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TRAGICOMEDIA DE DON DUARDOS
ENTRAÑABLE Y GOZOSO

Título: Tragicomedia de Don Duardos
Autor: Gil Vicente.
Versión: Ana Zamora
Asesor de Verso: Francisco Rojas
Trabajo de Títeres: David Faraco
Iluminación: Miguel Ángel Camacho (A.A.I.)
Vestuario: Deborah Macías
Escenografía: Richard Cenier
Coreografía: Lieven Baert
Música original, arreglos y dirección musical: Alicia Lázaro
Producción: Compañía Nacional del Teatro Clásico
Músicos: Alba Fresno (Vihuela de arco), Ángel Galán (Órgano y Virginal), Alicia Lázaro (Laúd y Vihuela), Elvira Pancorbo (Flautas)
Intérpretes: Francisco Merino (El Autor), Fernando Cayo (Don Duardos), Jesús Fuente (Emperador), Fernando sendito (Primaleón), Clara Sanchos (Flérida), María Álvarez (Artada), José Ramón Iglesias (Camilote), José Vicente Ramos (Maimonda), Savitri Ceballos (Amandria), Daniel Albaladejo (Don Robusto), Eva Trancón (Olimba), Arturo Querejeta (Julián), Nuria Mencía (Constança Roiz), Ángel Ramón Jiménez (Juan/ Grimanesa)
Dirección: Ana Zamora
Estreno en Madrid: Teatro Pavón, 15 de febrero de 2006.


La Compañía Nacional de Teatro Clásico ha decidido, con plausible criterio, permitir a Gil Vicente el acceso a su escenario. Y ha elegido para ello la que suele considerarse su obra más lograda, la Tragicomedia de Don Duardos, y a una joven directora, Ana Zamora, que había explorado ya el mundo vicentino en su escenificación del Auto de los cuatro tiempos, mostrado recientemente en el Teatro de la Abadía. Gil Vicente, dramaturgo, poeta y músico portugués, escribió en los albores del siglo XVI una obra literaria caracterizada por su lirismo y su musicalidad, compuesta indistintamente en castellano y en portugués, pero su teatro ha sido escasamente representado por las compañías españolas, a pesar de que constituye una de las referencias indispensables para la historia de la literatura dramática, también en castellano. En 1994 la compañía de Juan Antonio Quintana acometió precisamente la escenificación de la Tragicomedia de don Duardos y el espectáculo se exhibió en el Festival de Almagro (Vid. Reseña 253).

Ahora Ana Zamora retoma la Tragicomedia de Don Duardos, una historia basada en los libros de caballerías, e impregnada de influencias literarias diversas, desde el lirismo pastoril hasta la tradición cortesana, pasando por elementos de comicidad propios del teatro primigenio. Gil Vicente está buscando, a partir de la escasa dramaturgia hispánica que se ha ido componiendo y a partir de materiales líricos y narrativos, un camino propio para escribir teatro. El resultado es un texto desigual, desproporcionado en ocasiones y a ratos deshilvanado en su composición, pero ingenuo, entrañable y delicioso en su conjunto.

El trabajo de Ana Zamora se ha apoyado precisamente en ese aire candoroso de la propuesta vicentina y ha construido un espectáculo lleno de belleza plástica y musical, armonioso, divertido y sencillo. Una escenografía que sugiere un claustro renacentista queda reforzada por la presencia habitual en escena de casi todos los personajes, ataviados con un hermoso vestuario, que firma Déborah Macías y que aporta uno de los elementos más interesantes del espectáculo. Los músicos, a su vez, acompañan a los actores en escenario y componen entre todos una estampa tierna y dichosa, que evoca la imagen feliz de un mundo primigenio que retratan el teatro y la poesía de Gil Vicente. Esta solución parece acertada, aunque en algunos momentos ayuda poco a la claridad en la narración de una compleja historia, pero acaso se ha renunciado a su exactitud prolija en beneficio de una atmósfera exquisita e inocente. Las secuencias de la familia de Constança Roiz son ejemplares en este sentido, o lo es así mismo el tratamiento desaforadamente cómico que se da a la historia de Camilote y Maimonda. Todo queda resuelto con tino y buen gusto por parte de la dirección de escena.

El trabajo actoral parece revelar el entusiasmo y la frescura con la que las que se ha concebido el espectáculo y esta dedicación generosa, valiente y feliz del elenco suple algunas lagunas -no demasiadas- en la interpretación de algunos actores.


Eduardo Pérez – Rasilla
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