Ricardo Domenceh. 2010 Imprimir
Escrito por Eduardo Pérz Rasilla   
Lunes, 01 de Noviembre de 2010 14:12

RICARDO DOMÉNECH

 

EL TEATRO:  PENSAMIENTO CONFIGURADOR  

DE LA VIDA  CULTURAL Y SOCIAL

 

El día 10 de octubre  fallecía Ricardo Doménech.  A pesar  de que sabíamos de su  enfermedad,  la noticia nos ha tomado por sorpresa, quizás porque imaginábamos que su sempiterna sonrisa, su ironía amable y su dedicación permanente a los estudios de teatro y a los alumnos que se acogían a su magisterio iban a acompañarnos indefinidamente.
 
Ricardo Doménech ha ejercido como crítico, ensayista, profesor, cuentista o investigador. Desempeñó  la dirección de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, en dos etapas diferentes, y en el marco de esta institución, a la que estuvo vinculado durante décadas, hasta el fin de su vida laboral, fundó la revista Acotaciones, que ha impulsado y dirigido durante más de diez años.

Su labor investigadora ha sido muy amplia,  aunque  se ha dedicado con preferencia al teatro de Valle-Inclán,  García Lorca y Buero Vallejo, entre los que fue capaz de señalar una línea de continuidad ética y estética, por encima de las singularidades de sus poéticas respectivas. Quienes se han ocupado más tarde de la obra de estos creadores están en deuda con las lecturas sagaces y precisas, esclarecedoras,  que Doménech hizo de sus textos.  Prestó también atención al teatro del exilio – Max Aub, José Ricardo Morales -, en una clara voluntad de recuperar la tradición cultural y política que supuso la segunda República española, cuya herencia reivindicó siempre con convicción y con valentía. Pero alentó además la escritura dramática española contemporánea, a muchos de cuyos autores apoyó generosamente. Y no dejó de lado lo que sucedía en el teatro europeo, cuando la cultura española era casi impermeable a lo que ocurría fuera de sus fronteras.

Ante todo, Ricardo Doménech era un maestro,  comprometido con su tarea de enseñar a sus alumnos y a sus lectores, empeñado en dignificar las enseñanzas teatrales. Doménech entendió siempre el teatro como parte esencial del pensamiento que configura la vida cultural y social, y, en consecuencia, lo trató siempre con rigor intelectual y con esmero. Nos queda su obra, ponderada y brillante, y el recuerdo de persona, cordial y generosa. Somos muchos los que hemos aprendido de él. Gracias, maestro.

Eduardo Pérez – Rasilla
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Última actualización el Domingo, 28 de Noviembre de 2010 09:50