El niño Judío. Zarzuela. 2010. Crítica Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Viernes, 14 de Enero de 2011 17:20
 

EL NIÑO JUDÍO

UN BUEN DIVERTIMENTO

El elenco, orquesta y demás participantes parecen pasárselo bien. El público también.  


EL NIÑO JUDÍO
UN BUEN DIVERTIMENTO 

 

MIGUEL SOLA /MANACOR)
FOTO: JESÚS ALCÁNTARA

Vuelve El Niño Judío al Teatro de la Zarzuela. Se trata del montaje (2001) que Jesús Castejón dirigió por vez primera en el mencionado teatro y que como con Los sobrinos del Capitán Grant, es zarzuela apto para las fiestas de Navidad al moverse en la línea del cuento. En los tiempos que corren, es posible, que la crisis haya colaborado en ello. También hay otra razón y es la de retomar montajes válidos e inspirados y éste es uno de ellos.

 

De El niño Judío, ya se ha dicho por activa y por pasiva, lo más conocido es la famosa romanza De España vengo, que desde su estreno en 1918 fue un atronador éxito. A lo largo del tiempo,  prácticamente, se ha desgajado de la partitura y ha sobrevivido por sí misma en grabaciones y recitales. Cantantes de diversa tesitura vocal – sopranos y mezzosopranos – la han cantado por todo el mundo. Tal protagonismo ha hecho olvidar buena parte de la partitura. Por otro lado, a pesar de su éxito inicial, no se ha prodigado mucho en las Compañías de repertorio e incluso tampoco en las grabaciones discográficas.

 

El niño judío pertenece a un momento lírico español en el que se beben los vientos por la opereta, género que pega con fuerza en Centroeuropa. Pablo Luna, será uno de los compositores que más conectará con el género. Como anécdota quisiera citar una  de las secuencias de la película Teatro Apolo, interpretada por Jorge Negrete y María de los Ángeles Morales. En ella con motivo de Molinos de Viento de Pablo Luna, Jorge Negrete se escusa de sus tardanzas en llegar a casa – está liado con la nueva tiple de la compañía interpretada por una jovencísima María Asquerino (entonces Maruja Asquerino) – aduciendo que Molinos de Viento es obra de envergadura y no se resuelve con unas cuantas chulaperías (alusión al género Chico, especialización del Teatro Apolo). El personaje miente, pues la tardanza es su infidelidad extramatrimonial, pero sí tiene razón en que el género trae consigo fragmentos coreográficos y un movimiento escénico más complejo.

 

De las diversas operetas que Pablo Luna compuso, El niño judío hay que ubicarla en la trilogía oriental – lo oriental fascinaba en la época – Benamor, El Asombro de Damasco y El Niño Judío. Las tres participan del humor y la orientalidad escénica y musical. Con respecto a El niño Judío se puede englobar en lo que se ha llamado Zarzuela grande por su duración, menos por su estilo musical. Hasta el momento la zarzuela grande, musicalmente, estaba muy relacionada con la ópera italiana: romanzas émulas de las arias, concertantes brillantes, coros bien elaborados y por supuesto la duración que oscilaba entre las tres horas y la hora y media. De este tradicional concepto de zarzuela grande a El niño Judío le queda únicamente la duración. Musicalmente no se desprende del todo, pero la partitura, a tenor con el disparatado libreto, mezcla una serie de músicas emparentadas con los ritmos de moda de la época, la canción española y el género picaresco del cuplé. El orientalismo, sui generis, también aparece. Todo ello le da una cierta ligereza encauzándola en un estilo híbrido.

 

Este montaje juega escénicamente con la grandiosidad  de los apabullantes escenarios a los que nos tiene acostumbrados ya el Teatro de la Zarzuela. Ana Garay concibe un espacio escénico ágil en los diversos cambios, así como evocador. El colorido ocre de los edificios nos lleva a las tierras orientales. La monumentalidad  y la trivialidad humorística del argumento entran en contraste y vienen a ser una parodia de la ópera. El montaje es de 2001 y durante este tiempo han caído por Madrid diversas comedias musicales anglosajonas, que se han arropado con efectos visuales Multimedia. Sin desmerecer el espacio escénico de Ana, hoy, imagino, crearía otro espacio más en la última línea mencionada. Si algún texto se presta a ello sería esto. De todas formas contemplando las fotografías del estreno en 1918, nos damos cuenta de lo mucho que hemos avanzado.

 

La dirección de Jesús Castejón consigue el ritmo y el humor requerido por un texto que raya en el absurdo y consigue también la colaboración de los actores, que nos arranca la sonrisa.

 

Vocalmente resulta en un tono menor al encomendar partes cantables a actores que entonan bien pero le dan ese aire de lo que se ha dado en llamar tenor y tiple cómica. Ganamos con ellos en la interpretación, pero perdemos cierta calidad musical. Es posible que esta elección haga olvidar los números musicales o al menos pasar por ellos sin pena ni gloria. También es cierto que destacan, y por lo visto así ha sido en la historia de esta obra, la romanza de Manacor, en este caso con una buena interpretación del barítono Miguel Sola y el ya cacareado De España vengo… Salvo el de España vengo... Beatriz Lanza no tiene muchas oportunidades musicales de lucirse. Las partes instrumentales  de la orquesta hacen resaltar las virtudes de un Pablo Luna buen conocedor del mundo sinfónico.

 

El niño judío es un buen divertimento, que este montaje entrega con gracia y en el que el elenco, orquesta y demás participantes paecen pasárselo bien.El público también.   

 

Título: El niño judío
Música: Pablo Luna
Libreto: Enrique García Álvarez y Antonio Paso

Estrenada en el Teatro de Apolo de Madrid, el 5 de Febrero de 1918

Coreografía: Goyo Montero
Escenografía y vestuario: Ana Garay
Iluminación: Juan Manuel Guerra

Ayudante de dirección: Ricardo Campelo

Maestro de Luces: Manuel Muñoz

Sobretitulación: Gloria Nogué, Irene Albar

Realización de escenografía: Odeón Decorados

Realización de vestuario: Sastrería Cornejo

Utilería: Hijos de Jesús Mateos

Joyas: Cadena Perpetua

Edición a cargo de Miguel Roa (Ediciones Iberautor, Promociones Culturales SRL/Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2006)

Producción: Teatro de La Zarzuela (2001)

Orquesta de la Comunidad de Madrid
Titular del Teatro de la Zarzuela

Coro del Teatro de la Zarzuela
Bailarines: Ana Agraz, Pilar Arteseros, Fermín Calvo, Primitivo Daza, Noelia Fernández, Antonio Martínez, Adrián Mejías, Virginia Moro, Carolina Pozuelo, Silvia Rincón, Cristian Sandoval y Luisa Serrano.

Figuración: Flora Mª Álvaro, José Carballal, Amara Carmona, Irene Carnero, Lara Fernández, David Martín, Violeta Pérz, Cristina Serrato, Ariadne Valey Tellechea y Leticia Torres

Danza Oriental:

Música y coreografía: Farid Zodan

Bailarina: Lubna Chakty

Músicos: Safaa Al. Saadi, Sattar Al. Saadi y Khalid Hussain.

Intérpretes: Beatriz Lanza (Concha), Berta Ojea (Jubea), Ornili Azulay (Mirsa), Pedro Mª Martínez (Jenaro), Rafa Castejón (Samuel), Miguel Sola (Manacor), Jesús Castejón (Barchilón/Jamar-Jalea), Mario Martín (Samid), Juan Viadas (Kazil), Pedro Bachura (Severo), Mulie Jarju (Ataliar), Eduardo Gómez (Paco), Román Fernández Cañadas (Mercader). 

Director del coro: Antonio Fauró

Dirección musical: Miguel Roa y Luis Remartínez
Dirección de escena: Jesús Castejón
Duración aproximada: 2h. 30min

Reestreno en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 16 – XII - 2010

 
 
 
 
 FOTOS: JESÚS ALCÁNTARA

 

 


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Lunes, 25 de Abril de 2011 16:28