Gloria y Peluca. La Verbena de la Paloma. Reseña 1983. Crítica. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Martes, 06 de Abril de 2010 08:25


RESEÑA 1983
NUM. 147 pp. 16 - 17

GLORIA Y PELUCA
Y
LA VERBENA DE LA PALOMA

RENOVACIÓN DEL GÉNERO LÍRICO

El teatro de la Zarzuela ha abierto su temporada con dos novedades y un nuevo criterio de fondo. El criterio es insuflar vida al mundo zarzuelero y para ello, el nuevo director del coliseo, José Luis Alonso, juega con unas claves: intentar recuperar el arte de interpretar en cantantes y coros y llamar a escena a aquellos actores de prosa en papeles que puedan soportar una voz no muy exigente para los cantables.

Las novedades son Gloria y Peluca de
Barbieri como reposición (primicia en nuestro siglo), ya que desde la fecha de su estreno, el 9 de marzo de 1850, no había vuelto a subir a ningún escenario. La otra novedad es levantar el telón con La Verbena de la Paloma, que aunque muy solicitada en el repertorio de las compañías privadas, no pisaba el teatro de la Zarzuela desde 1957. José Luis Alonso es el artífice escénico

GLORIA Y PELUCA
 

Título: "Gloria y Peluca".
Letra: José de la Villa del Valle.
Música: Francisco Asenjo Barbieri.
Escenografía: Wolfgang Burman.
Figurines: Elisa Ruiz.
Director de coros: José Perera.
Director musical: Benito Laurent.
Director escénico: José Luis Alonso.
Orquesta: Sinfónica de Madrid.
Coros: Titular del Teatro de la Zarzuela.
Intérpretes: Carlos Chausson (Marcelo),
Belén Genicio (María).

Reposición en Madrid: Teatro de la Zarzuela,
10 octubre 1983 (Inauguración de temporada).

FOTOS: ANTONIO DE BENITO

La pieza es casi un chascarrillo, disculpa de texto bufo para ironizar la batalla de antaño entre música italianizante, pariente de la ópera, y la creación de una música auténtica mente española a partir del folklore nacional.

La acción en un Madrid de 1850 en el almacén de pelucas del Teatro Circo, cuya batuta lleva Marcelo, un obrero peluquero que bebe los vientos por la composición musical y el manejar la auténtica batuta, amén de ser correspondido en su amor por María, jefa de sastras y colindante en su oficio con el almacén. María es la tierra sencilla que censura la musicomanía de un Marcelo que pinta pentagramas por las nubes. Al final el amor triunfa, purificado por el fuego que se encarga de quemar los pentagramas.

Gloria y Peluca importó (e importa) el día de su estreno porque daba a conocer un nuevo músico con una partitura brillante en las dos facetas: en la música italianizante (del más auténtico parafraseo musical de la ópera bufa) y en la música española, como son las seguidillas de los dos intérpretes. Barbieri en esta "ópera prima" posee ya la veteranía del músico que al año siguiente compondrá el brillante Jugar con fuego.
 


CARLOS CHAUSSON
Antes he hablado del "equívoco género chico". Los pentagramas de esta partitura poco tienen que ver con los del posterior "género chico". Más cercana al estilo de la ópera bufa, es "chico" por lo que tiene de brevedad en el texto y por lo que tiene de simpleza en la anécdota.

Carlos Chausson (Marcelo), cantante con residencia en Nueva York, presta una atinada voz con brillante variación en agudos y bajos y con dominio seguro, al mismo tiempo que aporta una chispeante interpretación que consigue desenterrar la risa del respetable. Se mueve con soltura en escena y devuelve a la obra musical sus dos esencias: canto e interpretación.
 

BELÉN GENICIO
Belén Genicio (María) es segura en la parte musical y presta su brillante voz a una interpretación suficiente pero con la desigualdad del que canta y no interpreta igualmente. Hay un esfuerzo por aunar ambos ritmos, pero Belén es más preferida por su canto que por su lado interpretativo. Carlos Chausson y Belén Genicio, voces seguras y bien formadas, dan a la partitura de Barbieri un toque operístico de agradecer en lo italianizante y gracia en las seguidillas. El coro no les va a la zaga. Destaca, además de sus voces correctas, la soltura de interpretación.

Con una brillante escenografía, menos pobre de lo que el texto pedía, de tipo realista, Gloria y Peluca queda como pequeña pieza operística bufa en la que José Luis ha cuidado el movimiento escénico de protagonistas y coro y ha logrado que nos situemos en la propia acción dramática. Asistimos con gusto y agrado. Se puede pensar que su recuperación ha valido la pena.

LA VERBENA DE LA PALOMA
 


FOTOS: ANTONIO DE BENITO

JOSÉ BÓDALO (D. HILARIÓN)
MERCEDES HURTADO (CASTA) 

Título: "La Verbena de la Paloma".
Letra: Ricardo de la Vega.
Música: Tomás Bretón.
Escenografía: W. Burman.
Figurines: Elisa Ruiz.
Coreografía: Alberto Lorca.
Director de coros: José Perea.
Director Musical: Benito Laurent.
Director Escénico: José Luis Alonso.
Orquesta: Sinfónica de Madrid.
Coros: Titular del Teatro de la Zarzuela.
Intérpretes: José Bódalo (D. Hilarión), Carmen Sinovas (Seña Rita), Antonio Ordoñez (Julián), Angela de las Heras (Susana), Mercedes Hurtado (Casta), Tote García Ortega (Seña Antonia), Joaquín Molina (tabernero), Natalia Duarte (Cantaora).
Reposición en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 10 octubre 1983 (Inauguración de temporada).


¿Qué me van a decir ustedes de una obra que todos apuntan como joya lírica y sobre la que tantos clichés hemos construido? La música está ahí y todos la conocen. A destacar la puesta en escena de José Luis Alonso. Teñida de una escenografía, vestuario y tipos realistas como el de esas estampas de la antigua ILUSTRACION ARTISTICA de nuestras abuelas, se asoma el Madrid barriobajero de principios de siglo y finales del otro. Esto se ha conseguido no solamente con unos decorados de módulos giratorios reproduciendo realísticamente los lugares en el que el "drama de los celos" ocurrió, sino con pinceladas de pequeños detalles en traslaciones de personajes y tipos que terminan por perfilar los caracteres de los personajes principales. Da la sensación de que se asiste a un auténtico cuadro de costumbres alejado de los tópicos folkloristas.
 

ANTONIO ORDOÑEZ (JULIÁN)
CARMEN SINOVAS (SEÑA RITA)
La incorporación de José Bódalo (D. Hilarión) permite construir un personaje de gran gracia y finura interpretativa. Lo mismo sucede con Joaquín Molina (el tabernero) o los dos policías que aunque más caricaturescos, reconstruyen, con verismo, tipos y situaciones.

En la parte musical destacan Carmen Sinovas, con una "seña" Rita convincente y con una voz de buenos graves, así como la voz brillante de Natalia Duarte en la cantaora. Antonio Ordoñez (Julián), algo vacilante en el lado interpretativo, es seguro en sus cantables y proyecta una prometedora voz.

El acontecimiento musical era don José Bódalo-Hilarión. Muy pendiente y algo oculta su voz en los concertantes, se muestra seguro y lúcido en el "Una morena y una rubia" a cuya partitura sirve tanto por su voz como por su picaruela interpretación.

ANGELA DE LAS  HERAS (SUSANA)

Los coros, brillantes en su polifonía, saben moverse con gracia y consiguen la creación escénica adecuada huyendo de estereotipos y marchitas rítmicas, dando al conjunto una bella ambientación.

Tanto Gloria y Peluca como La Verbena, en sus músicos, son fieles a la batuta de Benito Laurent.

Da la sensación de que hay como un "renacimiento" en el género, al menos en el cuidado de su puesta en escena y movimiento dramático. No es que se piense que la zarzuela será una novedad y creará públicos entusiastas como lo hizo en su día con aquel teatro por Horas o con la Zarzuela Grande, pero sí es posible adecentar un repertorio y, aunque con una mentalidad de antes, contemplar con agrado un género, como se ha conseguido con la ópera.


José Ramón Díaz Sande
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TEATRO DE LA ZARZUELA
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28024 – Madrid
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Tf.: 91 480 03 00.
Metro: Banco de España.
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Última actualización el Viernes, 18 de Noviembre de 2016 22:48