TANGO DE BURDEL, SALON Y CALLE
LA HISTORIA DEL TANGO
PRELUDIO DE UN BALLET ARGUMENTAL
|
KARINA LEVINE |
No es la primera vez que un espectáculo sobre el Tango recala por nuestras tierras, bien como números sueltos o entretejiendo una historia desde su nacimiento hasta los momentos actuales. Y siempre fascina tanto en su aspecto más trillado, como en sus sorprendentes y alambicados movimientos virtuosistas.
Llega el Ballet Argentino- Fundación Julio Bocca con Tango de Burdel, Salón y Calle. El título lanza, ya, una pista de por dónde va: los lugares que ha bailado el tango y por lo tanto su evolución y enriquecimiento. En resumen, nos muestra la historia del Tango desde sus comienzos hasta nuestros días.
Se ha construido un guión argumental que está bien trazado y claro, cuya mayor virtud es la solución de continuidad sin que decaiga el ritmo. Las escenas se suceden con fluidez y el hilo argumental crece en el contenido y en la propia evolución de los pasos: desde la mayor simpleza – el llamado tango a pie de tierra – hasta la sofistificación de unas piernas que se entrecruzan, tentadoras del tropiezo, pero también de la seducción. Esta historia cuenta también con la fugaz intromisión de ritmos extranjeros que sofocaron al tango y lo marginaron en algunas épocas.
Visualmente cuenta con todos los ingredientes necesarios para el tango: los bailarines, la orquesta típica y la cantante. Se ha recurrido, escenográficamente, a la cámara oscura, potenciando el valor de la iluminación que crea, acertadamente, los diversos ambientes. El vestuario es otro de los puntales visuales para centrar época y estilo. Un vestuario estilizado más cercano a la comedia musical que al realismo puro. Tal estilización y elegancia plástica va de acorde con el tratamiento que el Ballet Argentino hace del Tango.
El Ballet Argentino tiene su raíz en el ballet clásico, al que sigue fiel. Por lo tanto, lo que se nos ofrece es un Tango estilizado y leído a través de los pasos y estiramientos del ballet clásico. Los bailarines pertenecen a la disciplina clásica y su coreógrafa Ana María Stekelman, los ha aprovechado muy bien y ha encauzado la coreografía por estos raíles, de modo que esta historia del Tango, gracias a un guión bien pertreñado, se convierte en una pieza balletística que inteligentemente dibuja el paso del tango con el del ballet clásico, huyendo del simple folklorismo. Bastaría introducir una historia para que se convirtiera con añadidos y coherencias argumentales aquí y allí en un ballet de argumento.
A este fluir de la apasionada música tanguera, se intercala, no podría ser menos, algunas canciones de Tango, interpretadas por Karina Levine. Proporcionan al espectáculo una mayor teatralidad, sobre todo cuando la propia canción arropa el baile. Karina, de voz segura, resulta dramática y humorística. Con todo, aquí, hay algo que empaña la autenticidad del tango cantado. En el tango es importante la letra, como lo es en la copla y en el flamenco. Importa porque tango y copla, tienen la virtud de saber resumir en unos minutos toda una historia y nos gusta enterarnos de esa historia. No siempre es posible, y no por el uso del lunfardo – jerga del barrio tanguero –, el cual se reduce solamente a alguna palabras, sino porque la microfonía o la acústica de la sala nos lo impide. Por lo tanto, creo, no es un problema de vocalización de Karina. Hay que alabar en Karina su capacidad de unir en su persona canto y baile, lo cual proporciona una fluidez entre ambas disciplinas y da continuidad a la narración coreográfica.
Las incursiones de bailes extranjeros – históricamente los ritmos modernos, charlestón swing, rock, pop marginaron los bailes de salón de todas las naciones – son refrescantes, ocupan el tiempo oportuno y muestran la versatilidad de los bailarines. En esta ristra una de las coreografías desconcierta un tanto, ya que no se sabe si pertenece a la cantera de los ritmos modernos o a una especie de tango contaminado por la danza contemporánea. Sobra.
El tango se recupera brillantemente hasta el final con la música de Piazzolla y con unas coreografías a dos y corales de acertado trazado.
Eleonora Cassano muestra sus grandes dotes de bailarina clásica. Su elasticidad, dominio del cuerpo proporcionan fluidez y elegancia.
La parte musical se reparte entre la Orquesta China Cruel – piano, contrabajo, violín, guitarra, bandoneón – y las grabaciones sonoras. La primera crea un sonido evocador de toda una época y como grupo musical se muestra bien conjuntado. Se mantiene al fondo con una iluminación tenebrista. Sería de desear que al final con los aplausos y los saludos pudieran entrar en el campo de luz y avanzar hacia el proscenio.
Título: Tango de burdel, salón y baile
Guión: Elio Marchi
Coreografía y puesta en escena: Ana María Stekelman
Música, arreglos y dirección musical: Julián Vat
Iluminación: Omar possemato
Vestuario: Reanta Schussheim
Producción artística: Lino Patalano
Coordinador general: Sergio Albertoni
Coordinación técnica: Abel Fumagalli
Asistentes de coreografía: Nora Robles y Pedro Calveyra
Vestuarista: Daniela Alterman
Sonido: Gustavo Rodríguez Lastra
Director médico: Hugo Svetlize
Orquesta China Cruel. Valeria Collante (violín), Verónica Bellini (piano), Carolina Cajal (contrabajo), Juan Padilla (guitarra), Nicolás Enrich (bandoneón)
Cantante: Karina Levine
Intérpretes:
Primera bailarina fundadora: Eleonora Cassano
Bailarines: María Soledad Buss Jacob, Valeria Cerluso, Georgina Giovanonni, Belén López Ortiz, Agustina Vigil, Juan Cabral, Darío Farías, Hernán Nocioni, César Enrique Peral, Gonzalo Rivero, Ricardo Sabbatini,
Director: Raul Candal
Estreno en Madrid: Teatro del Canal (Sala Roja), 30 – IX - 2010
|
|
José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande
|
|
|
|
|
|