Excítame: el crimen de ...Crítica Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Viernes, 10 de Octubre de 2014 16:28

 EXCÍTAME,
EL DOBLE CRIMEN DE LEOPOLD Y LOEB

UN BELLO DESCUBRIMIENTO

   excítame 8 b
   DAVID TORTOSA / ALEJANDRO DE LOS SANTOS
FOTO. www.madridteastro.net

Excítame, el doble crimen de Leopold y Loeb, de Stephen Dolginoff, es un interesante musical de los llamados  de "pequeño formato" . En cuanto al contenido, se emparenta con otro musical, esta vez de gran formato: Chicago, en lo que respecta a tomar como argumento la crónica negra, en este caso un espeluznante crimen, y ofrecerlo a través de la comedia musical. No obstantes entre ambos títulos, sí hay un abismo. Chicago tenía todos los ingredientes de la seducción propia de la comedia musical en coreografías y efectos, mientras que Excítame, prescinde de todo ese oropel, para concentrarse en una obra más intimista, en la que el concepto de lo musical no es al uso y la palabra es protagonista como en el teatro de prosa.

La perspectiva musical comienza ya con una gran diferencia: se olvida la orquesta y se mantiene como único protagonista el piano. Stephen Dolginoff ha escrito este texto musical, del cual él es también el compositor, sólo para piano. No es por cuestión de economía de medios, sino por cuestión dramática. Últimamente, en España, se ha recurrido, por economía de medios, a presentar algunas zarzuelas con sólo piano, como ha sido el caso de El dúo de la africana en dos versiones (CLIKEAR). (CLIKEAR) Tal decisión se ha justificado dramatúrgicamente, pero para quien conoce el original, la orquesta se echaba de menos. No es el caso de Excítame, pues el aspecto musical está concebido de forma diferente.

En la comedia musical o zarzuela, están muy definidas las partes habladas y cantadas. La orquesta se recluye a un silencio total cuando lo hablado es protagonista. En Excítame, lo musical posee otra concepción. Hay partes habladas y cantadas, pero éstas no se suceden como compartimentos estancos. Con gran fluidez alterna, se pasa sin solución de continuidad del canto a la palabra. El piano viene a ser un tercer personaje, ya que no se limita a atacar en la parte cantada, sino que se mantiene, con frecuencia, a lo largo de toda la representación como si se tratara de una banda sonora cinematográfica, lo cual permite crear el ambiente anímico de las situaciones y  le proporciona cierto tono intimista. En algunas ocasiones, durante el parlamento hablado, los acordes de fondo son nuevos, y en otras ocasiones retoma los temas centrales musicales. Funciona muy bien. Se podría decir que esta concepción, bebe del mundo cinematográfico en cuanto banda sonora, y de la ópera, en la que la música no solo acompaña a los cantantes, sino que crea la atmósfera del momento. De todos modos, hay una diferencia con respecto a la ópera. Ésta alterna los fragmentos cantados con los orquestales. Es más, uno de los problemas de la dirección escénica de las óperas es encontrar la acción o movimiento dramático, para que el cantante no se quede estático esperando su nueva intervención.  En Excítame no hay tal "impasse" musical, ya que el piano se integra fluidamente en la narración.

La partitura que escribe Stephen es para esa modalidad de actores cantantes, en las que no se requiere una voz excepcional, sino una entonada voz. El estilo campea por la línea de las últimas hornadas de comedia musical, en las que se pasa del canto semitonado al recitativo, que coquetea con el parlamento  hablado. No es fácil ese doble juego, aunque Alejandro de los SantosDavid Tortosa, los dos protagonistas, lo ofrecen con naturalidad. Es un buen trabajo interpretativo de ambos tanto a nivel musical como hablado. La partitura contempla solos y dúos. A ello hay que añadir la habilidad de Aitor Arozamena al piano.

Pedro Villora nos da una traducción diáfana y sin reminiscencias inglesas. Parece un texto original español. Suena muy bien, así como los cantables, obra de Alejandro de los Santos, que se ajustan a la partitura musical, sin forzamientos, lo cual es un logro, porque las traducciones de los cantables - los llamados "lyrics" - no siempre son del todo felices, ya que en lo musical el sonido del idioma forma maridaje con el aspecto musical.

La dirección de José Luis Sixto es de un gran acierto. Hay que tener en cuenta que es una obra a dos, siempre en escena, sobre todo Alejandro de Santos. Mueve circularmente a los actores, pues el espacio es a tres bandas, y crea con inteligencia los diversos ambientes tanto locales como emocionales. No hay un momento de  caída de ritmo, tanto por la historia que va de sorpresa en sorpresa, como por el movimiento de los actores, que tiene bastante de coreográfico.  

Asier Sancho crea una escenografía, tendente al minimalismo por lo que tiene de limpieza de las estructuras muy significativas tanto en el diseño  como en el color, capaz de multiplicar los diversos ambientes con mínimos elementos. No sé si es fantasía mía, pero viendo todo el conjunto de los muebles, parece insinuarse una evocación hacia lo que puede ser un cementerio con discretas tumbas, lo cual, dado el tema, se acomoda bien.

Si hay una inteligencia en la parte plástica escenográfica, no la hay menos en la iluminación de Juanjo LLorens. Consigue crear la atmósfera emocional adecuada en cada momento y, al mismo tiempo, evocar los diversos ambientes. Un trabajo excelente.

Por último nos enfrentamos al texto. Se aparta del argumento ofrecido por la Comedia Musical, que tiende a temas amables o amorosos, sin grandes conflictos, aunque esto no se puede decir de todos. Ahí tenemos Los Miserables, el antiguo West Syde Story y otros. No obstante sí, el tema es muy peculiar: la llevada a cabo de un crimen de un niño, por dos adolescentes "pijos", deseosos de probar nuevas emociones, cuya única motivación no es la venganza o la descontrolada pasión, sino el simple placer de probar una fuerte sensación.  La víctima es un niño de 14 años, pero podría ser cualquier otro ser humano.

Leopold (Alejandro de los Santos) y Loeb (David Tortosa) son dos amigos desde la infancia, aunque son dos caracteres diferentes, sobre todo al enfrentarse con los avatares de la vida. Esa amistad les ha llevado a tal unión, incluyendo su relación homosexual, en la cual uno no puede vivir sin el otro, sobre todo Leopold, que aparece como el más frágil y más necesitado de cariño. En ese caminar juntos, a todos los niveles, Loeb, que coquetea con la imagen del  Superhombre de Nietzsche, se presenta como el dominador. Es un juego dominador/dominado que nos ofrecerá una sorpresa al final, que no conviene desvelar, pues, al fin y al cabo, se trata de un "thriller"

Aunque la historia base es el brutal asesinato por parte de unos seres que lo tienen todo, Stephen no se limita a narrar una simple crónica negra. Va más allá. De la obra, muy rica en sugerencias, se desprende algo importante y enigmático: el mundo oculto y siniestro del ser humano, que le puede llevar a cometer auténticas locuras. También el mundo del ejercicio de poder de una persona sobre la otra, que culmina en el dominio de una oligarquía sobre un pueblo, al que conduce a las mayores atrocidades. Stephen desarrolla paulatinamente la psicología de cada personaje. Loeb, con una buena interpretación de David Tortosa, evoluciona desde la simpatía de un ser extrovertido a la de un ser maléfico y desnortado, traidor a la amistad sellada, en un pacto de sangre, con Leopold. David sabe darnos, incluso físicamente sin más afeites que su expresión, ese paso de la bondad a la maldad. Alejandro de los Santos en su Leopold, nos da eficazmente el hombre bueno, aunque aparentemente débil de carácter por su incondicionado amor a Loeb. Un tema que se desprende de toda esta extraña historia, es el perfil educacional de una sociedad. Lo insólito es que tal fechoría se comente en un "status" social saciado de todo. No cabe la disculpa de la ignorancia o la subsistencia. Ello nos lleva al interrogante: ¿qué es, en el fondo, el ser humano?

Excítame es un espléndido trabajo a partir de un inteligente texto que une lo contenutístico - sugiere muchas preguntas -, con la construcción perfecta de la intriga argumental y emocional. No hay un momento muerto. El interés crece paulatinamente hasta llegar a la sorpresa final.

Hay momentos en la obra que son especialmente fuertes y si se me apura cruel, por la desfachatez y frialdad de ambos, sobre todo de Loeb. El entorno musical hace que sea más digerible, e incluso le proporcione cierto toque poético.

  excítame 12 b copia 
   DAVID TORTOSA / ALEJANDRO DE LOS SANTOS
FOTO: www.madridteatro.net

Título: Excítame: El crimen de Leopol y Loeb (Thrill me)
Libreto y música: Stephen Dolginoff
Dramaturgia: Pedro Villora, Alejandro de los Santos
Diseño de escenografía: Asier Sancho
Diseño de iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de cartel: Javier Naval
Vestuario: Silvia de Santiago
Espacio sonoro: Sandra Vicente
Ayudante de producción: Pablo Malavé Malavé
Intérpretes: Alejandro de los Santos (Nathan Leopold), David Tortosa/Marc Parejo (Richard Loeb
Pianista: Aitor Arozamena
Voces en off:Pedro Casablanc, Adolfo Fernández ,Miguel del Arco
Director musical:  Aday Rodríguez
Director de escena:José Luis Sixto
Duración:90 minutos
Estreno en Madrid (Estreno absoluto):Teatro Fernán Gómez, Centro cultural de la Villa (Sala 2), 11 - IX - 2014

 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 


TEATRO FERNÁN GÓMEZ
Sala II
Aforo: 316
Pz/ de Colón, s/n
28001 - Madrid
Metro: Colón, Serrano
Bus: 5/14/27/45/21/53/150/1/9/19/51/74
RENFE: cercanías.
Entradas: Caixa Catalunya en

www.telentrada.com y
Tf. 902 10 12 12
Tel-reservas grupos: 91 480 03 33 37
Email: 
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

 

Última actualización el Viernes, 10 de Octubre de 2014 17:01