Dignidad. Vidal- Muriel_Crítica Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Domingo, 19 de Abril de 2015 17:01

 DIGNIDAD
ADIÓS DENTADURAS POSTIZAS

  dignidad 2 b 
   DANIEL MURIEL / IGNASI VIDAL
FOTO: www.madridteatro.net

Corrupción, tarjetas de crédito dudosas, entresijos del Partido, vieja guardia con dentadura postiza y muerte accidental son los ingredientes de Dignidad, una comedia de tintes dramáticos que parece no estar muy lejos de nuestra realidad político-social y por lo tanto cualquier parecido con la realidad...

Con los tiempos que corren en los que esto del dinero sospechoso y el nepotismo parecen ser los protagonistas, el teatro, queriendo ponerse al día, bucea en la corrupción del ser humano. De los textos clásicos se extrae también tal denuncia. Si esto es así, la triste conclusión es que parece el "natural" del ser humano tender a lo corrupto. Algo de esto, en tono menor o como advertencia, se esconde también en las líneas del texto de Ignasi Vidal.

La historia se desarrolla en un despacho de un Partido político etiquetado como DD. Dos de sus miembros, con cierta relevancia y carne de relevo, se han citado para, en principio, un intercambio de consignas y tácticas de proceder de cara a las próximas elecciones. Se cuenta con la posibilidad, más que factible de que Francisco López (Daniel Muriel), joven y de buena planta y pasta, pueda ser el futuro Presidente. Representa la juventud, el entusiasmo, las ideas nuevas y la garantía de no usar dentadura postiza.

Dramáticamente el desarrollo de la historia se lleva a cabo a través de un diálogo, cuyo tiempo dramático es el tiempo real. Se cumplen las famosas tres unidades del teatro de otros tiempos. Se sale de esta normativa un prólogo y un epílogo que se nos entrega, por medio de un excelente audiovisual. El prólogo es una entrevista en televisión, en la que el nuevo candidato, Francisco López, responde con todos los tópicos alentadores de ser el candidato mejor para la Presidencia. Daniel Muriel, en su cometido interpretativo, resulta convincente y es un fiel reflejo de  los candidatos reales que vemos uno y otro día en televisión. El epílogo es un mitin ante los miembros del partido, contenido que no conviene revelar en esta crítica por aquello de no "destripar" la obra al espectador, puesto que el texto  tiene un aroma de "thriller" que hace que el final nos coja por sorpresa. No es un, repito, un "thriller" al uso, pero Ignasi Vidal ha sabido usarlo discretamente y bien. El diálogo, que se inicia de una forma un tanto anodina y escaso de acción, desvela una intriga muy bien dosificada, deshojando capa tras capa que va creando en el espectador un interés progresivo. Tal progresión obliga a los personajes a desarrollar diversas personalidades y posturas con respecto a la situación planteada,  las cuales obliga a los actores, Daniel Muriel e Ignasi Vidal, a un cambio de matices interpretativos, que resuelven con soltura y credibilidad.

La obra plantea una temática central y otras satélites. El acento recae, en principio, sobre la anécdota, si es que así se puede llamar, a la acumulación de dudoso dinero y al famosos sobresueldo, también de dudoso proceder.  Nos es familiar. La virtud es que no se limita a ser una simple denuncia, que también lo es, sino que intenta, a través del personaje de Ignasi Vidal, de hasta qué punto no es merecido ese sobresueldo, una vez que el buen político dedica todas sus horas al servicio de los demás. Quiere decir que no es un sobresueldo predeterminado con alevosía, sino con algo que uno se encuentra razonablemente. Por parte del autor, no se trata de una justificación, sino de una consideración a tener en cuenta que convierte al conflicto dramático en más complejo. A raíz de tal anécdota, la madeja del mundo de la política se desmadeja. Asistimos a un análisis del entramado político en el que se ponen en tela de juicio mentalidades trasnochadas, de ahí el feliz hallazgo metafórico de "dentadura postiza" para describir a los antiguos dinosaurios del Partido, y la necesidad del nuevo relevo, cueste lo que cueste, sean por medios lícitos o ilícitos. La obra se titula Dignidad, pero le vendría muy bien el de aquella hilarante comedia inglesa de Michael Frayn, uno de cuyos títulos -  tuvo varios - fue Por delante y por detrás (CLIKEAR). Allí el Por delante era la función que veían los espectadores, y el por detrás,  lo que sucede entre bastidores: zancadillas y rencillas entre los actores. Aquí el símil es parecido: Por delante son los dos programas televisivos (prólogo y epílogo), y el por detrás es la conversación mantenida por los dos miembros del Partido DD. No es una mera coincidencia, ya que el mundo de la política se ha comparado, en más de una ocasión, al mundo del teatro, sólo que por parte del gremio teatral, piensan que la Política y los políticos es mal teatro con malos actores.

Dicho todo esto la obra de  Ignasi Vidal no pretende ser un alegato contra la política, sino más bien pone sobre el tapete las virtudes y miserias de ese mundo. Lo que no queda claro es quién triunfa: ¿las virtudes? ¿las miserias? Inteligentemente deja un final abierto para que el espectador saque sus propias conclusiones. Para unos Francisco López, el futuro nuevo presidente,  será la esperanza, para otros Francisco López es la quimera. No conviene decir más, por aquello del "thriller".

Dignidad es una obra que llega en un momento muy oportuno, y no nos deja indiferentes, dado el desconcierto que existe en la población ante nuestros servidores de la Política. Incertidumbre ante la elección de partido más conveniente, incertidumbre ante los puñales esgrimidos para reproducir el asesinato de Julio César, incertidumbre ante algo más profundo: ¿es posible  una política honesta, cualquiera que sea el partido en el poder?

A lo largo de estas líneas podría entenderse que es un texto excesivamente sesudo y serio. No tal. Llega muy bien al espectador y no está exento de humor.

La puesta en escena de Juan José Alfonso es sobria e impecable en la que el texto y los actores son la baza principal. La austeridad domina en todos los aspectos: interpretación, tiempos y escenografía. De gran calidad los dos audiovisuales entroncados de modo admirable y sugestivo en la escenografía. No sé si he visto más de la cuenta, pero la escenografía e iluminación de Sergio Gracia es evocadora, austera y bella al mismo tiempo. El despacho se reduce a dos sillones giratorios, distanciados por una mesita minimalista, y un elevado paralelepípedo - evocador de aquel monolito de 2011 Odisea del Espacio - con el logos DD en la parte superior. Tal monolito se asemeja a un dios del que se emanan las consignas oficiales del partido. Sobre él se proyecta la entrevista y el mitin del final. Un verdadero acierto para sintetizar la obra. En los sillones las entretelas del partido. En el monolito: la voz de dios DD.

Otro de los valores es la interpretación tanto de Daniel Muriel como de Ignasi Vidal. Sus tonos son muy convincentes y nada teatrales, a nivel de lo que puede ser la interpretación cinematográfica, muy adecuada a un texto de estas características que está muy cercano al mundo de la calle.  Sorprende, al menos a mí, la interpretación de Daniel Muriel. Tiene momentos sublimes, sobre todo cuando llega a la parte más dramática y acusadora. He dicho "sorprende", porque personalmente sólo lo conocía a través de algunas interpretaciones televisivas en clave de comedia, y en Dionisio Ridruejo (CLIKEAR), que curiosamente allí también interpretaba al Capitán Alfonso  de Unión Democrática Militar que buscaba la libertad y la justicia.

Este texto de Ignasi Vidal me ha recordado a esa serie de películas norteamericanas que ahondan en el análisis de los "trapicheos" de las Instituciones sean políticas, sociales o judiciales. Lo curioso es que de aquellas problemáticas nos sentimos distanciados. En esta nos involucran.

Si algún lunar se le puede descubrir es, al principio, demasiada estatismo de ambos personajes manteniendo la distancia: uno sentado y otro en pie. Tal posición se prolonga en exceso durante casi toda la primera secuencia.

Dignidad es verdadera obra de teatro, pero no excluye la posibilidad de un buen guión de cine.

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DANIEL MURIEL / IGNASI VIDAL
ESCENOGRAFÍA SERGIO GRACIA
FOTO: www.madridteatro.net

 

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   DANIEL MURIEL
FOTO: www.madridteatro.net

Título: Dignidad
Autor: Ignasi Vidal
Diseño Escenografía / Iluminación: Sergio Gracia
Ayudante de dirección: Joaquín Yver
Ayudante Producción: Natalia Echeverría
Producción Ejecutiva: Carlos Lorenzo
Intérpretes: Ignasi Vidal y Daniel Muriel
Dirección: Juan José Afonso
Estreno en Madrid: Teatros del Canal (Sala Negra), 6 - IV- 2015

Más información
    
Dignidad. Vidal- Muriel_J.J.Alfonso
    Dignidad. Vidal- Muriel_Entrevista

José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Domingo, 19 de Abril de 2015 17:40