.:: Entrevista ::.

LA CASA DE BERNARDA ALBA
EN LA CASA
TEATRO ESPADA DE MADERA

Desde hace unos años, bastantes, el Teatro a la Italiana dejó de ser la única forma de encapsular un texto dramático. Nos habituamos al teatro de calle, al teatro en salas émulas de las naves de los polígonos industriales, a los espacios insólitos – un término que recogía el metro, las cloacas de la gran ciudad, y cualquier otro espacio que a uno se le pudiera ocurrir – a salas reducidas en las que el espacio teatral lo sitúas ahora aquí, ahora allí… pero a lo que no estábamos muy acostumbrados es al espacio teatral de El Teatro Espada de Madera. De él se cuentan tres sedes: París, Lima y Madrid.

Si uno no está muy atento puede no identificar la fachada del teatro al uso. Y cuando entra en su interior, todavía menos. Un cierto desconcierto invade al espectador, tanto al troglodita como al que se ha movido por las progrerías. La primera reacción es

  • Perdone, me he equivocado.
Aquello se asemeja más a una residencia familiar de cierto abolengo, porque nada más entrar uno se topa con unas escaleras simétricas que suben a las alturas y un trono, residuo de una ignorada alcurnia o como dicen los responsables
  • El trono de un rey, cuya historia aún no hemos representado.

“Historia a representar”, ya nos aleja de la posibilidad de una casa familiar actual. Las semiacaracoladas escaleras nos obligan a levantar la cabeza y topar con lámparas de corte morisco en las alturas.
  • Símbolos – las lámparas – de las tres culturas que forjaron España.


SALA DE LA REPRESENTACIÓN

En el centro de la pared unos lienzos celan una entrada. Los traspasamos y tendemos a huir, por meternos en corral ajeno. Se trata de un coro – como el de las catedrales o las salas capitulares - en el que parece que van a irrumpir los monjes con sus rezos gregorianos o los canónigos con su Oficio Divino. Pero no son monjes o canónigos, los que ocuparán las sedes sino el trillado público, y esas son sus butacas. Es la sala donde los cómicos nos cuentan sus historias. En este caso la de Bernarda y sus hijas.

La incógnita del piso alto se desvela subiendo. Una sala con mesas moriscas par que le público converse y, a la vista, los camerinos done los actores se maquillan. Al fondo de la sala las oficinas y un “nuestro Ambigú”, palabra que nos retrotae a los años 40 en los cines. Actores y público en comunión a través del espacio. Esta familiaridad lleva, en ocasiones, a un intercambio teatral. Ya en “petit comité” actores y público se refocilan recitando poemas o representando otras escenas breves. Es el colofón de un acto teatral.

Un personaje fantasmal, porque unas veces está y otras no, es Monalisa. No la de Leonardo da Vinci, sino una gata negra que es casi la Ama y Señora benaventiana de El Teatro La Espada de Madera.

Antonio Díaz – Florián, adaptador y director de La Casa de Bernarda Alba, nos aclara la filosofía de este tipo de teatro:

  • Somos personas, actores, administradores y técnicos que queremos hacer teatro en el marco de un grupo.
Ello les remonta a las antiguas familias de “Cómicos”, y tratan de encontrar en aquellos cómicos los fundamentos del pensamiento y de la práctica teatral para adaptarlos a nuestra vida contemporánea. Los textos elegidos deambulan por el Siglo de Oro Español, el Isabelino inglés o el Clásico francés. El siglo XX está presente con Lorca, Genet o Arrabal, y son bienvenidos los originales escritos para el grupo. El común denominador de unos y otros los textos representados es que el teatro que ofrecen…
  • Esté unido a los problemas sociales que vivimos en nuestro tiempo, como pueden ser el racismo; la exclusión de las minorías, la injusticia social... Creemos que en nuestros espectáculos así como las actividades que acoge nuestra sala, se deben abordar los problemas cotidianos de la vida social del espectador.

LA MENTIRA DELTEATRO
VERDAD DE VIDA


Mario Vargas Llosas ha escrito un ensayo bajo el título de La verdad de las mentiras, y hace escasamente un mes se presentaba en Madrid, junto a Aitana Sánchez Gijón, con un espectáculo del mismo nombre. Esa verdad mentirosa, venía a expresar que la mentira que puede ser una historia literaria, por ser inventada, termina por ser una verdad. En esa cuerda se mueve, parece ser, el colectivo de Espada de Madera:

  • La sociedad, con la complicidad de la propia gente de teatro, ha dejado planear sobre el mundo la idea que el Teatro es sinónimo de “falsedad”. Por eso, nosotros, pensamos que la verdad teatral es tan verdadera como la verdad de la vida cotidiana.

Aquellos “Cómicos” de carreta o compañías itinerantes, representaban sus textos para el pueblo y no para una élite. Hoy el “pueblo” – por multitud de causas – no tiene peligro de adicción al teatro. No obstante, el grupo intenta:

  • Hacer un teatro popular, este adjetivo implica al Pueblo, con mayúsculas, si admitimos que todo viene del pueblo y debe ir al pueblo, Que toda inspiración viene de la gente que nos rodea y de la naturaleza. Hacemos teatro como actividad anclada en la ciudadanía, nada más.

LA BERNARDA ALBA
DE ESPADA DE MADERA
DEJA DE SER
LA MALA DE LA PELÍCULA
 
Bernarda permanece en el imaginario como esa mujer fuerte, dura, intransigente, que reprime. Posiblemente frustrada y que vierte su bilis sobre las hijas. Una mujer que, no se sabe por qué, ha abandonado su feminidad y por ello ha tentado a algunos directores a que fuera interpretada por un hombre. La Bernarda de Díaz-Florián toma otros derroteros:
  • La Bernada que presentamos es la mujer que trata por todos los medios de encontrar una salida a su condición de “mujer sola”, viuda de dos maridos y a cargo de cinco hijas. Una mujer que debe luchar para guardar la dignidad de su familia en medio de una sociedad rural donde las herencias, las cosechas y el ganado son atributos exclusivos de los hombres.

No gusta de una Bernarda dictatorial o tirana. Y si lo es, ella no tiene la culpa.

  • Si la juzgamos como “tirana” es porque tiene que actuar según los principios morales que los hombres han impuesto. No tiene escapatoria. Porque las “vecinas” espían, porque los hombres han sabido instalar un sistema de delación, acusación y castigo. Bernarda, sin darse cuenta, defiende un mundo de hombres.

Díaz Florián piensa que hay una Bernarda, madre amantísima. Manifestarlo y dejarse llevar por tales sentimientos es peligroso

  • No puede hacerlo porque el “qué dirán” acecha. Qué les importa a los hombres que sean mujeres enanas o grandes, guapas o feas. Lo que les importa es una sirvienta que ejecute las leyes que ellos mismos han establecido.

“MALDITAS SEAN LAS MUJERES”
dice una de las hijas.

Otra dará el primer grito de libertad:
“¡QUIERO SALIR! ¡SALIR!...”


ESPECTÁCULOS DE ESPADA DE MADERA
DESDE SU FUNDACIÓN (1992)

  • 1993.- Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín de F.G. Lorca
  • 1994.- Las Preciosas ridículas de Molière
  • 1995.- El enfermo imaginario de Molière
  • 1996.- El Arcipreste de Talavera, versión teatral basada en el libro El Corbacho
  • 1997.- Otelo de Shakespeare en el 2000 para las fiestas
  • 1997.- Torquemada y el converso de A. Díaz-Florián
  • 1998.- Bodas de Sangre de F.G.Lorca en el 98 para las fiestas
  • 1999.- El esclavo del demonio de Mira de Amescua en el 99 para el Festival
  • 2000.- Yerma de F.G.Lorca
  • 2001.- La casa de Bernarda Alba de F.G.Lorca
  • 2002.- El Tartufo de Molière
  • 2002.- Doña Rosita la Soltera de F.G.Lorca
  • 2003.- Barcarés, campo galo para Caperucitas Rojas de A.Díaz-Florián
  • 2004.- El Lagarto de Don Tico, poemas para niños de García Lorca
  • 2005.- La Celestina de F. De Rojas.

TEATRO ESPADA DE MADERA
AFORO: 60
C/ CALVARIO, 21
(TIRSO DE MOLINA)
28012 MADRID
TF. 91 528 04 35
METRO: TIRSO DE MOLINA
RESERVAS: PAGADAS POR ADELANTADO
TEL: 91 528 04 35 (CONTESTADOR)
e-mail: espadademadera@yahoo.es
Web: www.espadademadera.com