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Hamlet. Diego Boto. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Martes, 06 de Julio de 2010 15:09
HAMLET
FAMILIA Y PODER
En cuanto a la versión que se ofrece ahora, los buenos conocedores de Hamlet echarán en falta algunos fragmentos, lo que reduce sustancialmente la duración del espectáculo, aunque se conserva lo esencial.

HAMLET
FAMILIA Y PODER

Título: Hamlet.
Autor: William Shakespeare.
Traducción: Leandro Fernández de Moratín.
Dramaturgia: Borja Ortiz de Gondra y Juan Diego Botto.
Escenografía: Llorenç Corbellá.
Vestuario: Yiyi Gutz.
Iluminación: Felipe B. Gallego.
Música: Alejandro Pelayo.
Espacio sonoro: Jorge Muñoz.
Maquillaje y peluquería: Maite Bujeda
Maestro de esgrima: Nacho Fernández
Producción ejecutiva: Sus Domínguez
Ayudante de dirección:
Darío Facal
Ayudante de producción: Carlos Montalvo
Asistente de dirección: Javier Aguayo
Producción:
Centro Nuevos Creadores/Producciones Cristina Rota
Intérpretes: Ernesto Arango (Reinaldo/Soldado 1/Cómico 3), Juan Diego Botto (Hamlet), Emilio Buale (Horacio), José Burgos (Rosencrantz/Cortesano 2/ Sacerdote), José Coronado (Claudio), Félix Cubero (Sepulturero/Cómico 1/ Cortesano 1), Marta Atura (Ofelia), Marcos Gaba (Marcelo/ Cómico 4/ Osric), Luis Hostalot (Polonio), Paco López (Voltiman), Nieve de Medina (Gertrudis), Joaquín Tejada (Guildensten/ Cortesano 3/ Fortimbrás), Juan Carlos Vellido  (Alertes/ Cómico 2)y Jordi Dauder (proyección de la sombra del padre de Hamlet)
Dirección: Juan Diego Botto.
Estreno en Madrid: Teatro María Guerrero (CDN), 4 – XII - 2008.




JOSÉ CORONADO
Muchas, algunas excelentes y otras no tanto, han sido las traducciones de Hamlet realizadas desde que Leandro Fernández Moratín diera a conocer la suya en 1798. Por otra parte, no creo que haya sido reeditada muchas veces después de que lo hiciera la editorial Edaf en 1960. Sin embargo, esa ha sido la que ha servido de base para la dramaturgia firmada por Borja Ortiz de Gondra y Juan Diego Botto. Las razones que explican la decisión han sido explicadas por el primero de ellos en el programa de mano. Asegura que su castellano clásico, en prosa, es el más coherente con la intención del director de situar la obra en un contexto intemporal de resonancias vagamente decimonónicas. Por otra parte, el texto de Moratín no estaba contaminado por el romanticismo, que pronto llamaría a las puertas del teatro español y, aunque su permanencia entre nosotros fue breve, dejó una huella tan falsa como duradera en la interpretación del teatro shakespeariano. Por último estamos ante un trabajo honesto, pues, al abordarlo, el traductor se impuso la tarea de no disimular los defectos que, en su opinión, contiene la obra, de modo que la presentó como es en si, sin asomo de adulteración. Nada que objetar, pues, a la elección.
 
En cuanto a la versión que se ofrece ahora, los buenos conocedores de Hamlet echarán en falta algunos fragmentos, lo que reduce sustancialmente la duración del espectáculo, aunque se conserva lo esencial. Notarán, por otra parte, como la complejidad del discurso se ha diluido en un texto sencillo y fluido al alcance de cualquier espectador. Si ese era el encargo recibido por Ortiz de Gondra, y todo apunta a que ha sido así, lo ha cumplido con acierto. Quería Botto que el espectáculo no aburriera, y no aburre, y de cuantas lecturas cabe hacer de obra tan compleja, a él le interesaba, por encima de cualquier otra, la que tiene que ver con la familia y el poder, para lo cual este texto reducido a lo esencial es suficiente.
NIEVE DE MEDINA


JOSÉ CORONADO/ J. D. BOTTO
Intuye el crítico que el interés de Botto por convertir la familia y el poder en los pilares de su propuesta no es ajeno a su propia biografía, de la que un episodio esencial fue la desaparición, cuando él todavía era un niño, de su padre, secuestrado por la dictadura argentina. Bien podría representar Claudio, el usurpador del trono, a ese poder despótico y bárbaro que se instaló en su país, y, Gertrudis, la esposa caída en la ignominia, a esa Patria que, al vender su libertad, dejó desamparados y a merced del tirano a sus hijos. Sobre los hombros del joven Hamlet/Brotto recae la responsabilidad de castigar a los culpables y restablecer el orden perdido, empeño que sólo alcanzará a cumplir a medias,  pues no saldrá indemne de él. Poco importa que exista o no paralelismo entre la realidad vivida por Botto y la ficción creada por Shakespeare, pues lo esencial, para el espectador, es que el alcance de lo que se plantea es universal y eterno.

La sencillez del texto tiene su complemento en la de la puesta en escena, cuya escenografía, diseñada por Llorenç Corbellá, se reduce a un espacio desnudo acotado por altos muros en el que dos sillones reales son su único mobiliario. En algunos momentos, la acción se traslada a los palcos proscenios y al patio de butacas. En cuanto a la interpretación, los actores prescinden de la gravedad y trascendencia que suele presidir la representación de esta tragedia. La metafísica cede su protagonismo a los aspectos más humanos de los personajes, con sus imperfecciones, dudas y miedos. Se diría que se han acercado a nuestro tiempo, que son, en alguna medida y a pesar de que el vestuario no lo confirma, nuestros contemporáneos. Juan Diego Botto alcanza en este trabajo la que es, por ahora, la cumbre de su carrera actoral. Con él, rayan a gran altura José Coronado (Claudio), Nieve de Medina (Gertrudis), Marta Etura (Ofelia), Luis Hostalot (Polonio) y el resto del reparto.
J. D. BOTTO/MARTA ETURA


MARTA ETURA/J.D. BOTTO/
NIEVE DE MEDINA
La dirección, asumida por el propio Botto, es limpia y clarificadora. En algunos casos va más allá y da respuesta a algunas cuestiones que en el texto original apenas están planteadas. Por ejemplo, ¿qué hay después de Hamlet? Nada dice Shakespeare al respecto, pero cabe suponer que, muertos el tirano y el legítimo heredero del trono, éste queda libre, a disposición de cualquier ambicioso que quiera ocuparlo. Desde ese punto de vista, esta tragedia es el preludio de otra. Botto nos lo confirma en la última escena, cuando uno de los supervivientes desaloja el cadáver de Claudio del trono y se sienta en él.


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo


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Última actualización el Martes, 06 de Julio de 2010 15:34
 
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