La Tabernera del Puerto. Crítica. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Martes, 06 de Abril de 2010 09:04

LA TABERNERA DEL PUERTO
de
PABLO SOROZÁBAL
en versión de
LUIS OLMOS

UN BUEN COMIC PARA ADULTOS

Título: La Tabernera del Puerto
Libreto: Federico Romero Guillermo y Guillermo Fernández-Shaw
Música: Pablo Sorozábal
Escenografía: Gabriel Carrascal
Figurines: María Luisa Engel
Dirección del Coro: Antonio Fauró
Iluminación: Fernando Ayuste
Ayudante de Dirección: J. Francisco Carreres
Ayudante de Vestuario: Ana Cortázar
Asistentes de Dirección: Begoña Miralles y Ángel Ojea
Realización de Escenografía: Odeón Decorados
Realización de Vestuario: Sastrería Cornejo
Atrezzo: Hijos de Jesús Mateos
Diseño Vídeo: Vicente Fontecha (Fósforo Media)
Intérpretes: María José Moreno/ María Rodríguez (Marola, soprano), Enrique Baquerizo/Juan Jesús Rodríguez (Juan de Eguía, barítono), José Bros, Albert Montserrat Vicente Ombuena (Leandro, tenor), Iván García (Simpson, bajo), Pilar Moral (Abel, tiple cómica), Abel García (Verdier, barítono), Ismael Fritschi (Chinchorro, tenor cómico), Marta Moreno (Antigua, soprano), Aurelio Puente (Ripalda, tenor cómico), Fran Sariego (Fulgen, actor), Iván Luis (Senén, actor), Juan Viadas (Valeriano)
Figuración: Luis E. González, David Martín, Jorge Luis Montero, Eva Muñoz, Pilar Pariente, Encarna Piedra buena, Luis Romero, Roberto da Silva, Robert Swann y Elise Terán.
Orquesta de la Comunidad de Madrid,
Titular del Teatro de La Zarzuela

Coro del teatro de la Zarzuela
Dirección Musical: Manuel Galduf
Otro Director: Ramón Torrelledó
Dirección de Escena: Luis Olmos
Estreno en Madrid: Teatro de la Zarzuela,
28 – IV - 2006.

ENRIQUE BAQUERIZO

MARÍA RODRÍGUEZ

FOTOS: JESÚS ALCÁNTARA

Desde el 17 de Noviembre de 1972 no se reponía en el teatro de la Zarzuela La Tabernera del Puerto. Sí, fue alimento de las abnegadas compañías de repertorio y con Katiuska y La del Manojo de Rosas, era el trío por el que la mayoría del público conocía a Pablo Sorozábal. Corren nuevos y apacibles vientos para el compositor desde hace dos años. Mario Gas recuperó La Eterna Canción en el Teatro Español y, desde el 3 al 27 de agosto de este 2006, se recuperan Adiós a la Bohemia – con libreto de Pío Baroja – y Black el Payaso. Títulos, estos dos últimos, con discografía, pero muy poco representados.

La Tabernera del Puerto, a lo largo de toda su existencia, ha llegado a identificarse, fragmentariamente con tres de sus romanzas principales: el “No puede ser, esa mujer es buena” del tenor, cuya interpretación por Alfredo Kraus ha terminado por ser modélica; “En un país de fábula” de la soprano, y “Despierta negro” del bajo. Un poco más apartada quedaba el “Chibiri, chibiri” del barítono. Los más entendidos iban más lejos: valoraban el recorrido musical de Sorozábal desde el sinfonismo al género chico.

UN EXTRAÑO LIBRETO
 


LIBRETO (EDIC. TEATRO
DE LA ZARZUELA)
Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, escribieron un libreto que no deja de ser extraño, incluso en el modo en cómo quedó terminado. De su elaboración y transformación me remito al análisis que hace Javier Suárez – Pajares en el Diccionario del teatro de la Zarzuela (T, II), de Emilio Casares Rodicio (publicado en el dossier de prensa y también en la edición del texto por parte del teatro de la Zarzuela), y que me he permitido reproducir en otra sección. Conociendo las vicisitudes por las que pasó el libreto cuando llegó a manos de Sorozábal, se entiende que todavía vacile ente varias aguas estilísticas.

En 1936, además del ruido de sables militar (preanuncio de la guerracivil) que en la obra no se refleja, el mundo de la zarzuela había navegado por diversas aguas. Asida vocalmente a la zarzuela del siglo XIX en su aspecto más lírico, coqueteaba con la opereta y con cierto aire revisteril. Gustaban los temas de ambiente rural y, prácticamente, casi todas las regiones españolas poseían una zarzuela ambientada en sus parajes, lo cual daba pie a elaborar la partitura con aires de la región. Esta temática rural abundaba en lo melodramático, en cuanto a las pasiones – amoroso/erótico – de los lugareños, orientando el climax hacia la tragedia. Después, todo se resolvía con un final en el que buenos y malos quedaban purificados respondiendo al género de lo que es una comedia dramática.
 

BALDRICH (ROBERTO y
MARTÍNEZ)
“Romancillo marinero
de Federico Romero”,
ABC, 3-II-1935
La Tabernera del Puerto al centrarse en Cantabria, parecía seguir el ejemplo del drama rural. Aquí costero. Por otro lado, sus personajes – antiguos piratas de equívoca moral y primitivos pescadores - rompían el esquema tradicional. A todo esto se añadía otro desconcierto: el uso del romance en los diálogos, que quitaba ese cierto realismo barruntado en los personajes y en la negra historia de la droga. Después estaba la protagonista Marola, la cual, escénicamente, se presentaba como el alma cándida, tal vez por su romanza “En un país de Fábula…” que debido a los “gorgoritos” onomatopéyicos del canto de los pájaros, la acercaban al mundo de la opereta o de la comedia musical. El libreto no dejaba de ser extraño: por un lado parecía un cuento – a veces rayando en la cursilería - y por otro contaba con personajes cincelados con un gran realismo perversidad. Debido a esta extraña mezcla los tratamientos han sido diversos y por parte del espectador ha centrado su interés en la parte musical, sobre todo en aquello números más conocidos.

LA VERSION
DE LUIS OLMOS


Luis Olmos, confesión propia, sabía de todos estos escollos. Lo que nos ofrece sobre el escenario consigue no tropezar con ellos. Desaparece el toque relamido con el que a veces se presenta, incluso en la romanza de Marola que a pesar de lo “bonito” musicalmente no deja de situarse en el límite del lirismo empalagoso. El dilema fábula o historia realista de contrabandistas – de ahí lo extraño del texto – consigue aunarlo sin renunciar a ninguna de ellas.

Hay en el texto dos personajes claves: el romancero Abel y el antiguo marinero- contrabandista Simpson. Con Abel abrimos y, prácticamente, cerramos la obra. Posiblemente él es quien nos cuenta esa negra historia y de ahí el uso del romance como versificación - la métrica de los trovadores - e incluso el modo fabulesco de contárnoslo. Aunque Abel aborda una trama realista, la cuenta a su modo y con toda la fantasía de un poeta adolescente, ingenuamente enamorado de Marola. Ello explica la dificultad del tratamiento de ciertos personajes, como es el de Marola, a medias entre la mujer curtida y una especie de Blancanieves. También explicaría el idealismo y la ingenuidad de Leandro, así como la negrura de los otros personajes, sobre todo Juan de Eguía. Después está Simpson, que recuerda mucho al Coro Griego, cuando interviene ya que critica, advierte del peligro y guía la acción.
IVÁN GARCÍA
FOTO: JESÚS ALCÁNTARA

Toda esta complejidad ha hecho que las versiones han medio naufragado cuando se han enfocado por el realismo – el verso en romance lo hacía imposible – o por lo lírico que terminaba en lo empalagoso. Lo que sucedía es que la música de Sorozábal se imponía sobre el texto y prescindíamos de la temática. De todos modos, lo que extrañaba es que, conociendo el talante del compositor vasco, hubiera musicado un libreto que rayaba en el cuento.

Fábula y realismo lo ha resuelto Luis Olmos con inteligencia. El tono de fábula, que yo justifico por ser Abel quien nos lo “trova”, Luis lo consigue acertadamente con el tratamiento plástico. Desde que cae la primera lluvia sobre el escenario el espectador puede adivinarlo y confirmarlo en cuanto la alzada del telón nos descubre el Café Vapor, el muelle, el horizonte y la Taberna: estamos ante la página de un cómic. Luis, en sus declaraciones, ha precisado: es el estilo del cómic de El Corto Maltés. Esto le justifica el verso en romance, que los actores consiguen no ripiar primitivamente, sino que de él aprovechan solamente la musicalidad. La parte realista que impone la temática - pasiones torpes de antaño y actuales, posibilidad del incesto, contrabando en el horizonte y la droga como móvil, que se alejan de lo que pueden ser las temáticas de los cuentos – la mantiene en el tratamiento verista e incluso realista de cada uno de los personajes. Y para no desentonar el realismo de los personajes con la estética de la escenografía y efectos, el estilo de cómic se prolonga en el vestuario. Creo que podría decirse que estamos ante un cómic para adultos, que tanto proliferó en los años ochenta.

LA TEMATICA MUSICAL
ENCARNADA EN LA ESCENA


FOTO: JESÚS ALCÁNTARA

A parte del minucioso y acertado estudio de cada uno de los personajes, Luis ha tenido cuidado de unir la temática musical con la temática escénica. Me explico. En la partitura cada número tiene su propia entidad y responde a diversos estilos, según lo pide el ambiente o la acción. Pero a lo largo de toda la obra hay un tema musical que se anuncia desde el principio y que cobra su total entidad en el momento de la tormenta en el mar – número siempre esperado por el espectador para ver cómo se  resuelve tramoyísticamente la zozobra de la
embarcación. Este anuncio musical Luis lo traslada a la parte escénica. Comenzamos el primer acto con la lluvia y la tormenta y lo terminamos con la lluvia, para después llevarlo a su plenitud en el momento de la embarcación. Lo mismo sucede con la romanza de Simpson “Despierta negro… la luna es blanca muy blanca…”. El tema de la luna va desplegándose sobre el horizonte, a medida que progresa la melodía. Puede decirse que, a lo largo de toda la representación, hay una compenetración entre la parte escénica y la trama, ambas funcionando narrativamente. Otras veces, como sucede con el número de las pescadoras, traslada el ritmo del valsecito al discreto movimiento de las pescadoras… y así podrían irse citando diversos pasajes. Todo ello proporciona una armonía general a todo el espectáculo.

La romanza de Marola, que, aunque nos guste, en el desarrollo dramático – desde siempre - está metida un poco con calzador, se inserta mejor al darle un tratamiento más realístico que lírico. A ello ayuda el ser interpretada por una soprano dramática. Esta tesitura permite también hacer de Marola una mujer más desgarrada y con mayor entidad.

Hay un tratamiento interpretativo en todos los personajes que dan credibilidad a sus psicologías y a la propia historia. Al no ser un texto en el que prive la acción, se ha conseguido un buen ritmo de movimientos y desplazamientos, trasladando las acciones secundarias a lo largo, lo ancho y lo alto de la escenografía.

LAS VOCES

Musicalmente es obra de lucimiento por la variedad de registros vocales: dos barítonos, bajo, soprano, tiple cómica, tenor cómico, soprano y tenor “característicos” o lo que se llamaba actores cantantes. La representación que reseño es la del sábado 6 de Mayo.
 


E. BAQUERIZO

Mª RODRÍGUEZ

V. OMBUENA

Enrique Baquerizo (Juan de Eguía) es un barítono con una coloratura de voz de una gran profundidad y dramatismo, siempre eficaz y aquí lo demostró una vez más. A ello se une la soltura interpretativa y sobresale el verismo dramático de su última romanza, al final de la obra.

El personaje de Marola se ha encomendado a la voz de la soprano dramática María Rodríguez. Hace unos años en este mismo teatro interpretó La del Soto del Parral, y sorprendió su voz que resultó adecuada para el dramatismo y entereza del personaje. En esta ocasión, buscando una Marola menos almibarada y más en la línea de una mujer a la que la vida le hadado muchos palos, el dramatismo de su voz llena de verismo a su personaje. A ello ayuda sus cualidades interpretativas. No obstante - posiblemente es un prejuicio - la romanza “En un país de fábula”, en su voz resulta menos cantarina y lírica. La onomatopeya del gorjeo de los pájaros, al ser más grave, resulta menos brillante. También es verdad que la mencionada romanza es una especie de isla en la partitura de la soprano. María resulta brillante y segura de voz en el dúo y, en general, en las partes más dramáticas.

A Vicente Ombuena le toca lidiar con Leandro. Un personaje que, dramáticamente, en el conjunto de la obra resulta un tanto anodino y simplón. En esta ocasión tanto por la dirección como por la interpretación se hace más creíble. Vocalmente Vicente es un tenor de voz clara y precisa que destacó en la romanza de “No puede ser…”
 


IVÁN GARCÍA


ABEL GARCÍA

Una novedad fue la figura de Simpson, que por exigencias del guión (revisado por Luis Olmos) y no por la etnia del cantante, esta vez quiso ser negro. Luis Olmos siempre lo ha visto como un marinero negro y por ello buscó al bajo caraqueño (Venezuela) Iván García. En ese día fue uno de los triunfadores y el público agradeció la famosa y bien trimbada romanza “Despierta negro…” con reiteradas ovaciones y lo mismo en el saludo final. En esta representación la figura de Simpson cobra un gran protagonismo y queda más de relieve. Interpretativamente se le ha dejado que mostrase su idiosincrasia caribeña tanto en el habla como en los gestos, lo cual le proporciona verismo.

Abel García (Verdier), con menor intervención, es barítono seguro. El terceto del primer acto – Baquerizo, Abel García e Iván García - resultó brillante.


PILAR MORAL

ISMAEL FRITSCHI

MARTA MORENO

AURELIO PUENTE

El personaje de Abel – no siempre creíble al interpretarlo una mujer (la tiple cómica) - se ha encomendado a Pilar Moral, que consigue mayor verosimilitud interpretativa. En la parte musical su voz resulta melodiosa, pero en la parte hablada no siempre sus palabras llegan con facilidad al oído del espectador.

Marta Moreno (Antigua), soprano veterana en el género, Ismael Fritschi (Chinchorro) y Aurelio Puente (Ripalda), componen unos personajes divertidos que funcionan bien tanto a nivel musical como interpretativo.


MANUEL GALDUF
La dirección de la orquesta corrió a cargo de Manuel Galduf, que en algunas ocasiones abusó del volumen. No es la primera vez que esto ocurre. Ya en la versión de La verbena de la Paloma, sucedía lo mismo. Me comienzo a preguntar si es problema de acústica del propio teatro.

En conjunto se puede decir que estamos ante grandes aciertos a los diversos niveles con esta Tabernera. El público, llenó la sala y fue generoso con los aplausos.


José Ramón Díaz Sande
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TEATRO DE LA ZARZUELA
Dirección: Luis Olmos
Aforo:1.250 (1.140, visibilidad total,
108: Visibilidad media o nula)
C/ Jovellanos, 4
28024 – Madrid
Tf.: 91 480 03 00.
Metro: Banco de España y Sevilla.
Autobuses: 5-9-10-14-15-20-27-34-37-45-51-52-53-150
Parking: Las Cortes, Sevilla, Villa y Plaza del Rey
TF. 34 91 525 54 00
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Entradas Internet: www.servicaixa.com
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Última actualización el Viernes, 11 de Mayo de 2018 09:04