Con la mosca en la oreja. Reseña 1989. Crítica. Imprimir
Escrito por Cristina Ferreiro.   
Sábado, 27 de Marzo de 2010 20:35
CON LA MOSCA EN LA OREJA
DIVERTIDO VODEVIL

[2007-12-28]

Georges Feydeau no ha sido muy habitual en España. En 1988 se estrenaba en el Teatro Albéniz uno de esos textos. En España eran época en que se había desorbitado la necesidad de un teatro más profundo. Feydeau aparecía como un teatro menor.



 


 

RESEÑA, 1989
NUM. 191, pp. 11

CON LA MOSCA EN LA OREJA
Divertido vodevil

Georges Feydeau no ha sido muy habitual en España. En 1988 se estrenaba en el Teatro Albéniz uno de esos textos. En España eran época en que se había desorbitado la necesidad de un teatro más profundo. Feydeau aparecía como un teatro menor.


Título: Con la mosca en la oreja. (La puce a 'Oreille).
Autor: Georges Feydeau.
Versión: Juan José Alonso Millán.
Intérpretes: Pepe Lara, Luisa Femanda Gaona,
Paco Camoiras, Emilíano Redondo,
María Luisa San José, Analía Gadé,
Angel de Andrés López, Carlos Manuel Díaz,
Vicente Parra, Rafael Castejón, Cristina Soldevilla,
Mary Begoña, José Jorda, Jesús Cisneros y Pino Ortega.
Escenografía y figurines: Alfonso Barajas
Director: Angel F. Montesinos.
Estreno en Madrid: Teatro Albéniz,
30 – XI -  1988.


DIBUJO de ANTONIO MINGOTE

Con la mosca en la oreja, vodevil del francés Feydeau, se estrenó por primera vez en París, en 1907. Lleva, por tanto, un poco más de ochenta años haciendo reír al público, a un público muy determinado que sabe a dónde va y siempre acude a este tipo de espectáculos con un ánimo relajado y dispuesto a sonreír, a reír, a pasar un rato agradable, a entretenerse contemplando una obra vistosa - cuanto más, mejor - que no le plantee ningún problema

La versión de J. J. Alonso Millán y la dirección de Angel F. Montesinos consiguen que el público lo pase bien con la historia - muy bien construida - y se divierta con este vodevil, un clásico dentro de su género

Una mujer, Brigitte (Analía Gadé), se cree engañada por su marido, «siente la mosca en la oreja» -o detrás de la oreja (más castiza) - al recibir en el correo familiar unos tirantes que ella le había regalado él su marido. Esta es la anécdota que desencadena toda la acción. A partir de este momento, Brigitte y su amiga Lucienne (María Luisa San José) intentarán hacer confesar al inocente marido - Víctor Manuel (Angel de Andrés)- o procurarán descubrirle en el lugar donde ellas suponen que ha perdido los tirantes (Hotel «El minino caliente»)

Surgen en este lugar todos los enredos, idas y venidas, carreras, puertas que se abren y que se cierran, habitaciones giratorias, personajes que aparecen y desaparecen, encuentros amorosos furtivos , carreras, sustos, casi disgustos". para que todo se resuelva en el tercer acto y la alta sociedad quede en su sitio, porque ninguno de sus integrantes cuestiona públicamente su escala de valores.

Como decíamos más arriba, el público se divierte y ríe, sobre todo, los efectos cómicos de Camilo (Pepe Lara), que parlotea y habla sin que se le entienda prácticamente nada (sólo los más allegados son capaces de interpretarle), debido a un defecto en el paladar. El médico familiar le proporciona un paladar de plata que le permitirá hablar correctamente hasta que, muy pronto, en las idas y venidas del hotel lo pierda, igual que perdió los tirantes responsables del enredo que le había regalado su tío (Víctor Manuel) sin que la esposa de éste se hubiera enterado.

Los efectos cómicos más eficaces se producen gracias a la creación de dos personajes de un asombroso parecido físico, aunque muy distintos en condición social y comportamiento, que son representados por el mismo actor (Angel de Andrés), lo que provoca innumerables y divertidos equívocos entre los personajes, aunque el público sí puede diferenciarlos. Uno de ellos es el marido ejemplar, que por un momento parece que ha podido engañar a su mujer; el otro es un empleado del hotel (Gastón), de muy escasas luces.

Lo mejor de esta puesta en escena son los dos espléndidos decorados de Alfonso Barajas, cuatro puertas practicables en la primera parte en un elegante salón familiar y seis puntos de entradas y salidas, escaleras incluidas, en el hotel «El minino caliente» en la segunda parte. Un espacio escénico muy bello en el que Angel F. Montesinos mueve con gran habilidad a los actores.


CRISTINA FERREIRO
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Última actualización el Jueves, 29 de Abril de 2010 10:47