LA AVERÍA
CON LA JUSTICIA HEMOS TOPADO
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FOTO: SON AOUJIL |
Que a Alfredo Traps, ejecutivo de una fábrica de tejidos, se le averíe el coche en plena carretera durante un viaje de trabajo es un contratiempo. Si no encuentra alojamiento en ningún hotel porque todos están al completo es un problema añadido. En tal situación, encontrar un viejo caserón en el que su anciano y amable propietario le ofrece alojamiento gratis, es una suerte. Si además, le invita a cenar junto a otros invitados de su quinta, que están a punto de llegar, el disgusto es mucho menor. La perspectiva de una buena cena preparada por una quisquillosa ama de llaves y buena cocinera, regada con buen vino, logra convencerle de que, en el fondo, ha tenido buena suerte. El programa se va cumpliendo según lo anunciado. Llegan los demás invitados, gente divertida que celebra la presencia de un invitado inesperado. Los primeros platos anticipan un banquete pantagruélico. Sorprende a nuestro hombre la voracidad de los ancianos y, más aún, su nulo comedimiento a la hora de engullir las viandas. Comen como cerdos, lo cual no les impide interesarse por la vida y milagros del huésped, por otra parte un tipo normal bastante satisfecho de su trabajo y del elevado puesto que ha alcanzado en el organigrama de su empresa. Todo apunta a que la velada será más que agradable, incluido el juego al que se entregan habitualmente los comensales, en el que Traps es invitado a participar. Siendo todos jubilados pertenecientes a la judicatura en cuatro de sus más importantes ramas – juez, fiscal, abogado defensor y verdugo -, su entretenimiento consiste en escenificar juicios de famosos. La presencia de un jugador nuevo les anima a sustituir en el banquillo de los acusados al personaje histórico de turno por el recién llegado. El problema es que éste no recuerda haber cometido ningún delito que justifique su sometimiento a juicio. No importa, porque, siendo todos expertos en investigar delitos, arrancar información, levantar sospechas, hacer conjeturas caprichosas, hilar fino, convertir medias verdades en verdades absolutas y doblegar voluntades mediante hábiles interrogatorios y otras encerronas, no tardarán en imputar al hombre el asesinato de su predecesor en el puesto que ocupa, guiado por su desmedida ambición. En opinión del tribunal la víctima no murió de un infarto, sino tras descubrir que Traps, hombre casado y con hijos, era amante de su esposa. Siendo cierta la relación ilícita, no lo es que fuera causa del la muerte de nadie. Lo malo no es que la acusación sea falsa, sino que el acusado acabe considerándose culpable y que lo que empezó siendo un juego acabe en tragedia. La extravagante e implacable Justicia se lleva, como siempre, el gato al agua. Otras enseñanzas surgen al hilo de tan inquietante suceso, cual son el sentimiento de culpa o las más que difíciles relaciones del individuo con la sociedad.
Esta historia es el argumento de un relato de Friedrich Dürrenmatt. La versión teatral de Fernando Sansegundo es tan “dürrenmattiana” que bien hubiera podido firmarla el propio escritor suizo. Estamos ante una farsa que roza la perfección, con unos diálogos muy ágiles y un preciso retrato verbal de los personajes, en los que reconocemos a otros que pueblan el universo del dramaturgo. Tal es el caso del acorralado protagonista, cuya angustia anta la imposibilidad de escapar a su destino es comparable a la que, en La visita de la vieja dama, siente Alfred III, cuando está a punto de sucumbir a la venganza de la implacable anciana.
Blanca Portillo ha situado el simulacro de juicio en un escenario gótico, imponente y siniestro diseñado por Andrea D’Odorico. Recuerda a los solitarios caserones de las películas de terror. La iluminación de Pedro Yagüe y los graznidos y otros sonidos nocturnos que llegan del exterior, orquestados por Mariano García y Pablo Salinas, refuerzan esa sensación. Lo que sucede allí bien puede ser calificado de farsa de humor negro oficiada por unos estrafalarios vejestorios de pesadilla. Todos se cubren los rostros con máscaras de latex que se adaptan a su piel como un guante. Bajo ellas se ocultan jóvenes actores que convierten a sus personajes en ágiles gimnastas. A priori, cabía preguntarse si no hubiera sido mejor que se hubiera encomendado el trabajo a intérpretes de más edad, pero, vistos los resultados, la apuesta de Portillo nos parece acertada. Al fin y al cabo, la máscara forma parte de la mejor tradición del teatro. El obligado anonimato impide la identificación física de los actores, pero ello no es óbice para que mencionemos a los que, enmascarados, realizan un brillante ejercicio de expresión corporal y de voz, siempre al borde del precipicio, pero sin caer por él. Son Daniel Grao, en el juez; Enma Suárez, en el ama de llaves; Asier Etxeandía, en el fiscal; José Luis Torrijo, en el abogado; y Fernando Soto, en el brazo ejecutor de la justicia. Al margen de la grotesca cofradía queda José Luis García-Pérez, la víctima del juego, único que actúa a cara descubierta. Su interpretación se mueve en coordenadas más tradicionales. El itinerario desde su condición de hombre de nuestro tiempo, ambicioso, triunfador y pagado de si mismo, hasta su desmoronamiento le permite mostrar una amplia gama de registros interpretativos.
Título: La Avería de Friedrich Dürrenmatt
Adaptación y dramaturgia: Fernando Sansegundo
Ayte. de dirección: Carlos Martínez-Abarca
Espacio escénico: Andea D’odorico
Iluminación: Pedro Yagüe
Vestuario: Elisa Sanz
Música original: Pablo Salinas
Creación sonora: Mariano García
Movimiento: Mar Navarro
Caracterización: Javier Hernández
Maquillaje y peluquería: Elena Cuevas
Diseño gráfico: Javier Portillo
Atrezzo: Matías Carbia
Fotografía: Son Aoujil
Ayte. de escenografía: Laura Frieyro
Ayte. de vestuario: Mayka Chamorro
Coach de voz: Cecilia Blanco
Dirección técnica: Amalia Portes
Técnico de sonido: Roberto Tena
Maquinaria: Fernando Gómez
Construcción de escenografía: Odeón Decorados
Asesoría: Legismadrid
Gerencia: Isabel Echarren
Ayte. de producción: Carlos González del Puerto
Producción administrativa: Susana Rubio
Producción ejecutiva: Cristina Gómez del Pulgar
Dirección de producción: Blanca Portillo Y Chusa Martín
Distribución: Avance P.T. Y Entrecajas P.T.
Una coproducción de Avance, Entrecajas y Teatro Arriaga
Con la participación de New Atlantis
Patrocinada por RENFE
Y la Colaboración de: Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid, Cledin y Roland
Intérpretes: (por orden de aparición) Daniel Grao (Juez),Emma Suárez (Mademoiselle Simone),Fernando Soto (Pilet), José Luis García-Pérez (Traps), Asier Etxeandia (Zorn), José Luis Torrijo (Kummer)
Duración: 2 horas
Dirección: Blanca Portillo.
Estreno en Madrid: Matadero, Naves del Español, 17 – III – 2011 |
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FOTO: AOUJIL |
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JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
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Matadero madrid
naves del español
DIRECTOR: MARIO GAS
paseo de la chopera, 14
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metro: legazpi, líneas 3 y 6
bus: 6, 8,18,19, 45,78 y 148
Cercanía: embajadores
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Entradas: Sucursales de la Caixa de Cataluña
y Tel-entrada (24 horas) 902 10 12 12
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