El hombre es débil y Buenas noches Señor Dom Simón. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Martes, 06 de Abril de 2010 07:22

DON ENREDOS DOMÉSTICOS
EL HOMBREES DÉBIL
Y BUENAS NOCHES SEÑOR DON SIMÓN

[2007-08-26]

ENTRETENER
Y RIDICULIZAR LAS COSTUMBRES
MEDIANTE UNA BRILLANTE MÚSICA


Músical ::.
 

DON ENREDOS DOMÉSTICOS

EL HOMBREES DÉBIL
Y
BUENAS NOCHES SEÑOR DON SIMÓN

entretener
y
ridiculizar LAS costumbres
mediante una brillante música


Título: El hombre es débil
Música: Francisco Asenjo Barbieri
Libreto: Mariano Pina
Intérpretes: Carmen González  (Tecla), Ángel Walter (D. Luciano), Carmelo Cordón (Pascual)
Título: Buenas noches Señor Don Simón
Música: Cristóbal Oudrid
Libreto: Luis Olana
Intérpretes: Carmen González (Isabel), Mar Abascal (Juana), Marta Moreno (Inés), Ellier Muñoz (Teodoro), Ángel Walter (Don Procopio), Carmelo Cordón (Don Simón), Christian Contreras (Gallego 1), Rodrigo Contreras (Gallego 2)

Título: Buenas noches Señor Don Simón
Música: Cristóbal Oudrid
Libreto: Luis Olana
Intérpretes: Carmen González (Isabel), Mar Abascal (Juana), Marta Moreno (Inés), Ellier Muñoz (Teodoro), Ángel Walter (Don Procopio), Carmelo Cordón (Don Simón), Christian Contreras (Gallego 1), Rodrigo Contreras (Gallego 2)
Diseño de escenografía: Ópera Cómica de Madrid
Realización de escenografía: Altamira
Diseño de vestuario: Mariana Mara
Realización de vestuario: Cornejo
Atrezzo: Mateos
Diseño de iluminación: Pedro P. Melendo
Jefe técnico: Alfonso Cogollo 
Regiduría: Pedro Tojar
Peluquería y maquillaje: Jesús
Sastrería: M. Teresa Becerro / Alejandro Carrasco

Utileros: Juan Fernando y Andrés de Nevreze
Jefe de prensa: Izaskun García
Jefe de producción: Alicia García Alegre
Producción: Ópera Cómica de Madrid
Conjunto instrumental: Ensamble de Madrid: Roberto Mendoza (Violín), Esperanza Velasco (Violín), Santiago Kushevatzky (Viola), Paul Friedhoff (Violonchelo), Fernando Poblete (Contrabajo), Ángel Huidobro (Piano)
Dirección Musical: Fernando Poblete
Dirección de escena: Francisco Matilla
Duración: 1 hora 50 minutos (con intermedio) 22 horas
Estreno en Madrid: Jardines de Sabatini,
15 – VII - 2007

Bajo este título se engloban dos obras musicales: El Hombre es débil  de Francisco Asenjo Barbieri, con libreto de Mariano Pina, y Buenas noches señor don Simón de Cristóbal Pudrid, con libreto de Luis Olona. Títulos que desde hace tiempo habían desparecido del repertorio zarzuelístico y que la Ópera Cómica de Madrid, fiel a su misión, ha recuperado.

Al escuchar su música y atender a su contenido, tienen difícil clasificación en el género musical español que desde principios del s. XX quedó establecido como género chico y Zarzuela. Estas dos obras, por su estructura dramática, pertenecen a un período anterior al Teatro por Horas, donde se cuece el género chico – sainetes de corta duración -, aunque El hombre es débil de 1871 es posterior al mencionado Teatro por Horas que surge en 1868. No sigue las pautas del género chico, salvo su corta duración.

Por el argumento son herederas del entremés del siglo de oro y Ramón de la Cruz parece estar entre sus antepasados más directos. Por la música apuntan a la tonadilla del siglo XVIII.

Algo que tienen en común es su argumento. Este se acerca más al de una comedia de teatro de prosa y casi se podría representar sin la música. Esto no quiere decir que sea superflua, sino que prescinde de lo que un musical suele tener: ambientes musicales, coros y, según la época, ciertos virtuosismos un tanto vacuos, cuyo interés está en lo más difícil todavía, vocalmente. Tanto en un obra como en otra no hay concesiones, sino que la parte musical se integra totalmente en el argumento. Desde el punto de vista argumental, ambas obras prefieren la sátira  y la crítica de tipo farsesco – llegando a situaciones superrealistas - frente a lo habitual del género chico que recurría en el melodrama popular y a lo castizo.


RAMÓN DELA CRUZ

EL HOMBRE ES DÉBIL


Mariano Pina B.
El hombre es débil tiene libreto de Mariano Pina Bohigas (1820 – 1883).  De él, como de su hijo Mariano Pina Domínguez, se comentaba que muchas de sus obras eran plagios de comedias francesas. Él no era el único, ya que se consideraba algo habitual en la época. Muchas de las zarzuelas de esa época proceden de textos franceses. Algo en descargo de este tipo de plagio está en que superaban a los originales. El hombre débil podría estar en esta línea.

Es obra de tres personajes y con un tema unitario y escueto: en la cocina Tecla trae de cabeza al dueño de la casa Don Luciano. Por el contrario Pascual, un criado un tanto corto de sesera, no se entera de las insinuaciones de la tal Tecla que aunque no ve mucho atractivo en el criado, está deseando casarse. Don Luciano se debate entre su moral, un tanto puritana, y su desbocada pasión. Para evitar tentaciones ve como solución darle dote y casarla con el criado. Era un modo de tenerla en casa. Todo se le volverá en contra y el tal criado resultará menos tonto de lo que es.

Don Luciano viene a ser esa antigua especie de Rodríguez que ausentada la esposa durante una temporada – en este caso para visitar a un médico – su instinto sexual se despierta en la cocina, lugar idóneo para un buen cocido. Se quiere y no se quiere. De alguna manera me recordó, salvando las diferencias, a La Tentación vive arriba (el título original es La sarna (el picor) de los 7 años), la comedia famosa de  Marilyn Monroe. Aquí La tentación vive en la cocina.

La obra se desarrolla en la época de su estreno y de alguna manera venía a ser un espejo en el que mirarse.

Cuando Barbieri compone la música – 6 números en total – para tres cantantes: soprano, tenor y barítono, ya ha compuesto sus Zarzuelas Grandes. El que vuelva a la zarzuela corta, como en sus inicios, se explica por la moda que ha comenzado del Teatro por Horas. De sus números se hicieron famosos la Habanera Te llevaré a Puerto rico, Por tu talle sandunguero y el Vito que encontró múltiples versiones. Se trata de una música agradable, que al apoyarse en aires populares hispanos resultan familiares. Hay algo más: la conjunción de texto y música.
YA NO VOY A PUERTO RICO (HABANERA)

La versión orquestal que ofrece Ópera Cómica, podría denominarse Orquesta de Cámara. La orquesta se encomienda al Ensemble de Madrid, que es un conjunto de 6 músicos, en versión de cuerda. La disposición de los músicos a un lado del escenario, cercanos a los cantantes le proporciona una cierta intimidad musical, que unida a  la sonoridad de la cuerda, transforma la obra en un juguete musical, con reminiscencias de caja de música.

Sobresale la labor interpretativa de los tres actores. Carmen González compone musical y dramáticamente una graciosa y pizpireta Tecla, llena de frescura en contraste con el agradable histrionismo de Ángel Walter (Don Luciano). Carmelo Cordón en su Pascual bobalicón es un convincente contrapunto.

Siempre es importante entender el texto en el teatro musical, pero sobre todo cuando el canto se deja de florituras y sirve a un texto. Aquí se consigue por parte de los tres cantantes. Especial relieve cobra el terceto Mi castidad veo en un tris, que consigue sonoridades mozartianas. Deliciosa la Habanera.

BUENAS NOCHES SEÑOR DON SIMÓN

Buena noches señor Don Simón (1852), parte del vaudeville francés Bonsoir, monsieur Pantalón (1851) de Albert Grisar. Otra vez la moda implantada de adaptar comedias francesas a lo cual Luis Olona era proclive. En 1851 se había estrenado Jugar con Fuego – música de Barbieri y libreto de Ventura de la Vega -, que imponía la zarzuela grande y se aceptaba la estructura dramática de tres actos. Sin embargo en 1852 Luis Olona vuelve a la zarzuela corta y así conecta con la década anterior: pocos personajes, sin coro y 5 o 6 números musicales.

La trama se desarrolla en Cádiz, pero podría ser en otro lugar ya que no se recurre musicalmente a aires andalucistas ni los actores marcan el acento. La música se mueve en diversos estilos: Bellini, Donizetti… y en general se percibe una sonoridad italiana. Nada que ver con los casticismos madrileños o andaluces del género chico que llegará más tarde. Pero esto no quiere decir que no conecte con otro tipo de casticismo anterior, entendiendo el término como música popular española. Oudrid, su compositor, crea una agradable partitura italianizante en la que diluye temas españoles. 

Y si Cádiz no está en la música, y tampoco lo está en el habla de los personajes, al menos en la versión de Matilla, los personajes se tiñen de cierta universalidad. Excepción son los dos portadores gallegos del enorme y enigmático paquete que traen. Imitan el acento, pero lo que más importa es el montaje alterno musical de Oudrid que se ha  conocido con el nombre de gallegada. Mientras los personajes gaditanos se expresan musicalmente en la línea indicada, los dos gallegos lo hacen musicalmente en el aire de su tierra, creando cierta comicidad musical. Los cinco números se oyen agradablemente y resulta especialmente atractivo el cuarteto en el que se dan las noches a Don Simón. El tema repetitivo se va retomando sucesivamente por cada uno de los cantantes de forma solemne, produciendo, por contraste, la comicidad.

La partitura no contiene números de solistas sino que, salvo la arieta de Teodoro  (Ellier Muñoz), son participativos de los diversos personajes. Ello crea un cierto ambiente coral.  La obra se inicia con un solo: una barcarola de corte italiano entre cajas, cuya voz se aleja al ser emitida desde una barca que pasa. Lo italianizante y la referencia a la barca, nos evocan una Venecia. En este caso es una referencia para situarnos la casa al lado del mar. Argumentalmente se necesitará dicha cercanía.

Vuelve a apreciarse la labor interpretativa de todos, tanto en la parte hablada como musical. Destaca especialmente, por su comicidad, Mar Abascal en el papel de Juana, la criada.

Y a estas alturas no he apuntado el argumento, que va de niña enamorada de un desconocido y que por otro lado es obligada, por sus tutores, a casar con quien no quiere. Los equívocos, incluidas aparentes muertes accidentales que llegan al surrealismo producen la comicidad de la pieza. De toque vaudevillesco no tiene más intención que entretener y ridiculizar ciertas costumbres.

Como es lógico al representarse al aire libre, necesitan de microfonía. En este caso dado que son pocos intérpretes y cada uno de ellos tiene micrófono, la audición resulta más ecualizada, lo cual no se cumplía en El Barberillo de lavapiés, una vez que el coro no poseía micrófono individual.


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande


JARDINES DE SABATINI
C/BAILÉN,
c/v a Cuesta de San Vicente
metro: Pz. De España y Ópera
Autobuses: 2, 46, 39, 75, 138 y circular
(veranos de la Villa)

 

Última actualización el Sábado, 08 de Mayo de 2010 06:37