Arlechino.Crítica Reseña. 1984 Imprimir
Escrito por Juan Luis Veza.   
Sábado, 23 de Junio de 2018 16:00

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RESEÑA 1984
NUM. 152, PP.22

 

La maestría teatral del Piccolo
ARLECCHINO, SERVITORE DI DUE PADRONI

Arlechino, servitori di due  Padroni, de G. Strehler llegó a Madrid en 1967 en el Teatro de la Zarzuela. Volvió en 1984 al Teatro María Guerrero y posteriormente en 1998 al Teatro Español. Ofrecemos la crítica de Juan Luis Veza acerca de la representación de 1984 en el Teatro María Guerrero. El crítico no solamente se limita a ensalzar un espectáculo que desde 1947 ( su estreno en Italia) acumulaba elogio tras elogio, sino que reflexiona sobre el buen teatro así como la necesidad de mayor atención al teatro por parte de  los políticos  y la administración. 

 

La maestría teatral del Piccolo
ARLECCHINO, SERVITORE DI DUE PADRONI

Una visita excepcional al final de la temporada 83-84 ha vestido de gala al Centro Dramático Nacional: el Piccolo Teatro de Milán con su montaje quizá más famoso, Arlecchino, servitore di due padroni. Ofrecido ya en algunos otros lugares de España, pasado antes en video por el propio C.D.N y hasta emitido en televisión, el estreno madrileño seguía cargado de expectación. Porque era la ocasión de asistir a uno de Los espectáculos más aplaudidos en todo el mundo a lo largo de casi cuarenta años. En un arte tan efímero como el teatro, donde la función nace y muere ante el espectador, la perennidad de este Arlecchino ... constituye un hito fuera de lo común.

UN MITO JUSTIFICADO

  ARLECHINO FOTO B
 

MARISA MINELLI / FERRUCIO SOLERI
EN UNA ESCENA DE LA OBRA DE CARLO GOLDONI
FOTO: PICCOLO

A través del tiempo el montaje se ha presentado en distintas versiones. Esta es la quinta del Piccolo, nacida en 1977 y firmada como siempre por Giorgio Strehler. ¿Qué decir a estas alturas de un genio como Strehler y de su montaje que es ya un mito? Sencillamente que roza el ámbito de la perfección. Pero esta afirmación tan poco frecuente hay que desentrañarla un poco, justificarla siquiera brevemente, de modo que sea útil a posibles espectadores futuros.

El primer acierto es haber logrado ofrecer la esencia de Goldoni. Despreocupado de inquietudes más complejas, Goldoni es la gracia, la comedia pura, el juego elemental de las tablas donde aparece el juego elemental de la vida: hombres y mujeres somos hermanos de los fantoches tradicionales, pícaros, ridículos, enamorados, risueños y bondadosos al fin. La gran dificultad de este teatro radica en la enorme carga de pureza, de ingenuidad y humor transparente que hacen falta para vivir la Comedia del Arte. Y Strehler, por encima de falsas "actualizaciones" que otros intentan, ha subrayado esta pureza de Goldoni.

En segundo lugar ha dado a todo el espectáculo un ritmo extraordinariamente ágil. Con ello rinde tributo a la tradición de los cómicos del Arte que frecuentaban la acrobacia y los malabares. Pero además del movimiento la agilidad destaca en la velocidad de la palabra, desgranada a veces por encima de lo verosímil, que se convierte así en un recurso cómico y sobre todo en un medio eficacísimo para hacemos comprender que los actores no buscan lo realista, sino que juegan.

Esto nos lleva a otro de los aciertos más sutiles y sabrosos, que consiste en mantener todo el tiempo el doble plano de los personajes y los actores. No sólo con los recursos más gruesos del "aparte" o la continuidad física en las tablas aunque el actor hay a terminado su escena, sino en la misma interpretación, en la que gozamos más viendo cómo el actor interpreta su personaje que con el propio personaje. Indudablemente el Goldoni de Strehler ha pasado por Brecht, pero con un equilibrio y una madurez que hace natural esta complejidad.

Este juego exquisito no sería posible sin un elenco de actores magníficos. El elogio para ellos ha de ser incondicional: si resulta evidente en la agilidad circense de un Arlequín de cincuenta y nueve años, no lo es menos en el dominio técnico de las voces, el movimiento, el ritmo general de toda la compañía que se desenvuelve en los niveles de la maestría actoral. El Pantalone de Ettore Conti revela un total dominio de todos los recursos y lo encontré personalmente fascinante. Los detalles mejorables se esfuman casi ante un conjunto de antología.

Basten estas incompletísimas observaciones para dejar constancia del nivel artístico en que trabajan Strehler y el Piccolo. Estamos lejos del exhibicionismo de actores y director; lejos del grandiosismo escenográfico con que se intenta tapar a veces el vacío de fondo; lejos también del realismo chato que mata la corriente poética del arte. Estamos en el juego del teatro limpio, gozamos con la ficción ofrecida como tal. Y aunque nada es perfecto, la obra de arte se nos impone por sí misma.

Pero la calidad no se improvisa, sino que es fruto de una labor lenta, paciente y aún dolorosa. Strehler dirige su Teatro desde 1947, y eso se nota, como también el amplio respaldo que distintas entidades tributan al Piccolo ... Varios ministros del actual gabinete asistieron al estreno. Me pregunto si habrán  comprendido que el arte no se fomenta desde el escaparate de los aplausos, sino con calladas y largas etapas de apoyo desinteresado. Dados los hechos, dudo de veras que lo entiendan

Título: "Arlecchino, servitore di due padroni".
Autor: Carlo Goldoni.
Escenografía y vestuario: Ezio Frigerio.
Música: Fiorenzo Carpi.
Intérpretes: actores del Piccolo Teatro di Milano.
Dirección: Giorgio Strehler.
Estreno en el C.D.N.: Teatro María Guerrero de Madrid, junio de 1984.

Más información
     Arlechino, servitorere di due Padroni. Piccolo
     Arlechino, servitorere di due Padroni. Entrevista    

Juan Luis Veza Iglesias
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Bus: 5,14,27,37,45,52,150
RENFE: Recoletos
Parking: Marqués de la Ensenada,
Pz de Colón, Pza del Rey.
Tf. :91 310 29 49

 

 

 

Última actualización el Sábado, 23 de Junio de 2018 16:52