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RESEÑA, 1989
NUM, 191, pp. 8 |
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EL ALCALDE DE ZALAMEA
EXCELENTE PUESTA EN ESCENA
José Luis Alonso ha sido de los directores en España que ha sabido transmitir un texto teatral a los espectadores. Ha tocado todos los géneros y en ellos ha puesto su marca de fábrica: una gran elegancia y un aterrizaje a pie de tierra.
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ÁNGEL PICAZO, ADRIANA OZORES
FOTO: ROS RIBAS |
Uno de nuestros mejores textos clásicos, con una adaptación del poeta Francisco Brines que nos parece perfecta, unos buenos actores, una escenografía muy eficaz, una música adecuada y una espléndida dirección de José Luis Alonso, son los ingredientes ideales para conseguir que el espectador disfrute con el teatro, con el teatro clásico, con sus raíces culturales.
Si el .espectador no conoce el texto puede tener la tranquilidad de que con esta puesta en escena oirá la voz de Calderón sin manipulaciones tan al uso; y si, por el contrario, el espectador conoce el texto y en su lectura en soledad le ha puesto cara y voz a Pedro Crespo, a Isabel, a Juan, a don Lope, al capitán ... no se sentirá defraudado. Todo el espectáculo resulta armonioso: la escenografía, la música, y los actores, tanto en su movimiento como en la dicción del verso.
La escenografía es sencilla pero muy eficaz y altamente sugeridora; con muy pocos elementos y una muy buena iluminación se consigue que nos hallemos en un bosque, en una calle, en el zaguán o el desván de la casa de don Pedro, en otra casa, en la plaza .. Se muestra tanto la luz del amanecer como la luz del mediodía o la noche estrellada. Se ha compuesto una música que crea ambientes, atmósferas que acompañan a los lugares y a los personajes. En fin, todos los aspectos técnicos pueden recibir un «cum laude».
Se ve que los actores disfrutan con su trabajo, que sienten el texto, que sienten el personaje, pues se mueven por naturalidad, dicen bien el verso y están en su sitio en todo momento.
La fuerza del drama calderoniano no ha perdido vigencia. Quizá lo más anecdótico (el honor de la poca) sirva hoy para producir un deseado «efecto de distanciamiento» al modo brechtiano, pero en el fondo el drama humano nos sigue conmoviendo.
Pedro Crespo, un honrado campesino, consigue con su conducta vital sentir, instalado en su conciencia, el honor (<<patrimonio del alma»). Cuando el capitán deshonra a su hija Isabel deshonra también a Pedro Crespo, quien se ve en el brete de actuar como alcalde y como padre, enfrentándose con decisión al poder militar. Triunfa el hombre, la dignidad de Pedro Crespo avalada por el rey sobre el «honor estamental».
Jesús Puente es el responsable de dotar al personaje de Pedro Crespo de la credibilidad necesaria para transmitir su drama humano a los espectadores de este siglo. Los diálogos que mantiene con don Lope de Figueroa (interpretado por Ángel Picazo) son siempre agudos y tensos, sin que podamos olvidamos de la irónםí y del juego verbal presentes en algunas de las respuestas del villano.
En síntesis, José Luis Alonso ha conseguido que el texto clásico no dejara de serlo, es decir, presentar el espectáculo en toda su grandeza teatral, con una profesionalidad digna de admiración, lo que ocasiona muchas y cálidas ovaciones de un público tan especial como es el de un estreno. Estamos seguros de que todos los días de función el público se alegrará enormemente de haber asistido.
Título: El alcalde de Zalamea.
Autor: Calderón de la Barca.
Adaptación: Francisco Brines.
Música: Manuel Balboa.
Iluminación: Juan Gómez CorneJo.
Escenografía y vestuario: Pedro Moreno.
Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico
Intérpretes: Enrique Navarro (Rebolledo), Resu Morales (Chispa), Juan Gea (Capitán), Félix Casales (Sargento), Miguel Palenzuela (Don Menda), César Di-eguez (Nuño), Adriana Ozores (Isabel), Blanca Apilánez (Inés), Jesús Puente (Pedro Crespo), Antonio Carrasco (Juan), Ángel Picaza (Don Lope), Vicente Gisbert (Rey), etc.
Dirección: José Luis Alonso.
Estreno en Madrid: Teatro de la Comedia (Compañía Nacional de Teatro Clásico), l4-XI-1988.
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Cristina Ferreiro
Copyright©cristinaferreiro
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