Arte. Reseña 1998. Crítica. Imprimir
Escrito por Eduardo Pérez Rasilla.   
Sábado, 27 de Marzo de 2010 14:38

ARTE
UN INQUIETANTE LIENZO EN BLANCO

[2007-03-05]

Arte fue un fenómeno singular. Lleno de taquilla y prolongación de temporada. Con esta comedia Yasmina Reza fue conocida popularmente en España.


 

RESEÑA 1998
NUM. 299, pp. 33 - 34

Arte
Un inquietante lienzo en blanco

Arte fue un fenómeno singular. Lleno de taquilla y prolongación de temporada. Con esta comedia Yasmina Reza fue conocida popularmente en España.


Título: Arte
Autor: Yasmina Reza
Dirección: Joseph María Flotats
Intérpretes: Joseph maría Flotats,
José maría Pou,
Carlos Hipólito
Estreno en Madrid: Teatro Marquina, 29 – IX - 1998


JOSE M. POU
JOSEP M. FLOTATS
CARLOS HIPÓLITO
FOTO: JESÚS VALLINAS

A pesar de su sencillez, Arte tiene mucho de ejercicio de virtuosismo. Con un incidente en apariencia banal, Yasmina Reza consigue componer una aguda y brillante comedia. La compra de un cuadro por parte de Sergio, un médico joven y de prestigio, se convierte en motivo de disputa con sus dos mejores amigos - un ingeniero aeronáutico y un empleado de una papelería - y esta alcanza tales proporciones que remueve los cimientos de la amistad y pone en peligro la relación entre ellos. Sólo la intervención de la propia comediógrafa, que evita un final hacia el que avanzaba la acción, impide lo que personajes y espectadores se temían.

La trama se configura mediante una serie de variaciones sobre el mismo tema, ágilmente dispuestas en escenas rápidas y progresivas que apuran las posibilidades del conflicto: encuentro entre los amigos de dos en dos, monólogos y escenas en las que los tres están presentes. El médico es partidario del arte contemporáneo y el ingeniero lo detesta, porque prefiere los cánones clásicos. El empleado de la papelería adopta una posición intermedia y se esfuerza por apaciguar los ánimos de sus amigos, pero acaba por exasperarlos, porque cada uno de ellos querría que defendiera su posición sin vacilaciones.

La aparente simplicidad de Arte no impide admitir una pluralidad de interpretaciones ni vislumbrar los abismos a los que remiten sus agudas réplicas o la feliz hilaridad del diálogo, que se reviste por momentos con rasgos wildeanos. No puede pasar tampoco inadvertido el hecho de que las mujeres estén ausentes físicamente y la referencia a todas ellas sea siempre negativa, pasada por el tamiz de la descalificación y la burla. Los amigos ocupan un espacio preferente en las vidas de estos tres hombres y el cuadro desempeña el papel de un intruso que amenaza esa estabilidad emocional entre ellos.

Tal vez pueda irse aún más lejos y quepa entender el conflicto entre el médico y el ingeniero como una versión del viejo pleito de las parejas de la comedia, en el que inopinadamente algo o alguien entra en sus vidas y altera una convivencia hasta el momento pacífica. La intervención del amigo, el tercero en discordia, no consigue sino complicar la situación, pese a sus intentos pacificadores. En este sentido puede hablarse de perversidad respecto al texto y de las innumerables posibilidades de ese lienzo en blanco que lo simboliza. El falso final feliz así lo confirma. Sólo los monólogos - en realidad, apelaciones directas al público­ me parecen innecesarios o excesivamente obvios en una comedia de estas características.

La puesta en escena subraya ese carácter de texto abierto. Sobre un espacio amplio y casi desnudo, en tonos grises y blancos, y con un vestuario en esos mismos colores, la acción se desarrolla con rapidez y habitualmente con limpieza. Pero la claridad del trabajo no pretende la interpretación definitiva, sino la sugerencia de posibilidades. De ahí la sencillez escena gráfica y la casi total ausencia de apoyos y de objetos.

Por otro lado, esta desnudez quiere destacar el trabajo interpretativo, que se ha confiado a tres grandes actores: Cados Hipólito, José María Pou y Josep M. Flotats, quien se ha hecho cargo también de la dirección del espectáculo. Su labor persigue ante todo la expresividad - más que la contención - y, sobre todo en el caso de Flotats, no rehúye los momentos de histrionismo, aunque este permanece siempre dentro de los límites del buen gusto. El resultado es eficaz, como cabía esperar de la solidez de estos actores.


Eduardo Pérez – Rasilla
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Última actualización el Sábado, 01 de Mayo de 2010 08:41