UN TRANVÍA LLAMADO DESEO
EN EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE
TENNESSEE WILLIAMS
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TENNESSEE WILLIAMS (40 AÑOS) |
En la mayoría de los espectadores que actualmente alcanzan los 70 años, Un tranvía llamado deseo ha quedado fijada en la película de Vivien Leigh como Blanche du Bois y Marlon Brando como Stanley Kowalski. De aquella película surgió el ikono erótico de la camiseta de tirantes, que hoy se ha prodigado mucho se tenga o no el cuerpo de Marlon Brando. Su estreno anterior en Broadway ya había contado con Marlon Brando y Blanche era la inefable Jessica Tandy. Tanto la versión cinematográfica como la obra teatral la dirigió Elia Kazan. La elección del director la narra el propio Tennessee Williams en sus impactantes Memorias (Memoirs, 1972) (CLIKEAR):
· Vi el montaje (Nueva York) que Elia Kazan había hecho de Todos eran mis hijos, la pieza de Arthur Miller, y me impresionaron tanto su escenificación de aquella obra de mensaje y la vitalidad que había puesto en ella, que supliqué a Audrey Wood y a Irene Selznick que tratasen de conseguir, por cualquier medio, que se encargara de la dirección del Tranvía. Fue la esposa de él, Molly Dan Thacher Kazan, quien leyó la obra en primer lugar. Kazan se resistía a ocuparse de la dirección, pero ella lo convenció y se firmó el contrato.
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WILLIAMS Y BLANCHE: IDÉNTICA SENSIBILIDAD
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MARLON BRANDO /VIVIEN LEIGH
UN TRANVÍA LLAMADO DESEO (PELÍCULA) |
Truman Capote con motivo de la muerte de Tennessee Williams el 25 de febrero de 1983, en Recordando a Tennessee, evocaba la noche del estreno en 1947 como “un evento mágico y deslumbrante. En la escena final, mientras se atenuaban las luces (…) un gélido silencio paralizó al público. Sus corazones estaban abrumados de terror y belleza. El silencio se prolongó un largo rato, aun después de que cayera el telón. Luego estalló una catarata de aplausos. Ver al público ovacionando en pie era tan tremendo como contemplar un ciclón. Jessica Tandy y Marlon Brando tuvieron que salir dieciséis veces a saludar antes de que el autor accediese presentarse. El joven señor Williams (36 años) era remiso a subir al escenario. Se ruborizó como si fuese la primera vez que recibía un beso de una persona extraña (...) Alzó dos manos de campesino y logró atemperar el éxtasis lo suficiente para decir: “Gracias, muchas, muchas…” con una voz tan fangosa y sureña como el mismísimo Mississipi. Lo que entonces sentía, lo que también yo sentía, era alegría, no felicidad. La felicidad, al menos, es una languidez perdurable, pero la alegría es efímera como la cocaína.
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TRUMAN CAPOTE |
Aunque sonriera más que nadie y su risa fuera la más contagiosa, Tennessee era un hombre triste. Y, al menos para mí, lo cierto es que Blanche y su creador eran intercambiables; compartían la misma sensibilidad, la misma inseguridad y la misma lujuria. Y de repente, mientras uno pensaba en esas cosas y contemplaba sus reverencias ante el clamor estrepitoso, algo parecía llevárselo más allá del escenario, de la mano del mismo médico taciturno que había guiado a Blanche Du Bois hacia la oscuridad no deseada”.
La extraña muerte de Williams la describe Capote: “Resulta que se había atragantado mientras tomaba barbitúricos con el tapón de plástico de un frasco. Increíblemente el tapón se le había metido en la garganta y lo había axfisiado hasta matarlo (...) Fue un final extraño para un hombre obsesionado por un concepto más bien poético de la muerte. Ya desde joven había estado siempre convencido de que el día siguiente sería el último.
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Esta identificación que Capote hace de Williams con Blanche también la hizo Luchino Visconti, según cuenta el propio Williams en sus Memorias, cuando en Italia montaba Un tramway che si chiama desiderio: “Durante la producción italiana (…) Visconti me llamaba Blanche” .
LA PREMISA FALSA DE UN TRANVÍA.
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THORNTON WILDER |
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UN TRANVÍA LLAMADO DESEO (BROADWAY, 1947) |
La obra se estrenó en el Teatro Shubert en New Haven. El dramaturgo y novelista Thornton Wilder residía en New Haven e invitó a la “troupe” Williams, tras el estreno, a su casa. Tal invitación la relata el propio Williams en sus Memorias: “Fue como una audiencia papal. Sentados alrededor de aquel académico caballero, escuchamos su censura de la obra. Dijo que la pieza estaba basada en una premisa fatalmente errónea: ninguna mujer que hubiera sido una señora (se refería a Stella) aceptaría en forma alguna casarse con un ser tan plebeyo como Stanley. Todos permanecimos donde estábamos y le escuchamos con cortesía. Yo, para mis adentros, pensé: “A este tipo no le han dado un buen revolcón en toda su vida”.
La obra arranca cuando Blanche se presenta en el hogar de su hermana Stella, desatando un tumultuoso triángulo de complejas relaciones personales. Stella, que como Blanche procede de un entorno distinguido pero decadente, vive con su marido, un rudo obrero de origen polaco, en un barrio de inmigrantes, al que se llega en la ruta del tranvía Deseo.
Posteriormente volvió a coincidir en un banquete de la Casa Blanca en la era Kenedy. Ordenaron a los invitados por orden alfabético. Williams describe a T. Wilder como “un mariscal de ampo autodesignado, cuidando de que nos alineásemos en el debido orden alfabético. Yo estaba conversando con miss Shelley Winters: los dos figurábamos en la “W”. Mister Wilder se me acercó presuroso, con la radiante sonrisa de un empresario de pompas fúnebres, y chilló: “Mister Williams, está usted un poco fuera de lugar, usted viene detrás de mí”. Yo había bebido lo suficiente para acertar a replicarle: “Si estoy detrás de usted, será por primera y última vez en mi vida”
A esas alturas el Tranvía había cosechado un gran éxito.
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EL TERCER WILLIAMS PARA MARIO GAS
Un tranvía llamado deseo es la tercera incursión de Mario Mas en el mundo teatral de Tennessee Williams. Le han precedido: El zoo de cristal y La gata sobre el tejado de Zinc.
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JESSICA TANDY
(BLANCHE, ESTRENO EN NUEVA YORK) |
El productor Juanjo Seoane hace seis años había comprado los derechos de autor. De la mente del productor no se apartaba la imagen e interpretación de Vivien Leigh en la película de 1951. Para él era difícil encontrar la actriz idónea. Durante cinco años fue renovando el contrato de los derechos de autor. Estaba a punto de tirar la toalla. En este interregno se volvió a retomar la comedia musical Sweeny Todd, que protagonizaba Vicky Peña. “Se me encendió una lucecita. Entonces pensé que era la única actriz española que podía hacer el papel y no desmerecer en nada a la señora Vivien Leight” - afirma Juanjo Seoane – Pensé que era la mejor Blanche de España y Europa.
La intuición de Seonae fue compartida por Mario Gas: “ Entra de lleno en su registro, tan poliédrico".
Vicky Peña lleva una larga trayectoria bien consolidada como actriz. Nunca había pensado en Blanche para ella.
· A mí no se me ocurrió nunca. Hay personajes con los que uno sueña, pero Blanche no. Cuando me lo propusieron tuve, ciertos reparos. Quería estar en buenas manos y por eso propuse que fuera Mario (Gas) quien estuviera al timón.
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ARIADNA GIL / VICKY PEÑA
FOTO: JAVIER NAVAL |
No obstante, el fantasma de las comparaciones es inevitable que no revolotee.
· Tengo que enfrentarme a un personaje que, quizá, es el más conocido y emblemático. Muchos espectadores lo recuerdan por la película. Por eso he preferido no volver a ver la película para evitar copiar referentes extraños. He decidido construir el personaje con mis propios materiales, lo cual implica recorrer el camino personalmente. Era como enfrentarme a una gran montaña. Es un personaje muy complejo y rico que va revelando sus sombras y perfiles como en una cubeta fotográfica. Es un retrato intenso, violento, dulce y crudo de una realidad concreta pero totalmente extrapolable. Todos tenemos a una Blanche cerca o conocemos a alguna.
Al hallazgo de Vicky Peña se unía la celebración del Centenario de la muerte de Williams y otra novedad: la vuelta de Ariadna Gil – muy prodigad en el cine - al teatro en el papel de Stella, el personaje criticado por Thornton Wilder. Para ello tuvo que competir con 14 actrices. Ariadna no niega que, tras tan larga estancia en el cine, cuando se le ofreció el personaje sintió cierto “pánico”. Lo que le dio confianza fue la dirección de Mario Gas.
· Es lo mejor que me ha podido pasar y es un sueño, porque no contaba con algo como esto, porque en este mundo se tiende a encasillar mucho. Tras ese primer momento de incertidumbre y a medida que han ido avanzando los ensayos he descubierto que, en el fondo, es el mismo oficio.
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DE URTAIN A KOWALSKI
Otro de los personajes emblemáticos es el marido de Stella, Stanley Kowalski, pues Marlon Brando ha quedado identificado con el personaje. En esta versión es Roberto Álamo, al cual lo pudimos ver en Urtain, dirigido por Andrés Lima, en la Sala Francisco Nueva (Teatro Valle Inclán) de Madrid. Allí también lo vio Mario Gas y le quedó claro que encajaba en el perfil del polaco inmigrante, aunque contó para ello toda su trayectoria.
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URTAIN ( ROBERTO ÀLAMO)
FOTO: VALENTÍN ÁLVAREZ |
MARLON BRANDO
1947 |
Por parte de Roberto Álamo no ha encontrado mayores ni menores dificultades que en su papel en Urtain (CLIKEAR). Cada personaje es "como tener hijos: maravilloso pero cuesta". Ante la amenaza de comparaciones con Marlon Brando argumenta: Me resulta un poco infantil porque este es un montaje diferente.
Mario Gas está contento con el reparto y declara:.
· Si no tienes un reparto muy adecuado, sensible y potente, mejor no hacer esta obra tierna, cruda, difícil y jodida sobre relaciones personales y de poder y de historia de un país.
LOS FANTASMAS DE LA SOCIEDAD AMERICANA
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ROBERTO ÀLAMO / VICKY PEÑA |
Mario Gas califica Un tranvía como “obra maestra”
· Williams supo plasmar los fantasmas colectivos de la sociedad en que vivía. Una de las virtudes de Williams en su teatro, es que eleva su experiencia personal a una clave universal y crea un teatro en el que los personajes luchan a muerte y se hacen daño los unos a los otros. En la obra se enfrentan dos culturas la de la América sureña y aristocrática y la nueva clase que surge, representada por el polaco Stanley Kowalski. Él representa al ser humano que tiene que desenvolverse en una sociedad xenófoba y endogámica. Este conflicto se sigue produciendo y ello hace que siga siendo muy actual. Las diferencias sociales, la marginación a la que somete una sociedad excluyente a alguien que se atreve a ser diferente, la necesidad de ser amado o la lucha por la supervivencia son algunas de las claves en torno a las que gira la puesta en escena de esta obra.
La atmósfera creada por Gas transcurre por el onirismo, inbuido de jazz y blues
· Es un lirismo que nace de la tragedia, del pánico, de la soledad en una sociedad en la que mandan a cualquiera que se desvía de la media a hacerle una lobotomía como sucedió con la propia hermana (Rose) de Williams.
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José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande
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