TANGO METRÓPOLIS
LA PRECISIÓN DE UN RELOJ DE MARCA
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FOTO: PRODUCTORA |
Desde hace unos años el Tango viene paseándose por España. Parejas tangueras en las calles atraían a los transeúntes que admiraban y aplaudían – con las manos y con monedas - las increíbles sinuosidades de las entrelazadas piernas de los bailarines. Paralelamente fueron acudiendo a los escenarios espectáculos de tango con su virtuosismo danzante como bandera e incluso en los albores del mundo virtual la pareja real sobre el escenario bailaba con otra pareja virtual – en dibujo lineal – proyectada sobre la pantalla, en perfecta sincronía. La temporada pasada, y también en los Teatros del Canal, un recorrido histórico de la vida argentina – desde la inmigración –, asomaba a través del baile que hizo popular, en el mundo entero, a Argentina.
En esta temporada, otra Compañía, nos deleita con Tango Metrópolis. Un título que aúna este ritmo de baile y el concepto de “ciudad”. En esta ocasión deja de lado la historia del tango como hilo conductor, y se centra en las diversas variaciones del baile en sí mismo, cuyo escenario es, por antonomasia, la ciudad de Buenos Aires: calles barriobajeras, cafés y salones. Hay una excusa que proporciona cierta unidad: estar sentados en algún café o lugar y contemplar las parejas que deambulan – en este caso a ritmo de Tango.
Los diversos ambientes se logran mediante sugerentes telones y cámara oscura con expresiva iluminación. Arrancamos de los barrios bajos: un fondal de viviendas que, sucesivamente, ilumina sus ventanas proporcionando variedad escenográfica. En ella se desarrolla: Metrópolis, Tanguera, Squalo y Fracanapa. Es el tango barriobajero de gente que se mueve en los límites de lumpen con lo que esto supone de robos y demás agresiones. Desde este comienzo se descubre una virtud, marca de fábrica del espectáculo: la fluidez y el ritmo. Hasta este momento se nos oculta el origen de la música: ¿grabada? ¿en directo? El fondal de casas se alza y descubrimos la fuente de donde sale la música: el quinteto de Daniel Binelli, que interpreta A Fuego Lento de Salgán a nivel instrumental. Tras esta irrupción vuelve la vida de parejas y de conjunto. Estamos en un salón, en el cual sus habitantes disfrutan de un baile más virtuosista y de sofisticados arabescos de piernas, con trazos de ballet clásico.
La nostalgia – el tango siempre suena a nostalgia – nos lleva al Viejo Café de Basso – musical y ambientalmente – que nos introduce con una ancestral grabación. En plan humorístico traducen a ritmo de tango lo que, imagino, son las tanguerías – versión tanguera de los bailes de salón -, en las que se sacan a bailar a tal o cual señorita y puede iniciarse una relación. Aquí el paso toma, a veces, ciertas formas caricaturescas, sin perder la pureza del trazo y provocan la hilaridad y simpatía en los espectadores.
El ritmo del tango se lleva a otros límites como es el ingenioso y divertido paso a dos y luego a tres entre Claudio Hoffman y las escobas. Tampoco falta el mítico baile tanguero entre hombres, como pareja y como despliegue coreográfico.
La primera parte finaliza con una ágil, acompasada y sincronizada coreografía de conjunto, que arranca merecidos aplausos.
La segunda parte, también resuelta entre pasos a dos y coreografías corales, lleva el tango al mundo del espectáculo a través de un sofisticado, brillante y exquisito vestuario, así como la insistencia en el Tango de Escena. El final Libertango de Piazzola con toda la Compañía resulta apoteósico. Tras los reiterados aplausos viene la propina: La Cumparsita por toda la Compañía y que en la primera parte ya habían interpretado en un paso a dos Marijó Álvarez y Claudio Hoffman.
A esta sucesión de movimientos, cuya base es el ritmo del tango tradicional, se le injertan movimientos de danza contemporánea y de clásico, sobre todo por la parte femenina. Ello le da variación y riqueza. Lo que más destaca de la Compañía, tanto a nivel de parejas como de conjunto, es su precisión y la fluidez del movimiento, así como el ritmo total de todo el espectáculo. La música en directo del quinteto de Daniel Binelli es de agradecer y sus interludios musicales se escuchan con agrado.
Tango Metrópolis es un bello espectáculo que cuenta con la precisión de un reloj de marca y tiene la virtud de poder satisfacer a un público de amplio espectro. Los aplauso finales – era un sábado a las 21:30 horas -, no eran de simple cortesía sino de enfervorizado entusiasmo.
Título: Tango Metrópolis
Espectáculo de tango argentino creado por: Pilar Álvarez, Claudio Hoffmann, Marijó Alvarez Y Daniel Binelli
Arreglos Musicales: Daniel Binelli
Coreografía: Pilar Álvarez, Claudio Hoffmann Y Marijó Alvarez
Escenografía: Tristán Mur
Vestuario: Maria Sanz
Director Técnico: Paul Alvarez
Director Luces: Rafael Larumbe
Director Sonido: Fernando Rey
Luces: Leonardo Saccinto Y Rafael Larumbe
Bailarines: Claudio Hoffmann, Vidala Barboza, Sol Cerquides, Angie Staudinger, Jorgelina Guzzi, Marijó Alvarez, Omar Caceres, Fernando Gracia, Diego Escobar, Sergio Cortazzo, Claudio Orso
Orquesta Director y Bandoneón: Daniel Binelli
Piano: Cristian Zárate
Violín: Bruno Cavallaro
Guitarra: César Angeleri
Contrabajo y Armónica: Martín Keledjian
Dirección Musical: Daniel Binelli
Puesta en Escena: Pilar Alvarez, Claudio Hoffmann Y Marijó Alvarez
Dirección General: Claudio Hoffmann
Duración: 2 horas, con descanso de 15 minutos
Estreno en Madrid: Teatros del Canal (Sala Roja), 16 – II - 2011
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FOTOS: PRODUCTORA |
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