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ONE OF A KIND
UNIDAD ESCÉNICA, BALLETÍSTICA Y LUMÍNICA
¿EMOCIÓN?
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| FOTO: MICHEL CAVALCA |
La expresión One of a kind tiene diversas acepciones, según el contexto en el que habite. Lo que une a todas ellas es el concepto de "único", de "excelencia", de "bondad"... Una de las traducciones más comunes y que parece ser la de este ballet es: Único en su especie. Quiere ser único por el fondo que pretender comunicar sobre el ser humano, así como por la propia valoración de la coreografía.
Se trata de una coreografía de 1998, creada con motivo del 150 Aniversario de la Constitución Holandesa. Está estructurada en tres actos, los cuales transforman su ambientación escénica a la vista del público durante los dos descansos, mientras que una bailarina, siempre la misma, permanece en escena evolucionando balletísticamente.
One of a Kind no trata de contar una historia. No hay que buscarla y no solamente por lo anunciado en los programas de mano, sino porque viéndola se constata tal afirmación. Pertenece a los ballets de contenido abstracto, entendiendo, en este caso, posturas contrapuestas que generan sentimientos en el ser humano.
La coreografía se estructura a través de dúos, tríos y solos que se hilvanan y funden en solución de continuidad, creando un todo armónico. Este encuentro de los cuerpos a dúo o en solitario, se construye a través de movimientos angustiosos y liberatorios, en una lucha continua. Entre ellos la bailarina que siempre permanece en escena y es zarandeada entre unos y otros, así como amenazada o guiada por un cono giratorio en el segundo acto, como si de una predeterminación se tratase. Este combinación de agresividad y benevolencia de los cuerpos llevan a una manifestación del ser humano, el cual tiene que luchar entre la violencia y su independencia como ser libre. El ansia innata del ser humano para ser "único" y la necesidad de pertenecer a un colectivo, le hacen vivir en una esquizofrenia continua. Lo que parece que Kylian nos quiere relatar es la tensión del hombre, desde que el mundo fue mundo, entre su realización como ser humano, cuya esencia es la libertad, y el entorno hostil que le rodea cuando entra en contacto con el grupo. Se podría decir que es la tensión entre individualidad no egoísta sino liberatoria, y la solidaridad que le marca unas pautas. En términos más realistas se podría traducir como el coste de la libertad, que sólo parece encontrarse a través de la violencia, la guerra. De esto tenemos abundantes ejemplos a lo largo de la historia y, por desgracia, en la actualidad es "el pan nuestro de cada día". Y esta lucha no siempre es con morteros. En los períodos que llamamos de paz, el conflicto sigue existiendo, aunque bajo piel de cordero.
Este deambular balletístico del ser humano se desarrollo en tres agresivos espacios escénicos diversos del arquitecto japonés Atsuschi Kitagawara. Para el primero una serie de cubos en zigzag, que parten desde el foso de la orquesta. De él surgirá la bailarina que tendrá que seguir ese camino zigzagueante. En el segundo una baldosa estilizada y un cono que gira como controlando la evolución de la bailarina y por último una serie de cortinas de hilos metálicos que aprisionan o serpentean con los bailarines. Como puede percibirse, todos estos espacios vienen marcados por una cierta agresividad: el zigzag, el cono vigilante, las cortinas metálicas. Todos ellos son de una gran elegancia y sobriedad, así como llenos de significación simbólica y arropados por una eficiente y exquisita iluminación de Michael Simon.
One of a Kid es un ejemplo de unidad escénica, balletística y lumínica.
El estilo de danza mantiene bastante del neoclasicismo y tiende un puente, o al menos recuerda, a Forsythe, sin que ello quiera decir que sea una mera copia. Hay una buena combinación de movimientos elegantes y agresivos, los cuales no pierden la compostura. Una de las virtudes es la fluidez de todo el conjunto creando ritmo y continuidad del movimiento de unos y otros bailarines. Por parte de éstos hay que alabar su limpieza en las formas y desplazamientos. No es un ballet fácil, debido a ese continuo ir y venir de unos y otros, sin permitir que la escena se detenga.
Dicho todo esto, al final se tiene la sensación de que nos sentimos atraídos más por la pulcra esteticidad de todo que por una verdadera comunicación con el espectador. No nos llega a emocionar. Es posible que Kylian no haya pretendido tal emoción. Tal vez esta falta emotiva sea la causante de algunas ausencias tras los dos primeros actos, en el segundo día de representación en el Teatro Real de Madrid. De todos modo vale la pena.
Este difícil One off a Kind - solamente representable por la Nederlands y el Ballet de la Ópera de Lyon, en cuanto derechos de autor -, es una demostración del buen hacer de la Compañía. Lo estrenó en 2008. Tras todos estos años de rodaje, actualmente, el conjunto balletístico muestra una buena asimilación que le lleva a una limpieza de ejecución.
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Título:One Of A Kind (Ballet en tres partes)
Concepción y Coreografía:Jiří Kylián
Estrenado por el Nederlands Dans Theater en La Haya el 5 de mayo de 1998
Estrenado por el Ballet de l’Opéra de Lyon el 10 de junio de 2008
Música:Brett Dean, con préstamos de obras de David Hykes, Carlo Gesualdo da Venosa, Chiel Meijering, David Lumsdaine, John Cage, Benjamin Britten y diversas músicas étnicas
Violonchelo :Matthew Barley
Escenografía:Atsushi Kitagawara
Vestuario:Joke Visser
Tejidos:Yoshiki Hishinuma
Iluminación: Michael Simon
Asistentes de coreografía: Cora Bos-Kroese, Ken Ossola
Intérpretes: Ballet de la Ópera de Lyon
Duración aproximada: 1 hora y 50 min, con dos pausas de 20 min.
Estreno en Madrid: Teatro Real, 4 / X / 2012
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| FOTO: MICHEL CAVALCA |
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FOTO:
BOGUSŁAW TRZECIAK |
Teatro Real
Director: Gerard Mortier
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Tf. 91 516 06 60
Metro: Ópera, líneas 2 y 5
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Autobuses: Líneas 3, 25 y 39
Parking: Plaza de Oriente
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