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CASA CON DOS PUERTAS
MALA ES DE GUARDAR

Un clásico para el verano

MANUEL CANSECO,
JUAN ANTONIO CASTRO
Y
LORENZO COLLADO
REMODELAN A
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA


Título: Casa con dos puertas mala es de guardar
Autor: Pedro Calderón de la Barca 
Dramaturgia: Juan Antonio Castro
Diseño de escenografía y vestuario: Lorenzo Collado
Diseño de luces: Manuel Canseco
Ayudante de dirección: Raquel Berini
Maquinista: Carlos Dorrell
Técnico de luces: Francisco García
Sastra: Vicenta Rodríguez
Regidora: Sylvia Peleija
Construcción de decorados: Talleres Galileo Tajuela Decorados
Realización de vestuario: Gabriel Besa
Peluquería: Selina Casado
Zapatería: Antonio Hidalgo Concha
Sombrerería: López MRV-
Escenarios: Producciones S.L
Maquinaria auxiliar Sonido: Termiser
Iluminación: Milán Acústica Hispalite
Intérpretes: Alejandra Torray (Marcela, dama), Candela Rabal (Silvia, criada), Alberto Maneiro (Lisardo, caballero) Pablo Alonso (Calabazas, criado), Gabriel Moreno (Félix, caballero), Cristina Palomo (Celia, criada), Miguel Foronda (Fabio, padre), Maribel Lara (Laura, dama)
Dirección: Manuel Canseco
Estreno en Madrid: Jardines del Galileo,
5 – VII -2007

ALBERTO MANEIRO/GABRIEL MORENO

MIGUEL FORONDA/
ALEJANDRA TORRAY
CANDELA RABAL

A finales de los setenta,  Manuel Canseco se enfrentó por vez primera a este texto. Contó también entonces con la versión de Juan Antonio  Castro y con la colaboración de Lorenzo Collado para la escenografía y el vestuario. Al frente del reparto figuraba Julia Trujillo. Ahora Canseco retoma aquel espectáculo, lógicamente con un elenco distinto y una escenografía  adaptada a los jardines anejos al teatro Galileo, el espacio en el que se exhibe ahora el espectáculo y cuyas características integran el director y el escenográfo para construir una imaginaria y sugerente villa de Ocaña con las dos casas en las que transcurre la acción, convertidas a su vez en ámbitos dotados de un sinfín de escondites, entradas y salidas, que Calderón imaginó como mecanismo para la enredada y divertida trama, pero también como metáfora del recurrente concepto barroco del engaño y su inevitable correlato: el desengaño.
 

GABRIEL MORENO/ MARIBEL LARA
La incertidumbre de la percepción – el engaño a los ojos - encontraba en el enredo una adecuada imagen del problema intelectual que generaba,  por vía de un humor que permitía desahogar precisamente esainquietud. No es extraño por tanto que Calderón recurra con frecuencia a la parodia, y aun a la autoparodia, como si tratara de exorcizar a los fantasmas que poblaban el pensamiento de un intelectual barroco.  Por otro lado, el juego del enredo ofrecía una salida al opresivo ambiente religioso, social y moral de la España del XVII.

Hoy entendemos más bien la comedia como un divertimento, como un mecanismo ejemplarmente construido, que anticipa tantos rasgos del vodevil teatral y cinematográfico modernos,  y que nos proporciona placer estético y entretenimiento inteligente en una noche de verano. El trabajo de Canseco, Castro y Collado ha buscado precisamente la frescura a través del aligeramiento de formas y contenidos, sin alterar por ello, de una manera sustancial, lo que podríamos considerar el espíritu de la comedia calderoniana.

La versión de Castro recorta notablemente el original; suprime algunos personajes secundarios; inventa un nuevo perfil para el personaje de Fabio, el padre de Laura, convertido ahora en viejo verde enamoriscado de Marcela; injerta  pasajes; disemina algunas alusiones sexuales más o menos ingeniosas y suprime parlamentos que le parecen innecesarios.  Como toda intervención sobre un texto clásico, esta es discutible, pero resultado me parece satisfactorio o, al menos aceptable.  Era menester un clásico ligero para estas circunstancias, máxime si se considera que interrumpe una rutina de unos cuantos años de Veranos de la Villa dominados por comediógrafos españoles del XX, reputados como más sencillos, y, desde luego, más próximos cronológica, y acaso mentalmente, a nuestro tiempo.  
CRISTINA PALOMO/PABLO ALONSO
CANDELA RABAL


ALBERTO MANEIRO
ALEJANDRA TORRAY

La Casa con dos puertas mala es de guardar que ahora se nos presenta ha buscado así la ligereza, la eficacia y la comicidad, sin perder por ello, la elegante estilización calderoniana de un conjunto de situaciones deliberadamente disparatadas y exprimidas hasta el máximo de sus posibilidades, en las que la burla, el escondite, el juego y el ingenio son los resortes principales que mueven la acción. El vestuario, alegre y sencillo, reducido blancos y azules o la escenografía, de fácil manejo por los propios actores, contribuyen a proporcionar esa sensación de ligereza. La interpretación, no muy brillante, pero eficaz y suficiente en la mayoría de los actores, no desentona en el conjunto.  Entre ellos, destaca Alejandra Torray, en quien se aprecia un mayor recorrido en el ámbito del teatro clásico.

En suma, un espectáculo entrañable y gratificante, resuelto con pericia, oficio y buen gusto, y que colma las expectativas del propósito que lo mueve. Enhorabuena un año más por la iniciativa.


Eduardo Pérez – Rasilla
Copyright©pérezrasilla




GALILEO TEATRO
Aforo: 260
DIRECTOR: MANUEL CANSECO
C/ Galileo, 39
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Bus: 2/16/21/61
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