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Hay que deshacer la casa. Cine PDF Imprimir E-mail
Escrito por J.J. Martínez Montalbán   
Sábado, 23 de Agosto de 2014 22:30

 
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RESEÑA, 1987
NUM. 172, pp. 24 
HAY QUE DESHACER LA CASA
TEATRO VERSUS CINE

 

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   AMPARO SOLER LEAL / AMPARO RIVELLES
FOTO: PRODUCTORA

La utilización de la literatura como fuente de argumentos es de uso común en la industria cinematográfica, siendo práctica habitual la plasmación en imágenes de recientes éxitos novelísticos y teatrales, para así aprovechar el valor añadido que supone la publicidad previa obtenida por dichas obras.

Este es el caso de la película que nos ocupa, adaptación del drama del mismo título de Sebastián Junyet, con el que obtuvo el Premio Lope de Vega 1983 del Ayuntamiento de Madrid, y cuyo estreno en el Teatro de la Comedia, en febrero de 1985, constituyó un gran éxito comercial (1).

La adaptación cinematográfica, realizada por Rafael Azcona y José Luis García Sánchez, puede servir para poner sobre el tapete, una vez más, el tema de las relaciones entre literatura y cine. En el presente caso la adaptación del drama teatral es libérrima, hasta el extremo de ser mucho más numerosas las escenas de la película fruto de las innovaciones introducidas por los guionistas que las procedentes del drama original.

En estas ocasiones se puede caer en la tentación de ser purista y echar en falta elementos de la obra original que no están en la adaptación cinematográfica, pero con un criterio amplio hay que acordar que cine y teatro, o cine y novela, son artes diferentes y que las pretendidas tergiversaciones o manipulaciones que el cine puede cometer con el original literario están justificadas si el fin es el de crear una obra autónoma, distinta y mejor.

El problema se plantea, como en este caso, cuando el original teatral es muy superior al guión cinematográfico subsiguiente. Entonces es cuando se hace pertinente la pregunta sobre el sentido de tal adaptación. Una posible coartada para defender tales adaptaciones suele ser el marcado carácter teatral de la obra de partida, pero en la memoria de todos están notables películas con solo dos actores y un único escenario, situación que es, al parecer, el paradigma teatral por excelencia.

En la película que nos ocupa la explicación puede ser otra. Y quizá sea esta la incapacidad de los guionistas: crear una realidad cinematográfica con los elementos que la obra teatral original tiene. Lo más sencillo, en estos casos, es dar una apariencia cinematográfica a la historia, a base de utilizar, arbitrariamente, muchos personajes, rodaje en exteriores, etc., con el fin de eludir el problema real, la adaptación a la pantalla grande de una situación única, con dos personajes y en un decorado.

Azcona y García Sánchez han rodeado a la historia central, la de las dos hermanas, de una variopinta galería de personajes: Ramón y Frutos, los dos homosexuales, Pepe Luis, el novio de tiempos pasados, Huete, el fascista, etc., en una hipotética geografía, una Guadalajara que bajo la dirección de su ayuntamiento socialista ensaya una Semana Santa con fines turísticos. Todo ello no sirve para otra cosa que para ahogar el núcleo originario de la película, el reencuentro de las dos hermanas tras largos años de separación, trivializando el film y convirtiéndolo en una astracanada con ínfulas de esperpento.

Principal responsable del resultado final es José Luis García Sánchez, coguionista y director de la película. García Sánchez tuvo unos comienzos interesantes, que culmino con la obtención del Oso de Oro de Berlín, en 1978, por su obra Las truchas. Sin embargo, tras el paréntesis de 1980 a 1985, en que no realiza ninguna película, su carrera parece haber dado un vuelco hacia el cine más comercial y ramplón que se pueda uno imaginar. Buena muestra de ello son sus dos últimos films La corte del faraón y Hay que deshacer la casa

(1) Véase Reseña, nº 155, marzo-abril 1985, páginas 25 y 26.  

 

Título original: Hay que deshacer la casa.
Producción: Luis Sanz para Lince Films y Jet Films (Espana, 1986).
Argumento: Drama del mismo título de Sebastián Junyet.
Guión: Rafael Azcona y José Luis García Sánchez.
Dirección: José Luis García Sánchez. 
Fotografía: José Luis Alcaine. 
Dirección artística: Gerardo Vera. 
Música: Música del Sur. 
Montaje: Pablo G. del Amo. 
Intérpretes: Amparo Rivelles (Ana), Amparo Soler Leal (Laura), Joaquín Kremel (Frutos), Jose María Pou (Ramón), Josée Luis López Vazquez (Pepe Luis), Agustín González (Huete), Luis Merlo (Marcelo). 
Duración: 95 minutos. 
Distribución: Incine.
Estreno en Madrid: Real Cinema, Paz, Richmond y La Vaguada, 22 enero 1987. Mayores 13 años.


 

Más información
   
Hay que deshacer la casa. Ferreño
  

J.L.MARTÍNEZ MONTALBÁN.

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Última actualización el Sábado, 23 de Agosto de 2014 23:22
 
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