Berrondo
Figurines: Anna Guell
Iluminación: Eduardo Bravo
Coreografía: Mudit Grau
Ayudante de dirección: Carmen Rosa
Maestro de luces: Manuel Munoz
Maestras sobretituladoras: Gloria Nogue, Irene Albar
Orquesta De La Comunidad De Madrid (Titular del Teatro de la Zarzuela)
Coro Del Teatro De La Zarzuela
Director del Coro: Antonio Fauro
Realización de la escenografía: Odeon Decorados
Realización del vestuario: Vestir L’Epoca
Marionetas y ficticios: Gerardo y Tony
Realización de las cabezas de peces: Lluis Traveris
Utilería: Hijos de Jesus Mateos
Producción:l Teatro de la Zarzuela (2001)
Ballet: Eneko Alcaraz, Ander Arabolaza,Leticia Castro, Paloma Díaz, Alberto Ferrero, Raquel Lamadrid, Joaquín León, Marchu Lorente, Gemma Morado, Tony Perea, Luis Romero y Rosa Zaragoza
Figuración: Rosana Del Carpio, Kharma Estrany, Joan Galán, Encarna Gómez, Alfonso Liébana, Bárbara Lorenzana, David Martín, Celia Pérez, Victorio Sanz Y Judith Secanell
Intérpretes: Millan Salcedo (Mochila) Ana Santamarina* (Portera). Inma Ochoa (Señora Trinidad / Moza), Maribel Lara (Señora Encarna / Pescadora), Mar Abascal (Soledad), Xavi Mira (Escolástico), Fernando Conde (Doctor Mirabel), Richard Collins-Moore (Sir Clyron), Maria Rey-Joly (Miss Ketty ), Toni Gonzalez (Capitán John / Cabo /Tom / Intérprete), Pepin Tre (Mesonero / Soldado / Ciego /Pescador / Alemán), Abel Garcia (Marinero / General / Posadero /Neptuno / Maorí), Xavier Ribera-Vall (Contramaestre / Comandante /Capitán Grant), Antonio Torres (Jaime), Sarah Quist (Solista de Jazz (Maorí))
*Componente Del Coro Del Teatro De La Zarzuela
Dirección musical: Jose Miguel Perez-Sierra
Dirección de escena: Paco Mir
Reestreno en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 9 - XII - 2011
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