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Luces de Bohemia. 1971. ´Reseña. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por Florencio Segura   
Viernes, 27 de Enero de 2012 15:31

 
 RESEÑA, 1971
NUM. 50, pp. 604 - 606

LUCES DE BOHEMIA

R. M. DE VALLE-INCLAN

 

EI «fenómeno» Valle-Inclán ha estallado. Como tantas otras tristes veces, hemos pasado de una casi total indiferencia y apatía hacia su teatro al entusiasmo, al ditirambo triunfalista y a la exageración. Hace tan solo cinco años protesté por el olvido en que estaban los Esperpentos de Valle y por el juicio categórico, tan rotundo como injusto, con que el crítico de ABC Carlos Luis Álvarez daba su sentencia contra el teatro valleinclanesco: « ... el teatro de Valle Inclán está muerto, muerto, muerto.» Ahora, y en el mismo periódico, Lorenzo López Sancho desborda su crítica en comparaciones - nunca mejor adjetivadas de «odiosas» para decirnos que «García Lorca, junto a Valle-Inclán, es un insoportable pote de confituras (sic) » o que «Bertolt Brecht», con todos sus cantos de protesta, con toda su didáctica épica y marxista, es un chico de escolanía (sic) al lado de Valle-Inclán», EI fácil entusiasmo de la crítica española es sólo comparable con su veleidad. Parodiando al mismo Valle, habría que decir que la crítica española de teatro es una deformación esperpéntica y triunfalista de otra crítica más seria.

 

Luces de Bohemia es un texto importante, muy importante, en el teatro español contemporáneo. En su escena duodécima pone Valle en labios de su protagonista, Max Estrella, las líneas fundamentales de lo que es la estética del Esperpento. Y con ello se adelanta el autor español en varios años a lo que van a ser los supuestos estéticos del teatro europeo del absurdo: deformación, sentido trágico, ironía grotesca, uso del sarcasmo ... Esto es, repito, importante, y ha sido silenciado durante muchos años por una crítica burguesa que ha querido limar las garras del Valle-Inclán esperpéntico acudiendo una y otra vez al Valle modernista y estetizante, intentando tapar los alaridos de Luces de Bohemia con la prosa exquisita de las Sonatas.

 

Luces de Bohemia es la historia de un héroe clásico - clásico por su dignidad, por su nobleza, por su lucidez en un mundo absurdo. El Vía-Crucis de Max Estrella - el primer poeta español - tiene quince estaciones, quince escenas localizadas en diversos lugares, que nos van a dar el reflejo esperpéntico de la sociedad, del mundo, concretado aquí - con nombres y apellidos, con detalles y alusiones -, a la realidad social española de principios de siglo.

 

Como los protagonistas de las novelas picarescas recorrían diversos lugares y estratos sociales para resumir peyorativamente en un retrato sombrío los distintos sectores de la sociedad en que vivían, también el héroe de Valle-Inclán recorre en su agonía distintos escenarios, que acumulan una imagen estúpida y tremenda de un Madrid «absurdo, brillante y hambriento», como el mismo Valle anota en su acotaci6n. El ritmo dramático esta casi exclusivamente apoyado en esta tensión fundamental entre la figura del escritor y el miserable entorno que le rodea. Las quince escenas están construidas en progresión dramática: Max Estrella es engañado (1), explotado (II), despojado (III), despreciado e ignorado (IV), encarcelado (V), maltratado (VI). humillado en su dignidad mas intima (VIII), estremecido de rabia e impotencia ante la injusticia (XI), hasta morir (XII) absurdamente de hambre y de frio. «Nuestra vida es un círculo dantesco», dice el poeta, y círculos dantescos son esas quince escenas que van estrechando progresivamente, con ambientes ramplones y miserables, la figura patética de Max Estrella. Es difícil Luces de Bohemia sin pensar en las resonancias autobiográficas que el Valle-Inclán insolidario y pobre, desengañado e insobornable, puso en su héroe, aparte de las ya conocidas referencias a Alejandro Sawa. Ideológicamente, este Esperpento de Valle es un puro grito, un insulto caliente y desesperado sobre la costra podrida de España. No hay en todo el 98 una crítica más ácida, más virulenta, de la realidad española. La generación del 98 sintió el dolor de España sin escupirle. Pero en Valle-Inclán hay más rabia y menos esperanza. Tal vez porque los esperpentos están escritos más tarde, cuando la herida se iba enconando. Cuando ya no parece que quede otra solución más que el grito terrible de Max Estrella: «¿Donde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?», España se asoma al espejo cóncavo y trágico de Valle: «España es una deformación grotesca de la civiliización europea», que es como decir: España es el esperpento de Europa.

 

La obra está salpicada de alusiones concretas a hechos y personas coetáneas del escritor cuya pista ha seguido pacientemente Alonso Zamora Vicente en su magnífico estudio sobre «La realidad esperpéntica»-, y que escapan en gran parte al espectador de hoy: la alusión al sargento Basallo, a Mateo Moorral, a Paco Villaespesa, etc. Lo que queda y llega y llaga hoy a nuestra sensibilidad es la visión esperpéntica, el verbo incontenible de Valle y su trazo inigualable para la caricatura. Visión esperpéntica - desgarro achulado, parodia lacerante, mueca trágica y bufa, aspaviento abigarrado y chillón -, que, a través de un pretendido descoyuntamiento de la realidad, lo que hace es llegar al fondo mas verdadero de esa misma realidad. Porque el esperpento no es sustancialmente una deformación, sino el reflejo desnudo de una realidad que ya estaba deformada antes de asomarse a los famosos espejos de la calle del Gato.

 

Es siempre difícil montar un texto de Valle-Inclán. La riqueza de sus acotaciones, la variedad de los planos, los infinitos matices de sus luces, hacen de sus obras un auténtico desafío para un director de escena. Tamayo ha trabajado el espacio escénico de estas Luces de Bohemia sin reducirlo a unidad, compulsando distintos registros lumínicos, tendiendo mas a lo sombrío, y pasando de lo realista a lo irreal en un ritmo cambiante. Será discutible si no hay demasiada distancia desde el espacio realista del café (escena IX) al espacio fantasmagórico y silueteado de la escena XI, o si se le ha ido la mano en la escena del velatorio acentuando excesivamente lo grotesco a costa de lo trágico. Pera el montaje en conjunto es adecuado, rápido, eficaz en el ritmo y en las mutaciones, certeramente subrayado por la música de García Abril.

 

Carlos Lemos hace un Max Estrella desde el fondo, magnifico de gesto y voz, emocionante y emocionado. Casi nunca hemos vivido tan intensamente lo que significa en el argot teatral el que un actor «pase la batería», llegue de verdad al espectador. En cambio, Agustín González se desliza excesivamente hacia lo «profesional" en un despliegue magnífico de recursos, de voces, de risas, de llanto enronquecido, pera que deja demasiado al descubierto el «recurso» en un estilo peyorativo y tradicional.

 

Luces de Bohemia - ideológicamente el esperpento más caliente - no es, sin embargo, desde un punto de vista dramático, el más conseguido. La abundancia de alusiones - por ejemplo, las escenas con Rubén Darío - corta algo el ritmo dramático, y ciertos excesos verbales detienen y entorpecen la tensión básica. En la versión del Teatro Bellas Artes de Madrid se da el texto casi íntegro, aunque hemos notado significativos cortes en dos escenas, la novena y la catorce. Esperemos que el éxito conseguido en esta representaci6n anime a algún  director responsable a poner en escena los otros esperpentos, sobre todo Los cuernos de Don Friolera, en donde el arte y el nervio de Valle-Inclán se encuentran gozosamente en una unidad superior sorprendente y certera.

 

Título original: Luces de bohemia, 1920.- Autor: Ramon Maria del Valle.- Director: Jose Tamayo.- Decorados y figurines: Emilio Burgos.- Música: Anton Garcia AbriI.- Intérpretes: Carlos Lemos (Max Estrella), Mary Gonzalez (Madama Collet), Maria Jesus Lara (Claudinita), Agustin Gonzalez (D. Latino de Hispalis), Pedro del Rio (Zaratustra), Antonio Soto (Pica Lagartos), Manuel Gallardo (Un preso).- Estreno en Madrid: Teatro Bellas Artes, 1 de octubre de 1971.

 

 


FLORENCIO SEGURA

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Última actualización el Viernes, 27 de Enero de 2012 17:55
 
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