.:: Hechos y Figuras ::.

CARTELES

DEL TEATRO POLACO

COLECCIÓN
de
JANUSZ GUNIA
en el

TEATRO ESPAÑOL
de
MADRID

Polonia ha brillado especialmente en el mundo de Bellas Artes y con respecto al teatro en el mundo de la Escenografía y del Cartel. Janusz Gunia ha cedido al Teatro Español una serie de carteles teatrales para una exposición en el vestíbulo, durante el Festival de Otoño de 2006.

Janusz Gunia es conocedor y experto en el mundo del cartel. En un sucinto análisis descubre una serie de etapas en el cartel palacio:

PRIMER PERÍODO
EL SIMBOLISMO

 
  • Un primer período abarcaría desde 1944, año del armisticio, hasta 1953, fecha en que se celebró la primera Exposición del Cartel Polaco, con toda la serie de discusiones teóricas que la acompañaron. Este decenio se caracteriza por la presión constante de criterios obsoletos y simplistas impuestos por una política cultural del partido. En el cartel dominaba el simbolismo que, a fuerza de repetir ciertos signos consabidos, acabó por tornarse banal.

Proyectos notables de esta época son Teatro Sirena.

iPróximo estreno!, de Eryk Lipinski, y
El Señor Geldhab, de Tadeusz Gronowski.

SEGUNDO PERÍODO
LA METÁFORA
LA ESCUELA POLACA

 
  • Desde 1953 hasta mediados de los 60 cambia el clima de la vida política, y los estereotipos ceden paso a la reflexión intelectual. El centro de gravedad en el cartel se desplaza a la metáfora. Primero, en el campo del cine. Luego, quizá por empatía, el del teatro sigue sus pasos. A partir del año 56, el cartel de teatro crea las mejores obras de su historia, aprovechando el enriquecimiento del repertorio, la actividad de los directores de vanguardia y las puestas al día de los clásicos del romanticismo nacional. (…) Se simplifica la estructura de las imágenes, y crece al mismo tiempo el depósito de los signos asimilados por el público. La forma se reduce, y el cartel obliga al receptor a colaborar en la lectura del mensaje que contiene.

Proyectos de esta época son los de Cieslewicz, Lenica, Mlodozeniec, Starowieyski, Swierzy y Tomaszewski
 
  • Se caracterizan por un acusado grafismo, una brillante imaginación, y una aportación de nuevos elementos creativos. Los carteles editados por los teatros de Varsovia atraen la atención no sólo de la crítica especializada, sino también del público en general. Nace en estos años la expresión "escuela polaca", referida al campo del cartel, y aunque luego volverá a renovarse una y otra vez, la de aquella década es la más original y auténtica. Los años 70 consagran este momento de esplendor y añaden unos cuantos nombres más a la nómina de grafistas ya reseñada.

TERCER PERÍODO
I EXPOSICIÑON DEL CARTEL POLACO
Y
LAS BIENALES


Los nombres más notables son: Jan Aleksiun, Maciej Urbaniec y Jerzy Czerniawski.
 
  • La aparición de un cartel firmado por cualquiera de estos autores supone un acontecimiento artístico, y al celebrarse la I Exposición del Cartel Polaco, en Opole, todos ellos fueron galardonados por su contribución al desarrollo del cartel teatral. En 1975 se inaugura el Museo del Cartel en Wilanów, con una significativa exposición de todo el arte gráfico polaco.

En estos años se celebran las Bienales Internacionales del Cartel en Varsovia y Katowice. En la primera edición de la de Varsovia, la medalla de oro fue para el proyecto de Woyzeck, firmado por Jan Lenica.
 
  • Dos importantes exposiciones bajo el lema El cartel de teatro polaco, se celebraron en Poznan -1974- y Munster -1976-. La de Münster lleva a los grafistas polacos a colaborar con diversos teatros alemanes. En una sola temporada medio centenar de proyectos.

CUARTO PERÍODO
ESTILO PROPIO EN
CONNIVENCIA CON EL TEXTO


El cuarto período se abre con la crisis económica, a principio de los 80.
 
  • Curiosamente la crisis, que alcanzó de lleno a la producción teatral, no afectó para nada a la actividad de grafistas e impresores. En estos años, los artistas gráficos dejan de ser contratados ocasionalmente por los teatros, que empiezan a tener en cuenta el estilo de cada uno, y su adecuación al texto que va a ser puesto en escena. La actividad de los teatros por otra parte suele complementarse con el montaje de exposiciones antológicas de carteles, centradas en la figura de algún dramaturgo polaco, como Witkiewicz, Gombrowicz, Rózewicz o Mrozek. A destacar en este aspecto la labor desarrollada por el Teatro Jan Kochanowski, de Opole, y el Teatro Nuevo, de Varsovia.

LOS CERTÁMENES INTERNACIONALES

Los certámenes internacionales de los años 80 son años publicitan con éxito a los autores polacos, aunque sólo pueden ser entendidos por determinado un público.

Proyectos premiados:

  • Policías, de Górowski, en la Bienal del Cartel Invitado de Colorado, USA (1982);
  • Historia de un soldado, de Mlodozeniec, y
  • Hamlet, de Rosocha, en la Bienal del Cartel de Lathi, Finlandia (1983);
  • Coya, de Sadowski, en la Bienal Internacional de Varsovia (1984);
  • My Fair Lady, también de Sadowski, en la I Muestra de Carteles Teatrales de Osnabruck (1986).
     
  • En la Muestra de Osnabruck, entre 1.400 originales presentados por autores de 36 países, los polacos coparon la mayoría.

Ratajczak, uno de nuestros críticos más agudos afirma:
 
"El cartel polaco, famoso hoy en día dentro y fuera de nuestras fronteras, se basa en el equívoco, en una serie de signos ambiguos que el público entiende de antemano (...) porque el equívoco existió desde siempre en la historia, en la vida de Polonia. Si no fuese por el equívoco, el cartel polaco sería sencillamente un cartel publicitario”

  • Al no tener una finalidad estrictamente publicitaria nuestro cartel ha alcanzado un valor estético por sí mismo – afirma Janusz - , y suele darse la paradoja de que excelentes carteles anuncian mediocres espectáculos. Hay teatros de provincias que editan proyectos de primerísima calidad, mientras los grandes centros de producción, como el Teatro Viejo de Cracovia o el Laboratorio de Wroclaw, apenas se preocupan en anunciar unos espectáculos que, por otra parte, no necesitan anunciarse para obtener una afluencia masiva de público. Por esta razón, la historia del cartel crea de alguna forma su propia historia gráfica del teatro.