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La gatasobreel tejado de cinc caliente. Reseña. 1984 PDF Imprimir E-mail
Escrito por Miguel Medina Vicario   
Martes, 08 de Febrero de 2011 10:26

RESEÑA, 1984
NUM. 150, pp. 25

LA GATA SOBRE EL TEJADO DE CINC CALIENTE

VACIAR A WILLIAMS

 

TENNESSE WILLIAMS

El mismo Elia Kazan (nadie mejor que él conoció y compren­dió al escritor norteamericano) quiso prologar con su presencia en una emotiva mesa redonda el acontecimiento de este reencuen­tro español con la mítica Gata. El proyecto de la compañía ABIDE (anterior al fallecimiento del dra­maturgo, ninguna sospecha de oportunismo en este sentido) se había elaborado – dicen - minu­ciosamente, y en él aparecian nombres como los de Carlos Gan­dolfo, Max Bignens, Eusebio Pon­cela y Luis de Pablos. Todo pare­cía indicar que disfrutáramos de un gozoso estreno. Pero una cuali­dad no les negaremos a nuestros profesionales: su inagotable capa­cidad para asombramos.

 

Asombroso resulta, sí,- que un director con el crédito de Gan­dolfo presente -se atreva a ello­ un trabajo teatral tan desencajado y distante de los valores que el texto elegido encierra. El drama de T. Williams (que tiene mucho de su propio drama personal sim­bolizado en el personaje Brick) es un relámpago psicológico, una chispa candente donde un puñado de vidas contradictorias se calci­nan en una atmósfera de asfixia. El contexto de rica jaula sin posible salida donde transcurre el drama ha sido perfectamente sin­tetizado en la escenografía de Big­nens, única aportación estimable en todo el espectáculo. Un bellí­simo e inteligente entramado de barrotes transparentes que delimitan los diferentes espacios, los comunica entre sí y los cierra al exterior en sugerente laberinto. Dentro de este hermoso continente, sin embargo, el contenido naufraga de principio a fin. Y es que nos encontramos ante una pieza maestra confeccionada para el lucimiento del talento del actor; excelente principio, en efecto, o siempre que el talento del representante a la propuesta. La profundidad humana que T. Williams concede a sus personajes necesita, pues, de una respuesta actoral sin reservas, y cuando esto no ocurre puede sobrevenir la catástrofe; rozando este punto transcurrió la representación. Ni los intérpretes ni su director perecieron reparar en que el auténtico drama psicológico precisa, sobre todas las cosas, un sutil análisis interior de las diferentes criaturas, del mismo modo que que el naturalismo pictórico no puede renunciar al perfecto domi­nio del dibujo.

 

Asistimos a un torbellino de gri­tos, gestos excesivos y repetitivos, movimientos confusos, incapaces de centrar la atención, de dosificar las tensiones, de transmitir ese mundo diabólico y atormentado propuesto por el autor. El drama individual y colectivo (sexo, dro­ga, frustración, muerte, egoísmo) se escapa en boca de unos actores que, a pesar de su reconocido pres­tigio, intentan suplir ingenua­mente el espíritu de sus personajes por medio de simples formas ex­ternas que rozan lo grotesco. Todo se reduce a un torpe esquema estereotipado, asainetado incluso: desde la sobriedad/frialdad de Eusebio Poncela, hasta los aspa­vientos barriobajeros (que otro tipo de desgarro requiere un capa­taz americano) de Carlos Lemas, pasando por la forzada sexualidad de Carmen Elías (el resto de los personajes transitan sin mejores resultados), el fruto de esta Gata para nada se acerca al deseado. Incluso los apuntes musicales de Luis de Pablos no subrayan debi­damente, sino que impiden la per­fecta audición de los personajes en un imperdonable desajuste en el volumen.

 

No se trata en este caso, claro es, de luchar contra un texto iné­dito o de discutible interés. La Gata sobre el tejado de cinc es un producto bien probado (al gus­to de los empresarios, cada vez más celosos de asegurarse el éxito económico), y ninguna razón pue­de justificar hoy que un recono­cido grupo de profesionales tea­trales lo conviertan en una lasti­mosa sombra de lo que debe ser.

 

 

Título: La gata sobre el tejado de cinc caliente

Autor: Tennessee WiIliams

Intérpretes: Eusebio Poncela, Carmen Elías, Marisa Paredes, Julieta Serrano, Carlos Lemos.

Dirección: Carlos Gan­dolfo.

Estreno en Madrid: Teatro Reina Victoria, julio, 1984

 


MIGUEL MEDINA VICARIO

copyrigth©medinavicario

 

 

 
Teatro Reina Victoria

Aforo: 600

Carrera de San Jerónimo, núm. 24 

28014 - Madrid

Tf 91 360 06 40

Metro: Sevilla, Puerta del Sol

Bus: líneas Puerta del Sol
Parking: Sevilla, Las Cortes, Santa Ana.

 

 

Última actualización el Martes, 08 de Febrero de 2011 17:08
 
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