LA
DONA MANCA
O BARBI - SUPERSTAR

¿QUIÉN
HABLÓ DE SEXO DÉBIL?
Título:
La dona Manca o Barbi - Superstar
Dirección y Coreografía: Sol Picó
Propuestas dramatúrgicas y dirección teatral: Txiki
Berraondo
Escenografía, diseño y realización: Kike Blanco y Joan
Manrique (La Viuda)
Iluminación: Sylvia Kuchinow
Electrónica: Carlos López
Vestuario: Valeria Civil
Muñeco: Nico Nubiola
Músicos: Mireia Tejero (Saxofonista), Dácil López
(Cantante), Maddish Falzoni (Acordeón)
Dirección Musical: Mireia Tejero
Asistencia de coreografía: Gema Díaz
Producción: Pía Mazuela
Coproducción: Teatre Nacional de Catalunya y Sol Picó
Compañía subvencionada por ICUB, Ajuntament de
Barcelona, Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya,
Ministerior de Cultura - INAEM
Colabora: COPEC
Intérpretes: Ana Criado, Iva Horvart, Lola López Luna,
Maribel Martínez, Anna Roblas, María Stamenkovic, Herranz
Estreno en Madrid: Centro Cultural de la Villa, 22 de
Julio de 2004 (Veranos de la Villa).
Todo
mujeres. El escenario atiborrado de mujeres en la orquesta
(tres) y en la danza (seis) y una ingeniosa escenografía que se
abre como una caja de sorpresas y del rincón más inesperado
surge una silla, una mesa o una canasta para encestar la cabeza
de un hombre. Presidiendo todo una gran escalera, émula de la
Revista musical o pasarela de modelo. Kike Blanco y
Joan Manrique (La Viuda) son los ingeniosos artífices de
este artilugio escénico, el cual funciona perfectamente y crea
muy sugerentes espacios.
Después están “la acordeón”, “la saxofonista” y “la cantante” en
directo. Suenan bien y complementan dramáticamente el desarrollo
coreográfico.
Hay
un discurso central en la propuesta de Sol Picó
(coreógrafa) ayudada por la dramaturgia de Txiki Berraondo
(director teatral): el deshacer el trillado y empolvado de
universo femenino basado en la “belleza y vulnerabilidad” que ha
predicado una cultura y a la que se ha acomodado - y aún se
acomoda, pienso yo - la mujer. Tal ancestral visión nada tiene
que ver con la realidad de la mujer de nuestro tiempo -
probablemente de todos los tiempos, ya que
la mujer “Barbie” es más bien un producto de una determinada
clase social - que aparece más luchadora y provocadora a
nivel sociológico y a nivel intelectual. En esta visión
desaparecen las fronteras hombre-mujer y “ella” se presenta como
“masculina”. Tal concepción proviene de una filosofía más
antigua, en la que el hombre deja de ser sólo masculino y
desvela su lado “femenino”, sin que ello suponga “salir del
armario”. O lo que en otros términos más claros se expresaría
como “persona”. Esto es lo que realmente existe. El que se
apellide hombre o se apellide mujer, es un mero accidente que
responde a una diferencia fisiológica.
Para expresar esta desmitificación tradicional del concepto
“mujer”, Sol Picó y Txiqui acuden a diversos lenguajes
corporales que van desde la danza - preferentemente
contemporánea y sólo como ironía acude al final a unas “puntas”
hsitriónicas - hasta la mera expresión corporal. Es una danza
agresiva en muchos momentos y agotadora, máxime cuando tienen
que “bregar” con los módulos escenográficos : escalera, mesas,
sillas etc...
Las seis bailarinas son polivalentes en sus interpretaciones y
actúan, a veces, individualmente y otras coreúticamente. Las
sucesivas escenas están llenas de ritmo dramático tanto a nivel
temporal como a nivel de variedad. El desarrollo no deja
indiferente al espectador, tanto por el ritmo mencionado como
por las continuas imágenes provocadoras y expresivas.
No obstante, llega un momento en que se mira el reloj. Se tiene
la sensación de que son demasiadas imágenes para una idea
repetitiva. No sabría decir dónde, porque todo el espectáculo es
una cascada de emociones visuales, pero la tijera no estaría mal
en alguna secuencia.
El público reiteró los aplausos.  |