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La cena de los generales. Crítica. PDF Imprimir E-mail
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Lunes, 19 de Abril de 2010 06:49







LA CENA DE LOS GENERALES

FRANCO EN EL PALACE

Dice el autor que esta obra es el resultado del estilo, lenguaje y temas de sus textos anteriores. Cualquiera que conozca su teatro estará de acuerdo con las dos primeras afirmaciones y quizás no tanto con lo que se refiere al asunto que aborda, que resulta novedoso en su dramaturgia.

 


LA CENA DE LOS GENERALES

FRANCO EN EL PALACE

 

 

 

JUANJO CUCALÓN, ANA GOYA,
SANCHO GRACIA
FOTO: LUIS MALIBRÁN.

Dice el autor que esta obra es el resultado del estilo, lenguaje y temas de sus textos anteriores. Cualquiera que conozca su teatro estará de acuerdo con las dos primeras afirmaciones y quizás no tanto con lo que se refiere al asunto que aborda, que resulta novedoso en su dramaturgia. En ella, su más clara aproximación a la Guerra Civil española se produjo con El álbum familiar, pieza dramática autobiográfica muy distinta en su planteamiento e intención a esta cena de generales convocada por Franco en el hotel Palace de Madrid para celebrar el triunfo sobre la República.  Es verdad, sin embargo, que quizá la idea de situar la acción en la cocina de un gran restaurante no sea reciente, sino que esté inspirada en otro trabajo suyo ya lejano. Me refiero a su versión de La cocina, de Arnold Wesker,  que, bajo el título de Nuestra cocina, hizo para que la representaran los alumnos de la Escuela de Arte Dramático.

 

La historia que se plantea en La cena de los generales es atractiva, pues la celebración de la mencionada cena choca con un problema imprevisto: todos los cocineros del famoso hotel madrileño están encarcelados por su militancia republicana. No sucede lo mismo con los camareros, todos ellos de derechas. Para resolver el espinoso asunto se decide sacar por un día a los cocineros de su encierro para que preparen la cena. La situación creada da lugar a una serie de escenas que reviven, desde una perspectiva cargada de humor, aquel bárbaro acontecimiento. Los dos bandos enfrentados comparten el mismo espacio y en él, entre fogones, reanudan sus enfrentamientos bajo la atenta mirada del teniente de intendencia franquista encargado de organizar la cena y el sutil control del maître del hotel, tan buena persona que ejerce sin dificultad de ángel de la guarda de sus subordinados y hombre poco comprometido políticamente, que actúa con mucha mano izquierda como árbitro de la contienda. Con esta obra, Alonso de Santos se suma a la lista de autores que han abordado en las últimas décadas el tema de la contienda civil en tono tragicómico, algo impensable en los largos años de la postguerra. El tono desenfadado y moderadamente crítico con el que lo hace no se aleja del que caracteriza su teatro, de modo que hemos de considerar esta nueva entrega como un sólido eslabón más en su extensa producción dramática. En línea con ella y como un guiño al público evita un desenlace que deje mal sabor de boca, cual es que los presos, cumplido en encargo y recibida la felicitación del Caudillo, regresen a sus celdas. Eso es precisamente lo que sucede, descartando la posibilidad, apuntada en algún momento, de que, en premio a su trabajo, sean gratificados con la libertad. Pero el autor añade un final casi feliz en forma de boda entre reclusos, fuga incluida, que alivia la pena del respetable.

 

El reparto es numeroso. Miguel Narros imprime orden y dinamismo al movimiento de los actores por el laberinto de fogones que llenan la luminosa cocina de hotel de lujo diseñada con realista precisión por Andea D’ocorico. Es, la suya, una actuación coral en la que, sin embargo, algunos personajes permiten un mayor lucimiento a sus intérpretes. Son los casos de Ana Goya, la chef anarquista y profesional rigurosa, o la de Victor Manuel Dogar, que a sus conocimientos culinarios añade su afición a la zarzuela, de las que nos regala fragmentos de algunas de sus más conocidas arias. Los dos protagonistas son Sancho Gracia, en el papel de maître, y Juanjo Cucalón, en el del teniente. Contenido el primero e histriónico el segundo, ambos satisfacen plenamente lo que exigen sus respectivos papeles. Si los aplausos son más generosos para el segundo hay que atribuirlo a que la extravertida comicidad es más apreciada por el público que la sobriedad, lo que, como aquí sucede, no es justo. Ambos lo merecen por igual.


Autor: José Luis Alonso de Santos

Escenografía: Andrea D’Odorico

Vestuario: Ana Rodrigo

Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Espacio Sonoro:
Luis Miguel Cobo

Asesoría Cocina: Nino Redruello Restaurantes “Las Tortillas de Gabino” y “La Ancha

Realización decorados: Odeón

Realización vestuario: Cornejo

Transportes: Transdecor S.A.

Transportes: Domingo García S.L.

Sastrería/Peluquería: Vanesa Cañaverales

Sonido: Alberto Alejos/Jorge Palomares

Maquinaria: Emilio Ayllón

Dirección Técnica/Electricidad: Retalo 2004

Regiduría: Andrés Martín

Fotos y DVD: Luis Malibrán

Fotos: Luis Castilla

Diseño Gráfico: Arteaga & San José

Asistencia Coreográfica: Marta Gómez

Ayudante de Escenografía: Marisa de la Iglesia

Gerencia: José González

Adjuntos Producción: José Casero, Víctor Manuel Dogar

Director de Producción: Celestino Aranda

Distribución: Producciones Faraute, S.L., (www.produccionesfaraute.com)
Asistente de Dirección: Nacho Solana

Ayudante de Dirección: Luis Luque

Intérpretes: Juanjo Cucalón (Santiago Medina(Teniente de intendencia)), Sancho Gracia (Sr. Genaro (Maitre)), Lorenzo Area (Epifanio (Cocinero-pastelero)), Antonio Escribano (Blas (Cocinero-pastelero)), Jesús Prieto (Andrés (Cocinero-carnes)), Emilio Gómez (Antón (Cocinero-legumbres y pasta)), Víctor Manuel Dogar (Nando (Cocinero-verduras)), César Oliver (Ángel (Fregaplatos)), Luis Muñiz ( Miguel “El cura” (Pinche)), Adolfo de Grandy (Mustafá), Ana Goya (Juana (La Chef suplente)), Candela Arroyo (María (Cocinera-pescados)), Juan de Mata (Franco-Soldado), Lucía Bravo (Flora “La falangista” (Camarera)), Virginia Mateo (Andrea “La mayor” (Camarera)), Luis Garbayo (Mosquera “El gallego” (Capitán)), Borja Luna (Carlos “El rubio” (Camarero)), Tomás Calleja (Juan “El pesao” (Millán Astray)).

Dirección: Miguel Narros.

Estreno en Madrid: Teatro Español, 10-IX-2009.

CAMAREROS
FOTO: LUIS MALIBRÁN.
SANCHO GRACIA, JUANJO CUCALÓN
FOTO:LUIS MALIBRÁN.


 


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo


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Última actualización el Lunes, 05 de Julio de 2010 18:12
 
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