PENUMBRA
EL MIEDO A NO SER AMADOS
A las Naves del Matadero del Teatro Español llega Penumbra, el último montaje del grupo Animalario. No es un texto al uso en cuanto el proceso de creación aunque lo firman Juan Mayorga y Juan Cavestany, colaboradores de la Compañía Animalario.
- Nace de los talleres nuestros – aclara su director Andrés Lima -, a partir de improvisaciones que hemos creado para la creación de espectáculos. Nos planteamos vías más personales, preguntas más personales de dentro afuera para compartir con el público. De ahí surge Penumbra.
PENUMBRA SURGE DE UNA PREGUNTA:
¿QUÉ MÁS ME DUELE?
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NATHALIE POZA / ALBERTO SAN JUAN
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL
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Así pues Penumbra procede de muchas manos y ha ido evolucionando.
- En este montaje hay nuevos mundos de expresión y se parte de una pregunta: “¿Qué es lo que más me duele?” Dolor físico y dolor del alma. Empezamos a contarlo. Sin la complicidad de la Compañía no me hubiera atrevido a las improvisaciones en cuanto a lo personal. Comenzamos a contarnos cómo nos sentíamos y la mejor manera era hacerlo a través de los sueños y las pesadillas. Algo tan intangible que expresaba bien lo más íntimo – revela Andrés.
Todo este proceso se fue desarrollando desde el 19 al 29 de abril de 2010.
- Penumbra, de alguna manera, es un sueño – continúa Andrés. Es la historia a través de un sueño. Después los autores trabajaron a partir de aquí. La colaboración de Juan Mayorga y Juan Cavestany ya había comenzado en Alejandro y Ana.
- Yo quisiera añadir – interviene Alberto San Juan -, que la pregunta “¿Qué más nos duele?”, el dolor se concibe en el sentido de lo que te da pena, o crecer o ser tú mismo. No es una obra que pretende, en su espíritu, emanciparse del dolor sino reconocerlo como parte de la vida, pero no quedarse en él.
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Ese dolor puede concretarse en la dificultad de comunicarnos, la ansiedad, el miedo a no ser amados son algunos de los temas. En una casa de paredes transparentes, a orillas del mar, acuden padre, madre e hijo y se les cuela un fantasma, por el aspecto misterioso que manifiesta.
- El núcleo familiar es muy importante – revela Andrés -, y la pregunta que se plantea es ¿cómo contar la vida, los sueños y deseos a un niño sin mentirle?
IMPROVISACIONES REPRESENTADAS
ANTE DOS DRAMATURGOS
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JUAN CAVESTANY
FOTO: ANIMALARIO |
Juan Cavestany y Juan Mayorga, asistentes a las improvisaciones, se encargan de ordenar los sueños y emociones de los actores. Para Juan Cavestany:
- Este proceso no es nada nuevo, pues ya se ha hecho. A pesar de ser creado así, con dosis de abstracción, he ido descubriendo de qué va la cosa y se ha definido como función que cuenta historias a través de todos, pero para mí es la de un niño que quiere aprender a vivir pero sus padres, al estar en su mundo, no puede. Se trata de un verano en la playa. El tema es ¿cómo contar el mundo a un niño? Lo pensaba cómo lo haría a mi hijo y creía que me inventaba algo y en concreto recrear un sueño.
Juan Cavestany (Madrid, 1967) es guionista, director y autor teatral. Su obra Urtain (2008), estrenada en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán de Madrid obtuvo en 2010 el Premio Max al mejor autor castellano.
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JUAN MAYORGA
FOTO: ANIMALARIO |
La otra cara textual es Juan Mayorga, con muchos textos teatrales y abundantes estrenos.
- Siempre he pensado – declara Juan Mayorga -, que el sueño es el horizonte, la forma límite del teatro. El sueño es sin género de duda igual al teatro, a la dirección y a la interpretación. Explorar la posibilidad de ese lenguaje, no sé cómo lo hemos conseguido. Ha sido una experiencia fascinante y arriesgada. Tras la pregunta vienen las revelaciones y narraciones de esos sueños. Los autores quedamos gozosamente abandonados a ese material. Pero quien al final escribió el texto es un tercero que no es ni Juan ni yo, hasta el punto que pensamos firmar con otro nombre y buscar un muñeco. Ninguno de los dos pretendimos que fuera un texto nuestro. Yo he sido más audaz al escribir que otras veces, pues sabía que Juan llegaría con su tijeras. Nos intercambiábamos el texto uno al otro, se volvía a escribir, se tachaba, se eliminaban cosas y se reescribía. Así continuamente. Luego comenzamos a escribir juntos y la redacción de cada una de las frases.
A este aspecto externo se añadía en los autores el bucear en sí mismos.
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Juan Mayorga reconoce que
- Volvíamos sobre nuestras pesadillas – revela Juan Mayorga. Se ha dicho que es una historia de padre-hijo. Pero también lo era Urtain de Juan Cavestany y la mía Hamelin. Hay mucha penumbra y mucha luz y de ahí sale la historia: El niño no quiere seguir las penumbras de sus padres. De esta experiencia salí con Juan más amigo y no peleado. Y esto mismo con todos. Ellos nos han abierto imágenes y palabras. Es un trabajo arriesgado, en cuanto no nos valía la dramaturgia aprendida. Pero ha sido una suerte contar con un director imaginativo como es Andrés Lima y unos actores espléndidos en plena madurez.
PENUMBRA: AMBIENTE Y PERSONAJE
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GUILLERMO TOLEDO
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL |
Penumbra es el título, pero procede de uno de los personajes que responde a ese nombre. Cómo es Penumbra lo aclara su intérprete Guillermo Toledo:
- Es un personaje más en la función. Su aspecto semihumano, como yo – bromea. Es un poco todos los personajes y ve la situación desde fuera de la familia. Está en su mano el intentar que salgan de su relación endogámica y que vean la vida. Intenta abarcar sus pesadillas y hacerles ver que existe un camino.
Andrés Lima perfila al tal Penumbra:
- Penumbra es según como lo quieras ver. Los fantasmas pueden ser varios según los sueños, desde los deseos y miedos de cada uno. La frontera entre el miedo y el deseo es frágil. Penumbra es una obra para “sentirse” y no nace de una lógica racional, sino de lo irracional que se inspira en el sueño. Es para emocionarse. En realidad es un viaje.
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EL RIESGO: MARCHAMO DEL TEATRO INDEPENDIENTE
Todo este proceso creativo anómalo no deja de volver a plantear la sospecha de “riesgo”.
- Puede ser arriesgado – confirma Andrés -, pero en el teatro el riesgo me gusta y más en el teatro independiente, donde yo me he movido. De todas formas trabajar con estas características es algo de locos. Aparte del riesgo comercial y artístico es pues patinar sin suelo.
Trabajar a dúo Juan Castany y Juan Mayorga tenía un precedente en Alejandro y Ana. No obstante Juan Cavestany matiza:
- Alejandro y Ana fue un dos a dos. Aquí hemos trabajado con las experiencias y la dirección. Es muy difícil. Yo lo he hecho en el cine y hay muchas formas de hacerlo. Aquí lo hemos hecho desde las improvisaciones de taller y desde la libertad.
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ALBERTO SAN JUAN
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL |
En las improvisaciones los actores contaban los sueños y se representaban.
- Esto proporcionaba autenticidad que es lo que se buscaba – advierte Alberto San Juan -, pues es diferente escribir desde la Compañía que interpretar solo unos textos, pues se escribe para gente concreta y situaciones concretas. Es arriesgado, pero como todo. Lo que sí es típico de esta compañía (Animalario) no conseguimos hacer lo que nos da la gana, sino lo que sale. Cuando nos planteamos hacer este nuevo montaje, queríamos hacer algo comercial, una comedia o algo político y salió esto: otra cosa. Siempre nos pasa igual. Nos juntamos para una cosa y sale otra. Lo que sí es común es que todas nuestras obras hablan de la necesidad de deshacerse del dolor y la opresión para crecer y aprender a convivir, sea en el ámbito social o político. Aquí está ese crecimiento en el niño que se hace adulto.
Según Andrés el centro del misterio es: “¿Por qué el miedo nos condiciona tanto? Es en la figura del niño donde se genera todo, incluso aunque no te acuerdes de cuando uno era niño. En ese momento del miedo está la necesidad de coger la mano del otro. Lo hacemos de niños y de mayores”.
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UN ADULTO NIÑO Y UN NIÑO MUÑECO
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LUIS BERMEJO & MUÑECO
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL |
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NATHALIE POZA
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL |
El niño lo interpreta Luis Bermejo, un adulto. Luis Bermejo podría terminar en una esquizofrenia, porque interpreta su personaje a través de un muñeco-marioneta que él mismo maneja, que tiene mucho de Pinocho, según Andrés.
- Yo mismo manejo el muñeco – añade Luis -, pero el muñeco es una metáfora. Tengo un doble trabajo, Primero he tenido que aprender a manipularlo, pues es la primera vez que lo hago. Es un reto, pero es una experiencia muy rica y muy interesante. Ello no quita cierta zozobra cuando tengo el muñeco en mi mano. Este niño-muñeco es sincero y desborda vida. Yo soy el muñeco y el muñeco soy yo. Sueño que soy un niño y el niño sueña que es adulto.
Nathalie Poza es la madre. Es actriz con varios premios y nominaciones. Según ella:
- Andrés (Lima) nos hizo trabajar y pedir un adjetivo concreto no realista, para volar al mundo lírico. Yo elegí la “perplejidad”, para indicar que no se distingue si lo que se vive es real o mentira. Lo primero que quiere el niño es ir a la playa y ella lo coge y va. Los padres están incapacitados para amarse, pues están atrapados. Hemos traslado nuestras experiencias. Yo no soy madre ni tengo marido, pero tenemos las experiencias de nuestros padres que han hecho lo que han podido.
El padre (Alberto San Juan) vive una pesadilla. “Sólo, tal vez, el niño es inocente - precisa Alberto -, pero en realidad hay varios planos distintos. Es puro teatro y todos los elementos que aparecen son importantes. A través de los sueños se habla de lo real.
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NECESIDAD DE LA PRESENCIA DEL ESPECTADOR
- Aunque pueda parecerlo no es mirarnos al ombligo – añade Juan Cavestany - , pues al colocarnos en el plano de los sueños lo que intentamos colocarnos en el plano universal. No es una función que cuente una historia, sino que es una interpelación constante, donde es fundamental la presencia. Plantea una serie de preguntas y por el se requiere la presencia participativa del espectador.
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ESCENOGRAFÍA: BEATRIZ SAN JUAN
FOTO: ANDRÉS DE GABRIEL |
En ese tener medidos todos los elementos que apuntaba Alberto, entra también el mar.
Se trata de una imagen poética turbadora. Algo sobre lo que se flota y se mueve – concluye Andrés Lima.
José Ramón Díaz Sande
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